El País
De regreso a Irán tras participar en la Asamblea General de la ONU, el presidente Hasan Rohaní se llevó algo más que las expectativas de un acercamiento a Estados Unidos y la normalización de las relaciones de su país con el mundo. En un gesto de buena voluntad, los funcionarios norteamericanos entregaron a su comitiva un antiguo cáliz de plata persa intervenido a un marchante en 2003. Pero en lo que parece un reflejo de las dificultades y recelos que plagan las relaciones entre esos dos países, los expertos dudan de su autenticidad.
Un sonriente el jefe de la Organización del Patrimonio Cultural de Irán, Mohammad Ali Najafi, mostró la pieza a la llegada de la delegación presidencial a Teherán el pasado 28 de septiembre. “Esperamos que esta entrega maque el principio de la devolución de otros artefactos”, declaró citado por la agencia IRNA. “Los americanos se pusieron en contacto con nosotros y nos dijeron que tenían un regalo que darnos”, explicó por su parte Rohaní. “Nos lo dieron como un regalo especial para el pueblo iraní”.
Se trata de un vaso ceremonial con forma de grifo, considerado el primero en el que se utilizó esa figura mitológica en la antigüedad. La copa, datada en el siglo VII antes de Cristo, estaba en manos de un marchante de arte iraní que intentaba entrarla en Estados Unidos cuando fue detectada por la policía de aduanas. Se cree que fue robada de una cueva en el noroeste de Irán y algunas fuentes la han valorado en un millón de dólares.
Todos los medios de comunicación iraníes se hicieron eco del regreso del cáliz mientras la prensa mundial dilucidaba sobre el alcance de la conversación telefónica entre Rohaní y Obama. El gesto era perfecto para seducir a un país extremadamente orgulloso de su historia. Pero el entusiasmo ha durado poco.
Un antecesor de Najafi al frente del Patrimonio Nacional, Hamid Baqaie, ha expresado sus recelos sobre la autenticidad de la copa. “La forma en que se ha realizado y el estilo muestran que se trata de una imitación. El artefacto no tiene ninguna raíz en el antiguo Irán”, ha asegurado. El especialista también ha dado a entender que las autoridades de EEUU debían de saber que era falsa.
El iraní no es el único en dudar. El arqueólogo Oscar White Muscarella, un antiguo responsable del Museo de Arte Metropolitano de Nueva York, también ha manifestado que no cree que la pieza sea original. Ya en un artículo publicado el año pasado este especialista, que excavó en Irán en los años sesenta del siglo pasado, aseguró que bastaba con echar un vistazo a una foto para darse cuenta de que se trataba de una imitación.
“Es un artefacto iraní moderno”, escribió en el periódico que publica la organización sin fines de lucro SAFE (Saving Antiquities For Everyone). “Por razones estilísticas y técnicas –la cabeza del grifo carece de expresión, sus ojos están fijos, el diseño de cabeza, alas y patas son raros y carecen de significado y los remaches de las patas son modernos: todos los atributos se alejan de cualquier concepción antigua—lo considero una falsificación”, concluía. En su opinión, el cáliz no tiene más de 14 años. De momento, el Gobierno iraní no ha hecho ningún comentario al respecto. Pero de confirmarse el gafe, es de esperar que no se traslade al deshielo político que se ha iniciado entre Irán y EEUU.
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