domingo, 21 de janeiro de 2018

Santa Olga un año después de la tragedia: Nada para conmemorar

Fernando de la Cuadra
El Desconcierto

La madrugada del 26 de enero de 2017 enormes llamaradas de fuego provenientes de diversas direcciones cubrieron la localidad de Santa Olga, devastándola casi por completo y convirtiendo a este poblado en un montón de cenizas y fierros retorcidos. Prácticamente toda la localidad se vio consumida por las llamas, en un incendio de proporciones monumentales, afectando a mil viviendas y todas las instalaciones y servicios públicos existentes, incluidos entre otros inmuebles, el liceo, el jardín infantil, la comisaria de Carabineros y el Cuartel de bomberos. Aldeas próximas a Santa Olga también fueron consumidas por el fuego en un radio de varios kilómetros de devastación total. A un año de esa tragedia, todavía se pueden apreciar los vestigios del incendio, a pesar del esfuerzo de reconstrucción de la localidad, especialmente en lo que dice relación con las viviendas y la infraestructura del lugar.

La observación en terreno permite apreciar que todavía falta mucho por hacer y el área afectada se ha transformado en un gran cantero de obras. Algunas pocas casas se encuentran habitadas por familias que regresaron al poblado, pero aún se puede observar que muchas viviendas se encuentran en proceso de construcción, las calles sin pavimentación y muchos escombros esparcidos por toda la localidad. También se pueden ver restos de árboles calcinados y vehículos quemados en algunos sectores. Una empresa de bebidas instaló unos 14 contenedores a la entrada del poblado para tratar de reestablecer el comercio local. Bajo un cartel que dice “Centro Comercial Nueva Santa Olga” se instalaron los contenedores en dos filas frente a frente, entre los cuales se abre un espacio cubierto por una enorme lona que protege a los visitantes y compradores, que en su gran mayoría son los obreros que se encuentran realizando las faenas de reconstrucción del villorrio.

Independiente de los avances que deben seguir ocurriendo en el proceso de reconstrucción de Santa Olga, no se vislumbran muchas perspectivas de que esta localidad recupere la vitalidad que tenía antes del incendio. Muchas familias se muestran reticentes a volver a un lugar que ha sido escena de varios incendios a través de su historia, desde los primeros tiempos de su formación, allá por la década del sesenta, cuando surgió como una toma de terreno realizada por los trabajadores de la Celulosa Arauco.

Un año después de la tragedia, sus habitantes han comenzado a repoblar tímidamente la aldea, en una tensión permanente entre la esperanza de que dicha localidad se pueda recuperar y las dudas sobre el destino que le depara a una localidad que apenas sobrevive con la ayuda del Estado y que no conseguirá en el futuro próximo recobrar la base productiva que le aseguraba el sustento a las familias residentes. Sin trabajo en el horizonte, no es posible reinstalar a las familias que residían en Santa Olga. Por lo menos pueden pasar 12 años para que las acciones de reforestación del área que fue destruida por el incendio pueda dar sus frutos y generar el empleo necesario para sus población.

Actualmente, el comercio local se encuentra muy afectado por la ausencia de vecinos y si dicho fenómeno no se revierte después de concluidos los trabajos de reconstrucción -y la consiguiente retirada de los trabajadores-, la tendencia es que dicho comercio no tendrá condiciones de sobreponerse a las cuantiosas pérdidas dejadas por el siniestro y todas sus secuelas en los días actuales.

En estos momentos el panorama en Santa Olga es muy incierto. Además de la Celulosa Arauco, están las plantaciones menores y los aserradores que generan parte importante del empleo en la zona. Con el riesgo de futuros incendios, existe una aprensión legitima por parte de estos agentes para retomar las inversiones en nuevas plantaciones y equipamientos. Sin actividad forestal para sustentar un proyecto de reconstrucción económica, de infraestructura y de servicios en Santa Olga y sus alrededores, el escenario se presenta muy precario para sus habitantes. Pienso que muchos decidirán radicarse definitivamente en Constitución, ciudad en la cual pueden emprender una nueva vida, con acceso a servicios de todo tipo, escuela para sus hijos, centros de salud y todo lo que les puede proveer dicha ciudad -y otras ciudades intermedias de la región- para desarrollar sus vidas.

En definitiva, el desafío de reconstruir Santa Olga y hacerla nuevamente habitable es titánico y sin duda se requiere del esfuerzo y el compromiso de un conjunto de actores, entre los cuales desempeñan un papel relevante los órganos del poder público, empresarios, universidades y centros de investigación. Hay que pensar muchos temas, superar muchos traumas, recuperar muchas heridas, pero si no se piensa creativamente en nuevas alternativas y posibilidades productivas y laborales que le den un sustento digno a los trabajadores y moradores de Santa Olga, ésta se puede transformar en un pueblo fantasma en medio de un paisaje marcado por el abandono y la desolación.

quinta-feira, 18 de janeiro de 2018

Bernie Sanders: É hora de nova rebeldia global

Bernie Sanders
Outras Palavras

Às vésperas do Fórum de Davos, ex-candidato rebelde à presidência dos EUA propõe um movimento articulado para enfrentar, em todo o mundo, os poderosos, os bilionários e a desigualdade estrutural

Eis onde estamos como planeta em 2018: depois de todas as guerras, revoluções e grandes encontros internacionais nos últimos 100 anos, vivemos em um mundo onde um pequeno punhado de indivíduos incrivelmente ricos exercem níveis desproporcionais de controle sobre a vida econômica e política da comunidade global.

Difícil de compreender, o fato é que as seis pessoas mais ricas da Terra agora possuem mais riqueza do que a metade mais empobrecidada população mundial — 3,7 bilhões de pessoas. Além disso, o top 1% tem agora mais dinheiro do que os 99% de baixo. Enquanto os bilionários exibem sua opulência, quase uma em cada sete pessoas luta para sobreviver com menos de US$ 1,25 [algo como R$ 4] por dia e – horrivelmente – cerca de 29 mil crianças morrem diariamente de causas totalmente evitáveis, como diarreia, malária e pneumonia.

Ao mesmo tempo, em todo o mundo, elites corruptas, oligarcas e monarquias anacrônicas gastam bilhões nas mais absurdas extravagâncias. O Sultão do Brunei possui cerca de 500 Rolls-Royces e vive em um dos maiores palácios do mundo, um prédio com 1.788 quartos, avaliado em US$ 350 milhões. No Oriente Médio, que possui cinco dos 10 monarcas mais ricos do mundo, a jovem realeza circula pelo jet set ao redor do mundo, enquanto a região sofre a maior taxa de desemprego entre os jovens no mundo e pelo menos 29 milhões de crianças vivem na pobreza, sem acesso a habitação digna, água potável ou alimentos nutritivos. Além disso, enquanto centenas de milhões de pessoas vivem em condições de vida indignas, os comerciantes de armas do mundo enriquecem cada vez mais, com os gastos governamentais de trilhões de dólares em armas.

Nos Estados Unidos, Jeff Bezos — fundador da Amazon, e atualmente a pessoa mais rica do mundo — tem um patrimônio líquido de mais de US$ 100 bilhões. Ele possui pelo menos quatro mansões que, em conjunto, valem várias dezenas de milhões de dólares. Como se isso não bastasse, está gastando US$ 42 milhões na construção de um relógio dentro de uma montanha no Texas, que supostamente funcionará por 10.000 anos. Mas, nos armazéns e escritórios da Amazon em todo o país, seus funcionários usualmente trabalham em jornadas longas e extenuantes e ganham salários tão baixos que precisam crucialmente do Medicaid, de cupons de alimentos e subsídios públicos para habitação, pagos pelos contribuintes dos EUA.

Não só isso: neste momento de riqueza concentrada e desigualdade de renda, pessoas em todo o mundo estão perdendo a fé na democracia. Eles percebem cada vez mais que a economia global foi manipuladapara favorecer os que estão no topo à custa de todos os demais — e estão revoltados.

Milhões de pessoas estão trabalhando mais horas por salários mais baixos do que há 40 anos, tanto nos Estados Unidos quanto em muitos outros países. Elas olham à frente e sentem-se indefesas diante de poucos poderosos que compram eleições e uma elite política e econômica que se torna mais rica, enquanto futuro de seus próprios filhos torna-se cada dia mais incerto.

Em meio a toda essa disparidade econômica, o mundo está testemunhando um aumento alarmante do autoritarismo e do extremismo de direita — que alimenta, explora e amplifica os ressentimentos dos que ficaram para trás e inflamam o ódio étnico e racial.

Agora, mais do que nunca, aqueles que acreditamos na democracia e em governos progressistas devemos mobilizar as pessoas de baixa renda e trabalhadoras em todo o mundo para uma agenda que atenda suas necessidades. Em vez de ódio e divisão, devemos oferecer uma mensagem de esperança e solidariedade. Devemos desenvolver um movimento internacional que rejeite a ganância e a ideologia da classe bilionária e conduza-nos a um mundo de justiça econômica, social e ambiental. Isso será uma luta fácil? Certamente não. Mas é uma luta que não podemos evitar. Os riscos ao futuro são altos demais.

Como o Papa Francisco observou corretamente em um discurso no Vaticano em 2013: “Criamos novos ídolos; a adoração do antigo bezerro de ouro encontrou uma nova e impiedosa imagem no fetichismo do dinheiro e na ditadura da economia sem rosto nem propósito verdadeiramente humanos.” Ele continuou: “Hoje, tudo está sob as leis da competição e da sobrevivência dos mais aptos enquanto os poderosos se alimentam dos sem poder. Como consequência, milhões de pessoas encontram-se excluídas e marginalizadas: sem trabalho, sem possibilidades, sem meios de escapar”.

Um novo movimento progressista internacional deve comprometer-se a enfrentar a desigualdade estrutural tanto entre as nações como em seu interior. Tal movimento deve superar o “culto do dinheiro” e a “sobrevivência dos mais aptos”, como advertiu o Papa. Deve apoiar políticas nacionais e internacionais destinadas a aumentar o nível de vida das pessoas pobres e da classe trabalhadora — desde o pleno emprego e salário digno até o ensino superior e saúde universais e acordos de comércio justo. Além disso, devemos controlar o poder corporativo e interromper a destruição ambiental do nosso planeta que tem resultado nas mudanças climáticas.

Este é apenas um exemplo do que precisamos fazer: apenas alguns anos atrás, a Rede de Justiça Fiscal (Tax Justice Network) estimou que as pessoas mais ricas e as maiores corporações em todo o mundo esconderam entre US$ 21 trilhões e US$ 32 trilhões em paraísos fiscais, para evitar o pagamento de sua justa contribuição em impostos. Se trabalharmos juntos para eliminar o abuso tributário offshore, a nova receita que será gerada poderá pôr fim à fome global, criar centenas de milhões de novos empregos e reduzir substancialmente a concentração de renda e a desigualdade. Tais recursos poderão ser usados para promover de forma acelerada uma agricultura sustentável e para acelerar a transição de nosso sistema de energia dos combustíveis fósseis e para as fontes de energia renováveis.

Rejeitar a ganância de Wall Street, o poder das gigantescas corporações multinacionais e a influência da classe dos bilionários globais não é apenas a coisa certa a fazer — é um imperativo geopolítico estratégico. Pesquisa realizada pelo Programa de Desenvolvimento das Nações Unidas mostrou que a percepção dos cidadãos sobre a desigualdade, a corrupção e a exclusão estão entre os indicadores mais consistentes para definir se as comunidades apoiarão o extremismo de direita e os grupos violentos. Quando as pessoas sentem que as cartas estão empilhadas na mesa contra si e não veem caminho para o recurso legítimo, tornam-se mais propensas a recorrer a soluções prejudiciais a elas próprias e que apenas exacerbam o problema.

Este é um momento crucial na história do mundo. Com a explosão da tecnologia avançada e os novos paradigmas que ela permitiu, agora temos a capacidade de aumentar substancialmente a riqueza global de forma justa. Os meios estão à disposição para eliminar a pobreza, aumentar a expectativa de vida e criar um sistema de energia global barato e não poluente.

Isto é o que podemos fazer se tivermos a coragem de nos unir e confrontar os poderosos que querem cada vez mais para si mesmos. Isto é o que devemos fazer pelo bem de nossos filhos, netos e o futuro do nosso planeta.

segunda-feira, 8 de janeiro de 2018

Sobre la intersección rural urbana

Karen Gil
Movimiento Regional por la Tierra

El Centro de Estudios Urbano Territoriales (CEUT) de Maule, Chile, y el investigador Fernando de la Cuadra forman parte de los nuevos aliados del Movimiento Regional por la Tierra y Territorio. De la Cuadra sistematizó el caso 149: Familia Moons Herrera y la opción por habitar poéticamente la provincia y prepara el caso sobre un joven que decidió irse a vivir al campo y ahora es promotor del comercio justo de productos agroecológicos.

Este Centro nació en 2011 como iniciativa de la Universidad Católica del Maule y ONG Surmaule. Está formado por un grupo de académicos, profesionales y estudiantes de variadas disciplinas e instituciones. De la Cuadra es uno de los investigadores y cuenta con un doctorado en Ciencias Sociales por la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro.

El CEUT tiene su sede en Maule, centro sur de Chile, y surgió por la necesidad de contar a nivel de la región con una institución que se propusiera comprender las transformaciones ocurridas en las últimas tres décadas en esa región. Puso énfasis en “los procesos de interconexión e hibridación territorial entre el campo y la ciudad, especialmente en la relación con la emergencia de ciudades intermedias que articulan las actividades del medio rural, agrícolas y no agrícolas, con las nuevas formas de asentamientos humanos que se constituyeron en el último periodo y que, con un componente urbano, se vinculan estrechamente con su entorno rural”.

El Movimiento entrevistó a De la Cuadra sobre los intereses y caracterísicas del CEUT; sus investigaciones en conflictos socio-ambientales y la importancia de generar vínculos alrededor de las experiencias del acceso a la tierra y territorio en Sudamérica.

¿Por qué uno de los intereses de la CEUT es hacer foco a los territorios y localidades rurales?

Son aquellos espacios en la intersección rural urbana o rurbanos en los cuales se desarrollan un conjunto de actividades vinculadas a la vida rural y al agro en su componente silvoagropecuario y agroindustrial, proveyendo fuerza de trabajo, insumos y servicios a estas actividades productivas, como a otras formas de producir y vivir en el ámbito regional.

En este sentido, sin desconsiderar las dinámicas que se producen en el ámbito urbano, el CEUT privilegia las articulaciones entre las ciudades intermedias y los procesos de desarrollo local en el contexto de una región (Maule) que se sitúa entre dos polos importantes de producción académica como son Santiago y Concepción. De esta manera, el Centro ha definido como temáticas prioritarias la planificación territorial, los territorios no-metropolitanos, la política ambiental y los procesos de mitigación, adaptación y resiliencia de los territorios rurbanos ante el impacto del cambio climáticos.

Lo rural o lo nuevo de lo rural se perfila, entonces, como un espacio en el cual confluyen diversos actores y que va siendo construido y modificado permanentemente, tanto por quienes lo habitan como por aquellos que no viven en él pero que tienen intereses en los recursos que éste proporciona, ya sean de supervivencia, crematísticos, estéticos o recreacionales. El CEUT procura estudiar las relaciones sociales que mantienen y disputan el sentido con que se construyen y transforman estos territorios. Se propone conocer esta realidad a través de un abordaje multidimensional con tres ejes o líneas de trabajo: la política (formas de construir el territorio); la sociocultural (dinámicas de inclusión-exclusión en las prácticas cotidianas del territorio) y la económica (valoración y producción del territorio, posibilidades y conflictos).

¿En Chile se acostumbra que la Academia, instituciones y el Estado den importancia al área rural? Y si es así ¿a partir de qué concepto y visión sobre el área rural se lo hace?

Es una pregunta compleja y que requeriría una respuesta muy extensa. Pero sintetizando, y con el riesgo de parecer un poco esquemático, pienso que históricamente la preocupación por los espacios rurales en Chile ha tenido momentos de avances y retrocesos, flujos y reflujos. Quizás el periodo en que se discutió más sobre el mundo rural y las comunidades que habitaban en él, fue durante el proceso de la reforma agraria a mediados de la década del sesenta y hasta el golpe cívico militar de 1973. Después de eso, el mundo rural quedó restringido a su función como proveedor de alimentos y productos primarios con poco valor agregado (frutas y hortalizas, madera y celulosa, vinos) que le dio a Chile la posibilidad de aprovechar sus “ventajas comparativas” en los mercados internacionales. Esta expansión de la vocación agroexportadora del país se realizó —como sabemos— a partir de la imposición de una política económica neoliberal en el contexto de un régimen autoritario y represivo, que restringía los derechos de los trabajadores y mantenía un férreo control sobre los habitantes del campo: campesinos, pobladores rurales, pueblos originarios, etc..

A partir del advenimiento en 1990 de la democracia este enfoque fue alterado, aunque no en lo sustancial, asignándole al sector rural un papel de continuidad en la matriz agroexportadora sustentada por todos los gobiernos que se sucedieron en el poder durante los últimos 27 años. Con algunos matices, las políticas públicas destinadas a los sectores que habitan en el medio rural se han dedicado a mantener una agricultura familiar de subsistencia, especialmente en las zonas de secano, con fuertes inversiones en los valles regados del centro-sur del país, donde se observa la fuerte presencia de empresas y corporaciones transnacionales dedicadas preferencialmente a la producción y exportación de fruta fresca y de vinos. También en la parte centro y centro sur del país se ha producido una notable expansión de la actividad forestal, especialmente en las zonas de pre-cordillera y en el secano costero. Más al sur la producción cerealera junto con la ganadería bovina, porcina y ovina destacan como las principales actividades agropecuarias.

En ese contexto, la política implementada en estos años para los sectores de pequeña agricultura familiar ha sido la de proporcionar diferentes tipos de instrumentos orientados a la mantención de un tipo de agricultora dedicada a la producción de alimentos para el mercado interno y para el autoconsumo –en el caso de los campesinos más pobres y con menor dotación de recursos– (…).

Pero el actual espacio rural también se ha visto enriquecido por otras actividades que no son necesariamente silvoagropecuarias, lo cual se enmarca en las nuevas configuraciones que adquiere el territorio rural como espacio multifuncional y diversificado de producción y de vida. Junto con procesos de reasentamiento de habitantes urbanos en el medio rural (neorurales) también se observa un fenómeno de desruralización o desplazamiento de la población rural de los sectores llamados de ruralidad profunda hacia pueblos y ciudades intermedias, especialmente de los estratos más jóvenes.

Por lo tanto, las visiones y las políticas destinadas a los sectores rurales se insertan en este escenario diverso y complejo del actual mundo rural, tratando de comprender estos importantes cambios que vienen alternado las formas de producir y de habitar el espacio rural, con la emergencia de nuevos actores y la desaparición de actores tradicionales que habitaban la escena rural y que ya se han reconfigurado o simplemente desaparecieron, como por ejemplo, el inquilino, el peón de la hacienda o el afuerino.

A partir de sus líneas de trabajo ¿qué temas actualmente están investigando actualmente los miembros de la CEUT?

En el ámbito político (…) dos proyectos en curso se relacionan a programas de investigación financiados por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt), que son: a) “Habitar intermedio, un análisis de dos ciudades vulnerables”, en asociación con la Universidad Central de Chile; y b) “Modernización ecológica en Chile. La ruta modernizadora chilena en el contexto de las economías basadas en las industrias extractivas y la construcción de un modelo para análisis comparativo”, en asociación con la Universidad de la Frontera, Temuco.

En el ámbito sociocultural destacan los estudios sobre los procesos migratorios, la integración, identidades territoriales, acción colectiva, diferencias de género y segregación socio-espacial. En ese espectro de estudios hay que destacar “Identidad e identidades del Maule”, el cual fue financiado por el gobierno regional. En dicho estudio se busca entender las dinámicas identitarias de una región que se encuentra en una tensión permanente entre lo urbano y lo rural. Tales temáticas son especialmente significativas en una región que ha experimentado un intenso proceso de profundización y aceleración de los flujos de migrantes, especialmente de países como Colombia, Venezuela o Haití. Otro proyecto que se encuentra en espera de obtener financiamiento aborda el tema de las nuevas formas de asentamiento que se constituyen en la región, específicamente, los poblados, aldeas o villorrios rurales que han surgido a la luz de la expansión de empresas agrícolas, agroindustrias y complejos forestales.

En el ámbito económico se ha venido problematizando en torno a los impactos territoriales, económicos y sociales derivados de una inserción económica global basada en la exportación de recursos naturales de bajo valor agregado y otros procesos que contribuyen a la injusticia territorial. En esta línea destacan los proyectos “Inmigración internacional en el Maule: inserción laboral y aportes a la economía regional”, financiado por la Corporación Regional de Desarrollo Productivo del Maule y el estudio “Cartografía de heterogeneidades económicas en el Biobío, Maule y Valparaíso, realizado con otras dos universidades regionales.

Un tema que tú has trabajado son los conflictos socio ambientales ¿cómo has visto que ésos afectan a las poblaciones campesinas e indígenas de Chile?

(…) Estudios difundidos por organizaciones como el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) o el mismo Instituto para el Desarrollo para el Desarrollo Rural de Sudamérica han permitido visualizar la enorme capilaridad de los conflictos socio-ambientales en la región. Algunos de dichos conflictos los he podido acompañar más de cerca. Tal es el caso de los conflictos entre las comunidades mapuche, las empresas y el Estado chileno, en los cuales he podido constatar en terreno que es casi una constante —tanto en los mega proyectos hidroeléctricos como en el caso de las empresas forestales—, la violación del territorio que sufren dichas comunidades en manos de las empresas que dicen encarnar los ideales del progreso y del crecimiento económico. Estos emprendimientos que se sustentan en una equivocada concepción del desarrollo que tiene su origen en concepciones eurocéntricas, han ocupado los territorios Mapuches con el silencio o la complicidad del Estado chileno, provocando la agudización de la pobreza entre dicha población, la cual finalmente se ha rebelado en algunas zonas, generándose un conflicto de contornos dramáticos, con enfrentamiento y asesinatos, que los sucesivos gobiernos han tratado de resolver por medio de la represión, la ley antiterrorista, la descalificación y el chantaje. Ello ha sido denunciado inclusive por organismos internacionales de Derechos Humanos y por el Relator Especial de Naciones Unidas sobre los Derechos y Libertades Fundamentales de los Pueblos Originarios, Señor James Anaya, el cual en parte de su informe concluye que “el Estado chileno debe terminar con el uso de la fuerza para pasar a construir confianza y espacios de mayor participación en las negociaciones para responder a las diversas demandas de este pueblo”.

¿Cuál crees que es la importancia de articular experiencias sobre el área rural, específicamente de acceso a la tierra y territorio a nivel sudamericano?

El acceso a la tierra y al territorio es un elemento central para mejorar las condiciones y la calidad de vida de las comunidades campesinas y de los pueblos originarios. Eso nos lo advertía ya a comienzos del siglo pasado un lúcido José Carlos Mariátegui, quien en sus “Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana” nos dice que el problema del indio es fundamentalmente el problema de la tierra: “No nos contentamos con reivindicar el derecho del indio a la educación, a la cultura, al progreso, al amor y al cielo. Comenzamos por reivindicar, categóricamente, su derecho a la tierra.” Pero claro, la cuestión de la tierra no es exclusiva de los pueblos indígenas del Perú, es una problemática que atraviesa a todos los pueblos que se asientan en los territorios rurales y que necesitan de ese recurso para sustentar y reproducir sus formas de vida.

Por lo mismo, considero de la mayor importancia la difusión de experiencias asociadas al acceso a la tierra a nivel sudamericano, sobre todo de casos que puedan servir como fuente de inspiración para otras personas o comunidades que no cuentan con este recurso y que, a veces, no vislumbran los caminos posibles para conseguir este objetivo. Desde el CEUT pretendemos continuar apoyando en la construcción de este proceso y compartir con el resto de los amigos de la región experiencias que encontremos enriquezcan este acervo, tal como nos hemos enriquecido al conocer muchos de los casos que ya se encuentran publicados en el sitio Movimiento Regional por la Tierra y Territorio.