sexta-feira, 27 de fevereiro de 2009

Adiós a Antonio Cortés Terzi, socialista histórico y último Gramsciano


Tania, Sebastián y Matías
Blog de la República

El pasado viernes 13, a las catorce horas, murió Antonio Cortés Terzi. Aquellos que pensamos la política como un espacio para la superación de la injusticia, lo honramos en su partida.

Socialista desde la adolescencia, en el liceo Enrique Molina y en la Universidad de Concepción el “chico Cortés” era conocido por sus decididas acciones e ideas políticas. Participó de la generación que creyó en la revolución, inspirada por el Che y la experiencia cubana. Creyó, luchó y perdió, y asumió ese fracaso como aprendizaje y experiencia. Nunca renegó de él.

Brillante sociólogo de formación y oficio, ácido en la crítica, republicano como pocos, gran admirador de Marat, conversador y cariñoso en sus afectos. Esa es la imagen que, aquellos que tuvimos la suerte de cruzar nuestros caminos con él, nos llevamos como recuerdo. Compañero Antonio, estás en nuestra memoria.

Detenido y torturado en la Academia de Guerra de la Fach, después del golpe se exilió en México, donde desarrolló una meteórica carrera académica en la UNAM. Pasó por Argentina y ya de vuelta en Chile, se desempeñó como analista político a tiempo completo. Y lo hizo como pocos. Escritor inagotable de cientos de columnas y libros como “Gramsci: Teoría política“, “Salvador Allende y el allendismo posible” y “El circuito extrainstitucional del poder“. Siempre estaba mirando la realidad en clave política, con la pregunta por el poder y su realización en la sociedad como objetivo y como método para comprender, criticar y transformar el orden social.

Antonio era uno de los escasos intelectuales de izquierda que sorteó con dignidad y rigor los cantos de sirena del “milagro” neoliberal chileno, manteniéndose en los márgenes de las esferas del poder, en las que muchos de sus compañeros socialistas olvidaron los libros, la pluma y los viajes en micro. Sus Informes de Política, regulares y numerados, en el sitio Asuntos Públicos, además de sus entrevistas y su trabajo desde el Centro de Estudios Avance, fueron durante años un llamado a la conciencia en los oídos oficialistas.

Antonio las hizo de Pepe Grillo cada vez que a la Concertación, y en particular al PS, le crecía la nariz o se iba de parranda con los zorros. Su tozudez progresista, su pluma afilada y su práctica recurrente de criticar a sus correligionarios cuando los veía dando palos de ciego, lo hicieron entrevistado predilecto de los medios de derecha que, precisamente por derechistas, no ven el poder constructivo de la crítica. Los editores de los grandes medios creían que entrevistar a un izquierdista criticando al gobierno era un trabajo de demolición, cuando, probablemente, teorías como la mentada “ceremonia del adiós” en realidad contribuyeron a que la Concertación reconociera parte de sus limitaciones, por ejemplo, de cara a las nuevas demandas ciudadanas y permitiera la llegada de Michelle Bachelet al poder. Los análisis frontales y sin anestesia de Antonio fueron baldes de agua fría en medio del sopor de nuestros dirigentes. Ya fuera desde Centro Avance, La Nación o Asuntos Públicos; desde Expansiva y el CEP; o desde La Tercera, Qué Pasa y Cosas, Antonio hablaba con un aplomo y una agudeza difícil de ignorar incluso al interior de las paredes de Palacio.

Una de sus últimas entrevistas, en que analiza en términos generales el estado de la política en Chile, se puede encontrar en el sitio Gramsci e o Brasil. En ella, Antonio muestra su lado más agudo:

“Aunque parezca una grosería, la derecha chilena es “gramsciana”, en el sentido que le asigna un rol fundamental a lo político-cultural y a la organización de las funciones intelectuales. Es una derecha con una enorme capacidad de competencia en el plano de la hegemonía cultural, al punto que no sólo ha instalado popularmente muchas de sus visiones, sino que ha permeado a la izquierda y al progresismo con varias de sus ideas y conceptos. Es más: a través de sus universidades ha cooptado a un buen número de conocidos intelectuales progresistas.”

Aunque nos duela, nadie más en Chile está haciendo este tipo de análisis en serio. Nada de columnitas en el diario tipo “memorandum semanal a la Presidenta”, escritas a la rápida y sin ánimo de cambiar nada. Por el contrario, análisis político-teórico puro y duro, de izquierda y bien escrito. Nada menos. No por nada Norbert Lechner, en el último encuentro que tuvieron antes de la muerte del sociólogo alemán, llamó a Cortés el “Último Gramsciano“.

Queda en la izquierda chilena un vacío que será difícil de llenar. Por ahora no tenemos más intelectuales orgánicos. Sus textos, sin embargo, seguirán siendo una guía y un referente para aquellos que quieran pensar la política chilena desde el progresismo. Sus análisis sobre circunstancias particulares tienen, en muchos casos, una utilidad general que sólo es posible encontrar en las ideas fundadas sobre una sólida base conceptual y teórica. La voz de Antonio volverá cada vez que necesitemos desenmarañar la madeja.

Las palabras de Eduardo Rojas, en medio de la larga lista de comentarios a la noticia que anunciaba su muerte en el diario El Mostrador, resume el profundo cariño y respeto que Antonio despertaba entre sus compañeros del Partido Socialista.

“Dicen los que saben decir, que la única muerte es el olvido, Antonio entonces no morirá, Vivirá siempre que hayan socialistas y que necesitemos encontrarnos con él para pensar qué hacer, ver cómo reparamos la injusticia y criticamos el sistema que la produce. Era un ejemplo de coherencia y autenticidad política, Vivirá mientras haya quienes quieran ser como él. Por mucho tiempo, lo recordaremos en su partido, el partido de los socialistas.”

Nosotros, en delarepublica.cl, nos sacamos el sombrero.

quinta-feira, 26 de fevereiro de 2009

Victor Kiernan: Historiador de la visión global de los imperios, del marxismo, la política y la poesía

Eric Hobsbawm
The Guardian

Victor Kiernan, que ha muerto a la edad de 95 años, fue hombre de gran encanto natural y un asombroso alcance en su erudición. Kiernan fue uno de los historiadores marxistas británicos de la década de 1930 y 1940. Si esta generación ha sido considerada por el destacado especialista académico alemán H. U. Wehler como el factor principal que explica "la repercusión mundial de la historiografía inglesa desde los años 60", se debió en buena parte a la influencia de Victor. Aportó a los debates del grupo de historiadores del Partido Comunista entre 1946 y 1956 la determinación persistente, si bien siempre cortés, de pensar por cuenta propia los problemas de la cultura y tradición de clase, cualquiera que fuese la postura ortodoxa. Siguió siendo leal al marxismo flexible y abierto del grupo al que tanto había contribuido.

Enormemente influyente gracias a sus obras sobre la era del imperialismo, fue también, casi sin duda, el único historiador que tradujo a poetas del siglo XX en lengua urdú y escribió un libro sobre Horacio, el poeta latino, cuyas obras, al igual que Witold Kula, el historiador marxista polaco, llevaba siempre consigo en sus viajes.

Como varios de sus contemporáneos entre los historiadores marxistas, tales como Christopher Hill, Rodney Hilton y Edward Thompson, provenía de un ambiente de inconformismo religioso. En su caso, de una familia congregacionista de clase media baja de Ashton-on-Mersey, aunque en su época de miembro del Trinity College de Cambridge usara su apellido irlandés como excusa para justificar su falta de celo por la monarquía británica.

Kiernan arribó al Trinity College procedente de un instituto de secundaria de Manchester en 1931 y allí permaneció durante siete años, primero como estudiante, después como licenciado e investigador y desde 1937, como miembro (fellow), siempre con excepcional brillantez. En 1934, año de su licenciatura (con las máximas calificaciones, en Historia), ingresó en el Partido Comunista, en el que permanecería 25 años. Su primer libro, British Diplomacy in China 1880-1885 (1939), ya anunciaba su interés sistemático por el mundo exterior a Europa.

A diferencia de su camarada del Trinity, John Cornford, sobre quien escribió con notable perspicacia, mantuvo un discreto perfil público entre los miembros del Partido Comunista en Cambridge. Sólo era probable que se lo encontrasen quienes mantenían algún interes especial, con su rostro juvenil encima de la bata, en medio de cordilleras de libros sobre el suelo del ático del Great Court del Trinity. Así fue, porque pronto pasó ocuparse del "grupo colonial", que oficialmente no existía, sucediendo en ello al canadiense E.H. Norman, posteriormente distinguido historiador del Japón, diplomático y finalmente víctima de la caza de brujas de McCarthy en los Estados Unidos, y primero de una serie de historiadores comunistas (y luego ex-comunistas) que se harían cargo de los "coloniales" -en su abrumadora mayoría del sur de Asia- hasta 1939.

El marxismo y la irresistible amistad de los indios llevó a Victor a emplear uno de sus cuatro años de fellowship en el Trinity en visitar el subcontinente. En teoría, se trataba de "observar la escena política de más de cerca y con planes de estudiarla históricamente", además de ser portador de un documento del Comintern para el Partido Comunista de la India.

Allí se quedaría hasta 1946, principalmente en calidad de profesor en un colegio sij y, un tanto inesperadamente, también en Lahore, del Atchinson College, bastión del raj y sus rajás. Regresó "leyendo a Tucídides y su guerra del Peloponeso" en su camarote, con un cargamento de amistades, una pasión permanente por los grandes poetas (amén de progresistas) en lengua urdú, Iqbal y Faiz, a los que tradujo, y sin aparente vestigio de su breve matrimonio con Shanta Gandhi, a la que había conocido en Londres en 1938. Pocos de sus amigos británicos llegaron siquiera a saberlo ni esperaban ver a este prototipo de profesor solterón emparejado, hasta su segundo y afortunado matrimonio con Heather Massey en 1984.

Volvió al Trinity como comunista contumaz, pero crítico, con grandes planes para una obra marxista sobre Sakespeare. Su supervisor académico denunció su posición política cuando buscó trabajo en las universidades de Oxford and Cambridge, pero - así era la Gran Bretaña de 1948 - no le importó que tan encantador subversivo contaminase el departamento de Historia de la Universidad de Edinburgo. Allí permaneció hasta su jubilación de la cátedra en 1977, cómodo según todos los indicios, aunque no con el mundo cultural posterior a 1945, salvo por lo que respecta a cierta ciencia-ficción. De sus largos paseos en bicicleta por las Pentland regresaba a su apartamento en la alto de unas austeras escaleras en la parte nueva de la ciudad, para escribir, entre otras cosas el diario que llevaba desde 1935, y asombrar a estudiantes y amigos admiradores al sorprenderse de que no supieran tanto como él.

Se asentó en la década de 1950 publicando sobre toda clase de temas: de Wordsworth a Faiz, del evangelismo a los mercenarios y la monarquía absoluta, los problemas del Asia indo-central, el Paraguay y la "guerra del Pacífico" de Chile, Peru y Bolivia, sin olvidar un estudio a fondo de la revolución española de 1854. En los años 60 descubrió un don único para formular preguntas de Historia y sugerir respuestas, aportando y encajando una variedad incomparable de erudición, constantemente ampliada gracias a que se trataba de uno de los grandes lectores de nuestro tiempo. Se convirtió en el maestro de la cita perfectamente escogida inserta en el estudio general, recatado pero inflexible, de una escena global. Ningún otro podría haber producido las extraordinarias obras sobre la era de los imperios occidentales que escribió desde mediados de la década de 1960, y por las que le recordará principalmente, en particular por The Lords of Human Kind: Black Man, Yellow Man and White Man in an Age of Empire (1969).

Con la edad se incrementó su producción y la variedad de sus escritos. Como coeditor de A Dictionary of Marxist Thought (1984), redactó entradas sobre agnosticismo, cristianismo, los imperios en la época de Marx, hinduismo, historiografía, intellectuales, Paul Lafargue, nacionalismo, M. N. Roy, religión, revolución y guerra. Antes de que terminase el siglo XX había publicado libros con temas como State and Society in Europe 1550-1650 (1980), The Duel in European History (1989), Tobacco: A History (1991), Shakespeare Poet and Citizen (1992), Eight Tragedies of Shakespeare (1996) y Horace Poetics & Politics (1999) sobre su admirado poeta.

Para celebrar su noventa cumpleaños, el futuro secretario general del Partido Comunista (marxista) de la India editó una selección de los escritos y recuerdos de Victor sobre el subcontinente más cercano a su corazón que cualquier otra parte del mundo del siglo XX.

Le sobrevive Heather, su mujer.

Robert Fisk: "el trabajo de los periodistas internacionales en Gaza fue verdaderamente patético"


Stefan Christoff
Rabble/ICH

La información independiente desde las primeras líneas de fuego de la guerra es un grado de compromiso cada vez más raro de periodistas que trabajan para importantes medios noticiosos internacionales. De Iraq a Afganistán, los periodistas están cada vez más empotrados con las fuerzas militares occidentales, y operan sin independencia.

Cuando las fuerzas armadas israelíes lanzaron una invasión a la Franja de Gaza, prohibieron el ingreso de periodistas internacionales al territorio durante la mayor parte del conflicto, a pesar de un dictamen de la Corte Suprema israelí que llamaba al gobierno a permitir reporteros internacionales en el territorio. Los principales medios noticiosos internacionales, incluidos CNN y la BBC, terminaron por informar desde las cumbres de colinas en territorio controlado por Israel, a kilómetros del verdadero conflicto.

El periodista británico Robert Fisk ha presentado informes intensamente independientes sobre los conflictos en todo Oriente Próximo durante décadas. Estacionado en Beirut en el Líbano, Fisk informa para el periódico Independent basado en el Reino Unido y es ampliamente leído en todo el mundo. Fisk habló con el activista y periodista comunitario, Stefan Christoff, sobre la reacción de los medios en la reciente guerra contra Gaza.

A menudo no se incluye el contexto histórico en los informes diarios sobre Oriente Próximo. ¿Podría darnos algunas perspectivas históricas para la reciente guerra en Gaza?

En 1948, cuando los palestinos huyeron o fueron expulsados de sus casas – 750.000 es la cifra ampliamente aceptada – aquellos en el norte del área de Galilea de lo que se convirtió en Israel huyeron hacia el Líbano, los del área de Jerusalén huyeron hacia el este a lo que ahora llamamos Cisjordania y los del sur huyeron a lo que ahora llamamos Franja de Gaza.

Por ejemplo, en 2000, después que los israelíes terminaron su retirada final después de 22 años de ocupación y cruzaron la frontera de vuelta hacia Israel, muchos palestinos en el Líbano fueron a la frontera y miraron al otro lado, no porque estuvieran mirando hacia el norte de Israel sino porque estaban mirando a la parte norte de Palestina como la habían conocido – algunos pudieron efectivamente ver las aldeas de las que habían venido sus padres o abuelos en 1948.

De modo que existe toda esta Diáspora alrededor del Estado de Israel que no puede volver a casa porque su casa se encuentra al otro lado de la frontera. Esta realidad tiene que ver con todo el tema de la Resolución 194 de la Asamblea General de la ONU sobre el derecho al retorno, [que estipula que] esos refugiados palestinos tienen derecho al retorno a sus hogares.

Bastante más de la mitad de la gente que vive en Gaza pertenece a familias, sobrevivientes o descendientes de palestinos que vivían a sólo 16 o 19 kilómetros dentro de lo que ahora es Israel. De modo que cuando se oye a los israelíes diciendo que los terroristas disparan cohetes hacia Israel, los palestinos en Gaza pueden decir en muchos casos: ‘Bueno, mi nieto dispara un cohete hacia mi ciudad, porque antes de 1948 esas áreas eran de propiedad palestina.’

¿Puede hablarnos de sus percepciones de la cobertura en los medios sobre la última guerra en Gaza?

Ocurrieron dos cosas. Primero, la prensa internacional dejó un margen para su propia humillación: Israel dijo a la prensa que no podía ir a Gaza y los medios realmente no trataron de hacerlo, así que la prensa se quedó fuera de Gaza y pontificó desde tres kilómetros de distancia. Israel quería mantener a la prensa internacional fuera de Gaza y la mantuvo, y eso es todo.

Es instructivo señalar que ningún medio occidental importante tenía un periodista basado dentro de Gaza al comenzar el ataque. Evidentemente, después del secuestro de un reportero de la BBC, que estaba basado en Gaza, no es sorprendente que las agencias noticiosas internacionales hayan dudado antes de enviar periodistas al lugar. Sin embargo, también es instructivo señalar que fue el gobierno de Hamás el que hizo que liberaran al periodista de la BCC, lo que ahora no mencionan a menudo.

¿Qué efecto más amplio tuvieron los periodistas que quedaban en Gaza sobre los medios occidentales?

Ante el hecho de que los únicos periodistas que quedaban dentro de Gaza eran periodistas palestinos, las principales redes se vieron obligadas a poner sus reportajes en manos de árabes palestinos, que en muchos casos eran refugiados dentro de Gaza. Eso significa que había reporteros palestinos en el terreno que hablaban sobre su propia gente, sin trabas de periodistas occidentales que los interrogaran o que trataran de colocar un 50% de la historia de una parte y un 50% de la historia de la otra.

Al Jazeera emergió como héroes del periodismo porque tuvieron su servicio internacional, su servicio inglés y también su servicio árabe operacionales en todos los aspectos desde oficinas dentro de Gaza. Palestinos individuales que trabajan para organizaciones noticiosas occidentales mostraron que podían ser periodistas competentes, y la imagen de los periodistas occidentales clavados fuera de Gaza fue tan patética como lo que es crecientemente su información sobre Oriente Próximo.

Los periodistas palestinos contaban sus propias historias, en el caso del reportero palestino [del Independent] dentro de Gaza, su padre fue muerto en un ataque aéreo, su padre, partidario de la Autoridad Palestina, anglófono, un juez muy educado, fue muerto en su huerto. De modo que el Independent tuvo en su primera plana esa terrible y trágica historia de ese hombre inocente, atomizado en trozos de carne por un ataque aéreo israelí en su huerto, una historia sobre la que informó su propio hijo en nuestro periódico.

Ese fue el tipo de periodismo desde Palestina que no habíamos visto en los principales periódicos [occidentales], de modo que hubo un aspecto positivo en el hecho de que la prensa [internacional] fuera excluida de Gaza. Sin embargo, el trabajo de los periodistas internacionales fue verdaderamente patético.

quarta-feira, 25 de fevereiro de 2009

Argentina: Doble renta


Roberto Navarro
Página 12

Los reclamos de la dirigencia del campo para que el Gobierno disminuya los Derechos de Exportación de granos se basan en una visión distorsionada de cómo se debe conformar el nivel de utilidades del sector. El Poder Ejecutivo, como lo hacen otros gobiernos del mundo, busca recaudar impuestos en los sectores con mayor capacidad de generación de ganancias. El campo es claramente el sector productivo de mayores ventajas comparativas. Ventajas brindadas por la generosidad del clima y la tierra argentinos. Los productores no lo ven así, porque mantienen desde hace años un sistema productivo que divide la renta en dos partes: en promedio, 70 por ciento para el dueño de la tierra y 30 por ciento para el arrendatario. En el país casi el 70 por ciento de la tierra se trabaja bajo ese régimen. En Estados Unidos, el gran productor mundial de alimentos, menos del cinco por ciento de la tierra cultivada se arrienda. En Europa sólo se alquila el tres por ciento de los campos. En Brasil prácticamente no existe el arrendamiento.

Más allá de los intereses personales y políticos que puedan tener los miembros de la Mesa de Enlace, existe una gran cantidad de productores que presionan por llevar adelante medidas de fuerza para conseguir una rebaja impositiva. Los que lo hacen son los arrendatarios. La razón es que el 50 por ciento de su costo es el alquiler de la tierra. Por eso no hay precio ni nivel de retenciones que los satisfagan.

Hay un segundo factor que eleva los costos de los productores. No realizan las labores de siembra y cosecha con su propia maquinaria: la mayoría terceriza esos trabajos. Así entra en la distribución de la renta un tercer actor, el contratista, dueño de las maquinarias.

El sistema que se armó en el país está basado en ganar dinero con la mínima inversión:

- El dueño de la tierra recibe un alquiler fijo, sin tener que invertir en semillas, fertilizantes, herbicidas, mano de obra ni maquinarias.

- El arrendatario entra en un negocio de gran nivel sin tener que invertir millones de dólares para comprar la tierra.

- Y ambos evitan comprar tractores, sembradoras y cosechadoras.

En Brasil, donde no se cobran retenciones, pero se exporta con un tipo de cambio mucho menos conveniente que en Argentina, no hay reclamos de los productores. Ellos trabajan sus tierras y lo hacen con sus propias máquinas. Pero el Estado no es ajeno a esta realidad: el Ministerio de Agricultura del país más grande del Mercosur impone un precio máximo a la renta de tierras, que revisa anualmente. Ese precio es tan bajo que desestimula a los terratenientes a tentarse con la ventaja de vivir sin trabajar ni invertir ni arriesgarse a los peligros que imponen los factores climáticos o ciclos de precios. Lo mismo ocurre en el resto de los grandes países productores de alimentos. En Italia, por ejemplo, el precio del alquiler no puede superar un porcentaje del valor de la tierra. Hay un caso paradigmático en el mercado local. Gustavo Grobocopatel, uno de los mayores productores de soja del país, posee muy pocas hectáreas propias en Argentina, pero trabaja más de 200 mil hectáreas. En Brasil, en cambio, tuvo que invertir en la compra de más de 250 mil hectáreas porque no encuentra quién le arriende. Osvaldo Barsky explica en el libro La rebelión del campo que “el mayor problema no es que se trabaje en tierras arrendadas, sino el exorbitante precio al que llegaron los alquileres, empujados por la competencia entre los grandes pooles de siembra. Este fenómeno deja afuera a los pequeños productores que, al no tener el mismo nivel de productividad que los grandes, van quedando marginados del negocio. Así se concentra la producción agropecuaria”.

En definitiva, el problema no está en el cobro de retenciones, que sirven para reducir el precio de los alimentos en el país y para intentar direccionar qué cultivos son más convenientes sembrar en cada momento. La raíz de la disconformidad de los productores es que en la actualidad no pueden mantener el régimen de doble renta.

terça-feira, 24 de fevereiro de 2009

Decrecimiento sostenible

Joan Martínez Alier
Las provincias

La crisis económica actual ha puesto a John Maynard Keynes de moda porque existe capacidad industrial en las economías occidentales que no se aprovecha. Ante el aumento del desempleo, la receta adecuada es un mayor gasto público. Así habrá dinero para cambiar de automóvil y comprar el exceso de viviendas que deprime la industria de la construcción en Estados Unidos, en Reino Unido y en España. Keynes quería que la economía saliera de la crisis de 1929. Dijo explícitamente que lo que ocurriera a largo plazo, una vez la economía se recuperara de las dificultades, no le importaba. Fueron economistas posteriores como Harrod y Domar los que convirtieron el keynesianismo en una doctrina de crecimiento económico a largo plazo. Más tarde llegaron o resucitaron los neoliberales como Hayek, quienes aseguraron que el mercado sabía mucho más que el Estado. Ahora estamos escuchando a banqueros que piden que nacionalicen sus bancos, por favor. Estamos viendo la resurrección de Keynes (o su reencarnación en Krugman y Stiglitz). Pero podemos preguntarnos, ¿un Keynes de corto plazo, para salir de la crisis, o un Keynes también de largo plazo para seguir una senda virtuosa de crecimiento económico?

Es ahí donde entra la actual crítica de la Economía Ecológica. El crecimiento económico se ha basado en la energía del carbón, el petróleo y el gas natural. Parece aconsejable un keynesianismo verde que aumente la inversión pública en conservación de energía, en instalaciones fotovoltaicas, en transporte público urbano y rehabilitación de viviendas, en agricultura orgánica. Pero no lo parece continuar en la fe del crecimiento económico. En los países ricos debe darse un ligero decrecimiento económico que sea socialmente sostenible. Debemos entrar en una transición socio-ecológica. La economía ha de decrecer en términos de materiales y de consumo energético. Existe ya un acuerdo social en Europa para que las emisiones de dióxido de carbono se recorten un 20% con respecto a las de 1990, pero lo que no se había previsto es que, de hecho, al decrecer el PIB esas emisiones ya están disminuyendo.

Pero no sólo hay razones ecológicas para el decrecimiento. Hay psicólogos que han averiguado que la felicidad no aumenta con el aumento del PIB per cápita. Mejor dicho, sí que aumenta a niveles muy bajos, pero no después. Ahora bien, el decrecimiento económico provoca dificultades sociales que hemos de afrontar para que la propuesta antes citada pueda ser socialmente aceptada. Si la productividad del trabajo (por ejemplo, el número de automóviles que un trabajador produce al año) crece el 2% anualmente pero la economía no hace lo propio, eso llevará a un aumento del desempleo. La respuesta ha de ser doble. Los aumentos de productividad no están bien medidos. Si hay sustitución de energía humana por energía de máquinas, ¿los precios de esta energía tienen en cuenta el agotamiento de recursos, las externalidades negativas? Sabemos que no es así. Además, hay que separar el derecho a recibir una remuneración del hecho de tener empleo asalariado. Esa separación ya existe en muchos casos (niños y jóvenes, pensionistas, personas que perciben el seguro de desempleo), pero debe ampliarse más. Hay que redefinir el significado de 'empleo' -teniendo en cuenta los servicios domésticos no remunerados y el sector del voluntariado- y hay que introducir o ampliar la cobertura de la Renta de Ciudadano o Renta Básica.

Cabe plantear otra objeción. ¿Quién pagará la montaña de créditos, las hipotecas y la deuda pública si la economía no crece? La respuesta debe ser que nadie. No podemos forzar a la economía a crecer al ritmo del interés compuesto con que se acumulan las deudas. El sistema financiero debe tener reglas distintas de las actuales. En Europa y Estados Unidos lo que es nuevo no es, pues, el keynesianismo, ni tan sólo el keynesianismo verde. Lo nuevo es el movimiento social por el decrecimiento sostenible. La crisis abre expectativas para nuevas instituciones y hábitos sociales. El objetivo en los países ricos debe ser vivir de forma óptima dejando de lado el imperativo del crecimiento económico.

sexta-feira, 20 de fevereiro de 2009

As imagens do socialismo


Raúl Zibechi
Brecha

A polémica nascida no calor da recente proposta do presidente Hugo Chávez de criar um partido único dos seus partidários na Venezuela, que vai de mão dada com a sua iniciativa de construir o socialismo do século XXI, parece uma boa oportunidade para animar um debate sempre vigente e necessariamente não concluído sobre o outro mundo ao qual muitos aspiramos. Como apontou o sociólogo venezuelano Edgardo Lander, é impossível avançar no debate sem fazer um balanço do socialismo real. Para aqueles de nós formados no pensamento de Marx, a experiência passada e presente do «movimento histórico que se está a desenvolver diante dos nossos olhos» (Manifesto Comunista) é a referência inevitável neste debate.

As trajectórias de muitos movimentos sociais latino-americanos têm estreita relação com as metáforas às quais Marx apelou para delinear as suas visões da revolução e do mundo novo. Marx não se empenhou em formular uma “teoria da revolução”, como lhe foi atribuído por boa parte dos seus seguidores, mas limitou¬ se a pensar com base em imagens –ou parábolas, se se preferir– nascidas da experiência concreta. As suas construções teóricas pretendiam impulsionar o movimento real, não indicar um caminho único, atemporal, ahistórico, válido para todos os tempos e em todas as latitudes.

Na esteira da Comuna de Paris (em A guerra civil em França), recordou que «os operários não têm nenhuma utopia pronta a implantar por decreto do povo (...) não têm que realizar nenhuns ideais, mas simplesmente soltar os elementos da nova sociedade que a velha sociedade burguesa agonizante contém no seu seio». Noutras ocasiões, recorreu à imagem da revolução como parteira: não é a revolução que cria o mundo novo, mas, “simplesmente”, o ajuda a nascer. Nunca considerou o Estado, instituição que sempre considerou como obstáculo ao caminho emancipatório, como a ponta de lança da construção do socialismo.

Perante os nossos olhos aparecem hoje múltiplas práticas de mudança social que crescem no seio dos movimentos, da Selva Lacandona à Patagónia. São criações originais de parcelas dessas sociedades outras (de indígenas, sem-terra, desempregados, pobres das periferias urbanas) que vêm adquirindo forma nas margens do mercado e em contramão da acumulação de capital. No geral, não respondem a desenhos pré-fixados por esta ou aquela corrente política –«não se baseiam em ideias e princípios inventados por este ou aquele reformador do mundo», como diz o Manifesto–, mas bebem nos inesgotáveis mananciais das culturas e tradições dos de baixo. Como todas elas são diferentes, as suas criações são igualmente diversas e díspares.

Nos territórios dos movimentos, que são com frequência sociedades outras em movimento, surgem práticas educativas, de saúde, de produção, assentadas em relações sociais não-capitalistas. Operários de fábricas recuperadas que produzem sem capatazes e reinventam formas de divisão do trabalho que não geram hierarquias; camponeses que criam assentamentos que implicam uma verdadeira revolução cultural na vida rural; indígenas que recuperam os seus saberes curativos ancestrais; desempregados que inventam mercadorias e as trocam com outros desempregados. Nestes espaços, a educação converte¬ se, amiúde, em auto¬ educação e, portanto, adquire traços emancipatórios ao dissolver a clássica relação sujeito-objecto que reina nas aulas.

Se alguém pretender delinear que aspecto terá o socialismo, só terá que observar estes mundos outros para captar traços que se vão revelando aos poucos, numa multiplicidade de práticas que são embriões do mundo novo. Mas o primordial está por vir. Ainda não sabemos como será o socialismo porque, no fundamental, vai tomando forma nas diferentes experiências dos oprimidos à medida que vão mobilizando as suas potências criativas. O contrário dessa imagem tão apreciada por certos revolucionários, que asseguram que “o caminho está traçado” e só falta percorrê-lo. O socialismo entendido como propriedade estatal dos meios de produção e desenvolvimento das forças produtivas fracassou estrepitosamente. O mundo novo cresce de dentro para fora e expande¬ se horizontalmente, por fora e na contramão das instituições. Para o parto dessa sociedade nova, parece ser necessário contar com uma ferramenta de carácter estatal – a força, a violência organizada –, esses fórceps que ajudam a “romper a casca”, para voltar às imagens de Marx. Depois, os fórceps devem ser descartados para que não se transformem num fim em si mesmos e acabem por desfigurar o mundo novo.

Na Venezuela, o socialismo tem dois caminhos. Ou assenta nas milhares de iniciativas dos de baixo, nos mais de 6 mil comités de terra urbana ou nas 2 mil mesas técnicas da água, para dar apenas dois exemplos, onde milhões de pessoas estão a participar; ou assenta no aparato estatal. Neste caso, o Estado encarrega¬ se da produção, da saúde e da educação, e com o tempo de todos os aspectos da vida. Será um Estado cada vez mais forte, mais poderoso, mais centralizado, que formará uma sociedade à sua imagem e semelhança: homogénea, idêntica a si mesma, sem espaços para a diferença e a dissidência. É um caminho conhecido. Com toda a segurança, conduz à melhoria dos índices de vida da população, mas não tem nada a ver com o socialismo nem com a emancipação. A relação comando-obediência, um dos eixos do sistema capitalista e do Estado, continuará a ocupar um lugar dominante.

Este modelo tem a seu favor a previsibilidade. Sabe-se até onde conduz, quem tem o timão e quem executa as ordens. Pelo contrário, os caminhos que levam a um mundo outro, ao socialismo, digamos, são incertos, imprevisíveis e devem reinventar-se sempre. Não há modelos. No meu modo de ver, a experiência de autogoverno dos de baixo mais avançada que existe actualmente é Chiapas, onde todos e todas aprendem a governar¬ se, dissolvendo assim o Estado. Longe de ser um modelo, é apenas um ponto de referência, a prova palpável de que é possível ir mais além do que existe, além dos caminhos trilhados que a história de mais de um século tem mostrado que reproduzem formas de opressão intoleráveis.

quinta-feira, 19 de fevereiro de 2009

O esquecimento da política


Assistimos hoje a uma forma devastadora de evaporação da esfera pública. As novas tecnologias estão pondo em xeque as formas da sociabilidade ao acolher e reforçar o individualismo exacerbado, esvaziando o convívio social e dificultando a ação política. Enquanto a ética e a política, para os antigos, estavam ligadas aos ideais de liberdade, justiça e felicidade - procedimentos que visavam ao bem comum -, para os modernos,dever, obediência e responsabilidade passam a vincular a moral e a política a interesses privados. Os ensaios aqui reunidos nos ajudam a entender a substituição do conceito de comunidade de cidadãos pela idéia de indivíduo dos novos tempos. O livro põe em evidência também as várias formas do esquecimento através da análise daquilo que se põe no lugar da política como se fosse a própria política: a eficácia técnica, o moralismo, a servidão voluntária, a palavra, a religião, o marketing, o econômico, a revisão da idéia de república e outras formas.

América Latina: Expectativas de la región son las peores en 19 años

AméricaEconomía

El clima económico de América Latina es el peor en 19 años, de acuerdo a un estudio publicado este miércoles por el Instituto alemán Ifo y la Fundación Getulio Vargas (FGV) de Brasil. Según ambas entidades, el Indice de Clima Económico (ICE) de América Latina llegó a 2,9 puntos en enero, su nivel más bajo desde el inicio de la serie en enero de 1990.

La caída también fue abrupta en comparación con la encuesta anterior, realizada en octubre de 2008, cuando el índice arrojó un resultado de 3,4 puntos. Además, hubo un marcado deterioro de las evaluaciones sobre la situación actual y la relativa estabilización del grado de pesimismo respecto al siguiente semestre. El Indice de Situación Actual (ISA) se redujo de 4,2 a 3,4 puntos, el nivel más bajo desde octubre de 2002 (3,3) y el Indice de Expectativas (IE) registró un nuevo récord histórico negativo bajando de 2,5 a 2,3 puntos.

El ICE de la región se mantuvo, por segundo trimestre consecutivo, muy cerca del equivalente mundial, que registró 2,8 puntos en enero. Las instituciones explicaron que se perciben, sin embargo, diferencias en el equilibrio entre las evaluaciones sobre el presente y las expectativas para el futuro. En general, el índice de expectativas mostró ligera mejoría en enero frente a octubre, al pasar de 3,0 a 3,1 puntos, influenciado sobretodo por la disminuición del pesimismo en Europa occidental. Mientras tanto, el Indice de Situación Actual del mundo se hundió a 2,5 puntos, su nivel histórico más bajo, con 0,9 puntos por debajo del ISA de Latinoamerica.

El Instituto Ifo y la FGV sostienen que de acuerdo a sus mediciones, América Latina habría entrado en una fase de recesión desde el pasado mes de octubre, un trimestre atrás de la economía mundial. A esta fecha, indican, la economía de la región se encuentra "en fase de declive, sin mostrar, al menos en los resultados agregados para la región, las perspectivas de una recuperación significativa en el corto plazo".

Entre octubre de 2008 y enero de 2009, el ICE se redujo en nueve de las once principales economías de América Latina, monitorizadas en detalle por la encuesta. En los otros dos la estabilización del índice es baja en términos históricos: en Bolivia, el índice de 3,0 puntos es el más bajo desde julio de 2003 (2,5 puntos) y en Mexico, el índice de 2,3 puntos es el más pequeño de la serie.

En esta medición se produjo una mayor convergencia de los resultados, "una tendencia común a los períodos de fuerte crecimiento o desaceleración de la economía mundial", señaló. A excepción de Perú y Uruguay, las economías de otros países de la región estarían ya en enero de 2009 "en períodos caracterizados como recesivos", según los criterios de la encuesta.

La evaluación sobre la situación actual se agravó considerablemente en relación a octubre, con más deterioro significativo en Brasil, Paraguay y Ecuador. En el primero de estos países, el ISA se hundió 7,3 a 4,7 puntos, situándose, sin embargo, todavía cerca del límite de 5,0 puntos, que define la diferencia entre las evaluaciones positivas y negativas. En Paraguay, el ISA se redujo de 6,1 a 3,4 puntos y en Ecuador de 3,9 a 2,0 puntos, alcanzando el nivel más bajo desde octubre de 2000 (1,0 punto).

Las mejores puntuaciones en la situación actual siguen siendo alcanzadas en Uruguay (7,0 puntos) y Perú (6,8), ambos con tasas disminuyendo a un ritmo menos intenso que el promedio de la región. Asimismo, destacan Info y la FGV, los únicos dos países que registran una mejora en las evaluaciones sobre el momento presente son Mexico (el ISA aumentó de 2,3 a 2,5 puntos) y Bolivia (de 3,7 a 5,0). Sin embargo, precisan, "ambos con resultados que deben ser considerados con reservas, ya que hay un continuo empeoramiento de las expectativas e indican pesimismo en el primer semestre de 2009".

En Colombia, el ISA se ha estabilizado en 4,7 puntos, similar a Brasil. El informe señala que la peor evaluación de la situación actual se mantiene sobre la economía venezolana, cuyo ISA se estancó en 1,9 puntos.

Negativo futuro

El estudio da cuenta que para los siguientes meses, las expectativas siguen siendo desfavorables: el IE de la región refleja un mayor grado de pesimismo que la media mundial. Ambas instituciones señalan que la combinación de las evaluaciones más favorables para el presente y expectativas relativamente más pesimistas para el futuro "se puede explicar por el hecho de que América Latina estaba creciendo por encima de la media mundial en el tercer trimestre de 2008, ayudada por la expansión de los mercados internos y los precios internacionales favorables de commodities agrícolas e industriales". Con la profundización de la crisis financiera mundial, desde septiembre del año pasado, la región comenzó a sufrir con la reducción de los precios de commodities, la contracción de los mercados de exportación y la falta de crédito.

Entre octubre de 2008 y enero de 2009, el escenário futuro empeoró más intensamente en Perú y Uruguay, exactamente los dos países que han demostrado los mejores climas económicos en la región en los 12 meses anteriores. "El resultado sugiere que el timing de desaceleración en estos países, que fueron creciendo bien hasta hace poco, se habría retrasado aun más respecto a las economías más desarrolladas que la media de la región", plantea el informe. En Perú, el Indice de Expectativas se hundió desde 4,1 a 1,9 puntos. En Uruguay, de 4,5 a 1,7 puntos.

Otros países con un marcado empeoramiento de las expectativas en enero han sido Colombia (disminución de 2,7 a 1,0 punto) y Bolivia (de 2,3 a 1,0 punto), ambos llegando al más alto grado de pesimismo en esta encuesta, "una situación en la que todos los expertos consultados proyectan un empeoramiento de la situación general de la economía a fines de los próximos seis meses".

Con la excepción de Uruguay y Argentina, otros países del Cono Sur parecen ya vislumbrar la posibilidad de mejorar el panorama económico al término de la primera mitad de 2009, situación compartida, a nivel mundial, con Europa Occidental y varios países emergentes en el este y el sureste de Asia. En Brasil, el IE se incrementa, entre octubre y enero, de 2,7 a 3,1 puntos. En Chile, se avanzó de 2,5 a 3,3 puntos y Paraguay pasó de 2,1 a 3,0 puntos.

Utopías e ilusiones naturales


Francisco Fernández Buey

La reflexión sobre el sentido socio-político de la utopía ha vuelto en los comienzos del siglo XXI. Y ha vuelto de la mano de lo que hoy se llama movimiento de movimientos. Después de los desastres del siglo XX y de las desilusiones y distopías a que eso dio lugar, la filosofía académica decretó el final de la utopía. A pesar de lo cual, ésta renace como ilusión natural entre aquellos que tienen esperanza y un mundo que ganar. Tal vez se pueda decir que la utopía ha perdido la inocencia con que se formuló en los orígenes de la modernidad europea, pero no su vigencia.

Esa es la tesis que viene a argumentar este nuevo libro de Fernández Buey. Lo que aquí se propone es un sugestivo recorrido a través de la historia de la idea de utopía: desde las tablas sobre la ciudad ideal, pintadas en Urbino en el siglo XV, hasta la utopía libertaria de Ursula K. Le Guin, ya en la segunda mitad del siglo XX, pasando por Thomas More y las principales utopías ilustradas y socialistas.

Al reconstruir la historia de esta idea, que ha sido clave para la cultura europea, Fernández Buey argumenta tres cosas que el pensamiento utópico contemporáneo no podrá obviar ya. Primera: que el destino de las grandes ideas utópicas de la humanidad ha sido, casi siempre, como el de las profecías, hacerse templo, institución o realidad político-social en otro lugar, en un lugar diferente a aquél para el cual las utopías fueron pensadas. Segunda: que incluso en las grandes distopías del siglo XX se escucha el latido de las ilusiones naturales de leopardiana memoria. Y tercera: que, precisamente por lo que estas distopías enseñan sobre el hipotético mal lugar al que puede ir a parar la humanidad, la ironía, la sátira y la parodia tienen que ser compañeras de viaje de la utopía madura o concreta, la cual pierde, sí, la inocencia pero vuelve a enlazar, por vía negativa, con las ilusiones naturales del ser humano.

terça-feira, 17 de fevereiro de 2009

Venezuela: un desafío para el futuro

Gabriel Puricelli y Lucía Alvarez
Página 12

Desde que se supo de la convocatoria a este nuevo referéndum, la prensa internacional ha insistido en plantear que estábamos frente a una elección entre democracia y autoritarismo. La fórmula es conocida y falaz. Reelecciones indefinidas hay en sistemas con altísima concentración de poder en el primer ministro y férrea disciplina de partido como Canadá, Reino Unido o Australia. También funciona en regímenes verdaderamente autoritarios y represivos, algunos de ellos aliados estratégicos de Estados Unidos, como Egipto, y éstos se mantienen en el poder por años sin que eso conlleve un cuestionamiento de su clase dirigente.

Un recuento de los diez años de gobierno bolivariano da, por el contrario, un indicio de su vocación democrática. Chávez lidió contra los embates y las resistencias de la derecha manteniéndose siempre dentro de los marcos institucionales y su única derrota electoral fue reconocida inmediatamente a pesar de la ínfima diferencia que existió entre el Sí y el No a la propuesta de reforma constitucional, lo cual significó un enorme refuerzo a su legitimidad a nivel nacional e internacional. En cambio, la oposición optó hasta la reelección presidencial de diciembre de 2006, sólo por el camino de la violencia y el enfrentamiento. El golpe de Estado en 2002, el paro petrolero que tuvo al país desabastecido por tres meses y la abstención a la elección parlamentaria en 2005 son sólo unos ejemplos.

Es cierto, sin embargo, que hoy ya no son éstas las condiciones. La situación en Venezuela es muy diferente a la de Bolivia y Ecuador, países donde también se impulsan refundaciones políticas mediante reformas constitucionales. Chávez ya no lidia con la falta de base parlamentaria propia, como Rafael Correa, o con el desafío de una derecha golpista y secesionista, como Evo Morales. Nada condiciona lo suficiente como para destinar energías en otro sentido que no sea el proceso de cambio. El énfasis en mantener a Chávez para continuar la epopeya transformadora se trata quizá de una subestimación del proceso mismo.

El problema parece ser entonces que este nuevo intento por impulsar la reelección indefinida no hace más que reforzar un modelo de planificación estatal contrario a lo que en sus premisas plantea la revolución bolivariana. En vez de buscar y armar posibles candidatos que permitan alternancia, se apuesta así por una creciente centralización. En vez de otorgar herramientas para el buen funcionamiento de los consejos comunales, las mesas técnicas de agua y todas aquellas “instituciones” de la democratización que hoy tienen problemas por las trabas de la ineficiente –y muchas veces, corrupta– burocracia, robustece los mecanismos de un Estado que no se alteró tanto y que es todavía un poco inmune al proceso de cambio.

El resultado de esta elección abre por eso una pregunta y un desafío para el futuro de Venezuela en un contexto de aguda crisis internacional y de baja sustantiva de su principal ingreso, el petróleo. Esta coyuntura hoy puede alimentar la dependencia del Partido Socialista Unido de Venezuela hacia Chávez, con el riesgo de desgaste de un electorado que ya mostró en 2007 no ser tan incondicional. O puede, por el contrario, fortalecer el lazo con las bases sociales que la sustentan, acentuando así el proceso de democratización y redistribución social, y volviendo a los cambios que hoy vive el país menos reversibles.

segunda-feira, 16 de fevereiro de 2009

"El año del pato cojo": una teoría que cojea


Antonio Cortés Terzi
Centro de Estudios Sociales Avance

Una cuota no menor de intelectuales y de creadores de opinión chilenos tiene una fuerte influencia político-cultural estadounidense, merced a estudios y/o actividades laborales realizadas en ese país. En general, ese dato no debería ser considerado como negativo. Las relaciones interculturales son positivas para la edificación de la intelligentzia de cualquier nación. Y EE.UU. es una fuente casi inagotable de sapiencia multicultural, sapiencia que circula por los más variados y distintos ámbitos del conocimiento y la cultura.

Sin embargo, no son pocos los intelectuales “chileno-norteamericanos” que sí plantean algunos problemas “negativos” para las ciencias sociales y para la política nacional. Lo que se debería, en lo grueso, a dos cosas:

La norma más común es que no se empapan de la rica y heterogénea cultura norteamericana, sino de discursos y pensamientos particulares que se encuentran en ámbitos universitarios (y elitarios) y que no responden a la integralidad de lo cultural norteamericano, sino a algunas de sus parcialidades intelectuales que conviven conflictivamente con varias otras.

La afición por proyectar linealmente hacia lo nacional los conocimientos adquiridos, que, aparte de sesgados, son propios, en su concretidad, de la historia-cultural que los parió y que, a veces, poco o nada tienen que ver con la historia cultural chilena. Con esa afición terminan por construir conceptos y hasta cuerpos conceptuales inadecuados para interpretar la realidad objetiva (siempre nacional) y, lo que es peor aún, terminan por estructurar lógicas de pensamiento artificiales y que, no obstante, devienen en “realidad operativa”, puesto que esa artificialidad, por la vía comunicacional, convoca a acciones y discursos de la política y de la intelectualidad.

Uno de los conceptos arbitrarios más “exitosos” introducidos por los intelectuales “chileno-norteamericanos” es el de “el año del pato cojo”, en referencia a la pérdida de poder de un gobierno en su último año. Aparte que en ese concepto hay mucho de vulgar sentido común, debe considerarse que está en íntima relación al sistema político norteamericano y a costumbres enraizadas en su política. Ergo, su uso en Chile resulta forzado y escasamente útil desde una óptica analítica rigurosa.

En efecto, en EE.UU. el sistema político permite la reelección consecutiva y por una sola vez del Presidente. Cuando un Presidente, luego de su primer mandato, pretende repostularse, difícilmente aceptará que su último año se convierta en “año de pato cojo”. Luego, si ese mismo Presidente es reelegido, es obvio que el último año de su segundo mandato será de simple despedida porque ahí termina su carrera política. Ahí sí cabe lo del “pato cojo”.

Pero qué tiene que ver todo aquello con el sistema político chileno. En Chile no está permitida la reelección en períodos sucesivos, pero si existe la posibilidad que un ex-Presidente vuelva a ser candidato, ergo, retorne a la presidencia. Para ello basta que deje pasar un mandato posterior al suyo.

Este dato, de apariencia nimia, es, al contrario, decisivo para desechar el valor de “la teoría del pato cojo”. Salvo por razones de edad, un Presidente o una Presidenta en Chile no tiene la obligación de dar por agotada su vida política al finalizar su gestión. Por lo mismo, no tendrá, a priori, la predisposición para dejarse arrebatar poder una vez que comienza su último año de gobierno. Ese es un lapso en el que efectivamente puede ver mermado su poder, pero eso no es a causa del “cuento” del pato cojo, sino del funcionamiento de las leyes “naturales” de la política. Además, habría que precisar qué se entiende por poder y pérdida de poder y habría que discutir cuáles son los poderes que realmente importan para mantenerse como protagonistas de la política.

Marx escribió que “la verdad era una cuestión a demostrar en la práctica”. Y al parecer la práctica del último año de gobierno de Michelle Bachelet, desmentirá la “verdad” de “la teoría del pato cojo”.

Aquí se sostiene la hipótesis –y si se quiere la apuesta- que en el tramo final, la Presidenta va a sorprender en materia de poder. Hipótesis que se abrevia en los siguientes argumentos:
Primero: que la campaña electoral se desenvolverá en plena crisis económica hace que su manejo será un verdadero factótum en el proceso y en los resultados electorales. Y es evidente que en el control y manejo de la crisis el gobierno será el principal protagonista y, dentro de él, por supuesto, la Presidenta.

En ese contexto la Presidenta será el centro de las interlocuciones no sólo con la Concertación y la oposición, sino también con los actores del mundo económico. Por lo mismo, verá potenciada su dimensión de Jefa de Estado y de representación de la unidad nacional.

Segundo: -y esto es ya observable- la crisis y sus efectos han jugado un papel “reivindicador” de dos ejes de la política gubernamental, férreamente defendidos por la Presidenta: la política de ahorro de los recursos fiscales y el impulso dado a políticas orientadas a crear un mejor sistema de protección social.

Estas reivindicaciones no sólo conllevan a un mejor reconocimiento de la gestión presidencial, sino que, además, reponen en lo público la impronta de sensibilidad social expresada por Michelle Bachelet desde el comienzo de su candidatura y que fue fundamental en su triunfo.

Tercero: no sólo el devenir y las secuelas de la crisis tenderán a generar atmósferas sociales de inquietud y de incertidumbres colectivas. El cuadro político vivido en el último año - caracterizado por desórdenes, reyertas, centrifugacidades, etc.- y el escenario electoral visualizable que, más o menos, reproducirá características similares, aportan al desarrollo de esas atmósferas masivas de incertezas. Situaciones de ese rango impelen a que la ciudadanía busque en el Estado, en sentido genérico, una instancia en la cual confiar y “refugiarse”. Y para las percepciones masivas el Estado es la Presidenta. Y si se presta atención, la Presidenta, en los últimos meses en particular, se ha cuidado de resaltar su figura de Jefa de Estado.

Y cuarto: al gobierno no sólo le queda agenda significativa y de importancia social para este año. Es previsible –y posible- que 2009 sea un año en el que la obra social del gobierno cuaje en sistemas más que en medidas y que, por lo mismo, se haga más palpable la obra en su conjunto. Si así fuera, lo natural es esperar que el prestigio de la Presidenta tenga una gran proyección, pues a la sociedad no se le han escapado las dificultades que ha tenido en el curso de su gobierno para cumplir su programa o lo esencial del mismo.

En suma, en vez de “año de pato cojo”, quizá la Presidenta tenga un año que cierre con broche de oro. En una óptica con similitudes a la aquí expuesta, Jorge Navarrete Poblete concluyó su artículo del 25 de enero en La Tercera, con la siguiente frase: “Quién lo diría…las esperanzas están depositadas en el estilo Bachelet”

domingo, 15 de fevereiro de 2009

Antonio Cortés Terzi, un imprescindible

Fernando de la Cuadra
Gramsci e o Brasil

Un profundo dolor e impacto ha causado entre la izquierda chilena, especialmente en el Partido Socialista, la prematura muerte a los 57 años de Antonio Cortés Terzi, quien falleció producto de un enfisema pulmonar.

Antonio Cortés Terzi, sociólogo y analista político, militante del Partido Socialista, Director Ejecutivo del Centro de Estudios Sociales Avance, era conocido como uno de los más brillantes y lúcidos intelectuales de la izquierda democrática chilena, que desvendaba cada semana, en sesudos artículos, la trama de la política nacional, aportando siempre ideas y derroteros para avanzar hacia la construcción de un renovado proyecto socialista y democrático.

Entre sus publicaciones más importantes se pueden mencionar: Gramsci: Teoría política. Ensayo de interpretación y divulgación. Santiago de Chile, América Latina Libros, 1989; Salvador Allende y el allendismo posible. Buenos Aires, Grupo de Estudios de América Latina (GEAL), 1987; y El circuito extrainstitucional del poder. Santiago, Ediciones Chile-América, CESOC, 2000.

Desde la página del Centro Avance y de muchas otras tribunas, aportaba siempre con su pluma sofisticada y su pensamiento complejo, constituyéndose casi en una lectura obligatoria de todos quienes pretendían acompañar los avatares de la política chilena.

Ya sea por sus convicciones firmemente asentadas en una ética democrática y de consecuencia irreprochable, como por sus análisis novedosos y contra-intuitivos que siempre suscitaban interesantes debates, Antonio Cortés Terzi representaba lo mejor de una estirpe de intelectuales que nutria con sus ideas el mundo de la política con mayúsculas, lejos de los intereses mezquinos, de la perspectiva de corto plazo y del fisiologismo que ha caracterizado esta actividad en el último tiempo y que ha provocado su deslegitimación.

Se había transformado en un importante colaborador del sitio Gramsci e o Brasil, siempre dispuesto a compartir reflexiones y ampliar el horizonte teórico de una izquierda que se necesita rehacer cotidianamente en sus convicciones y en su proyecto libertario.

Hemos perdido a una valiosísima persona y a un intelectual honesto, hemos perdido a un amigo y a un compañero de ruta, hemos perdido a un imprescindible.

sábado, 14 de fevereiro de 2009

Concertación: Del arco iris a los océanos


Marat Corday
Centro Avance

Ya es un lugar común irritante escuchar que la Concertación requiere renovarse si aspira a seguir gobernando. Y resulta tanto más irritante porque quienes lo repiten son por lo general dirigentes del conglomerado que todavía no se percatan que la Concertación se ha convertido en algo que no es mucho más que una entelequia. Y, como se sabe, después de largos y profundos estudios se ha concluido que las entelequias no se renuevan.

La Concertación no es una entidad renovable, simplemente, porque no es corpórea, no tiene materia ni espíritu que renovar.

La cantilena de que la Concertación es el encuentro entre el humanismo cristiano y el humanismo laico y, además, un programa de gobierno, se ha transformado en una retórica gastada y que deja a la Concertación en el mismo estado de entelequia. Se podría hacer una larga lista de los muy distintos pensamientos que pueden ser identificados como humanismos laicos o cristianos. Y los programas de gobierno pueden hacer converger a sujetos de las más variadas latitudes ideológicas y es factible que en su elaboración las encuestas tengan una influencia mayor que las doctrinas. Es decir, ni los humanismos ni los programas de gobierno le quitan la condición de entelequia a la Concertación.

El concertacionismo es cada vez más un fenómeno muy curioso. Probablemente no hay ningún concertacionista que no esté inconforme con la Concertación. Y lo mismo ocurre con los partidos. Todos ellos se quejan que, por culpa de su adscripción a la Concertación, se han desperfilado, han perdido sus ancestros y sus cualidades identificatorias. Los de izquierda se sienten trasladados hacia el centro y los del centro hacia la izquierda. Y el partido del “progresismo moderno” se percibe aprisionado entre aliados premodernos.

La Concertación, se decía, no se puede refundar porque es una entelequia. Pero sí se pueden reconstruir los partidos que cohabitan bajo su nombre. Son corpóreos y se supone representan culturas-políticas históricas y sólidas, ergo, capaces de aventurar procesos de actualización.

A partir de cada uno de esos procesos tal vez volvieran a encontrarse renovadamente en una figura que podría conceptualizarse como centro-izquierda o izquierda-centro, conservando incluso el mismo nombre de fantasía, Concertación, pero esta vez sin arco iris, porque, según ha trascendido, los arco iris tampoco existen, son ilusiones ópticas.

El problema que plantea esta sugerencia surge de una duda, ¿por qué los partidos tampoco se han renovado, pese a sus propias e insistentes auto convocatorias?

Y aquí parece que se llega a un tema espinudo. Cualquier buena y sana renovación partidaria incluye recambios de las elites dirigentes. Recambios de verdad y no legados a delfines.

Pero esa medida resultaría un tanto extrema. Innovar en concepciones, discursos, estilos, etc., cabe dentro de los límites aceptables de una renovación partidaria. Pero cambiar de elite eso ya es anti-sistémico. Y en Chile, alterar lo sistémico en un partido es introducir una perturbación a la política sistémica nacional.

Por supuesto que ahí se frustra la sugerencia porque entran a tallar cuestiones como la gobernabilidad, los equilibrios macro-económicos, las relaciones institucionales, etc. O, sea, puras cosas que asustan a un simple mortal.

Don Eduardo, todavía precandidato, pero, tesonero como es, promueve su candidatura ofreciendo renovaciones del país, del programa, de la política, de las dirigencias, de las autoridades, etc. ¿Podrá realizar todo eso con la entelequia, con los partidos, con las elites actuales, etc.? ¿O tendrá su fe y su confianza depositadas en los Océanos Azules y más en los Océanos que en los azules?

Sólo él lo sabe.

sexta-feira, 13 de fevereiro de 2009

Fórum Social Mundial em sentido amplo

















Boaventura de Sousa Santos

Visão

A avaliar pelas estatísticas, o IX Fórum Social Mundial realizado em Belém foi um êxito: 133 mil participantes de 142 países; 489 organizações de África, 119 da América Central, 155 da América do Norte, 4193 da América do Sul, 334 da Ásia, 491 da Europa, 27 da Oceânia. Entre todas, as participações mais marcantes foram as dos jovens (15000) e dos povos indígenas (1300 vindos de 50 países). Para os que vêem no FSM um espaço de encontro, uma plataforma mundial de discussão sobre os problemas que afligem o mundo a partir da perspectiva dos que mais sofrem com eles, este êxito foi incondicional. Para os que esperariam do FSM a formulação de políticas mundiais a serem levadas a cabo pelos movimentos e organizações que o integram, o êxito do IX FSM não consegue disfarçar a exaustão do seu modelo organizativo.

Entre estas duas posições quero defender uma outra que assente na ideia do FSM em sentido amplo. Em minha opinião, o processo do FSM é hoje muito complexo e as reuniões bienais são apenas um dos seus pilares. Foram, sem dúvida, as que até agora deram mais visibilidade ao Fórum, mas não são as mais importantes. Para além delas, o processo do FSM é constituído por mais três pilares. O segundo pilar são as articulações mundiais entre movimentos temáticos que nos últimos anos têm vindo a definir acções e agendas políticas a levar a cabo tanto a nível nacional como regional e global. Estão, neste caso, as articulações entre organizações indígenas que, sobretudo no continente americano, têm vindo a assumir um protagonismo crescente, tendo já marcada para 12 de Outubro deste ano uma jornada mundial de luta pela terra-mãe contra a mercantilização da vida. Para além destas, outras articulações têm vindo a ganhar grande dinamismo: o próximo Fórum Mundial da Água; a auditoria global à dívida externa dos países pobres; a agenda continental dos povos amazónicos, a agenda global dos direitos sexuais e reprodutivos; agenda continental das populações afro-americanas, nomeadamente no que respeita ao reconhecimento dos seus territórios ancestrais (“quilombos”), etc.

O terceiro pilar do FSM em sentido amplo é constituído pela assembleia dos movimentos sociais. É sobretudo conhecida pelas jornadas globais de luta contra a crise económica, as mudanças climáticas, em defesa do povo palestiniano e de sanções internacionais contra Israel. Mas, para além disso, é na assembleia que se transformam em decisões políticas muitas das reflexões realizadas nas reuniões do FSM e que por essa razão tenho vindo a defender uma maior articulação entre o FSM e a assembleia dos movimentos. O conjunto dessas decisões constitui hoje a plataforma política do FSM e é por via dela que a alternativa ao Fórum Económico de Davos mais claramente se revela. Eis algumas dessas decisões: a regulação dos mercados e a prioridade dada à dinamização dos mercados internos; o controlo do capital financeiro e das actividades das empresas multinacionais; a prioridade total para as energias renováveis e a abolição do agrocombustível; a proibição da especulação financeira sobre as commodities; centralidade da agricultura familiar e da soberania alimentar enquanto instrumentos de luta contra a fome; o carácter vinculativo dos tratados internacionais que garantem o auto-governo dos povos indígenas e afro-descendentes e seu direito a consulta prévia em relação a todos os projectos de desenvolvimento ou extractivistas que os afectem; extensão da democracia participativa ao investimento público através de referendos ou conselhos permanentes de cidadãos e organizações; desmantelamento do Banco Mundial e do FMI e sua substituição por agências da ONU; auditorias internacionais à dívida externa; reforma do Conselho de Segurança da ONU, actualmente controlado pelos maiores produtores de armas; revogação das leis anti-terroristas sempre e quando usadas para criminalizar o protesto social pacífico.

O quarto pilar do FSM em sentido amplo são os governos progressistas que se inspiraram no FSM para transformar de modo mais ou menos profundo a política dos seus países. Cinco deles estiveram este ano no Fórum: os presidentes da Bolívia, Brasil, Equador, Paraguai e Venezuela. É certo que, por agora, são todos governos latino-americanos. Mas é de prever que em breve outros surjam noutros continentes, inclusive na Europa. São eles que verdadeiramente garantem a eficácia das decisões políticas do FSM e, por isso, a autonomia entre eles e o FSM, longe de significar divórcio, é expressão de uma complementaridade virtuosa.

quarta-feira, 11 de fevereiro de 2009

Halcones en Israel

Mercedes López
Página 12

Fueron unos comicios donde se presentaron todas las derechas posibles: desde la ultraderecha de Benjamin Netanyahu, pasando por la variante racista de Avigdor Lieberman, hasta la centro-derecha de Tzipi Livni y un laborismo corrido a la derecha probélica encabezado por Ehud Barak. Ayer ganaba la opción más centrista.

Si se confirma la ventaja de Kadima (Livni) sobre el Likud (Netanyahu), la canciller la tendrá difícil para formar gobierno. A Kadima se le complica lograr una coalición a la vieja usanza (con el laborismo, Meretz y algún partido árabe) y podría tener que apelar al apoyo de Israel Beiteinu (Lieberman) o Likud para lograr las 61 bancas necesarias.

Para el analista Arie Kacowicz, lo más probable es que Lieberman quede afuera de una coalición y que se unan los dos partidos más grandes. “El partido Israel Beiteinu tiene una plataforma racista. No creo que Livni ni Netanyahu lo quieran en una alianza. Lo más lógico es que Kadima y el Likud formen un gobierno de unidad nacional.”

De las elecciones de ayer sobresalen dos datos: avanzó la derecha más racista y retrocedió el laborismo. Kacowicz, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, dijo que la invasión de Gaza fue determinante. “Está el factor de la guerra. El mensaje de Lieberman fue claro y no hipócrita. Es como cuando Le Pen le ganó la primera vuelta presidencial al socialismo en Francia. Además, Lieberman tiene un gran apoyo de los inmigrantes de origen ruso. Si Barak perdió votos fue porque su electorado se pasó a Livni para impedir que gane el Likud. Lo mismo sucedió con el partido de izquierda Meretz.”

Livni podría haberse proyectado como la Obama de Israel, es decir, una candidata que intentara romper con el pasado reciente a través de negociaciones cara a cara con los adversarios de Israel. Pero no. Ella fue un halcón más apoyando la última ofensiva en la Franja.

Algo parecido sucedió con Barak, que de negociador moderado en Camp David en el 2000 pasó a dirigir las tropas en la última operación contra Hamas. Una operación que comenzó el 27 de diciembre y culminó 23 días después con un saldo de 1400 muertos palestinos. La mano dura muestra su ineficacia y no resuelve los históricos conflictos de fondo con los palestinos.

La opinión pública israelí internalizó la idea de que su país (con Sharon) tuvo un gesto al sacar las colonias de la Franja en 2005 para aliviar la situación de los palestinos que viven allí, pero lo único que consiguieron es que Hamas use esa libertad para agredirlos con cohetes. Ahí se acabaron los gestos amistosos. Volvieron los bombardeos en la Franja, las razzias en Cisjordania, donde también se aceleró la construcción de colonias. La paz no llega. Vuelan los halcones.

segunda-feira, 9 de fevereiro de 2009

István Mészàros: "Solução neokeynesiana e novo Bretton Woods são fantasias"

Judith Orr & Patrick Ward
Socialist Review

Em entrevista à revista inglesa Socialist Review, István Mészàros, um dos principais pensadores marxistas da atualidade, analisa a crise econômica mundial e critica aqueles que apostam que ela será resolvida trazendo de volta as idéias keynesianas e a regulação. "É uma fantasia que uma solução neo-keynesiana e um novo Bretton Woods resolveriam qualquer dos problemas dos dias atuais", defende Mészàros. Para ele, estamos vivendo a maior crise na história humana, em todos os sentidos.

Em 1971 István Mészàros ganhou o Prêmio Deutscher pelo seu livro A Teoria da Alienação em Marx e desde então tem escrito sobre o marxismo. Em janeiro deste ano, ele conversou com Judith Orr e Patrick Ward, da Socialist Review, sobre a atual crise econômica.

Socialist Review: A classe dominante sempre é surpreendida por crises econômicas e fala delas como fossem aberrações. Por que você acha que as crises são inerentes ao capitalismo?

István Mészàros – Eu li recentemente Edmund Phelps, que ganhou o Prêmio Nobel de Economia, em 2006. Phelps é um tipo de neokeynesiano. Ele estava, é claro, glorificando o capitalismo e apresentando os problemas atuais como apenas um contratempo, dizendo que “tudo o que devemos fazer é trazer de volta as idéias keynesianas e a regulação.”

John Maynard Keynes acreditava que o capitalismo era ideal, mas queria regulação. Phelps estava reproduzindo a idéia grotesca de que o sistema é como um compositor musical. Ele pode ter alguns dias de folga nos quais não pode produzir tão bem, mas se você olhar no todo verá que ele é maravilhoso! Pense apenas em Mozart – ele deve ter tido o velho e esquisito dia ruim. Assim é o capitalismo em crise, como dias ruins de Mozart. Quem acredita nisso deveria ter sua cabeça examinada. Mas, no lugar de ter sua cabeça examinada, ele ganhou um prêmio. Se nossos adversários têm esse nível de pensamento – o qual tem sido demonstrado, agora, ao longo de um período de 50 anos, não é apenas um escorregão acidental de economista vencedor de prêmio – poderíamos dizer, “alegre-se, esse é o nível baixo do nosso adversário”.

Mas com esse tipo de concepção você termina no desastre de que temos experiência todos os dias. Nós afundamos numa dívida astronômica. As dívidas reais neste país (Inglaterra) devem ser contadas em trilhões. Mas o ponto importante é que eles vêm praticando orgias financeiras como resultado de uma crise estrutural do sistema produtivo. Não é um acidente que a moeda tenha inundado de modo tão adventista o setor financeiro. A acumulação de capital não poderia funcionar adequadamente no âmbito da economia produtiva. Agora estamos falando da crise estrutural do sistema. Ela se extende por toda parte e viola nossa relação com a natureza, minando as condições fundamentais da sobrevivência humana. Por exemplo, de tempos em tempos anunciam algumas metas para diminuir a poluição. Temos até um ministro da energia e da mudança climática, que na verdade é um ministro do lero lero, porque nada faz além de anunciar uma meta. Só que essa meta nunca é sequer aproximada, quanto mais atingida. Isso é uma parte integral da crise estrutural do sistema e só soluções estruturais podem nos tirar desta situação terrível.

SR - Você descreveu os EUA como levando a cabo um imperialismo de cartão de crédito. O que você quer dizer com isso?

IM – Eu lembro do senador norte-americano George McGovern na guerra do Vietnã. Ele disse que os EUA tinham fugido da guerra do Vietnã num cartão de crédito. O recente endividamento dos EUA está azedando agora. Esse tipo de economia só avança enquanto o resto do mundo pode sustentar sua dívida. Os EUA estão numa posição única porque tem sido o país dominante desde o acordo de Bretton Woods. É uma fantasia que uma solução neokeynesiana e um novo Bretton Woods resolveriam qualquer dos problemas dos dias atuais. A dominação dos EUA que Bretton Woods formalizou imediatamente depois da Segunda Guerra era realista economicamente. A economia norte-americana estava numa posição muito mais poderosa do que qualquer outra economia do mundo. Ela estabeleceu todas as instituições econômicas internacionais vitais com base no privilégio dos EUA. O privilégio do dólar, o privilégio aproveitado pelo Fundo Monetário Internacional, pelas organizações comerciais, pelo Banco Mundial, todos completamente sob a dominação dos EUA, e ainda permanece assim hoje. Não se pode fazer de conta que isso não existe. Você não pode fantasiar reformas e regulações leves aqui e acolá. Imaginar que Barack Obama vai abandonar a posição dominante de que os EUA dispõe, nesse sentido – apoiada pela dominação militar – é um erro.

SRKarl Marx chamou a classe dominante de “bando de irmãos guerreiros”. Você acha que a classe dominante vai trabalhar junta, internacionalmente, para encontrar uma solução?

IM – No passado o imperialismo envolveu muitos atores dominantes que asseguraram seus interesses mesmo às custas de duas horrendas guerras mundiais no século XX. Guerras parciais, não importa o quão horrendas são, não podem ser comparadas ao realinhamento do poder e da economia que seria produzido por uma nova guerra mundial. Mas imaginar uma nova guerra mundial é impossível. É claro que ainda há alguns lunáticos no campo miliar que não negariam essa possibilidade. Mas isso significaria a destruição total da humanidade. Temos de pensar as implicações disso para o sistema capitalista. Era uma lei fundamental do sistema que se uma força não pudesse ser assegurada pela dominação econômica você recorreria à guerra. O imperialismo global hegemônico tem sido conquistado e operado com bastante sucesso desde a Segunda Guerra Mundial. Mas esse tipo de sistema é permanente? É concebível que nele não surjam contradições, no futuro?

Algumas pistas vem sendo dadas pela China de que esse tipo de dominação econômica não pode avançar indefinidamente. A China não será capaz de seguir financiando isso. As implicações e consequencias para a China já são bastante significantes. Deng Xiaoping uma vez disse que a cor do gato – seja ele capitalista ou socialista – não importa, desde que ele pegue o rato. Mas e se, no lugar da caçada feliz do rato se termine numa horrenda infestação de ratos de desemprego massivo? Isso está acontecendo agora na China. Essas coisas são inerentes nas contradições e antagonismos do sistema capitalista. Portanto, temos de pensar em resolvê-los de uma maneira radicalmente diferente, e a única maneira é uma genuína transformação socialista do sistema.

SR - Não há em parte alguma do mundo econômico desacoplamento dessa situação?

IM - Impossível! A globalização é uma condição necessária do desenvolvimento humano. Desde que o sistema capitalista se tornou claramente visível Marx teorizou isso. Martin Wolf, do Financial Times tem reclamado de que há muitos pequenos, insignificantes estados que causam problemas. Ele argumenta que seria preciso uma “integração jurisdicional”, em outras palavras, uma completa integração imperialista – um conceito fantasia. Trata-se de uma expressão das contradições e antagonismos insolúveis da globalização capitalista. A globalização é uma necessidade, mas a forma em que é exequível e sustentável é a de uma globalização socialista, com base nos princípios socialistas da igualdade substantiva. Ainda que não haja desacoplamento na história do mundo, é concebível que isso não signifique que em toda fase, em todas as partes do mundo, haja uniformidade. Muitas coisas diferentes estão se desenvolvendo na América Latina, em comparação com a Europa, para não mencionar o que eu já assinalei sobre a China, o Sudeste Asiático e o Japão, que está mergulhado em problemas mais profundos. Vamos pensar no que aconteceu há pouco tempo. Quantos milagres tivemos no período do pós-guerra? O Milagre Alemão, o Milagre Brasileiro, o Milagre Japonês, o Milagre dos cinco Tigres Asiáticos? Engraçado que todos esses milagres tenham se convertido na mais terrível realidade prosaica. O denominador comum de todas essas realidades é o endividamento desastroso e a fraude. Um dirigente de um fundo hedge foi supostamente envolvido numa farsa envolvendo 50 bilhões de dólares. A General Motors e outras estavam pedindo ao governo norte-americano somente 14 bilhões de dólares. Que modesto! Eles deveriam ter dado 100 bilhões. Se um fundo hedge capitalista pode organizar uma suposta fraude de 50 bilhões, eles devem chegar a todos os fundos possíveis. Um sistema que opera nesse modo moralmente podre não pode provavelmente sobreviver, porque é incontrolável. As pessoas chegam a admitir que não sabem como isso funciona. A solução não é desesperar-se, mas controlá-lo em nome da responsabilidade social e de uma radical transformação da sociedade.

SRA tendência inerente do capitalismo é exigir dos trabalhadores o máximo possível, e isso é claramente o que os governos estão tentando fazer na Grã Bretanha e nos EUA.

IM – A única coisa que eles podem fazer é advogar pelos salários dos trabalhadores. A razão principal pela qual o Senado recusou a injetar 14 bilhões de dólares nas três maiores companhias de automóveis é que não puderam obter acordo sobre a drástica redução dos salários. Pense no efeito disso e nos tipos de obrigações que esses trabalhadores têm – por exemplo, repagando pesadas hipotecas. Pedir-lhes que simplesmente passem a receber metade de seus salários geraria outros tipos de problemas na economia – de novo, a contradição. Capital e contradições são inseparáveis. Temos de ir além das manifestações superficiais dessas contradições e de suas raízes. Você consegue manipulá-las aqui e ali, mas elas voltarão com uma vingança. Contradições não podem ser jogadas para debaixo do tapete indefinidamente, porque o carpete, agora, está se tornando uma montanha.

SRVocê estudou com Georg Lukács, um marxista que retomou o período da Revolução Russa e foi além.

IM – Eu trabalhei com Lukács sete anos, antes de deixar a Hungria em 1956 e nos tornamos amigos muito próximos até a sua morte, em 1971. Sempre nos olhamos nos olhos – é por isso que eu queria estudar com ele. Então aconteceu que quando eu cheguei para estudar com ele, ele estava sendo feroz e abertamente atacado, em público. Eu não aguentei aquilo e o defendi, o que levou a todos os tipos de complicações. Logo que deixei a Hungria, fui designado sucessor, na universidade, ensinando estética. A razão pela qual deixei o país foi precisamente porque estava convencido de que o que estava acontecendo era uma variedade de problemas muito fundamentais que o sistema não poderia resolver. Eu tentei formular e examinar esses problemas em meus livros, desde então. Em particular em "A Teoria Alienação em Marx" e "Para Além do Capital" (*). Lukács costumava dizer, com bastante razão, que sem estratégia não se pode ter tática. Sem uma perspectiva estratégica desses problemas você não pode ter soluções do dia-a-dia. Então eu tentei analisar esses problemas consistentemente, porque eles não podem ser simplesmente tratados no nível de um artigo que apenas relata o que está acontecendo hoje, ainda que haja uma grande tentação de fazê-lo. No lugar disso, deve ser apresentada uma perspectiva histórica. Eu venho publicando desde que meu primeiro ensaio justamente substancial foi publicado, em 1950, num periódico literário na Hungria e eu tenho trabalhado tanto como posso, desde então. À medida de nossos modestos meios, damos nossa contribuição em direção da mudança. Isso é o que tenho tentado fazer ao longo de toda minha vida.

SR - O que você pensa das possibilidades de mudança neste momento?

IM – Os socialistas são os últimos a minimizar as dificuldades da solução. Os apologistas do capital, sejam eles neokeynesianos ou o que quer que sejam, podem produzir todos os tipos de soluções simplistas. Eu não penso que podemos considerar a crise atual simplesmente da maneira que o fizemos no passado. A crise atual é profunda. O diretor substituto do Banco da Inglaterra adimitiu que esta é a maior crise econômica na história da humanidade. Eu apenas acrescentaria que esta não é apenas a maior crise na história humana, mas a maior crise em todos os sentidos. Crises econômicas não podem ser separadas do resto do sistema. A fraude e a dominação do capital e a exploração da classe trabalhadora não podem continuar para sempre. Os produtores não podem ser postos constantemente e para sempre sob controle. Marx argumenta que os capitalistas são simplesmente personificações do capital. Não são agentes livres; estão executando imperativos do sistema. Então, o problema da humanidade não é simplesmente vencer um bando de capitalistas. Pôr simplesmente um tipo de personificação do capital no lugar do outro levaria ao mesmo desastre e cedo ou tarde terminaríamos com a restauração do capitalismo. Os problemas que a sociedade está enfrentando não surgiram apenas nos últimos anos. Cedo ou tarde isso tem de ser resolvido e não, como o vencedor do Prêmio Nobel deve fantasiar, no interior da estrutura do sistema. A única solução possível é encontrar a reprodução social com base no controle dos produtores. Essa sempre foi a idéia do socialismo. Nós alcançamos os limites históricos da capacidade do capital controlar a sociedade. Eu não quero dizer apenas bancos e instituições financeiras, ainda que eles não possam controlá-las, mas o resto. Quando as coisas dão errado ninguém é responsável. De tempos em tempos os políticos dizem: “Eu aceito total responsabilidade”, e o que acontece? Eles são glorificados. A única alternativa exequível é a classe trabalhadora, que é a produtora de tudo o que é necessário em nossa vida. Por que eles não deveriam controlar o que produzem? Eu sempre enfatizei em todos os livros que dizer não é relativamente fácil, mas temos de encontrar a dimensão positiva.

terça-feira, 3 de fevereiro de 2009

Salvador Allende es más contemporáneo que casi todos nosotros

Carlos Peña
Fundación Salvador Allende

Carlos Peña, Rector de la Universidad Diego Portales, nos entrega su mirada respecto al libro "SALVADOR ALLENDE, Fragmentos para una historia" destacando que Allende es uno de esos raros casos que en vez de reflejar el tiempo que le tocó vivir, acaba definiéndolo. Ofrecemos aquí el texto completo de su intervención.

La figura de Salvador Allende –como lo muestra este libro en el que se reúnen desde notas de investigación a ensayos, todos referidos al papel que cumplió y a lo que dijo- es indiscernible de las interpretaciones que merece la epoca en la que él vivió y cuyo talante ayudó, sin ninguna duda, a configurar. Si casi siempre es verdad que cada uno es hijo de su tiempo; hay casos excepcionales, en que el asunto es a la inversa. Allende es uno de esos raros casos, uno de esos individuos que en vez de reflejarla, acaban definiendo a la epoca que le tocó vivir.

Y es que Salvador Allende es un personaje histórico en el sentido más estricto de esa expresión: mientras las personas comunes y corrientes pasamos por aquí y por allá, y dejamos rastros en la memoria y en la afectividad de quienes nos son cercanos -pero ninguna en la subjetividad colectiva- los personajes como Allende pasan a incorporarse para bien o para mal a la subjetividad de todos, y sus actos y sus palabras, las cosas que hizo y las que padeció, sus frustraciones y sus éxitos, sus imposturas y sus desplantes, acaban modelando la comunidad política y la subjetividad de cada uno de quienes la habitan.

Así entonces ocuparse de Allende, como ocurre con todas las grandes figuras, no consiste en una interpretación del sujeto en sí mismo y de su biografía, sino en una interpretación de la historia de la que él fue parte. Al pensar el continuo de sus actos y el momento trágico de su muerte, al intentar comprenderlos e inteligirlos, estamos en verdad haciendo el intento de comprender lo que somos o, si ustedes prefieren, de lo que hemos llegado a ser.

Hablar de Allende, es entonces, a fin de cuentas, hablar de ese puñado de tiempo que va desde el centenario y llega hasta nosotros porque, como veremos, el retrato que se hace de Allende en cada caso, es, también, un retrato -amable u hostil, severo o comprensivo, laudatorio o levemente irónico- de lo que somos hoy día y en especial de lo que han sido los últimos veinte años de la historia de nuestro país. El resultado es que Salvador Allende es más contemporáneo que casi todos nosotros, al extremo que el talante o la catadura de la epoca que nos ha tocado vivir es casi indiscernible, como vengo diciendo, de la manera en que hoy día comprendemos su figura.

¿Fue Allende el último republicano, como se asevera en uno de los ensayos de este libro? ¿Se trató en cambio de alguien que confió en las instituciones para intuir, sin embargo, ya casi al final, que ellas en vez de expresar la soberanía popular se habían diseñado para inhibirla y ahogarla? ¿Fue quizá Allende el narrador, por llamarlo así, de una utopía, una de las últimas que han poseído eficacia social en nuestro país?Cada uno de esos planteamientos –el Allende republicano, el desencantado de las instituciones, el utópico irredento, el amante de las masas, y podríamos seguir- es deudor de un cierto diagnóstico de la epoca.

Una somera revisión de algunos de los trabajos de este libro muestra eso que acabo recién de decir.

Para Gabriel Salazar, por ejemplo, Allende habría sido, durante buena parte de su vida -sin saberlo o sin quererlo, que para el caso da exactamente lo mismo- partícipe de una rutina institucional erigida sobre la base de defraudar, dice este autor, a la soberanía popular. Desde 1833 en adelante, y hasta hoy día, las instituciones consumarían una suerte de engaño liberal del que Allende se habría dado cuenta sólo el año 1972 cuando llamó al pueblo a deliberar acerca de las bases de una nueva constitución. Así entonces Allende sería un hombre de convicciones revolucionarias, es decir alguien que acogió las demandas de la clase popular, para usar los términos de Salazar, pero provisto de una comprensión más bien pobre del proceso histórico.

Marxista desde el punto de vista de los intereses a los que adhería, Allende no lo sería a la hora de comprender las instituciones y por eso se habría dejado engañar confiando más de la cuenta en ellas. La figura de Allende reflejaría así, como si fuera un espejo, las ilusiones y los engaños del pueblo el que, engatusado por las instituciones liberales, habría bajado la guardia luego de los arrestos revolucionarios de comienzos del siglo veinte. Allende, según ese punto de vista, sería una figura histórica de proporciones, de eso no cabría duda, pero lo habría sido más por su sensibilidad que por su inteligencia histórica o política.

Casi como derivada de la interpretación anterior se encuentra, en este mismo libro, la tesis que la figura de Allende y su papel en la historia proviene más bien de un acontecimiento, por decirlo así, verbal: Salvador Allende habría comenzado a narrar una utopía, la de la democracia proletaria, que nunca había sido antes narrada. O, para echar mano a otra de las interpretaciones que insinúa este libro, Allende habría sido el único político del siglo XX en el que las masas encontraron reconocimiento, es decir, el único político que era capaz de ver en ellas el valor que ellas se atribuían a si mismas.

En el otro extremo de estas interpretaciones, se encuentra la tesis según la cual Allende fue uno de los últimos representantes del espíritu ilustrado, de ese ánimo laico y liberal que estaría a la base de nuestras instituciones desde la consolidación del estado. La escena final de Salvador Allende (la contención de sus discurso, la plena conciencia simbólica del momento, el cuidado de las formas) sería, hasta cierto punto, el final de una epoca cuyo espíritu noble él, a pesar de su izquierdismo, reza esta tesis, representaría. Allí donde las otras interpretaciones ven una mentira –puesto que las instituciones no harían más que encubrir las contradicciones sociales- esta otra lectura ve la única verdad posible digna de ser rescatada. Allí donde las otras interpretaciones ven en Allende la víctima de una mentira histórica, esta última interpretación rescata de Allende su capacidad para oir, en la hora final, la única verdad posible, el valor de las instituciones.

En cada una de esas tesis (Allende como víctima de instituciones mentirosas como el único capaz de representarlas o, en fin, como el único en condiciones de trascenderlas mediante la utopía) salta a la vista, como ustedes advierten, cuánto pesa el presente en los análisis históricos: para quienes ven en los últimos veinte años una suma de transacciones y componendas, una simple administración del modelo, como suele decirse, Allende es una figura casi compensatoria, una muestra del espíritu caballeresco del que la política, todos estos años, se habría despojado. Para quienes, por su parte, ven en el estado de compromiso un permanente escamoteo de la soberanía popular, Allende es un revolucionario que es víctima de una ilusión óptica, alguien que sólo en la hora undécima es capaz de despertar del hechizo que a nosotros se nos habría finalmente revelado.

Por supuesto cada una de esas interpretaciones es, bajo ciertas condiciones plausible (y a ellas cabría, además, agregar otras de las que, en abundancia, nos proporciona la literatura); pero en vez de evaluar la verosimilitud de esos puntos de vista, quizá sería mejor preguntar por qué ponemos tanto empeño hoy día no solo en celebrar (lo que, claro, está justificado de sobra) sino especialmente en auscultar la figura de Allende.

Se trata de un problema interesante para la izquierda, sobretodo si ustedes recuerdan que En el dieciocho brumario de Luis Bonaparte, Marx aconseja que las revoluciones saquen su poética del porvenir y no del pasado. “Una revolución, dice Marx, no puede comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado y debe dejar que los muertos entierren a sus muertos…”

¿Por qué hemos abandonado ese consejo de Marx ahora, en el centenario del nacimiento de Allende al extremo que, como hemos visto, la reflexión sobre su figura acaba siendo casi siempre una reflexión sobre lo que somos hoy?

Quizá la explicación para ese fenómeno radique en que el porvenir como lo concebía Marx y como lo soñó Allende –la historia conducida por las masas populares convertidas en sujeto- desgraciadamente ya no existe. Los procesos de modernización que nuestro país ha experimentado en los últimos veinte años –desde la expansión del consumo a la escolaridad, pasando por los cambios urbanos- han transformado al antiguo proletario en un consumidor, a las masas en muchedumbres más o menos inorgánicas, a los viejos políticos en plácidos parlamentarios, a las demandas sociales que se movilizan en las calles en intereses que se priorizan en el escritorio de un policy maker. En medio de ese escenario, que para bien o para mal es el que tenemos hoy día ante los ojos, la única posibilidad de la esperanza reside en mantener con porfía la memoria de lo perdido y de lo desaparecido. Y esa es la explicación de porqué volvemos una y otra vez sobre Allende.

Es como si supiéramos que en la memoria se encuentra la única posibilidad a nuestro alcance de resistir el secuestro de la vida y de la política que desgraciadamente efectúan los procesos de modernización.