quarta-feira, 27 de setembro de 2017

Brasil, entre la violencia y la desesperanza

Fernando de la Cuadra
Rebelión

Con la aprobación de la mayoría de los miembros del Supremo Tribunal Federal (STF) para dar proseguimiento a la denuncia contra el presidente Temer en la Cámara de Diputados, se inicia un nuevo ciclo de negociaciones del Palacio do Planalto para intentar revertir un fallo favorable entre los legisladores, utilizando para ello todas las artimañas y recursos disponibles, desde las conversaciones de corredores ofreciendo beneficios y aprobación de proyectos hasta la más descarada extorsión de los congresistas.

Temer fue denunciado hace un par de semanas por el saliente Contralor General de la República, Rodrigo Janot, por los crímenes de obstrucción de la justicia y participación en una organización criminal. La votación final de los 11 miembros del STF fue contundente, votando incluso a favor de la denuncia el recientemente nominado ministro Alexandre de Moraes, quien fuera un estrecho colaborador del gobierno de Michel Temer, ocupando inclusive la cartera de Justicia.

A esta denuncia del ex Contralor, se suma la delación premiada de otro ex amigo y colaborador de Temer, el empresario Lúcio Funaro, quien ha afirmado ante la Justicia que el grupo formado por Michel Temer y los ex diputados Eduardo Cunha y Henrique Alves (ambos en la cárcel) de recibir cerca de R$ 250 millones en propinas entregadas por la Caixa Económica Federal, la cual era controlada por la máquina del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al cual pertenecen los tres denunciados. Es una historia que no termina y cada vez con mayor frecuencia Temer aparece vinculado a nuevos arreglos de corrupción y favorecimientos ilícitos.

Como apuntado en otras columnas, hasta ahora el presidente cuenta con el beneplácito de los conglomerados empresariales que continúan enriqueciéndose con las concesiones entregadas por el gobierno, así como también están a la expectativa de futuros negocios en el ámbito de la industria extractivista (minería y petróleo) como de otras actividades claves (construcción civil, pecuaria y agricultura, farmacéutica, seguridad). Por lo mismo, Temer sigue manteniendo el apoyo de una parte importante del Congreso, el llamado “centrão” conformado precisamente por representantes de estos grupos, junto a pastores de iglesias evangélicas, ex militares y agentes policiales. Sin embargo, la pregunta que permanece es hasta cuando el actual mandatario va a conseguir mantener esta adhesión, en un contexto de recurrentes escándalos de corrupción que abalan su gobierno.

Lo realmente trágico es que el actual ordenamiento político gubernamental brasileño ni siquiera responde a la concepción oligárquica de que el poder debe ser conferido a los más capaces en desmedro del poder delegado a los más numerosos. Diferentemente, lo que impera en Brasil es una cofradía de delincuentes de cuello blanco que están vaciando los cofres públicos, cual piratas que se reparten un botín adquirido por medios ilegítimos, consagrando una vez más el “asalto al Estado” tan propio de las formas patrimonialistas existentes desde los tiempos de la Colonia.

La elite no tiene el menor escrúpulo en jactarse de malversar la riqueza del país y los impuestos de los contribuyentes en un clima de absoluta impunidad y ausencia de control por parte de los órganos supuestamente fiscalizadores que deberían custodiar y velar por el cumplimiento de las leyes y del bien común. El papel desempeñado por el Congreso Nacional en la aceptación tácita de los crímenes cometidos por empresarios y políticos es especialmente significativo en el caso del propio Temer, quien a pesar de todas las evidencias en su contra fue absuelto en la Comisión de Constitución y Justicia (CCJ) de la Cámara de Diputados.

Junto con ello, el país sigue amargando las penurias del ajuste, con recortes significativos en sectores muy sensibles como la educación. Según un estudio reciente realizado por la UNESCO, el presupuesto destinado a la educación básica ha caído de 7,4 billones en 2015 a solo 3,5 billones para el bienio 2017-2018. La situación de inversión en la educación técnica y superior muestra la misma tendencia hacia un drástico descenso.

En este contexto de crisis económica, política e institucional, la guerra entre pandillas de narcotraficantes está tomando cuenta del país, no solo en la favela da Rocinha en Rio de Janeiro –como ha sido difundido profusamente- sino que también en las principales ciudades y capitales de la Federación. Entre el saqueo del Estado y las bandas criminales que imponen su poder a través de la violencia y el terror, los ciudadanos se encuentran paralizados por la incerteza sobre sus vidas y sobre el futuro. Contrariando el arribo de la primavera, el horizonte de este país se ve lleno de sombríos nubarrones.

segunda-feira, 11 de setembro de 2017

Último discurso de Salvador Allende


Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.

Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.

Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

quarta-feira, 6 de setembro de 2017

Preparando otro crimen contra la humanidad

Ariel Dorfman
Página 12

La noticia de que Estados Unidos va a gastar un trillón de dólares en modernizar su fuerza nuclear ha provocado preguntas acerca de si tal estrategia, que incluye misiles “stealth” (furtivos) que no podrían ser detectados por fuerzas enemigas, no terminará desestabilizando la relación con los otros gobiernos que poseen bombas atómicas, generando una peligrosa carrera armamentista. Pero otra interrogante, una que nos ronda hace más de siete décadas, es, a mi parecer, más importante y primigenia: ¿fue Hiroshima un crimen de guerra?

Responder a tal pregunta ha cobrado urgencia debido a la promesa de Donald Trump de desatar “furia y fuego como el mundo nunca ha visto antes” contra Corea del Norte así como debido al ultimátum igualmente insensato de parte de Kim-Jong-Un, amenazas mutuas que indican que un nuevo genocidio en nuestros tiempos ya no es inconcebible.

Por mi parte, no me cabe duda de que el bombardeo de Hiroshima el 6 de agosto de 1945, que mató, por lo menos, a 146.000 hombres, mujeres y niños y dejó muchos miles más dañados de por vida, constituyó, en efecto, un crimen de guerra. Contrariamente a la tesis de que tal asalto era la única manera de esquivar una invasión de las tierras enemigas que hubieran llevado a innumerables bajas entre las tropas Aliadas, investigadores han constatado que la razón por la cual Japón capituló fue por temor a que la Unión Soviética (que acababa de declararle la guerra al Imperio del Sol Naciente) se apoderara de la mitad del territorio nipón. Los hallazgos y conclusiones de Gar Alperovitz, Murray Sayle y Tsyuyoshi Hasegawa, entre otros, arrasan con el mito de que el primer ataque nuclear de la historia - al que hay que añadir el segundo contra Nagasaki el 9 de agosto - era inevitable.

Y, sin embargo, aquel mito persiste. Dos años atrás una encuesta del Pew Research Center indicó que el 56 por ciento de los estadounidenses creía que ese bombardeo estaba justificado, un número considerable, aunque muy disminuido del 85 por ciento que defendía esas atrocidades en 1945. Mi propia experiencia avala tales cifras. Cuando escribí en The New York Times hace unas semanas (en un artículo que publiqué también en estas páginas) que Hiroshima era un crimen de guerra, recibí una serie incesante de mensajes destemplados de parte de gringos iracundos: ¿cómo me atrevía yo (un sucio chileno) a dudar acerca de la benevolencia de una maniobra militar que tantas vidas había salvado?

¿Acaso esas personas no se dan cuenta de que al insistir en la inocencia de los Estados Unidos no sólo tratan de mitigar su culpa por el genocidio de centenares de miles de seres humanos, sino que facilitan y alientan la retórica belicosa de Trump (“todas las opciones están abiertas”, es su última andanada) y, también, por cierto, el gasto de un trillón de dólares letales para remozar el arsenal nuclear?

Aquellos que juran estar a favor de tales métodos salvajes deberían comprender que, aun si las embestidas mortales que asolaron a Hiroshima y Nagasaki fueron, como se supone equivocadamente, un “mal necesario”, eso no obviaría que tal asalto se condene como un crimen contra la humanidad. Tal como lo fue la masacre japonesa de Nanking, y los horrores alemanes procesados en Nuremburg, los incendios aéreos intensivos de los Aliados contra Dresden y Hamburgo, el asesinato masivo de prisioneros perpetrados por los soviéticos al final de la Segunda Guerra Mundial, la destrucción a mansalva de Vietnam de parte de Johnson y Nixon, y los ataques de gas de Saddam Hussein contra Irán y Bashar al Assad en Siria. Y tal como lo sería cualquier uso norcoreano de su arsenal minúsculo, con su “mar de fuego” y las absurdas bravatas de aniquilar a los Estados Unidos o al territorio colonial de Guam, que solo incrementan la eventualidad de una catástrofe.

La discusión en torno a si Hiroshima fue un crimen de guerra no es un ejercicio académico. Es esencial para que tengan sentido las palabras “nunca más” que una humanidad consternada pronunció después de las primeras detonaciones nucleares, esencial para que no tengamos que presenciar, como lo profetizó el filósofo Federico Nietzsche en 1888, “guerras como las que el mundo nunca ha visto antes.”

Dudo, por cierto, de que Trump sepa quién es Nietzsche, ni menos que haya leído esa frase de Ecce Homo que aturdidamente, y sin conocer su origen, ha repetido en estos días al blandir la posibilidad de desencadenar una ola de “fuego y furia”.

Pero el nombre de Einstein debe tener alguna resonancia para Trump, hasta para alguien tan iletrado como él. Einstein, cuyos descubrimientos de los secretos del universo condujeron a las bombas que este Presidente insano ofrece con tanto desparpajo soltar sobre sus rivales, dijo, cuatro años después de que Washington destruyó aquellas dos ciudades japonesas, “No sé con qué armas se ha de llevar a cabo la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta será una pelea con piedras y palos.”

Si todo el planeta se vuelve como Hiroshima, si no podemos impedir un nuevo crimen de guerra que puede terminar en un apocalipsis para todos, que nadie declare - si acaso alguien queda con vida - su inocencia.

sábado, 2 de setembro de 2017

Temer y el regreso al neoliberalismo noventero

José Robredo
El Ciudadano

Esta semana Michel Temer cumple un año como presidente de Brasil, cargo que asumió de forma interina en mayo del año pasado tras propiciar e impulsar el impeachment contra Dilma Rousseff, y lo festeja en medio de un complejo escenario político interno en el país: Acusaciones de soborno que lo tuvieron al borde del juicio político, extensas jornadas de protestas y grandes movilizaciones sociales han caracterizado estos doce meses a la cabeza del gobierno.

A pesar de la presión social, que se refleja en solo un 5% de aprobación en las encuestas, Temer se ha sostenido en el poder gracias al apoyo del Parlamento, el que se encuentra en tela de juicio por la vinculación de varios diputados y senadores en el caso Lava Jato, lo que no ha impedido que comience a implementar su giro neoliberal tras 15 años de gobiernos progresistas.

Brasil, la economía más potente del continente, se encuentra en una grave crisis, la que se ha manifestado en los últimos dos años con cifras negativas -en 2015 y 2016 se contrajo en 3,5 y 3,6 por ciento, respectivamente- lo que se traduce en un alza del desempleo y un déficit fiscal cercano a los 49.000 millones de dólares.

Ante esto, Temer comienza a desplegar su programa neoliberal e inicia el cierre de las políticas sociales que se llevaron a cabo bajo las administraciones de Lula -que se encuentra en campaña para volver a la presidencia- y Dilma Rousseff. Para ello, ha presentado un nuevo paquete de privatizaciones de 57 empresas públicas para recaudar casi US$ 14 mil millones, donde destaca la gigante ElectroBras, y que es la continuación del proceso iniciado el año pasado. La medida fue resuelta por el Consejo del Programa de Asociaciones en Inversiones (PPI) de la Presidencia, órgano multiministerial que decide cómo se realizan los procesos de privatización de estatales brasileñas y las concesiones a privados.

También son parte de esta propuesta de privatización la venta del aeropuerto de Congonhas, en Sao Paulo (el segundo mayor del país en número de pasajeros), la Casa de la Moneda, y Lotex, organismo a cargo de la venta de lotería y apuestas. También resaltan vender 49 por ciento de la Empresa Brasileña de Infraestructura Aeroportuaria (Infraero) en los aeropuertos de Guarulhos (San Pablo), Confins (Belo Horizonte), Brasilia y Galeao (Río de Janeiro).

Para entender el contexto político que se desarrolla en el gigante latinoamericano, El Ciudadano conversó con el académico y analista Fernando de la Cuadra, quien expresa que las medidas significan que “su gobierno permanecerá como refuerzo de las fuerzas políticas tradicionales y de los conglomerados económicos nacionales e internacionales”.

Esta semana Temer cumple un año en el poder. ¿Las medidas económicas presentadas son la primera muestra de su “consolidación” en el cargo?

En efecto Temer ya cumple un año en el cargo y contra todas las previsiones de hace un par de meses, los últimos acontecimientos nos inducen a pensar que él continuará en el cargo hasta el final de su mandato. Puede parecer una flagrante contradicción afirmar que alguien que viene mostrando índices tan bajos de aprobación de la ciudadanía pueda mantenerse en su puesto. Cuando muchos analistas presagiaban que la pérdida de su mandato era inminente, Temer ha conseguido articular apoyos en base a promesas de financiamiento de proyectos para parlamentarios y políticos, por medio de medidas que privilegian a poderosos grupos económicos nacionales y extranjeros o a través de diversas modalidades de chantaje puro y directo. En estos días, los anuncios hechos por el Gobierno pueden en efecto permitir la consolidación de Temer en el poder, especialmente si se considera los grandes beneficios que proporcionará a los consorcios económicos la venta de las generadoras del sistema Electrobras a un precio que se estima es menos del 10 por ciento de su valor real.

¿Cuáles son las implicancias que tiene esta decisión para el reimpulso de la economía brasileña?

Según los cálculos de especialistas, aun cuando se aplique la depreciación correspondiente, el valor de los activos de la empresa de electricidad llegaría a los 370 mil millones de reales (unos US$ 110 mil millones) y no a los 20 o 30 mil millones de reales (algo más de US$ 6 mil millones) que el gobierno espera recaudar con su venta. Todavía más escandaloso resulta el anuncio del gobierno para abrir la concesión para explotación mineral y forestal de la Reserva Nacional de Cobre (Renca), una extensa área de casi 5 millones de hectáreas. De prosperar esta política de concesiones en el Amazonas, el país se enfrentará a nuevos riesgos en la conservación de su biodiversidad y en la protección de los pueblos originarios que habitan en esa floresta. Estas y otras medidas se realizan con el evidente objetivo de aumentar la base de apoyo de un mandatario que a pesar de ser el más impopular de la vida política reciente, ha demostrado que se puede hacer un uso inescrupuloso del “Todo Vale” para mantenerse en el poder.

Temer se mantiene en el cargo a pesar de su pobrísima aprobación pero con el apoyo del Parlamento. ¿Cómo se entiende esta combinación?

Por ejemplo, desde comienzos de julio y hasta poco antes del rechazo de la acusación contra Temer en la Comisión de Constitución y Justicia (CCJ), el gobierno había aprobado un total de mil novecientos millones de reales en propuestas de diputados y senadores que necesitaban de tales proyectos para conseguir o mantener el apoyo de los electores. En los primeros seis meses de este año esa cifra fue menor, lo cual torna evidente como el gobierno utilizó hasta el límite los recursos fiscales para presionar a los miembros del CCJ a rechazar el proseguimiento de la denuncia contra el presidente.

¿Hay un carácter regresivo en las medidas de Temer? Considerando que desde Fernando Cardoso no se veían medidas de este calibre

Sin duda, estoy convencido del carácter regresivo de este gobierno, en muchos ámbitos. Las Universidades Federales han experimentado cortes de presupuestos que llegan hasta un tercio del presupuesto histórico que tenían. Eso ha implicado que muchos alumnos perdieron sus becas de estudio, que la infraestructura se encuentra abandonada, que no existe casi ningún tipo de inversión nueva para mejorar las salas de clases, los edificios, los baños. Ni hablar de los cortes en el campo de la investigación científica, que se encuentra en niveles irrisorios, casi inexistente. En definitiva, Temer se está aprovechando de su impopularidad para hacer el “trabajo sucio” que le impusieron los grupos económicos y los sectores más conservadores del país. Mientras no concluya la reforma laboral, del sistema previsional, la reducción de los gastos sociales, etc., su gobierno permanecerá como refuerzo de las fuerzas políticas tradicionales y de los conglomerados económicos nacionales e internacionales.

¿Cómo se puede proyectar el escenario político en Brasil a partir de estos anuncios?

Es una pregunta difícil. A pesar de lo señalado en líneas anteriores, considero que pronosticar lo que va a suceder en el escenario político brasileño es una tarea muy riesgosa. Brasil se ha transformado en un país impredecible y en cualquier momento pueden surgir nuevas informaciones o hechos que le den un giro radical al escenario político. Con las filtraciones de las grabaciones que envolvían a Temer se esperaba un desenlace fatal a cualquier momento y, sin embargo, por los mecanismos que comentaba en líneas anteriores, el presidente se ha conservado en su cargo. Otras acusaciones aún más graves pueden venir a cambiar este panorama y alterar la actual correlación de fuerzas que le da sustento a Temer y su grupo cercano. Al final, me quedo con un dicho popular que hoy día cobra más vigencia que nunca: “Brasil no es para principiantes”.

sexta-feira, 1 de setembro de 2017

Cambio climático y educación ambiental

Fernando de la Cuadra
El Mostrador

En la actualidad existen pocas opiniones que nieguen la existencia del cambio climático y probablemente entre quienes admiten este axioma exista un grupo un poco menor que reconozca que dicho cambio tiene su principal fuente en los procesos productivos y la actividad desarrollada por la humanidad desde mediados del siglo XIX, es decir, de aquello que se ha convenido en llamar la dimensión antropogénica del cambio ambiental global.

Sin embargo, a pesar de su incontestable presencia en la sociedad contemporánea, el cambio climático no ha sido internalizado ni por la sociedad ni por los individuos como un factor que coloca en serio riesgo la continuidad de nuestra especie. Es como si el fenómeno del efecto invernadero y el calentamiento global que se constata en diversos eventos y desastres climáticos -huracanes, tornados, ciclones, inundaciones, lluvias torrenciales, deshielo de los polos y aumento del nivel del mar, sequía y desertificación- no fuera asumido conscientemente como algo que está y continuará afectando la vida del planeta en el largo, mediano y hasta en el corto plazo.

Es una contradicción entre lo que sabemos y la actitud concreta que tomamos como personas y comunidades para mitigar o compensar los efectos deletéreos de las catástrofes climáticas que se presentan de manera cada vez más frecuente en los diversos rincones de la tierra. Es lo que el sociólogo inglés Anthony Giddens ha definido como la “paradoja de Giddens”. Esta paradoja consistiría en una postura que tendrían las personas en su comportamiento diario, en donde pese a la certeza del impacto que el calentamiento global podría tener sobre nuestras vidas, continuamos deslumbrados por llevar una vida de consumo ilimitado, impulsado por satisfactores inventados para proporcionar una felicidad de corto plazo. Y precisamente debido al hecho de que estos cambios no son palpables, inmediatos, concretos o visibles, hace que, en general, nos comportemos pasivamente ante una situación de indudables y nefastas consecuencias  sobre la vida del planeta. La paradoja de Giddens nos confronta con un horizonte incierto, quizás el mayor desafío que debe encarar la humanidad: la perdida acelerada de biodiversidad y la extinción de muchas especies indispensables para mantener los equilibrios de los ecosistemas. A pesar de todas las evidencias acumuladas a la fecha, la mayoría de la gente continúa consumiendo bastante más de lo estrictamente necesario y apostando a que el planeta va a encontrar los mecanismos para auto-regularse, reestablecer su equilibrio sistémico y mantener su capacidad de reproducción de vida.


Por lo mismo, es fundamental que exista una política activa de educación ambiental que se proponga formar una consciencia lúcida sobre los riesgos del actual patrón de desarrollo, especialmente orientado hacia las generaciones más jóvenes, forjando ya a partir de la infancia una conciencia ciudadana sobre las nefastas consecuencias que tiene sobre el conjunto de la humanidad el uso desmedido de los recursos naturales y la generación exponencial de desechos sobre la tierra. Ello implica también prepararse para los desafíos que plantean los futuros escenarios climáticos que se vislumbran cada vez más graves y complejos, a no ser que exista un giro radical de nuestra insana obsesión por el productivismo y el crecimiento y nuestra compulsión por el consumo.

En ese marco, la educación ambiental debe propiciar un cambio en el modelo de desarrollo hacia un estilo que permita generar un consumo moderado que sea compatible con las capacidades de reproducción y supervivencia de los ecosistemas y, por lo tanto, solidario con el medio ambiente. Por lo mismo, pensamos que el reciente anuncio realizado por el ejecutivo de incorporar en la malla curricular escolar la disciplina de “Cambio climático” representa un avance importante en la política pública, permitiendo en definitiva que “la educación ambiental marque la diferencia y cada vez más personas estén comprometidas con el cuidado y con la protección del medio ambiente”.

Sin embargo, no es suficiente que la preocupación con la educación ambiental sea una tarea solo de los gobiernos nacionales y locales. La ciudadanía también tiene que asumir un papel más activo y responsable con relación al cuidado del medio ambiente. Por cierto, la educación ambiental es una herramienta esencial que facilita este proceso de toma de conciencia, aunque ello posteriormente debería ser replicado en diversas instancias de la vida comunitaria. Es la conciencia de que nuestro actual modelo de vida, de desplazamiento, de uso de energía, de apropiación de los bienes comunes, está colaborando ostensiblemente en la aceleración del calentamiento global y el cambio climático. Como señalaba hace años atrás la economista Elinor Ostrom, la problemática del cambio climático debería ser enfrentada a través de una perspectiva multiescalar, en la que se articulen las acciones surgidas desde el ámbito de los macro acuerdos multilaterales -como las Conferencias de las Partes- hasta las pequeñas acciones cotidianas realizadas por los ciudadanos y las comunidades locales. Desde esa perspectiva, la educación ambiental juega y deberá desempeñar un papel central en los esfuerzos por transformar el comportamiento y estilo de vida de los ciudadanos, potenciando la capacidad crítica da las personas y formando millones de agentes comprometidos con la mitigación y resiliencia al cambio climático, así como con un ethos global que restituya la relación de respeto y cooperación entre los seres humanos y la naturaleza.