segunda-feira, 31 de maio de 2010

Israel ataca la flota de ayuda humanitaria a Gaza


Agencias

El Ejército israelí ha atacado esta madrugada la flotilla de seis barcos, con más de 750 personas a bordo, que transportaba ayuda humanitaria para Gaza. En el ataque han muerto al menos 10 activistas y otros 30 han resultado heridos, aunque algunos medios elevan la cifra a 19 y hablan de más de 36 heridos.

Las víctimas son activistas que viajaban en el buque turco Mavi Marmara y la acción militar se ha producido en aguas internacionales. Entre las 750 personas que forman parte del convoy humanitario que viajaba hacia Gaza hay tres españoles. Dos de ellos, Laura Arau y Manuel Tapial, son miembros de la organización Cultura, Paz y Solidaridad y el tercero es David Segarra, periodista del canal de televisión Telesur. Manuel Tapial ha estado durante los últimos días escribiendo numerosas entradas en su blog en las que contaba detalles de la expedición, y en las últimas horas remarcaba la inquietud que le producía la presencia militar israelí en torno a los barcos. El Gobierno español ha asegurado que los tres españoles están bien y a la espera de ser repatriados a España.

El Gobierno de Israel ha lamentado esta mañana, en rueda de prensa, la muerte de los activistas pero ha asegurado que las intenciones de la flotilla eran ilegales y que desoyeron las advertencias hechas de "forma pacífica" por parte del Ejército para que abandonaran su intención de llegar hasta Gaza. El Gobierno israelí ha asegurado que dentro de los barcos interceptados han encontrado armas y que los militares israelíes han sido atacados por miembros del convoy, a los que acusan de pertenecer a "Hamás y Al Qaeda", con "fuego real, cuchillos y palos". El Ejecutivo israelí reconoce que existe un bloqueo contra Gaza, pero asegura que este está justificado "para evitar ataques contra la población civil de Israel" y sostiene que la ayuda humanitaria que los activistas tenían previsto entregar en territorio palestino no es necesaria porque "Gaza tienen sus necesidades humanitarias cubiertas".

Horas antes, el Ejército aseguró en una nota que no había atacado el convoy sino que se había limitado a hacer cumplir la orden del Ejecutivo de Tel Aviv de impedir cualquier entrada no autorizada al enclave palestino. El ministerio de Exteriores ha asegurado en su Twitter que los activistas atacaron a los militares israelíes con cuchillos.

La acción del Ejército israelí ha tenido una "enérgica respuesta" por parte de Turquía y de Hamás. El Gobierno de Ankara ha advertido a Israel de que la acción militar de está noche tendrá "consecuencias irreparables" y ha llamado a consultas al embajador israelí en Ankara. Por su parte, Hamás ha llamado a llevar a cabo una intifada contras las embajadas israelíes. El presidente palestino, Mahmud Abbás, ha decretado tres días de luto en los territorios palestinos. El ministerio de Exteriores español también ha llamado al embajado israelí Rafael Schutz , para pedirle explicacones por los "inaceptables" y "gravísimos" hechos ocurridos esta madrugada.

Evacuación de los heridos

Los heridos están siendo evacuados al puerto israelí de Ashdod, al sur de Israel, donde el Ejército ha empezado a levantar un campamento. Los periodistas que esperaban la llegada de los heridos han sido desalojados y los miembros de la flotilla están incomunicados ya que se han cortado las comunicaciones teléfonicas.

La portavoz del Ejército israelí, Avital Leibovitz, ha confirmado a los periodistas que esperan la llegada a puerto de los barcos que la acción militar israelí se ha producido en aguas internacionales. Leibovitz ha anunciado que uno de los seis buques ha llegado ya y que sus ocupantes están pendientes de pasar el proceso de inmigración. Sobre los hechos ocurridos al bordo del Mavi Marmara, la portavoz israelí ha relatado que los militares fueron atacados por una decena de activistas que portaban palos y dos pistolas, que habían arrebatado a los soldados israelíes.

La confrontación se perfilaba el domingo por la noche inevitable en el extremo este del Mediterráneo. El Ejército israelí ultimaba un impresionante dispositivo con el que pretendía interceptar a los cientos de activistas propalestinos que navegaban rumbo a la franja de Gaza a bordo de seis barcos. La tripulación de la llamada flotilla de la libertad reiteró que no tenían intención de rendirse. El Ejército insistió en que no permitiría a los activistas atracar en el puerto de Gaza. Naciones Unidas y la Unión Europea habían llamado a la responsabilidad de las partes con el fin de evitar el incidente.

El objetivo de los activistas, de 60 nacionalidades distintas, era hacer llegar a la franja de Gaza 10.000 toneladas de ayuda humanitaria. Las flota de barcos partió el pasado 22 de mayo del puerto de Estabul y más allá de la entrega de materiales de construcción y de medicinas, a lo que de verdad aspiraban estos grupos de derechos humanos era burlar el bloqueo que Israel mantiene sobre la población de Gaza desde que Hamás se hizo con el control de la franja hace tres años.

domingo, 30 de maio de 2010

Colombia: Santos y Mockus a segunda vuelta


Agencias

Si se conserva la tendencia, ambos postulantes a la presidencia irían al balotaje que se realizará el próximo 20 de junio y será en esta instancia en la que se decidirá al sucesor de Álvaro Uribe. Con estos resultados, Mockus deberá en este tiempo recurrir a las alianzas con otros candidatos para tener posibilidad de ser el jede de Estado.

Con el 86,25% de las mesas escrutadas en Colombia, el candidato del Partido de la U, Juan Manuel Santos, logra el 46,47% de los votos frente al 21,68% de su rival del Partido Verde, Antanas Mockus. Si se conserva esta tendencia, ambos políticos irían a una segunda vuelta el próximo 20 de junio para decidir quién será el sucesor de Álvaro Uribe en la Presidencia del país. Con estos resultados preliminares, está claro que Mockus deberá en este tiempo recurrir a las alianzas con otros candidatos para tener chance de ser presidente.

Tercero en la contienda marcha el candidato por la agrupación Cambio Radical, Germán Vargas, con el 10,33%. Más atrás se ubican Gustavo Petro, del Polo Democrático Alternativo; Noemí Sanín, del Partido Conservador; Rafael Pardo, del Partido Liberal; Jairo Calderón, del partido Apertura Liberal; Robinson Debia, de la agrupación La Voz de la Consciencia; y Jaime Araújo, de la Alianza Social Afroamericana. Tal como van las proyecciones, se estima que un poco más de 15 millones de personas acudieron a las urnas.

Grandes diferencias

Santos –cuyo partido domina el Congreso- representa a un sector muy importante de la política tradicional y Mockus –con una mínima participación parlamentaria- recoge a muchos inconformes y nuevos votantes. El candidato del Partido de la U es un pragmático que ha trabajado para tres presidentes desde 1990. En 2005 pasó de militar en el opositor Partido Liberal a convertirse en ficha clave de Álvaro Uribe en su segundo mandato, donde fue ministro de Defensa. Le dio durísimos golpes a la guerrilla y sufrió un escándalo por ejecuciones extrajudiciales. Promete un gobierno de prosperidad democrática.

Mockus, en cambio, es un político atípico, que ha sido elegido dos veces como alcalde de Bogotá y que fue rector de la Universidad Nacional. El candidato del Partido Verde cuestiona los métodos empleados por Uribe y promete un gobierno de legalidad democrática y “escribir la historia con lápices y no con sangre”.

La profesora Socorro Ramírez, de la Universidad Nacional de Colombia, expresa que este domingo hay varias cosas en juego. “Por un lado, la continuidad de las políticas de Uribe. No es solo los métodos que ha usado en estos ocho años, sino también la capacidad de construir una política de vecindad e inserción de Colombia en América Latina”, dice Ramírez, quien fue candidata presidencial anteriormente.

sábado, 29 de maio de 2010

Fernando Calderón: “No creo que el socialismo del siglo XXI sea tal”

Javiera Olivares
La Nación

Experto en política latinoamericana y movimientos sociales, el doctor en sociología desmenuza el escenario de la región, analiza el desgaste concertacionista y la llegada de la derecha chilena al gobierno. De Chávez y su acuñado socialismo del siglo XXI toma distancia y afirma que le falta una producción teórica y una fuerza política que lo sustente.

En medio de tertulias académicas y visitas familiares de rigor -incluido el cumpleaños de uno de sus nietos-, el sociólogo boliviano Fernando Calderón revive por estos días su vínculo con Chile. Si hay algo que une al experto en política latinoamericana con nuestro país, además de sus dos hijos chilenos, es su paso por la Escuela de Sociología de la Universidad de Chile durante la década de los 70. Especialista en movimientos sociales de la región, ex asesor regional en Desarrollo Humano y Gobernabilidad Democrática del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y ex secretario general del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), Calderón está de visita en nuestro país, invitado por la Universidad Alberto Hurtado.

“Mi paso por Chile en los ’70 marcó mi vida y la de una generación. Fue una impronta cultural, que más allá de las tragedias, marcó un sello en la región”, asegura Calderón, quien es parte de la generación que él mismo denomina “maldita”. Amigo de Ricardo Lagos y crítico a la falta de renovación concertacionista, porque “la Concertación no ha tenido capacidad de renovación ni en el plano de las ideas ni de las generaciones”, el académico asegura que la alternativa para una democracia más perfecta son las nuevas generaciones. “La generación actual es más cultural que la de antes, reclama construir múltiples identidades y se hace en función a su relación con los medios de comunicación. Se opone a la lógica brutal de concentración de poder que trae la globalización, pues trae rasgos distintos y podría reconstruir un proyecto emancipatorio y democrático”, sostiene.

¿Cómo describiría el actual concierto político de la región?

Hoy hay cuatro orientaciones políticas que prácticamente todos los países disputan: una es la modernización conservadora; otra, la experiencia de reformismo pragmático; y hay una generación de reformismos nacional populares fuertes, un populismo de segunda generación en países como Venezuela, Nicaragua y en gran medida Argentina. Éstos marcan un retorno a la idea del sujeto pueblo como emancipador y a la idea de reproducir antagonismos con el imperio norteamericano. El cuarto fenómeno es lo que yo llamo neodesarrollismo indigenista, que es el caso boliviano y que tiene la virtud de combinar un juego político interno con presencia internacional única.

¿El triunfo de la derecha en Chile va en contra del panorama general de la región?

No. En Chile triunfó una derecha renovada, moderna, pero no es una innovación sino una consecuencia. Hay una construcción de una derecha más laica, pero por otro lado profundamente religiosa, que tiene un elemento común con el ala más derechista de la Concertación, que es el mercado. Este gobierno va a trabajar sobre lo que dejó la Concertación, va a disputar su resultado y procesarlo cultural y políticamente, vinculando valores conservadores tradicionales con racionalidad de mercado. Ahora, en todos los países de América Latina hay algo de esta modernización conservadora. En Chile siempre ha habido una elite minoritaria más consistente, pero el modelo está presente en el Partido de Acción Nacional (PAN) en México con Felipe Calderón, estuvo con Gonzalo Sánchez de Lozada en Bolivia y con la Alianza Repúblicana Nacionalista (Arena) en El Salvador.

¿Hay nuevos comportamientos electorales?

Claro. En toda América Latina, históricamente, había una relación de lealtades absolutas entre los partidos, los líderes y la sociedad. En estos 20 años de experiencia democrática ha surgido un nuevo tipo de comportamiento ciudadano, que hemos llamado un contraciudadano. Es un ciudadano más autónomo, más reflexivo, más crítico, más mediatizado, más cuestionador de los medios, más dialogante y con comportamiento político complejo. Por ejemplo, da 90% de confianza a Bachelet, pero no vota por su partido en las presidenciales.

¿En qué categoría está el “socialismo del siglo XXI” de Venezuela?

Chávez es parte de un proceso histórico. No creo que el socialismo del siglo XXI sea tal, porque no hay una producción teórica, ni una fuerza política para explicarlo, quizás es un tema pendiente. Lo que sí hay -eso es genuino y verdadero- es esta fuerza de emancipación nacional con niveles de igualdad y a través de un liderato fuerte y esto se explica por las características económicas, sociales e históricas de Venezuela, donde siempre hubo un Estado fuerte benefactor y una sociedad subordinada a éste. Pero no creo que estén planteando una construcción política viable o teórica de un socialismo para el siglo XXI, creo que ese es un casillero vacío en todo el mundo. Sí se evidencia la necesidad de repensar nuevos proyectos emancipatorios que están redefiniendo la relación de América Latina con el resto del mundo y en especial con Estados Unidos y este es quizás el cambio más importante.

¿Cómo mira el caso de Bolivia?

En Bolivia hay un cambio fuerte, es un modelo de neodesarrollismo indigenista que coloca en el centro del debate político el cambio de las jerarquías culturales y sociales que ha habido históricamente. Que haya cuatro mujeres indígenas de pollera en el gabinete del Presidente Evo Morales es muy conmovedor. Por ejemplo, pienso en Chile -ya sea en un gobierno de la Concertación o de Piñera-, una empleada doméstica de ministra de justicia es impensable. En el primer gabinete de Morales, hubo una ministra con esas características y eso es lo más extraordinario, que hay un cambio en las estructuras culturales de origen colonial. Pero, este cambio no se va a plasmar mientras no se traduzca en una lógica de pluralismo democrático y la creación de una comunidad de ciudadanos bolivianos que también reconozca la diversidad de los que se oponen. Eso no depende sólo del gobierno, sino de la oposición, de la sociedad y de los medios de comunicación.

sexta-feira, 28 de maio de 2010

Estratégica victoria ciudadana: Países latinos rechazan propuesta ballenera


Elsa Cabrera & Juan Carlos Cárdenas
Ecoceanos

14 países latinoamericanos y de El Caribe afirmaron que la propuesta de negociación presentada por el presidente de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), el chileno Cristián Maquieira "está muy por debajo de las expectativas" de estas naciones. Los países en que se encuentra Chile, Brasil, México y Perú, entre otros considera que "el documento presenta desequilibrios importantes" y proponen abordar y resolver los principales temas de conflicto en la CBI, en vez de avanzar precipitadamente a la adopción de una desbalanceada propuesta que ignora los derechos de uso no letal e intereses de la región.

Entre el 18 y 20 de mayo se reunieron en San José de Costa Rica representantes de 14 países de América Latina y el Caribe, conocido como Grupo Buenos Aires (GBA), con el fin de definir una posición conjunta frente a la próxima reunión anual de la Comisión (CBI) que se realizará en Junio próximo en Agadir, Marruecos.

La reunión se sostuvo en medio de crecientes presiones para conseguir el apoyo del GBA a la propuesta de negociación elaborada y liderada por el comisionado chileno y actual presidente de la CBI, embajador Cristián Maquieira. El documento en cuestión busca definir el futuro de este anacrónico organismo internacional eliminando 25 años de moratoria sobre la caza comercial de ballenas y legalizando la denominada "caza científica" que realiza Japón en el Santuario de Ballenas del Océano Austral.

Preparando el Terreno

La propuesta publicada el 22 de abril, estuvo antecedida de una inédita campaña comunicacional tendiente a promover sus supuestos beneficios para la conservación de las ballenas. Apelando al pragmatismo y al temor, argumentaciones tales como "si la iniciativa falla, significaría regresar a años de asperezas"; "si la negociación fracasa, la CBI puede colapsar"; y "no podemos detener la ballenería. Sólo controlarla", preparaban el ambiente de parte de los comisionados de Chile, Nueva Zelanda y Estados Unidos respectivamente, para avanzar rápidamente hacia la adopción de este acuerdo pro- ballenero en junio próximo.

Sin embargo una avalancha de ácidas críticas no se hizo esperar. Tanto países balleneros como conservacionistas, así como un creciente número de organizaciones civiles latinoamericanas e internacionales, levantaron su voz de rechazo frente a una propuesta calificada, entre otros, como "ofensiva" por parte del Ministro de Nueva Zelanda, Murray McCully, y "desbalanceada" por la Secretaría de Medio Ambiente de México (Semarnat).

Sin embargo, la presión para lograr un acuerdo previo a Agadir, continuó por parte del presidente de la CBI, quien apeló a un comunicado de prensa utilizando la secretaría de la propia CBI, para promover los supuestos beneficios que tendría la matanza de ballenas para la conservación de estos cetáceos y realizó diversas y polémicas entrevistas en medios escritos y audiovisuales costarricenses. Según el Diario Financiero de Costa Rica, el embajador Maquieira también habría invitado a participar de la reunión del GBA a una aliada estratégica como la comisionada de Estados Unidos, Mónica Medina. Sin embargo, la visita no llegó a concretarse.

Nuevos Rumbos

Por otra parte, más de 25 organizaciones de 14 países de la sociedad civil latinoamericana se reunieron simultáneamente en San José de Costa Rica con el objetivo de dar seguimiento al trabajo realizado por el GBA, y alcanzar una posición común frente a la 62da reunión de la CBI en Marruecos. Como resultado, el 18 de mayo, las ONG emitieron un comunicado de prensa donde expresan su "profunda preocupación por el rumbo que ha tomado el proceso de negociación para definir el futuro de este organismo internacional", afirmando que la propuesta, "tanto por la forma como por el contenido", carece de condiciones mínimas para seguir siendo una base genuina de negociación.

En el comunicado - distribuido a los comisionados participantes de la reunión del GBA - destaca el trabajo realizado durante los últimos años por Australia, con el objetivo de modernizar realmente a la CBI. Las organizaciones ciudadanas afirmaron que las recientes iniciativas propuestas por este país del hemisferio sur, "tienen absoluta identidad con los compromisos expresados reiteradamente por los Estados de la región". En este contexto, las ONG hicieron un llamado al Grupo Buenos Aires a "coordinar actividades con este aliado histórico de la región en el tema para ofrecer una propuesta alternativa que impulse la real conservación de los cetáceos en el siglo 21".

Conquistando Desafíos

Bajo este complejo panorama, el gobierno de Costa Rica dio inicio a la VII Reunión del Grupo Buenos Aires (GBA), sin duda una de las más complejas y posiblemente más difíciles desde su establecimiento como bloque regional en 2005. Esto debido a la situación coyuntural por la cual atraviesa la CBI, la cual debe decidir si avanzar hacia su modernización como el organismo internacional orientado hacia la conservación de cetáceos, o se fosiliza como el órgano encargado de proteger los anacrónicos y excluyentes intereses económicos de la industria ballenera de Japón, Noruega e Islandia.

A pesar de las presiones comerciales así como las aseveraciones del presidente de la CBI sobre la importancia de "encapsular el tema de la ballena" para mantener las buenas relaciones bilaterales con Japón no hicieron mella en el grupo de 14 países latinoamericanos y del Caribe reunidos en Costa Rica. Durante tres días de arduo trabajo, el GBA logró alcanzar con éxito una posición autónoma y conservacionista, que defiende los intereses socioeconómicos y ambientales relacionados a la conservación y el uso no letal de estos mamíferos marinos por parte de las comunidades costeras de la región latinoamericana.

En comunicado de prensa emitido el 20 de mayo, el GBA afirma que la propuesta de negociación presentada por el presidente de la CBI "está muy por debajo de las expectativas del GBA" y considera que "el documento presenta desequilibrios importantes".

Un Futuro para las Ballenas, No para la Ballenería

Coincidente a una iniciativa australiana que busca resolver los vacíos legales que afectan la gobernabilidad de la CBI, los Estados representados por el GBA consideraron que el documento "pospone la discusión de elementos considerados fundamentales, como la reforma del artículo V (reservas y objeciones), del artículo VIII (caza científica)…". Consecuentemente, el GBA propone abordar y resolver los principales temas de conflicto en la CBI, en vez de avanzar precipitadamente a la adopción de una desbalanceada propuesta que ignora los derechos de uso no letal e intereses de la región.

La declaración del GBA también propone una reducción progresiva de las cuotas de la denominada "caza científica" de ballenas a cero ("phase-out", en inglés) durante un periodo de 10 años. A pesar que, en este sentido, la iniciativa latinoamericana representa un avance a la propuesta del presidente de la CBI, resulta fundamental reducir inmediatamente a cero la caza de ballenas en Santuario de Ballenas del Océano Austral con el fin de cerrar la posibilidad que el periodo interino sirva de aval para que el gobierno de Japón subsidie una nueva flota industrial ballenera de alta mar.

Adicionalmente, el GBA reafirmó en Costa Rica su compromiso con el mantenimiento de la moratoria a la caza comercial y el uso no letal de las ballenas, el respeto a la integridad de los santuarios de ballenas, la creación del santuario de ballenas del Atlántico Sur, y la necesidad de modernizar y hacer más eficiente el funcionamiento de la CBI.

Considerando que la propuesta presentada por el presidente de la CBI levanta de facto la moratoria sobre la caza comercial; ignora el uso no- letal de las ballenas como elemento fundamental de la negociación, viola los principios de protección de ballenas establecidos en los santuarios, y retrocede el trabajo de la CBI a sus tiempos más oscuros, el comunicado emitido por el GBA sugiere que la labor realizada hasta la fecha por el presidente de la CBI, está muy lejos de contar con el apoyo de la región y de representar los intereses y las políticas de América Latina en conservación y uso no letal de cetáceos.

La posición adoptada por el GBA en la reunión de Costa Rica representa un paso histórico hacia la búsqueda de alianzas entre la mayoría de los miembros de la CBI que no cazan ballenas, con el fin de avanzar hacia la reestructuración positiva de un proceso que se encuentra cuestionado y debilitado, así como hacia la consolidación de nuevas iniciativas para definir el futuro de la CBI de manera moderna, abierta, participativa y por sobretodo, transparente.

terça-feira, 25 de maio de 2010

Argentina: “El otro Bicentenario”


Darío Aranda
Página 12

Agustín Mamani tiene 90 años. Vivía en la misma tierra que sus padres, “desde siempre”, pero eso no impidió que en diciembre pasado fuera echado de su humilde rancho de adobe por productores sojeros y policías. Don Agustín “resistió a la autoridad”, según alegaron los efectivos, y por eso fue detenido e incomunicado 48 horas. Sucedió en la localidad de Palma Sola, monte jujeño. “El padecer de mi abuelo es el padecer de miles de campesinos e indígenas, familias que trabajan la tierra con sus manos, que nada piden, nada deben, pero sufren los mismos males desde hace 200 años”, resume Gloria Mamani, 28 años, de la Organización Campesina Agroganadera (OCA), que participa del encuentro “El otro Bicentenario. El Bicentenario de los pueblos”, donde dio testimonio de lo que sucede en el campo de Argentina.

Gastre y Corcovado en Chubut. Villa la Angostura en Neuquén. Las Lomitas en Formosa. Son sólo algunos de los lugares donde las comunidades ancestrales enfrentan a empresarios agrícolas, compañías mineras, petroleras y emprendimientos turísticos. Las historias parecen calcadas: campesinos y pueblos originarios tienen leyes a su favor, pero la gran mayoría de las veces llevan las de perder frente a hombres del poder.

Ayer por la tarde, las comunidades contaron su realidad en el espacio “Otro Bicentenario” –frente al Congreso Nacional– impulsado por organizaciones sociales, ambientales, medios de comunicación comunitarios y fábricas recuperadas. Se trata de un espacio alternativo al organizado por el Gobierno y que propone “no festejar, sino reflexionar sobre las políticas coloniales del pasado y el presente”.

El 12 de octubre de 2009, el comunero diaguita Javier Chocobar fue asesinado en Tucumán por defender su tierra. Desde el primer momento la comunidad indígena de Chuschagasta, donde pertenecía, denunció que se trató de una ejecución a sangre fría. Pero muchos medios de comunicación y la Policía hablaron de “enfrentamiento”. “Hay muchas pruebas, pero están todos libres. Sólo pedimos que la Justicia haga justicia de verdad”, reclama Delfín Cata, de la comunidad diaguita.

En la localidad salteña de Hipólito Yrigoyen, departamento de Orán, la comunidad guaraní comunidad La Loma El Tabacal mantiene un conflicto desde hace ocho años con el ingenio azucarero San Martín El Tabacal, de la compañía norteamericana Seaboard Corporation. En 2008, la Justicia prohibió a la empresa realizar cambios en las 5000 hectáreas en disputa. “La empresa sigue arrasando, sembrando caña, arruinando nuestra tierra”, explicó Mónica Romero, integrante de la comunidad. “No tenemos qué festejar. Son 200 años de discriminación, de un Estado que nos margina y millonarios que nos tratan como esclavos.”

En el “Otro Bicentenario” participan integrantes de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI Vía Campesina), el Frente Popular Darío Santillán y la Organización de Comunidades de Pueblos Originarios (Orcopo), entre otras. Hoy será el turno de talleres y proyecciones sobre “las diferentes caras de la crisis” y se contarán las experiencias de resistencia de las organizaciones rurales y urbanas. La mayoría de las comunidades campesinas e indígenas que participan no se reunieron el jueves pasado con la Presidenta. Aunque sí comparten gran parte de las reivindicaciones: rechazo al modelo agropecuario actual, a la minería metalífera a gran escala y el avance de la frontera petrolera. También tienen pedidos en común, entre ellos el cumplimiento efectivo de las leyes que protegen sus territorios.

segunda-feira, 24 de maio de 2010

La fiebre del petróleo que amenaza al Golfo de México y al planeta

Michael T. Klare
Sin Permiso

La cuestión es clara: el drenaje masivo de petróleo del fondo del Golfo México podría consumar uno de los mayores desastres ecológicos de la historia de la humanidad. Lo peor es que es sólo un anticipo de lo que será la era del petróleo degradado, una época caracterizada por la creciente dependencia de fuentes de energía problemáticas y difíciles de conseguir. La partida se desarrolla en terreno peligroso, y lo que está en juego es el destino del planeta.

Es posible que nunca se llegue a dar con la causa precisa de la explosión que destruyó la torre petrolífera de Deepwater Horizon el 20 de abril y mató a 11 de sus 126 trabajadores. Se ha hablado de fallos en una conexión submarina y en un aparato específicamente diseñado para prevenir explosiones. La falta de controles gubernamentales sobre los mecanismos de seguridad también tuvo su parte en el desastre, producido, seguramente, por una combinación de equipo defectuoso y errores humanos. En todo caso, aunque no se determine cuál fue el exacto disparador de la explosión, la razón de fondo está clara: la existencia de una empresa a la que el gobierno autorizó a explotar reservas de petróleo y gas natural en entornos remotos y bajo condiciones de operación altamente riesgosas.

Los peligros de la nueva fiebre del petróleo

Los Estados Unidos ingresaron en la era de los hidrocarburos con una de las principales reservas de petróleo y gas natural. La explotación de estos valiosos y versátiles recursos ha contribuido durante mucho tiempo a la riqueza y al poder del país, así como a la rentabilidad de gigantes de la energía como British Petroleum (BP) y Exxon. Este proceso, empero, condujo al agotamiento de la mayoría de reservas siutadas en tierra firme y sólo dejó algunas disponibles en áreas marítimas de difícil acceso en Alaska y el Ártico. Para mantener el suministro de energía, así como los ininterrumpidos beneficios de las grandes empresas del ramo, todos los gobiernos sin excepción han impulsado la explotación de fuentes energéticas remotas, con abierto desdén por los peligros humanos y ambientales que encierran estas operaciones.

La búsqueda afanosa de gas y petróleo ha entrañado siempre un cierto grado de riesgo. Después de todo, la mayoría de las reservas energéticas se encuentran bajo tierra entre sucesivas capas de rocas. Cuando las perforadoras llegan hasta ellas, las probabilidades de erupciones explosivas son altas. Es lo que se conoce como efecto "géiser". En los intrépidos inicios de la industria del petróleo, este fenómeno -bien conocido gracias a películas como Pozos de ambición (There Will Be Blood, según el título original en inglés)- era causa frecuente de importantes accidentes humanos y ambientales. Con los años, las compañías petroleras consiguieron prevenir los daños causados a los trabajadores o al entorno de los pozos. Ahora, sin embargo, la compulsión por disponer de las remotas reservas de Alaska, el Ártico y las profundidades marinas se está reeditando una peculiar y peligrosa versión de los intrépidos inicios de la industria. Las empresas se encuentran con riesgos inesperados, y su tecnología -diseñada para escenarios más benignos- resulta a menudo incapaz de ofrecer una respuesta adecuada a los nuevos desafíos. En consecuencia, cuando el desastre se produce, el daño ambiental es exponencialmente mayor que cualquiera que haya podido registrarse en los anales de la industria a lo largo del siglo XIX o a inicios del XX.

La operación Deepwater Horizon es un ejemplo de ello. BP, la empresa que gestionaba la torre petrolífera y tenía a su cargo la supervisión de la perforación, lleva años inmersa en una frenética búsqueda de petróleo en zonas profundas del Golfo de México. El pozo en cuestión, conocido como Mississippi Canyon 252, tenía una profundidad de 1,5 kilómetros y estaba situado a unos 80 kilómetros al sur de la costa de Luisiana. El perforador, por su parte, se extendía unos 4 kilómetros más bajo tierra. A semejante profundidad, cualquier operación en el fondo del océano debe realizarse a través de robots manejados por control remoto por técnicos situados en el pozo. El margen de error admisible en estas circunstancias es mínimo, sobre todo en cuestiones de perforación y corte de capas rocosas. Aparentemente, la operación Deepwater Horizon se caracterizó por una gran laxitud en materia de supervisión, de manera que cuando surgieron algunos problemas previsibles, fue imposible enviar técnicos que pudieran evaluar la situación y ofrecer una solución.

Acometer perforaciones el Alaska y en el Ártico entraña peligros aún mayores, dadas las condiciones climáticas y ambientales extremas con las que es menester lidiar. Cualquier pozo marítimo siutado en los mares de Beaufort o de Chukchi está expuesto a eventuales choques con trozos de hielo, a temperaturas extremas y a poderosas tormentas. Por otra parte, siempre será más difícil, en semejantes parajes, lidiar con derrames de petróleo como los de BP, da igual que sean marítimos o terrestres. Es más, un flujo incontrolado de petróleo en esas condiciones representará, a no dudarlo, una amenaza letal para cualquier especie viva.

Las grandes empresas de energía aseguran estar blindadas contra tales peligros. Sin embargo, tanto el desastre del Golfo como la propia historia han puesto en ridículo dicha pretensión. En 2006, por ejemplo, un oleoducto en mal estado de BP propició el derrame de más de un millón de litros de crudo en unas lomas del norte de Alaska frecuentadas por manadas migratorias de caribús (como el derrame tuvo lugar en invierno, los caribús aún no estaban allí, lo que hizo posible alejar el petróleo de los bancos de nieve; de haberse producido en verano, los riesgos para la manada hubieran sido considerables).

Cuando hay petróleo de por medio, todo está permitido

A pesar de los peligros evidentes y de la ausencia de mecanismos adecuados de seguridad, diferentes administraciones, incluida la de Barack Obama, han apoyado la política de las grandes empresas y han favorecido la explotación de reservas de gas y petróleo en aguas profundas del Golfo de México, así como de otras áeras ambientalmente sensibles.

El gobierno ya asumió esta posición frente al tema con la Política de Energía Nacional (PEN), adoptada por el presidente George W. Bush en mayo de 2001. Liderados por el ex Director Ejecutivo de Halliburton, el vice presidente Dick Cheney, los diseñadores de esta política advirtieron que los Estados Unidos consideraron que la creciente dependencia de la importación de energía comportaba un auténtico peligro para la seguridad nacional. A resultas de ello, apostaron por un mayor aprovechamiento de las fuentes de energía locales, especialmente petróleo y gas natural. “Es un objetivo primordial de la Política de Energía Nacional diversificar las fuentes de aprovisionamiento” rezaba la declaración de principios de la PEN. “Y esto supone priorizar las fuentes locales de petróleo, gas y carbón”.

No obstante, como la propia PEN dejaba claro, los Estados Unidos estaban perdiendo sus reservas de gas natural o de petróleo convencionales y de fácil acceso, tanto terrestres como marítimas. “Es probable -se decía en el documento- que la producción de petróleo en los Estados Unidos decaiga en las próximas dos década; [de manera que] la demanda local excederá las propias capacidades productivas”. La única solución, se afirmaba, era aumentar la explotación de reservas de energías no convencionales, como el petróleo o el gas situados en el fondo martímo del Golfo de México, más allá de los bancos de arena continentales, en Alaska, en el Ártico e incluso recurrir a formaciones geológicas complejas como el petróleo o el gas bituminosos.

“La producción de gas y petróleo en áreas geológicamente estimulantes -continuaba el documento- es vital para todos los estadounidenses y para la seguridad energética nacional, siempre que resulte compatible con la protección del medioambiente” (esta última mención era un explícito añadido de la Casa Blanca dirigido a contrarrestar las acusaciones -desafortunadamente ciertas- en torno a la escasa sensibilidad gubernamental por las consecuencias ecológicas de su política energética).

La primera recomendación de la PEN consistía en el desarrollo de un Refugio para la Vida Silvestre en el Ártico, una propuesta con amplio eco en los medios que se granjeó la inmediata desconfianza de los grupos ambientalistas. Sobre todo cuando se la veía acompañada por la apelación a una mayor exploración y explotación en las profundidades del Golfo y en los mares de Beufort y Cukchi, en el norte de Alaska. Aunque la perforación en el Refugio Nacional para la Vida Silvestre del Ártico fue finalmente bloqueada, la explotación en otras áreas se abrió camino con escasa oposición. En realidad, el Servicio de Gestión de Minerales (SGM), una agencia gubernamental probadamente corrupta, lleva años facilitando la concesión de licencias de exploración y perforación en el Golfo de México e ignorando de manera sistemática las regulaciones ambientales. Esta práctica, frecuente durante la era Bush, se mantuvo incólume con la llegada de Barack Obama a la presidencia. Obama, de hecho, autorizó con su firma el crecimiento masivo de las perforaciones marítimas, y apenas tres semanas antes del desastre de Deepwater Horizon, el 30 de marzo, anunció la realización de tareas de perforación, por primera vez, en vastas áreas del Atlántico, la zona oriental del Golfo de México y las aguas de Alaska.

Además de acelarar las exploraciones en el Golfo de México, pasando por alto las advertencias de científicos y funcionarios gubernamentales, el SGM también aprobó perforaciones en los mares de Beaufort y Chukchi. Todo ello a pesar de la fuerte oposición de grupos ecologistas y de los propios pueblos nativos, que temían que las operaciones pusieran en riesgo la supervivencia de ballenas y otras especies fundamentales para mantener su modo de vida. En octubre, por ejemplo, el SGM otorgó a Shell Oil una autorización provisional para llevar a cabo perforaciones en dos bloques del mar de Beaufort. Los opositores al plan han señalado que cualquier derrame de petróleo generado por dichas actividades entrañaría severos riesgos para especies ya amenazadas. Como de constumbre, sin embargo, las advertencias han sido ignoradas (el 30 de abril, 10 días después de la explosión del Golfo, el presidente Obama otorgó al Plan un sorpresivo visto bueno, cuando aún algunas tareas de perforación aún estaban pendientes de revisión).

El salón de la vergüenza de BP

Las grandes compañías energéticas tienen sus propias razones para sumarse a la explotación de opciones remotas de energía. Para evitar la caída de sus acciones, cada año se ven obligadas reemplazar el petróleo extraído con el de nuevas reservas. La mayoría de los yacimientos tradicionales, sin embargo, está agotada y algunos de los más prometedores en Oriente Medio, en América Latina o en la ex Unión Soviética se encuentran bajo control de empresas estatales como la saudí Aramco, Pemex, en México, o PDVSA, en Venezuela. Este panorama deja a las empresas privadas con áreas cada vez más restringidas en las que reponer sus provisiones. Ello explica que lleven tiempo inmersas en una búsqueda enloquecida de petróleo en el África sub-sahariana, donde muchos países todavía permiten una cierta participación privada. Lo cierto, sin embargo, es que incluso en estos casos deben afrontar la feroz competencia de empresas chinas así como de otras compañías de propiedad estatal. Las únicas áreas en las que aún pueden operar con las manor prácticamente libres son el Ártico, el Golfo de México, el Atlántico Norte y el Mar del Norte. No es casual que sea aquí donde están concentrando sus esfuerzos, con escasa o nula preocupación por los peligros que ello pueda suponer para la humanidad o para el planeta.

El ejemplo de BP es bastante elocuente. Originariamente conocida como Anglo-Persian Oil Company (más tarde, Anglo-Iranian Oil Company, y finalmente, British Petroleum), BP comenzó sus operaciones en el sudoeste de Irán, donde gozó durante un tiempo del monopolio en la producción de crudo. En 1951, sus propiedades fueron nacionalizadas por el gobierno democrático de Mohammed Mossadeq. La empresa regresó a Irán en 1953, tras el golpe apoyado por los Estados Unidos que puso al Shah en el poder, y fue expulsada nuevamente en 1979 tras la revolución islámica. La compañía todavía conserva un pie en la inestable aunque rica en petróleo Nigeria, una ex colonia británica, y en Azerbaijan. Sin embargo, desde su absorción de Amoco (en su momento, Standard Oil Company of Indiana) BP ha concentrado sus energías en la explotación de las reservas de Alaska y en algunos yacimientos de petróleo degradado en el Golfo de México y en las costas africanas.

No por casualidad, el informe anual de BP de 2009 lleva por título "Operar en las fronteras de la Energía". Allí, de hecho, se señala con orgullo que “BP opera en las fronteras de la energía. Desde las profundidades marítimas a los entornos más complejos, desde remotas islas tropicales a la próxima generación de biocombustibles, una renovada BP trae consigo mayor eficiencia, un impulso sostenido y crecimiento empresarial. En el marco de esta declaración de principios, el Gofo de México ocupa un papel central. “BP es un operador líder en el Golfo de México”, señala el informe. “Somos el principal productor y proveedor en la zona, además de contar con el mayor área de exploración” […] Nuevos descubrimientos, emprendimientos exitosos, operaciones de alta eficacia y un amplio abanico de nuevos proyectos nos sitúan en inmejorable posición en el Golfo de México, tanto a corto como a largo plazo”.

Está claro que los altos ejecutivos de BP pensaban que un rápido incremento de la producción en el Golfo resultaría fundamental para la salud financiera de la empresa a largo plazo (de hecho, unos pocos días después de la explosión en Deepwater Horizon, la compañía anunciaba que había conseguido unos 6.100 millones de dólares de beneficios sólo en el primer trimestre de 2010). Queda por determinar hasta qué punto la concepción empresarial defendida por BP contribuyó al accidente de Deepwater Horizon. En todo caso, existen inidicios de que la compañía estaba inmersa en una frenética operación de consolidación del pozo de Mississippi Canyon 252, un paso previo al eventual traslado de la plataforma alquilada a Transocean a unos 500.000 dólares diarios a algún otro sitio de perforación rentable.

Si bien es probable que BP sea el principal villano en este caso, otras grandes empresas energéticas están implicadas en actuaciones similares, con cobertura del gobierno y de algunos de sus funcionarios. Estas empresas y sus aliados gubernamentales aseguran que, con las debidas precauciones, es seguro operar en estas condiciones. El incidente de Deepwater Horizon, sin embargo, revela que mientras más remota es el área de exploración, mayores son las posibilidades de que el asunto acabe en desastre.

Se nos dirá que la explosión en Deepwater Horizon fue un accidente desafortunado, una desgraciada combinación de gestión inadecuada y equipo defectuoso. Que bastaría un control más estricto para disipar los riesgos de la perforación en aguas profundas. Pero el alegato no es de recibo. La falta de diligencia y los defectos técnicos pueden haber desempeñado un papel crucial en la catástrofe del Golfo. Sin embargo, la fuente última del desastre es la necesidad compulsiva de las grandes empresas de compensar el declive de las reservas convencionales de petróleo a través de la exploración en zonas altamente riesgosas. Mientras esta compulsión se mantenga, los desastres continuarán. Tenedlo por seguro.

México: A submissão crescente aos Estados Unidos


La Jornada

No dia 20 de maio, no contexto de sua visita oficial aos Estados Unidos, o presidente do México, Felipe Calderón, depositou uma coroa de flores em frente à Tumba do Soldado Desconhecido, no cemitério de Arlington, Virgínia, em homenagem “aos soldados mexicano-estadunidenses mortos em campanhas militares dos EUA”. O governante rompeu assim o veto tácito, mantido ao longo dos mandatos anteriores, que impedia um chefe de Estado mexicano visitar esse local. O motivo desta reserva simbólica sempre foi claro: em Arlington, estão enterrados militares estadunidenses que participaram das diversas agressões armadas perpetradas pelo vizinho país do norte contra o nosso, incluídas aí aquelas por meio das quais Washington arrancou do México mais da metade de seu território, assim como os criminosos e injustificáveis ataques e ocupação do porto de Veracruz (abril-novembro de 1914).

Se bem que seja certo que a geografia e a economia tornam pertinente e necessária, no período atual, a construção de uma relação bilateral fluida, produtiva e até cordial, nem por isso deve esquecer-se que os EUA têm sido, há dois séculos, a principal ameaça à segurança nacional e o principal responsável por ofensas contra a soberania e a integridade mexicanas. Uma visita do chefe de Estado a Arlington equivale, pois, a aceitar ofensas pelas quais nunca foi oferecido um pedido de desculpas, nem alguma compensação. Além disso, o gesto era desnecessário se consideramos que durante as últimas cinco décadas foi possível desenvolver vínculos cada vez mais estreitos com o governo do país vizinho sem recorrer à concessão feita por Calderón.

Tão improcedente como este ato protocolar é a determinação de prestar homenagem aos “soldados de origem mexicana mortos nas guerras estadunidenses”, uma vez que, com isso, o governo do México dá sua aprovação a tais iniciativas bélicas, invariavelmente contrárias ao direito internacional e que violam as soberanias nacionais e os direitos humanos. Em Arlington, estão enterrados os soldados estadunidenses mortos no Panamá, no Afeganistão e no Iraque, para mencionar somente as mais aventuras militares mais significativas das décadas recentes, todas elas tão marcadas por atrocidades e por espírito de rapina como as lançadas por Washington contra o México nos séculos XIX e XX.

Além disso, é inevitável ver na presença de Calderón em Arlington um episódio a mais de submissão da soberania, o mais recente no contexto de uma pauta claramente definida: a assinatura de Iniciativa Mérida, por meio da qual permitiu-se que agências e órgãos militares estadunidenses se intrometessem em assuntos internos mexicanos, por meio de assessorias, trabalho de inteligência e fornecimento de armas, equipamentos e veículos. Outros exemplos são o empenho calderonista em entregar partes substanciais da indústria petroleira que, pelo texto constitucional, é propriedade e atividade exclusiva da nação, para empresas transnacionais, muitas delas estadunidenses, e a deplorável decisão, anunciada em março passado e vigente desde maio, de renunciar ao visto mexicano como requisito para ingressar no território nacional, aceitando, em seu lugar, um documento análogo emitido pelo governo dos EUA.

Quando Calderón encontrava-se em Washington, as autoridades mexicanas pediram auxílio à DEA (Drug Enforcement Administration) e ao FBI na investigação sobre o sequestro de Diego Fernández de Cevallos. Com essa petição, os funcionários mexicanos encarregados da investigação não somente admitem de forma tácita sua incapacidade, como expõem a atitude classista e discriminatória que os governos federal e queretano têm mantido em torno da captura do político panista (do PAN, Partido Ação Nacional). Até agora, semelhante cessão de soberania não tinha sido realizada por nenhuma das vítimas inocentes da descontrolada violência na qual desembocou a “guerra contra a delinqüência organizada”.

domingo, 23 de maio de 2010

Colombia: Peligro de atentados e intervención

Agencias

Mientras los presidenciables colombianos comenzaban a cerrar sus agitadas campañas para las elecciones del próximo domingo 30 de mayo, la Misión de Observación Electoral (MOE), una ONG nacional que analiza el proceso, destacó ayer los principales peligros que amenazan con enturbiar todo la jornada: las acciones armadas de las guerrillas de las FARC y el ELN, y la intervención política del gobierno.

“Compartimos la preocupación” de las autoridades policiales y gubernamentales “en el sentido de que se nota una mayor acción bélica, en particular de las FARC y el ELN, que podría afectar el proceso electoral”, explicó en una conferencia en Bogotá Claudia López, coordinadora del Observatorio de Democracia de la MOE. El informe independiente coincide en este punto con el presentado hace unos días por la policía y el Ministerio de Defensa, que identificaron seis departamentos en máxima alerta: Cauca, Nariño, Putumayo y Chocó (todos en el suroeste), y Córdoba y Antioquia (noroeste).

Al presentar el documento, López también hizo énfasis en el peligro de intervención política de funcionarios públicos y recordó que incluso al Presidente Álvaro Uribe han tenido que llamarle la atención por sus comentarios en favor del candidato oficialista, Juan Manuel Santos.

Paralelamente, los candidatos presidenciales colombianos cerraban ayer sus agitadas campañas para unos comicios donde se anticipa una reñida disputa entre Santos y el independiente Antana Mockus. El ex ministro de Defensa Santos y el dos veces alcalde de Bogotá Mockus, a quienes las encuestas dan como favoritos para la primera vuelta electoral del 30 de mayo, cumplieron estos últimos días de campaña una febril actividad en un esfuerzo por conquistar a los cerca de 30 millones de potenciales votantes.

Según los últimos sondeos de intención de voto, Santos y Mockus se encuentran empatados técnicamente para la primera ronda electoral, lo que obligaría a un balotaje el 20 de junio. Una encuesta encargada por el diario El Tiempo y la radioemisora La W, proyecta una votación de 35% para Santos y 34% para Mockus en la primera ronda y de 45% para el candidato independiente y 44% para el oficialista, en la segunda vuelta.

sábado, 22 de maio de 2010

De lo plurinacional a lo intercultural


Andrés Soliz Rada
Rebelión

La aguda polarización existente en Bolivia se debe, además de la opresión imperialista, a los resabios del colonialismo interno que, paradójicamente, se acentuó con la fundación de la República, al mantener el tributo indigenal, convertir a las comunidades en latifundios y en semi esclavos a los comunarios. Las protestas fueron respondidas con masacres y los acuerdos políticos con traiciones, como la que protagonizó Pando contra Willca, en la guerra federal de 1899.

Diez oligarcas firmaron el “pacto de caballeros”, en los años veinte, para rotar entre las mejores embajadas y el cargo de Canciller. Una barrera étnica separó al Colegio Militar de la Escuela de Sargentos. Era impensable, y lo es todavía, que un quechua, aymara o guaraní presida la Cámara de Industrias, la Asociación de Bancos o de Minería. Encontrar indígenas en las páginas sociales es más difícil que hallar plantas tropicales en el Himalaya.

La Revolución del 52 conquistó el voto universal, es decir la igualdad ciudadana, lo que coaguló en parte las aberraciones citadas, pero el desprecio por el indio, que aún brota de muchas señoras linajudas, se mantiene latente. Después del 52, hubo otros avances, como la relevante participación política de Remedios Loza (CONDEPA), Víctor Hugo Cárdenas (Katarismo) y Felipe Quispe (Partido Indio), los que prepararon el advenimiento de Evo Morales, en quien los sectores indígenas se vieron plenamente representados. Pero los remezones sociales tardan en estabilizarse.

El darwinismo social abonó el terreno para que grandes ONGs impusieran el perverso censo del 2001, en el que la población fue inducida a declararse quechua, aymara, guaraní, chiquitana, mojeña u otros, suprimiéndose la posibilidad de identificarse como mestizo. Los autores de la encuesta reconocieron que no cruzaron las variables con otras respuestas, como el conocimiento de idiomas nativos, por ejemplo. Cuando lo hicieron entre los delegados a la Asamblea Constituyente, el resultado fue que el 94 % de estos se declaró mestizo.

Pero el objetivo buscado por el Convenio 169 de la OIT había sido conseguido. El entramado social indo mestizo, dolorosamente construido, con más sombras que luces, fue gravemente dañado. Bolivia fue exhibida como país de mayoría indigenista, enfrentada a las capas medias. Sobre esa base, se mezclaron legítimas reivindicaciones ancestrales, como el rescate de idiomas, culturas, cultos, creencias, conocimientos medicinales y acceso equitativo a funciones públicas, con demandas de supuestas 36 naciones que abarcan desde la libre determinación, el manejo exclusivo de recursos naturales no renovables, como el agua, hasta la vigencia de autonomías y sistemas judiciales independientes, que in viabilizan a cualquier Estado nacional.

La nueva Constitución establece en su artículo primero que Bolivia es plurinacional, pero también, de manera simultánea, intercultural. Si en la Ley Marco de Autonomías que ha comenzado a debatirse se prioriza lo plurinacional, continuará la marcha hacia el caos incontenible. Si se prioriza lo intercultural se habrá abierto la posibilidad de reestablecer la convivencia entre pueblos indígenas y capas medias, la que generó múltiples mestizajes, los que necesitan articularse alrededor de Bolivia, la única nación que tenemos, razón por la que debe ser remodelada por todos y para todos.

En los últimos meses, sectores influyentes del MAS, Evo Morales y Álvaro García Linera han moderado su lenguaje indigenista, ya que, al parecer, advirtieron los riesgos de disgregación nacional. Si esta percepción es correcta, será posible transitar de lo plurinacional a lo intercultural. Esta es la única posibilidad de que el país siga existiendo.

sexta-feira, 21 de maio de 2010

Temores a crisis de la zona euro estremecieron a los mercados de América Latina

Agencias

Las monedas y las bolsas de América Latina cayeron con fuerza este jueves al crecer la aversión al riesgo, en medio de temores de los inversionistas de que las medidas que puedan adoptar los gobiernos de Europa para enfrentar la crisis de deuda frente la recuperación de la economía global y arrastrados por los resultados de Wall Street.

Mercados clave de la región como Brasil y México se desplomaron presionados por la aversión al riesgo desatada por los problemas de la deuda soberana en Europa, cuyo impacto golpeó las bolsas, monedas y los precios de las materias primas a nivel global. En los mercados internacionales, el euro cayó contra la mayoría de las monedas mientras que el dólar se fortaleció como refugio seguro, un día después que Alemania prohibió ciertas transacciones sobre algunos instrumentos financieros, que podrían se copiados por otros países de la zona euro.

Unos datos negativos de la economía de Estados Unidos este jueves parecieron empeorar la situación. "A las preocupaciones en torno a la crisis de deuda en Europa, ahora se le suma la publicación de cifras poco auspiciosas en Estados Unidos", comentó Roberto Flores, analista de Inteligo SAB en Lima. "Las mayores peticiones de beneficios por desempleo y la inesperada caída del índice de indicadores líderes en abril han exacerbado el sentimiento negativo de los inversionistas, lo que está golpeando a los mercados de acciones a nivel global", agregó.

La bolsa de Brasil cayó por sexta sesión consecutiva, y cerró en su menor nivel de ocho meses. El índice referencial de la Bolsa de Valores de Sao Paulo Bovespa perdió 1,67% a 58.694 puntos en el cierre preliminar, con lo que amplió la pérdida del 1,89% del miércoles. El real brasileño, en tanto, se depreciaba 1,25% a 1,859/1,861 unidades por dólar en el mercado interbancario, lo que se sumaba a la caída de 0,88% de la víspera. "El mercado continúa preocupado con la posibilidad de que se prohíban las ventas al descubierto en toda Europa", dijo Arnaldo Puccinelli, gerente de mercados financieros de la correduría Terra Futuros, de Brasil.

Alemania prohibió las ventas cortas al descubierto de bonos del gobierno con denominación en euro, de los certificados de seguros de crédito basados en esos papeles y de las acciones en las 10 entidades financieras líderes del país.

Onda negativa

La incertidumbre de que la medida adoptada por Alemania sea copiada por otros países de la zona euro también afectó al mercado bursátil y de cambios de México. El peso mexicano se desplomó 1,44%, a 13.0000/13.0060 por dólar, frente a las 12,8190 por dólar de la víspera.

La bolsa mexicana perdió 2.02% y cerró en su nivel más bajo desde noviembre, en medio de una fuerte aversión al riesgo global ante renovadas preocupaciones sobre la crisis de deuda en la zona euro. El principal índice bursátil mexicano, el IPC, se ubicó en 30,368 puntos. "Hay muchísimo temor por lo que va a pasar en Grecia, la gente está en pánico (...) esto provoca que todos los activos que impliquen riesgo los están vendiendo, acciones, monedas, metales", dijo Alejandro Creixell, director de casa de bolsa de Bulltick.

Desplome argentino. El mercado bursátil de Argentina también resultó afectado por los temores sobre la salud fiscal de la región europea y por el desarrollo del canje de deuda lanzado por el país. La bolsa argentina cayó 4,07% al cierre ante una creciente incertidumbre sobre el futuro económico de Europa, que provocó fuertes derrumbes en los mercados internacionales. El índice Merval de Buenos Aires retrocedió a los 2.089,58 puntos, para acumular en seis ruedas consecutivas una pérdida del 9,17%. La bolsa se ubica en sus niveles mínimos desde octubre pasado.

El miércoles, el gobierno argentino anunció una aceptación de 45% entre inversores institucionales del canje de bonos, cuando el mercado esperaba una mayor adhesión. "El Merval presenta descensos importantes por la situación internacional y por el resultado del canje (de deuda doméstica)", dijo Ricardo Maied, operador de la sociedad de bolsa Federal Bursátil. "Las cosas en el plano global se están tornando cada vez más graves, ya que la situación en la euro zona ha comenzado a gestar cierta salida de capital de Brasil y eso podría impactar fuerte en nuestro mercado", agregó Maied.

No obstante, la moneda argentina operó distante al comportamiento de los mercados externos y cotizó estable debido a la habitual intervención del Banco Central, que regula el tipo de cambio mediante compra o ventas de dólares en el mercado de contado o futuro.

quinta-feira, 20 de maio de 2010

El pueblo contra los banqueros. Hoy Grecia, mañana Estados Unidos

Michael Hudson
Counterpunch

Los lobistas financieros de Estados Unidos están tratando de utilizar la crisis griega como argumento para presionar a favor de un recorte del gasto público en la Seguridad Social y el programa Medicare. Es precisamente lo contrario de lo que están pidiendo los manifestantes griegos: que se suban los impuestos sobre el patrimonio y las actividades financieras y se reduzcan los que gravan la actividad laboral, y que se atiendan las reclamaciones de los trabajadores de dar prioridad financiera a las pensiones de jubilación sobre las peticiones de ayuda de los bancos para costarles los cientos de miles de millones de dólares invertidos en préstamos basura que hoy no valen nada.

Llamemos al “rescate griego” por su nombre: un programa de rescate de activos en situación de riesgo de banqueros alemanes y de otros países europeos, así como de especuladores de todo el mundo. El dinero procede de otros estados (principalmente del Tesoro alemán, con el consiguiente recorte del gasto interno en este país), los cuales han abierto una especie de cuenta corriente para que el Estado griego pueda pagar a los tenedores de bonos del país que los habían comprado a precios de saldo durante las últimas semanas. Éstos habrán hecho el negocio de su vida; y de igual modo se forrarán los compradores de cientos de miles de millones de dólares en títulos de cobertura por riesgos crediticios contra los bonos del Estado griego, así como los especuladores y los distintos jugadores del capitalismo de casino que hayan contratado seguros contra otros bonos europeos. (A su vez, quienes tengan que abonar estos seguros por riesgos crediticios van a necesitar que alguien les rescate, y así sucesivamente).

Esta ganancia inesperada va a salir del bolsillo de los contribuyentes (a la larga, de los ciudadanos griegos, y básicamente de los trabajadores griegos, puesto que los más ricos disfrutan de una fiscalidad muy favorable), que van a tener que devolver el préstamo otorgado por los estados europeos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Tesoro estadounidense en punto a mitigar los efectos del sistema financiero depredador. El pago a los tenedores de bonos se está utilizando como excusa para recortar drásticamente los servicios públicos, las pensiones de jubilación y otros gastos del Estado griego. Sin duda constituirá un modelo a seguir para otros países que querrán imponer medidas similares de ajusto económica, a la vista del crecimiento de los déficits públicos que van de mal en peor por la disminución de la recaudación fiscal sobre un sector financiero que se ha enriquecido gracias a que la economía basura se ha trocado en política pública internacional. De modo que los banqueros apenas van a ver truncadas sus expectativas de ganancias para este año. Y, para cuando el sistema entre quiebra, ellos ya habrán invertido su dinero en activos seguros

Los lobistas de la banca ya saben que el juego financiero ha llegado a su fin. Ahora están jugando a corto plazo. El objetivo del sector financiero es conseguir la mayor cantidad posible del dinero procedente del rescate y salir corriendo, con unos beneficios anuales lo suficientemente grandes como para poder exhibirlos de modo arrogante ante el resto de la sociedad cuando haya que empezar de cero nuevamente. Que se gaste menos en programas sociales significará que habrá más recursos disponibles para el rescate de los bancos, los cuales tienen deudas carentes de garantías que crecen exponencialmente y de las que jamás podrán hacerse cargo. Es inevitable que en una situación de quiebra bancaria los préstamos y las deudas acaben figurando en los libros contables como impagados

Los trabajadores griegos aún no son tan pesimistas como para dejar de luchar. Su lucha permite esperar que el pueblo ejerza algún control sobre el Estado (algo que son incapaces de entender sus homónimos estadounidenses). Si los trabajadores –el demos– flaquean en su espíritu combativo, el poder público acabará permitiendo que sean los prestamistas extranjeros los que, por defecto, dicten la política pública a seguir. Y cuanto más se satisfagan los intereses de los banqueros, más endeudada va a acabar la economía. Sus beneficios provienen de los sacrificios y la austeridad del propio país. Los recursos previstos para las pensiones de jubilación y para el gasto social estatal de Grecia van a servir ahora para reponer fondos en los bancos de capital alemanes y de otros países europeos.

Esta forma de entender el mundo ya había tenido su expresión en la periferia europea más septentrional, en la que se ha aplicado el tipo de masoquismo fiscal que los bancos desearían ver en Grecia. Si reconocieran lo que de veras les ocurrió, los estados bálticos estarían a la vez celosos y resentidos al ver cómo Grecia trata de salvar su economía, comparado con la situación que ellos vivieron de completa incapacidad para plantar cara a las arrogantes demandas de los países acreedores. “Visto desde el extremo más oriental de la Unión Europea, la senda de austeridad a la que se dirige Grecia nos suena a algo familiar”, escribe Nina Kolyako. “Durante al menos dos años los estados bálticos de Lituania, Letonia y Estonia han recurrido reiteradamente a la aplicación de medidas draconianas, recortando severamente el gasto público y aumentando los impuestos para tratar de salir del agujero por sí mismos. El primer ministro lituano Andrius Kubilius ha declarado en una reciente entrevista a la agencia AFP: ‘Hemos aprendido de dolor, dificultad y eficacia la lección de que hay que prestar mucha atención a la situación fiscal de un país. Comprendimos muy bien que la vía de la consolidación fiscal era la única posible si queríamos sobrevivir’”.

Al caer en un clásico síndrome de Estocolmo (literalmente, en este caso, en relación a los bancos suecos), el gobierno lituano se apretó el cinturón de un modo tan brutal que provocó que su Productor Interior Bruto disminuyera un 17 por ciento. Letonia sufrió una caída parecida. Los bálticos han recortado salvajemente el empleo y los salarios del sector público para acabar hundiéndose en la pobreza, en vez de conseguir acercarse a los niveles de prosperidad de la Europa occidental (y a una fiscalidad progresiva que promoviera una clase media) que les prometieron cuando se independizaron de Rusia en 1991.

Cuando el parlamento letón impuso medidas de ajuste en diciembre de 2008, las protestas populares de enero hicieron caer al gobierno (al igual que ocurriera en Islandia). Pero el resultado fue simplemente el de un nuevo “régimen de ocupación” neoliberal que actuó al dictado de intereses bancarios extranjeros. De modo que lo que se va extendiendo es una “guerra social” a escala global; no es la guerra de clases imaginada en el siglo XIX, sino una guerra del sector financiero contra economías enteras, contra la industria, contra los bienes raíces y los estados, y sobre todo contra los trabajadores. Está ocurriendo al ritmo lento en el que suelen producirse las grandes transiciones históricas. Pero, al igual que ocurre en los conflictos bélicos, cada batalla se nos aparece como algo que se desarrolla a un ritmo frenético y en la que las embestidas salvajes provocan fluctuaciones rápidas y desconcertantes en las bolsas de todo el mundo y en los tipos de cambio monetarios.

Todo esto son noticias realmente buenas para los que negocian valores por vía telemática. En estos días en los que los mercados financieros han sido zarandeados en todas direcciones por las enormes oleadas de crédito generadas por las tormentas generalizadas en un planeta financieramente sobrecalentado, en promedio los valores y las obligaciones sólo se han mantenido unos pocos segundos en las mismas manos.

Lo que sigue: la distopía económica

La crisis griega muestra cuánto ha cambiado la “idea de Europa” desde que en 1957 seis de sus miembros crearan la Comunidad Económica Europea (CEE). A instancias de Estados Unidos, Gran Bretaña y Escandinavia se creó la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), supuestamente rival de la CEE. Recuérdese que la principal promesa del proyecto europeo –al menos antes de Maastricht y Lisboa– era la de conseguir que los trabajadores alcanzaran la prosperidad de la clase media; nada que ver con la imposición actual de programas de ajuste propios del FMI que han devastado a los países del Tercer Mundo. El mensaje lanzado a los países endeudados es claro: “Moríos”. Y, con el fin de apuntalar el Consenso de Washington –la guerra de clases del sector financiero contra los trabajadores y la industria–, estos países obedientemente se suicidan económicamente.

Se está transfiriendo el poder político, social, fiscal y económico al aparato burocrático de la Unión Europea y a sus controladores financieros del Banco Central Europea (BCE), así como al FMI, cuyos planes de ajuste estructural contra los trabajadores abocan a los gobiernos a liquidar el dominio público, la riqueza del suelo y del subsuelo y las empresas públicas, y a comprometerse a aplicar futuros gravámenes que permitan saldar las deudas contraídas con los países acreedores. Desde el otoño de 2008, ya se ha impuesto esta política en la “nueva Europa” (las economías postsoviéticas e Islandia). Ahora se va a exigir su aplicación en Portugal, Irlanda, Italia, Gracia y España. ¡Que a nadie le extrañe si surgen protestas por doquier

Para aquellos observadores que no prestaran suficiente atención a lo ocurrido en Islandia y Letonia el pasado año, es bueno que sepan que Grecia es el nuevo y más importante campo de batalla de nuestros días. Islandia y los países bálticos al menos tienen la opción de redenominar los créditos en su propia moneda, realizar los apuntes de sus deudas exteriores según su criterio y gravar fiscalmente la propiedad para recuperar para el Estado los beneficios que se les habían prometido a los banqueros extranjeros. Pero Grecia está encerrada en la unión monetaria europea, la cual está gobernada por cargos financieros no elegidos mediante voto popular y que han invertido el significado histórico de la democracia. En lugar de que el sector económico más importante –el financiero– esté sujeto a la política electoralmente legitimada, los bancos centrales (los lobistas nombrados por los banqueros comerciales y de inversión) se han independizado de los controles políticos.

Los más derechistas de Europa y Estados Unidos (como el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke) llaman a esto un “hito de la democracia”. Más bien se trata de un jalón de la oligarquía, que ha conseguido eliminar el control sobre la asignación del crédito en la economía –y, en el mismo viaje, la capacidad de planificación pública futura–, a la vez que ha otorgado a las grandes finanzas un poder determinante sobre los programas de gasto público

Islandia, Letonia y Grecia constituyen las primeras salvas de aviso en el proyecto de involución del gran programa de reforma democrática del siglo XIX y de la Era Progresista: fiscalidad sobre la tierra y sobre la “revalorización sin esfuerzo alguno por parte del propietario” de los beneficios procedentes de los bienes raíces, los bonos y la renta variable, así como la subordinación del sector financiero a las necesidades de un crecimiento económico gobernado democráticamente. Esta doctrina tuvo su continuación en la etapa posterior a 1945, con una la fiscalidad progresiva que permitió ver los mayores incrementos del nivel de vida y de la actividad económica en todo el siglo XX. Pero desde 1980 la mayoría de países han modificado radicalmente su senda fiscal. Los recaudadores fiscales “liberaron” a los ingresos de sus obligaciones públicas a partir de la idea de que así se facilitaría que los bancos concedieran más créditos, lo que a su vez permitiría aumentar la liquidez para facilitar la adquisición de propiedades.

Las casas, los edificios de oficinas y las empresas tienen un valor ligado a la disposición de los bancos a prestar dinero. De modo que las gentes en general (y los salteadores empresariales en particular) han reaccionado a la política de revisión fiscal pro-financiera solicitando créditos para comprar casas (y empresas), a menudo yendo más allá de sus posibilidades. Y para pagar la deuda pública resultante del incremento de la inflación y de la ruina financiera que han causado los recortes en los impuestos sobre el patrimonio, la solución ha consistido en aumentar la presión fiscal sobre los trabajadores. Esta es la causa de la deuda pública de los países. Los estados se han endeudado como resultado de disminuir las cargar impositivas sobre los más ricos, no sólo sobre los bienes inmuebles.

Al haber seguido la misma línea de los países occidentales de rebajar la fiscalidad sobre el patrimonio y de aumentar la carga sobre los trabajadores durante las últimas décadas, el gobierno griego no puede o no quiere aumentar los impuestos a los ricos, ni siquiera a los profesionales liberales acomodados. Pero los neoliberales acusan al Estado griego y a los demás países deudores de no haber vendido suficientes empresas y suelo públicos para cubrir las deudas. La deducción de impuestos sobre los intereses ha hecho que las privatizaciones realizadas a crédito estén exentas de tributación, de modo que los estados perderán el derecho a las compensaciones que recibían por el uso de sus bienes (a la vez que los ciudadanos pagarán “peajes” más caros para acceder a los servicios públicos).

Al igual que ha hecho el gobierno de Estados Unidos, los griegos han emitido bonos para financiar el déficit resultante de estas rebajas fiscales. Los compradores de los bonos (principalmente bancos alemanes) exigen que los trabajadores griegos (y ahora también los contribuyentes alemanes) paguen de sus bolsillos los déficits originados por los recortes impositivos. El resultado es que los bancos, y demás tenedores de bonos, alemanes y de otros países europeos cobrarán lo que se les debe a costa de la aplicación de drásticos recortes en las pensiones y en los gastos sociales (e incluso mediante una mayor privatización de bienes públicos, malvendidos éstos a unos precios subordinados a una necesidad acuciante).

Las protestas callejeras ocurridas en Grecia han estallado porque los trabajadores han entendido algo que va más allá de la percepción de cierto periodismo que trata el asunto como una confrontación episódica. Los salarios reales hace tiempo que han disminuido (en Estados Unidos se frenaron en seco alrededor de 1979). El acceso de muchos ciudadanos a la propiedad inmobiliaria sólo ha sido posible mediante la aceptación de créditos hipotecarios vitalicios. Y las economías postsoviéticas conquistaron su libertad política de Rusia al precio de ser hoy insolventes, dependiendo por completo de los dictados del FMI y la Unión Europea en punto a obtener créditos que les permitan hacer frente a las deudas contraídas con banqueros extranjeros, que a su vez han impuesto fuertes cargas crediticias sobre sus viviendas, empresas públicas, industria y familias.

Los tenedores de bonos y los especuladores financieros se han confabulado para exigir el apoyo de la Unión Europea, el FMI y Estados Unidos para la rápida obtención de los beneficios que consideran que les corresponden antes de que se colapse la competición financiera. La apropiación rapaz puede realizarse con más rapidez mediante la política de adelgazamiento de las economías a través de la fórmula de los planes de ajuste del FMI. El desempleo aumenta a la misma velocidad con la que las economías se endeudan (y el asunto importante no es sólo que todo ello lleve a una disminución de los ingresos fiscales de cada país, sino que la deuda extranjera provoca un aumento de la dependencia de las importaciones

Los acreedores reciben lo que se les debe permitiendo que se apropien del excedente económico; esta apropiación puede tomar la forma de endeudamiento por nuevas inversiones de capital, inversión en infraestructuras, gasto público social y aumento de los niveles de vida. Económicamente, la asonada griega es una revuelta contra esta política de sacrificar la prosperidad para pagar a los acreedores extranjeros.

En lo político, la lucha consiste en salvar a Grecia de convertirse en un anti-Estado. La definición clásica de “Estado” se fundamenta en la capacidad del mismo para fijar impuestos y emitir moneda. Pero Grecia ha traspasado su autoridad fiscal a la Unión Europea y al FMI, los cuales han acusado al país de violar aquello que los teóricos políticos establecen como el primer mandato de cualquier Estado: actuar a favor del interés nacional a largo plazo. El gobierno griego se conduce a las órdenes del capital bancario y, de hecho, actúa siguiendo la pauta de terceros estados que le obligan a liquidar activos, lo cual no redunda precisamente en una promoción del crecimiento a largo plazo.

Lo que realmente está en cuestión aquí es si en el momento de recoger los beneficios del crecimiento económico los países estarán gobernados por los acreedores o lo estarán por la voluntad popular. El embate oligárquico de los créditos del FMI y la Unión Europea destinados a rescatar a los bancos extranjeros y a los especuladores tenedores de bonos a costa de los trabajadores griegos (los supuestos futuros contribuyentes) tienen como objetivo que sean precisamente los trabajadores, y no el capital financiero, quienes tengan que hacer frente a las pérdidas por las atrasos del gobierno en el pago de la deuda a causa de la reducción de los impuestos que gravaban la riqueza. Se trata de permitir que los bancos extranjeros eviten tener que pagar el precio de aparecer como protagonistas en la operación de vaciado del mercado interior. Se pretende apartar la política gubernamental de las manos de los votantes y subordinarla al FMI y la Unión Europea, que a su vez actúan como instrumentos del sistema financiero internacional.

Esto lleva a una situación en la que ni Grecia ni la Comisión Europea son propiamente “estados” o “gobiernos” en el sentido político tradicional. Las burocracias de la Unión Europea y del FMI no pasan la prueba de una elección popular. Cuando sus planes financieros al dictado de terceros alcancen el éxito que ellos pretenden, el capital económico habrá sido irremisiblemente saqueado y la democracia social se desmoronará.

El pasado domingo 9 de mayo los votantes alemanes expresaron su irritación por el papel jugado por su gobierno en el rescate de los bancos alemanes (calificado con el eufemismo de rescate de “Grecia”) a costa de los contribuyentes alemanes; el Banco Central Europeo (BCE) no se ocupa de velar para que haya una moneda europea independiente, sino de pasar factura a los gobiernos estatales. Los socialdemócratas (SPD) superaron al partido de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel en el land de Renania del Norte-Westfalia. Al obtener sólo un tercio de los votos –algo menos que los socialdemócratas (y diez puntos porcentuales por debajo de la anterior elección, cuatro de los cuales correspondieron a la semana en la que la señora Merkel propuso el paquete de rescate)–, la CDU perdió su mayoría en la Cámara Alta alemana.

Puede que muchos votantes alemanes se preguntaran si penalizar a los pobres para pagar a unos ricos que practican la usura era algo tan “cristiano” como pregonan las siglas del partido de la canciller. O puede que estuvieran seriamente preocupados por el hecho de que la hacienda pública alemana deba aportar cerca de 30.000 millones de dólares de su parte del rescate a los banqueros (se calla por sabido que no todo el mundo en Alemania siente aprecio por ellos, aun cuando sean alemanes). Y no cabe duda de que algunos ciudadanos cayeron en la cuenta de que se trataba de una jugada consistente en un engaño financiero perpetrado por obedientes políticos a las órdenes del sector bancario.

El engaño

Los lobistas financieros europeos sacaron provecho de la crisis al tomarla como una oportunidad para promover una extensa serie de rescates. La Unión Europea aprobó una ampliación de 60.000 millones de euros de las facilidades de crédito para bancos suecos y austriacos, unas disposiciones que ya estaban habilitadas para ayudar a que Hungría, Rumanía y Letonia pudieran seguir al corriente de los pagos de las deudas contraídas con bancos, precisamente, austriacos y suecos. Para sortear la norma que prohíbe los rescates en la eurozona, este rescate especial se basa en el artículo 122.2 del Tratado de la Unión Europea, el cual permite el otorgamiento de préstamos a los estados en “circunstancias especiales”.

Si consideramos que la señora Merkel conoce bien la situación de las economías de las que hemos hablado, entonces no tenemos más remedio que acusarla de haber mentido descaradamente. El problema de la deuda báltica es crónico y estructural, no “excepcional”. La señora Merkel también debe saber que está actuando de forma engañosa al pretender ayudar a Letonia mediante la extensión de los créditos que la Unión Europea limita explícitamente al apoyo del tipo cambio del lats, y en cambio prohíbe para fomentar el desarrollo económico interno de los países. Las divisas van destinadas a cubrir el coste que los letones deben soportar por pagar en euros las hipotecas contratadas con los bancos suecos, así como para ayudar a los consumidores letones a comprar comida y productos manufacturados que los estados de la Unión Europea subsidian, a la vez que someten a los letones a un estado de dependencia económica y financiera.

De esta manera, lo que se consigue es victimizar a Letonia, no ayudarla. Se trata de permitir que los bancos suecos ganen algo más de tiempo para seguir cobrando las liquidaciones de créditos que es obvio que en condiciones normales acabarían impagados. Las divisas dedicadas a facilitar el pago de deudas privadas a bancos extranjeros se convierten así en deuda nacional que recaerá sobre los contribuyentes letones. Esta forma de crédito de la Unión Europea es una expresión descarnada de neo-colonialismo.

¿Permitirá hacer algo el tardío trasvase de votos de los ciudadanos alemanes hacia la coalición rojiverde del SPD con los partidos Verde y de la Izquierda? Probablemente no. El presidente griego Papandreu ha sido un colaborador necesario con lo sucedido a pesar de liderar la Internacional Socialista. De modo que ahora la cuestión es saber si Grecia es víctima de un jaque mate y está irremisiblemente destinada a detenerse a ver cómo el gasto público, las pensiones, la sanidad, la educación y el nivel de vida sufren un deterioro parecido al que han vivido los bálticos. Éstos se han convertido en un experimento de la planificación centralizada neoliberal. Si son un ejemplo de lo que nos deparará el futuro, entonces el mundo pronto verá una oleada de emigración griega parecida a la ocurrida en los países bálticos.

Evidentemente, esto es lo que anticiparon los mercados bursátiles de todo el mundo cuando en la mañana del lunes dispararon sus cotizaciones ante el anuncio europeo de un fondo para rescates de 750.000 millones de euros. Lo que verdaderamente se garantizó con esa acción fue el principio de que para que pueda gobernar el capital financiero primero deben saquearse a fondo las economías. Pero no cabe duda de que la batalla no ha terminado. Esta situación persistirá durante toda la presente década, puesto que el actual proceso consiste básicamente en una involución de las luchas de los siglos XIX y XX por substituir el poder omnímodo de la propiedad privada oligopólica y los intereses financieros por principios de fiscalidad progresiva y empresa pública.

¿Es en esto en lo que supuestamente la civilización occidental ejercía su liderazgo? Enfrentados a los parlamentos controlados por la aristocracia, los reformistas del siglo XIX trataron de tomar el poder para implantar principios democráticos. La economía política clásica consistió básicamente en un programa de reforma destinado a gravar fiscalmente los beneficios privados de las rentas de la tierra, las rentas monopolistas y los intereses financieros derivados de las mismas. John Maynard Keynes celebró este programa reformista calificándolo sobriamente como la “eutanasia del rentista”.

Pero los intereses creados regresaron con fuerza. Al rotular a la democracia social y la regulación pública como un “camino a la servidumbre”, trataron de situar a las economías europeas en el camino de la deuda por peonaje. Al dictaminar la limitación del poder de los gobiernos estatales democráticamente elegidos en beneficio del Consenso de Washington, tanto el FMI como las instituciones de la Unión Europea han ganado capacidad de control fiscal y económico sobre esos gobiernos y sobre sus políticas fiscales, logrando así recortar drásticamente los impuestos sobre los más ricos (a quienes les piden prestado para financiar los déficits fiscales resultantes).

Los partidarios del Tea Party estadounidense y los contrarios al pago de impuestos han abandonado la lucha por reformar el Estado. Asfixiados por una deuda de la que no ven salida, lo que piden son impuestos menos gravosos y esperan ver que los que más ganan sean los que más provecho saquen de una fiscalidad aún más regresiva. Enfrentados a un Congreso corrompido por los lobistas que actúan de parte de los intereses creados, rechazan la idea misma de Estado y buscan refugio en comunidades locales bunquerizadas. Ven cómo los Congresos y parlamentos de los países de todo el mundo van perdiendo autonomía a favor del FMI, la Unión Europea y otras organizaciones surgidas del Consenso de Washington, que buscan imponer medidas de ajuste y trasladar las cargas fiscales a los trabajadores y la industria, liberando de las mismas al patrimonio privado y al sistema financiero depredador.

La única forma de impedir una reforma fiscal regresiva y una asfixia por deudas es mediante la consecución de mayores niveles de control sobre los estados sobre la base de los principios de la economía clásica y de las reformas de la Era Progresista. Para esto es para lo que se han declarado en rebeldía los trabajadores griegos. Alguien debe controlar al Estado, y no cabe duda de que si las fuerzas democráticas se retiran de la lucha, entonces el sector financiero estrechará aún más su cerco.

Lo ocurrido la semana pasado es sólo el principio de por dónde discurrirá este drama. Su peculiar desarrollo en las economías postsoviéticas, que han seguido manteniendo sus propias monedas, se verá en los próximos verano y otoño.

terça-feira, 18 de maio de 2010

¿Europa está en implosión?

Immanuel Wallerstein
La Jornada

Europa ha tenido sus opositores desde que comenzó su largo camino hacia la unificación. Hubo muchos que creyeron que era imposible. Hubo muchos otros que pensaron que no era algo deseable. Sin embargo, debe uno decir que, en el largo y sinuoso sendero que tomó desde 1945, el proyecto de la unificación europea lo ha hecho asombrosamente bien.

Después de todo Europa ha estado desgarrada por los conflictos nacionalistas por lo menos 500 años, conflictos que culminaron con la Segunda Guerra Mundial, que fue particularmente repugnante. Y la venganza parecía ser la emoción dominante. Para 2010, lo que hoy se conoce como Unión Europea (UE) aloja una divisa común, el euro, que se utiliza en 16 países. Cuenta con una zona de 25 miembros, llamada Schengen, la cual permite un cierto movimiento libre, sin visas. Mantiene una burocracia central, una corte de derechos humanos y va en la pista de tener un presidente y un ministro de relaciones exteriores.

Uno no debe exagerar la fuerza de todas estas estructuras, pero tampoco se puede subestimar el grado en que todo esto representa, para bien o para mal, remontar la resistencia nacionalista por toda Europa, especialmente en los estados más fuertes. Y no obstante, también es el caso de que ahora Europa parece hacer implosión, en algunas maneras importantes. Las palabras clave de esta implosión son Grecia y Bélgica.

Grecia, como todo el mundo sabe, atraviesa una severa crisis de deuda soberana. Moody’s ha declarado que los bonos estatales griegos son inservibles. El primer ministro George Papandreu ha dicho, muy renuente, que probablemente tendría que recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) para conseguir un préstamo, un préstamo que implicaría las condiciones usuales del FMI, que requiere formas específicas de restructuración neoliberal. La idea es muy impopular en Grecia –un golpe a la soberanía griega, al orgullo griego, y en especial a los bolsillos griegos. También fue recibida con consternación en algunos cuantos estados europeos que sienten que la ayuda financiera a Grecia debería venir primero que nada de otros miembros de la UE.

La explicación de este escenario es bastante simple. Grecia tiene un gran déficit presupuestario. Dado que Grecia es parte de la zona del euro, no puede devaluar su divisa para aliviar el problema. Así que requiere asistencia financiera. Grecia pidió ayuda europea. El país más grande y rico de Europa, Alemania, ha estado muy renuente, por decir lo menos, a proporcionar tal ayuda. El pueblo alemán se opone con fuerza a ayudar a Grecia, y esto se debe básicamente a un reflejo proteccionista en un tiempo de estrés en Europa. Los alemanes temen también que Grecia sea la primera en una fila que incluye a otros países (Portugal, España, Irlanda, Italia) que harán demandas semejantes si Grecia obtiene dicha ayuda.

El público alemán parece desear que todo se desvanezca, o que por lo menos Grecia sea de algún modo expulsada de la zona del euro. Aparte del hecho de que esto es legalmente imposible, el país que más sufriría por el resultado, además de Grecia, seguramente sería Alemania, cuya salud económica se basa en gran medida en contar con un fuerte mercado de exportación dentro de la zona del euro. Así que, por el momento, parece que estamos ante un impasse. Y los buitres del mercado vuelan alrededor de los países de la zona del euro que tienen problemas de deuda soberana.

En medio de todo esto, la perenne crisis belga ha asomado la cabeza de modo particularmente agudo. Como país, Bélgica vino a existir como resultado de la política paneuropea. El colapso del imperio Habsburgo de Carlos V tuvo como efecto la partición de los llamados Países Bajos Borgoñones, hacia el norte en las Provincias Unidas y al sur en los Países Bajos Austriacos. Las Guerras Napoleónicas condujeron a las dos partes a juntarse en el restaurado Reino de los Países Bajos. Y los conflictos europeos de 1830 condujeron a ambas partes a separarse de nuevo, con la creación de Bélgica en más o menos lo que fueran los Países bajos Austriacos, con un rey importado de alguna otra parte.

Bélgica siempre fue un compuesto de flamencos hablantes del flemish, lengua que también hablan los holandeses, y de los valones hablantes de francés, localizados en gran medida pero de modo imperfecto en dos sectores geográficos diferentes (norte y sur de Bélgica). También hubo una zona pequeña hablante del alemán. Hasta 1945, los valones fueron los más educados y más ricos, y controlaban las instituciones importantes del país. El nacionalismo flamenco nació como una voz de los descastados que luchaban por sus derechos políticos, económicos y lingüísticos.

Después de 1945, la economía belga sufrió un cambio estructural. Las áreas valonas perdieron fuerza y las áreas flamencas se hicieron más fuertes. En consecuencia, la política belga se tornó una lucha interminable de los flamencos por obtener más derechos políticos –devolución de poderes–, con el objetivo, para muchos, de disolver Bélgica en dos países. Palmo a palmo, los flamencos obtuvieron más y más. Hoy, Bélgica como país tiene una monarquía común, un ministro de Relaciones Exteriores común, y casi nada más. El punto difícil en este arreglo es que Bélgica es ahora un Estado confederado con tres, no dos, regiones –Flandes, Valonia y Bruselas.

Bruselas no es sólo la capital de Bélgica. Es la capital de Europa, el locus de la Comisión Europea. Bruselas es también una ciudad muy bilingüe. Y los flamencos insisten en hacerla menos así. El problema es que, aun si hubiera un acuerdo para disolver Bélgica, no habría un modo fácil para arreglar el destino de Bruselas.

Las últimas negociaciones han sido tan dificultosas que Le Soir, el periódico principal en francés, proclamó: Bélgica ha muerto el 22 de abril de 2010. Su editorialista principal preguntó: ¿Este país tiene sentido todavía? Al momento, el rey intenta, tal vez en vano, recrear el gobierno. Tal vez tenga que llamar a nuevas elecciones, sin mucha esperanza de que las elecciones produzcan un Parlamento realmente diferente. El primero de julio, Bélgica asume por seis meses la presidencia rotativa de la UE, y no hay certeza de que habrá un primer ministro belga para presidirla.

El problema griego es el problema de la diseminación. ¿No se replicarán –no se están replicando ya– los problemas de Grecia en el resto de Europa? ¿Puede sobrevivir el euro? Sin embargo, el problema belga es incluso mayor. Si Bélgica se separa, y ambas partes son miembros de la UE, ¿no considerarán otros estados la separación? Hay después de todo movimientos secesionistas o cuasisecesionistas importantes en muchos países de la Unión Europea. La crisis de Bélgica podría bien ser la crisis de Europa. De las dos implosiones que amenazan, la simbolizada por Grecia es más fácil de resolver. Básicamente requiere que Alemania se dé cuenta de que sus necesidades son cubiertas mejor con un proteccionismo europeo que por un proteccionismo alemán.

La crisis belga implica una cuestión mucho más fundamental. Si Europa estuviera preparada, ahora mismo, para moverse hacia un verdadero Estado federal, podría acomodar la ruptura de cualquiera de sus Estados. Pero hasta ahora no está lista aún. Y las dificultades económicas colectivas del mundo han fortalecido mucho los estrechos elementos nacionalistas en casi todos los países europeos, como lo muestran todas las recientes elecciones. Sin una fuerte federación europea, será extremadamente difícil para Europa sobrevivir al torrente de rupturas. En medio del desorden político, Europa puede irse por el caño.

Hay una cierta Schadenfreude [regocijarse en el infortunio de otros] entre los políticos estadunidenses en torno a las dificultades de Europa. Lo que quizá pueda salvar a Europa de cualquier implosión es precisamente la siempre creciente amenaza de la implosión de Estados Unidos. Europa y Estados Unidos están en un subibaja, cuando uno está arriba el otro está abajo. No queda claro cómo va a jugar esto en los próximos dos a cinco años.