terça-feira, 12 de março de 2013

Referéndum en Malvinas: Británicos que quieren seguir siéndolo

Mario Rapoport
Página 12

Con un respaldo prácticamente absoluto al actual status político de las islas, los habitantes de Malvinas votaron en un 99,8 por ciento en favor de seguir siendo parte del territorio inglés de ultramar. El plebiscito impulsado por Gran Bretaña en las islas terminó, así, sin nada que se saliera de lo previsible. El primer ministro británico exigió a la Argentina que “respete el principio de autodeterminación” de los isleños, una opción que la Casa Rosada ha descartado de plano, tras señalar que la cuestión de la soberanía se debe resolver por medio de una negociación entre los dos Estados. “No tiene ningún valor”, insistió ayer la embajadora argentina en Londres, Alicia Castro, sobre la votación.

La consulta tuvo un 92 por ciento de asistencia, con 1518 votos sobre un padrón de 1672 votantes. Mientras se realizaba la última de las dos jornadas electorales, los kelpers se dijeron seguros de que la “Argentina perderá la batalla diplomática” por Malvinas. En una cuenta institucional en Twitter, reivindicaron además su derecho a decidir la condición política del lugar donde viven. “En 1982, Argentina perdió la batalla militar. Hoy Argentina perderá la batalla diplomática”, definieron.

Conscientes de que los resultados no tendrán efectos jurídicos, los isleños tratarán de lograr el mayor impacto antes de que el foco de atención que generó la consulta se apague. En ese sentido, anoche los portavoces de los malvinenses anticiparon que harán una presentación ante la ONU para “dar por terminado” el debate sobre la descolonización, una medida que no tiene chances de prosperar, pero que los ayudará a seguir siendo noticia. A su vez, integrantes de la asamblea legislativa de las islas insistieron en que están “mandando un mensaje”. “Argentina nos está ignorando completamente, pero el resto del mundo verá esto como lo que es, la visión democrática del pueblo”, dijo Barry Elsby, integrante del cuerpo, en una idea que, casi con las mismas palabras, vienen repitiendo todos los portavoces del plebiscito.

Como parte del mismo dispositivo, en Puerto Stanley, donde vive la mayoría de los casi 3000 pobladores de las islas, anoche comenzaba un festejo junto a la catedral, donde había instaladas luces al aire libre y equipos de música. Horas antes de que finalizara la votación impulsada por el Reino Unido, el primer ministro británico, David Cameron, también buscó acercarle leña al fuego y sostuvo que la Argentina deberá “respetar” el resultado de la consulta. “Los argentinos deben respetar el principio de autodeterminación y qué mejor ejemplo de autodeterminación que el hecho de que los isleños puedan expresarse a través de un referéndum”, sostuvo en un comunicado emitido en Londres por su oficina de prensa. La postura del Ejecutivo británico fue acompañada por el Comité de Relaciones Exteriores del Parlamento, cuyo presidente, Richard Ottaway, agregó que “el resultado de este voto debe ser respetado por todos”.

Desde el lado argentino, el gobierno nacional calificó el referéndum de maniobra mediática. Desde Londres, la embajadora argentina Alicia Castro recordó, como en días anteriores, que la consulta no tiene “ningún valor legal” y “no ha sido convocada ni supervisada por las Naciones Unidas. Es un referéndum entre habitantes británicos, convocado por británicos, para que digan si quieren que el territorio donde viven sea británico”, apuntó. Para la embajadora, “a los isleños les conviene una negociación” entre Argentina y el Reino Unido. “Son británicos. Respetamos su modo de vida, respetamos que quieran seguir siendo británicos, pero el territorio en el que habitan no lo es”, dijo sobre la pretensión del referéndum.

Castro recordó que “desde 1965, la comunidad internacional –a través de las Naciones Unidas– estableció que en las islas Malvinas hay una situación colonial especial, que tiene que ser resuelta en negociaciones entre Argentina y el Reino Unido. Tenemos la obligación de resolver este conflicto a través del derecho internacional, pero además tenemos una oportunidad de ofrecer un ejemplo al mundo”.

A su vez, el senador Aníbal Fernández habló de los motivos políticos por los cuales cree que el gobierno británico impulsó la medida. “Como (Cameron) perdió mucha popularidad, ha encontrado una veta dentro de un nacionalismo muy berreta, muy bajo, con la intentona de recuperar ese pedacito de participación popular o reconocimiento por parte de la sociedad, e inventó este gesto politiquero que no tienen ningún valor.”

El gobierno argentino ya había fijado posición el viernes pasado a través de un comunicado, en el que manifestó que “el Reino Unido carece de derecho alguno” para “llamar a un referendo”, ya que ha “convocado a una votación de los pobladores que ese país implantó en las islas Malvinas” para “tergiversar la verdadera condición jurídica” de las islas. Los isleños debían votar por sí o por no a la pregunta “¿Desea que las islas Falkland mantengan su actual status político como territorio de ultramar del Reino Unido?”.

Durante la jornada se vio menos movimiento en los centros de votación, porque la mayoría de los 1672 malvinenses habilitados para sufragar lo había hecho el domingo. Además de los cuatro colegios electorales fijos en las dos islas principales, Soledad y Gran Malvina, las autoridades habilitaron cinco urnas móviles, cuatro en vehículos todoterreno y otra en una avioneta, que recorrieron las zonas rurales. Lógicamente, parte del dispositivo consistió en facilitar el trabajo de los periodistas que llegaron a cubrir el evento, y que transmitieron imágenes de los pobladores con los colores de la bandera inglesa y, en general, con un discurso de corte nacionalista.

Más allá de que la postura de los medios británicos fue mayoritariamente a favor del plebiscito, hubo algunas voces disidentes. Por ejemplo, el parlamentario George Galloway calificó la consulta como un “ejercicio absurdo”. En una entrevista de la señal en inglés del canal Russia Today, sostuvo que las islas son “un apéndice del colonialismo británico” y criticó “el masivo gasto de Defensa, que incluye el despliegue de submarinos nucleares en el Atlántico Sur”.

También el editor en temas de Defensa y Seguridad del diario The Guardian, Richard Norton-Taylor, definió al referendo como “provocativo” y “sin sentido”. El periodista aseguró que la consulta “va a exacerbar argumentos anacrónicos sobre soberanía” y remarcó el doble discurso de Londres con el pueblo chagosiano, expulsado de la Isla Diego García por el imperio británico para que Estados Unidos pueda construir una base. En ese sentido, recordó que ninguna de las cuarenta resoluciones de la ONU sobre la Cuestión Malvinas menciona el derecho de autodeterminación y que fracasaron todos los intentos británicos de incluir ese principio.

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