sábado, 4 de abril de 2009

Los nombres de Obama para América Latina

Antonieta Cadiz
AméricaEconomía

Una visión global. Cuando Arturo Valenzuela se refiere a este concepto en materia de las políticas de Estados Unidos hacia América Latina, se refiere a algo muy simple. “Significa mirar la región no sólo a través de los ojos de Miami, centrado en la relación con Cuba, sino considerar la interacción con países claves como México y Brasil”, dijo Valenzuela, en una entrevista realizada en el otoño boreal de 2006.

Parece lógico; la falta de visión global fue lo que se le criticó a antiguos encargados de asuntos interamericanos de los gobiernos de Estados Unidos, como Otto Reich y Roger Noriega. Visión global es lo que le va a pedir Barack Obama a quien asuma como nuevo subsecretario para Asuntos Interamericanos, cargo que depende directamente de la secretaria de Estado Hillary Clinton y cuya principal misión es definir políticas hacia América Latina.

Obama aún no ha nombrado a quien ostentará este cargo en su gobierno. El asiento sigue siendo de Thomas Shannon, nombrado durante el gobierno de George W. Bush, y a quien el nuevo presidente de EE.UU. le pidió que ayudara en la transición. No obstante, en los círculos diplomáticos y académicos de Washington se comenta que Shannon no continuará después de la Cumbre de las Américas, a realizarse a mediados de abril y que el nombre de su reemplazante será la señal más clara para entender la política que el nuevo presidente de EE.UU. tendrá con la región en los años que vienen.

El nombre más repetido como probable sucesor es justamente el mencionado Arturo Valenzuela, el académico de origen chileno que hoy está a cargo del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, y que ya se desempeñó como subsecretario para Asuntos Interamericanos durante la administración Clinton. Valenzuela, no está dando declaraciones a la prensa Latinoamericana antes de la cumbre –como ocurre en general con las personas que están en la lista de los posibles nombramientos. No obstante, en el pasado, cuando se le ha preguntado por la posibilidad de asumir esa posición, se ha reído y señalado que “en ese momento estaba feliz en el mundo universitario”.

Los rumores respecto a la lista de candidatos que compiten con Valenzuela son amplios. Ann Patterson, la actual embajadora de EE.UU. en Pakistán, se presenta como una alternativa fuerte, tanto por su experiencia en la región, como embajadora de El Salvador y Colombia, como por su género, ya que para nadie es un secreto que la administración busca más rostros femeninos. Le siguen nombres como Craig Kelly, ex embajador de EE.UU. en Chile; Julia Sweig, experta en América Latina del Council of Foreign Relations, quien participó activamente en la campaña de Hillary Clinton, y Harriet Babbitt, ex embajadora de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos.

Requisitos. “La decisión se basará en el tipo de persona que ellos en la Casa Blanca quieren que ocupe ese puesto, por sus lazos políticos, su conocimiento de la región, su background étnico y color de piel”, dice Peter Hakim, presidente del think tank Diálogo Interamericano. Eric Farnsworth, vicepresidente del conservador Consejo de las Américas, agrega más requisitos para el postulante. “Es muy importante tener individuos que puedan hacer cosas, que sean fuertes, entiendan cómo funciona la burocracia y logren resultados”, dice.

Y es que el escenario de las relaciones entre América Latina con la región no está en su momento más fácil. Los innumerables roces entre Washington, Bolivia y Venezuela se han traducido en hechos concretos como la reciente expulsión del diplomático estadounidense Francisco Martínez, de Bolivia, por reunirse con “opositores políticos y espías”. Esto, se suma al antecedente previo de la expulsión del embajador Philip Goldberg, y de una situación similar en Venezuela con el embajador Patrick Duddy.

Otra complicación en la agenda es la relación con uno de los países más ligados comercial y políticamente a Estados Unidos: México. Roces como el término del programa que permitía el acceso de camiones mexicanos al país y la represalia del gobierno de Calderón que incrementó aranceles a 90 productos industriales y agrícolas, son el comienzo de un intercambio complejo y extremadamente sensible.

El problema es que quienes esperen que Obama inicie una nueva era en las relaciones con América Latina podrían verse decepcionados. “No estoy seguro que en este caso exista un mensaje muy claro. El hecho que Obama le dijera a Shannon que se quedara en el cargo estos meses y lo ayudara en la transición así como poner a Davidow de regreso [ex embajador en Venezuela y México y actual asesor de Obama para la Quinta Cumbre de las Américas], da la sensación de que no habrá un cambio grande”, dice Hakim. “Valenzuela tiene una gran trayectoria, conoce mucho la región, fue funcionario de la administración Clinton, no es necesariamente un cambio grande”. Posiblemente, el no tener grandes disrupciones en la política hacia América Latina, es la única señala clara que hoy puede leerse de Obama.

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