Francisco Luque
Página 12
Este domingo 23 de octubre, Cristina Fernández de Kirchner será reelegida –casi con certeza- presidenta de la Argentina para el período 2012-2015. Así lo señalan diversas encuestas que transitan por el campo político argentino, muestreos que le otorgan entre el 50 y 57% de la votación y una amplia diferencia con respecto a sus adversarios directos. En este escenario, la mandataria y el movimiento que representa –kirchrnerismo- se convertirían en el proceso político más extenso de la historia democrática argentina.
Todo indica que los 29 millones de argentinos que acudirán a las urnas mañana darán su respaldo a un modelo conducido primero por Néstor Kirchner (2003-2007) y luego por Cristina Fernández, que ha sido capaz de reconstruir la autoridad pública y relegitimar la representación política tras la crisis económica de 2001, y que ha debido sortear una serie de problemáticas vinculadas a la férrea oposición de los medios de comunicación hegemónicos, escándalos de corrupción, peleas internas, polarización política e incluso, la muerte de su líder natural ocurrida en octubre de 2010.
Pero, ¿Cuáles son los factores que explican el triunfo de Cristina Fernández de Kirchner este domingo?
Muchos analistas concuerdan en que el momento económico favorable que vive el país es clave para explicar la reelección. Los números de la economía siguen en ascenso, con una mejora del Producto Interno Bruto previstas en 8,3% para el presente año. Este hecho ha permitido realizar un gasto social que ha apuntado a mejorar significativamente la vida de las personas a través de medidas políticas de promoción del empleo y el poder adquisitivo, como el aumento del sueldo mínimo; programas sociales revolucionarios como la Asignación Universal por Hijo, o medidas de aceptación transversal como la estatización de las transmisiones de fútbol.
En los círculos económicos se reconoce el crecimiento sostenido que ha tenido el país desde 2008 a la fecha y sus consecuentes medidas de desendeudamiento, disminución de la pobreza y fortalecimiento del consumo. Aunque destacan también ciertos problemas estructurales que elevan el riesgo y abren incógnitas a futuro como la política monetaria y la inflación.
A diferencia de Europa y Estados Unidos, que han apostado a medidas impopulares para mitigar la crisis económica, Argentina ha apuntado al gasto público. En septiembre, el sueldo mínimo creció un 25%. La ayuda económica a las familias pobres se elevó un 23%. Asimismo, se mantienen los subsidios para el sector energético y transporte, y el aumento de las pensiones para los jubilados.
Una de las características de este modelo es que ha privilegiado el desarrollo interno por sobre la inversión extranjera. En materia internacional, se ha alineado con la postura anti-neoliberal de América Latina, y ha tratado de establecer un eje sudamericano con Brasil, a partir de la base del MERCOSUR. Su rol en el fortalecimiento de los acuerdos regionales fue reconocido cuando Néstor Kirchner fue elegido secretario general de la Unión de Naciones de Sudamérica (UNASUR) el 4 de mayo de 2010, cargo que ocupó hasta su muerte.
Otro aspecto para entender el triunfo de CFK es su oposición. Ante lo que la socióloga argentina Beatriz Sarlo, autora del libro "La audacia y el cálculo. Néstor Kirchner 2003-2010" ha explicado como “una hegemonía cultural del kirchnerismo”, la oposición política, léase partidos y grupos disidentes, no fueron capaces de articular una propuesta de gobierno y conducción del país que superara las amplias expectativas que genera el gobierno. “Es la causa política que, además de la economía, contribuye a explicar el triunfo de la presidenta”, sostiene el analista Rosendo Fraga. Cristina Fernández ha logrado desmembrar a la oposición y reducirla a su mínima expresión. “El escenario post-electoral abre una fase inédita para una oposición sin rumbo”, tituló el opositor diario Perfil este fin de semana. Dispersión, fragmentación y malos resultados explican el camino incierto que han tomado las fuerzas políticas contrarias al gobierno y la frase que mejor describe este momento es del candidato Eduardo Duhalde: “Somos una bolsa de gatos. La gente tiene razón en desconfiar”.
Para el analista político, Lucas Carrasco, el triunfo del kirchnerismo lo explica su conformación: un conjunto heterogéneo que lidera la única corriente política existente hoy con iniciativa propia, programa de gobierno, mirada del mundo, sujeto social y modelo de país. Un conglomerado con adhesión social mayoritaria y multicolor. Desde el año 2003, este movimiento ha logrado sustentar su propuesta con la construcción metódica de cuadros políticos propios, que más que peronistas son kirchneristas. Ese hecho le da hoy un sentido de pertenencia que no sólo se legitima con el voto duro de los partidarios del peronismo -trabajadores, sindicalistas, mundo popular- sino también de sectores de la clase media que se han visto seducidos por el modelo de gobierno. La socióloga Beatriz Sarlo explica que hay un voto identitario que es un voto peronista, cada vez más débil. Hay un voto entusiasta que está arriba y abajo. “Los argentinos hoy votan en tiempo presente, no en función de tiempo pasado o del futuro”. Para Lucas Carrasco, las encuestas que señalan esto, son encuestas poco serias. “Hay una creencia extendida entre analistas, pero también hasta hace 6 meses esos analistas daban por agotado el kirchnerismo. No creo, verdaderamente, que esas modas de planteos poco sustanciales digan algo significativo para el análisis, sí para la producción política de sentido. Y el kirchnerismo es audaz en este terreno, como en otros”, agrega.
El aspecto carismático de la presidenta también ha jugado un rol preponderante en su amplia aceptación. Para el consultor Carlos Fara, “la presidenta tiene dotes intelectuales y de oratoria muy importantes, por encima del promedio de la dirigencia actual, y ha demostrado tener una capacidad de aprendizaje destacada”. Con el panorama prácticamente definido, las miradas apuntan a 2015. En círculos oficiales y opositores se menciona la posibilidad de que Cristina busque una reforma constitucional que le permita postular a un tercer mandato consecutivo.
Un factor pertinente de análisis es el emocional. La multitudinaria despedida de Néstor Kirchner, protagonizadas por “los cuerpos y las voces del pueblo, con sus trabajadores, amas de casa, profesionales, productores y principalmente, jóvenes que lo reconocieron como héroe”, como señala el Licenciado en Ciencia política, Sebastián Artola, han dado forma a una nueva mayoría social de respaldo al gobierno. Este ha sido un componente gravitante en el último año en Argentina desde la muerte de Kirchner. “El oficialismo ha usado mucho mejor los factores emotivos y sentimentales del voto, cada vez más importantes según estudios internacionales”, señala el analista Fraga.
La multiplicación del mensaje en defensa del gobierno, y la utilización de las redes sociales para aquello es otro punto a destacar. Cómo sostiene Lucas Carrasco, hoy, el uso de las redes sociales para masificar el mensaje de la presidenta no está por encima de cualquier país con desarrollo medio en tecnología, inclusión social e inclusión tecnológica. Sin embargo, lo que sí sucedió es que hubo una cerrazón muy fuerte de los medios de comunicación concentrados durante el conflicto con el campo en 2008. “La lógica de estos medios era desabastecer las ciudades, en contra del aumento de gravámenes a las multinacionales exportadoras que quería imponer el gobierno. En Argentina, como en cualquier país capitalista, los medios de comunicación están fuertemente concentrados en su propiedad y aplican la lógica de maximización y financierización, que conduce al mensaje único. El kirchnerismo puso eso en cuestionamiento. En sus momentos iniciales, muchos periodistas, escritores, intelectuales, militantes, etc, usaron Internet para difundir visiones opuestas a la hegemónica que partía de la diversificación del capital hacia el apoyo irrestricto a la ultraderecha desestabilizadora y golpista”.
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