Carlos Noriega
Página 12
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Con casi el 80 por ciento de las mesas escrutadas, el triunfo de Ollanta Humala incorporaba al Perú a la ola de centroizquierda que, en sus distintas variantes, gobierna la mayoría de los países de América del Sur. Tanto el boliviano Evo Morales como el chileno Sebastián Piñera se apresuraron a felicitarlo.
El Perú tendrá un presidente de izquierda. De esta forma, se suma a los gobiernos progresistas que son mayoría en la región. Ollanta Humala ganó las elecciones según arrojaron los cómputos rápidos al cierre de esta edición, derrotando a la derechista Keiko Fujimori. Humala se convertirá, a partir del 28 de julio, en el primer presidente de izquierda elegido en las urnas. El único antecedente histórico de un gobierno progresista es el régimen militar reformista del fallecido general Juan Velasco Alvarado, que llegó al poder con un golpe de Estado en 1968 y fue derrocado en 1975. Los peruanos derrotaron ayer al oscuro pasado del autoritarismo y las desapariciones, que pretendía volver al poder, y apostaron por el cambio. Un cambio que busca redistribuir mejor los beneficios del importante crecimiento económico que tiene el país y comenzar a cerrar la brechas sociales. La de ayer fue una victoria de la izquierda, pero también una victoria del interior del país sobre la capital, que apoyó mayoritariamente a Fujimori. Evo Morales y Sebastián Piñera ya felicitaron a Ollanta.
El conteo rápido al 100 por ciento de la organización Transparencia le da a Humala 51,3 por ciento y a Keiko Fujimori 48,7 por ciento. Cifra casi idéntica tiene el conteo rápido de la encuestadora Ipsos Apoyo: 51,4 por ciento para Humala y 48,6 por ciento para su rival. El margen de error del conteo rápido, que es una muestra de todo el país, es de un punto porcentual, lo que haría irreversible el resultado. Según los resultados oficiales de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) al 78,2 por ciento, Ollanta Humala derrotaba a Keiko Fujimori, hija del ex dictador Alberto Fujimori (1990-2000), condenado a 25 años de cárcel por violaciones a los derechos humanos y corrupción, por 50,08 por ciento contra 49,91 por ciento. La ONPE, que volvió a mostrar su exasperante lentitud, dio estos resultados recién pasadas las diez de la noche. Y cuando lo hizo, lejos de aclarar el panorama sembró confusión, porque sus cifras estrecharon la diferencia entre Humala y Keiko. La explicación a eso está en que el resultado parcial que dio la ONPE correspondía a Lima –donde Fujimori ganaba con cerca del 60 por ciento- y las principales ciudades del interior, en algunas de las cuales también punteaba la candidata fujimorista, quedando afuera las pequeñas ciudades y las zonas rurales, donde Humala ganaba con comodidad. Se espera que con el ingreso de los votos de las ciudades más pequeñas y el voto rural la diferencia a favor de Humala crezca hasta acercarse a las cifras del conteo rápido.
Aunque tres encuestas a boca de urna, difundidas apenas cerraron las urnas a las cuatro de la tarde, coincidieron en darle una ventaja de cinco puntos, y los posteriores conteos rápidos extraoficiales, aparecidos antes de las ocho de la noche, confirmaban su triunfo, los voceros de Gana Perú anunciaron que Humala esperaría los resultados oficiales para aparecer en público y proclamar su victoria. Al momento del envío de esta nota, el candidato ganador todavía no había hablado.
Apenas se difundieron las encuestas a boca de urna que daban una clara diferencia a favor de Humala, el júbilo estalló en el Hotel Los Delfines, en el barrio de San Isidro, donde la dirigencia de Gana Perú, la coalición progresista que lanzó la candidatura de Humala, se habían reunido para ver los resultados. El candidato permanecía en una habitación del hotel, donde siguió la difusión de los resultados junto a su esposa, Nadine Heredia. En sus declaraciones a la prensa, los miembros de Gana Perú optaron por la prudencia y no quisieron hablar de victoria hasta ver los resultados oficiales. Pero desde temprano comenzaron a celebrar el triunfo, que todavía no era oficial, pero sí seguro. En la televisión, los comentaristas, varios con rostro de decepción, también daban por descontado el triunfo de Humala.
En el otro lado, los resultados conocidos temprano cayeron como un mazazo. La sala del Hotel Bolívar, del centro de Lima, que había sido preparada para anunciar la victoria de Keiko Fujimori, estaba desierta. Los pocos dirigentes del fujimorismo que se animaron a hablar, lo hicieron para desafiar todas las cifras y hablar de una probable victoria de su candidata. A las nueve de la noche, cuando la ONPE todavía no había dado sus resultados parciales, hizo su aparición Keiko Fujimori y puso en duda la victoria de Humala, que a esa hora todos daban como segura, y anunció que esperaría los resultados oficiales finales antes de admitir su derrota. Pero la derrota se reflejaba en su rostro. Inmediatamente después de esa declaración apareció en el balcón del Hotel Bolívar para saludar a sus partidarios. Keiko, en un breve discurso, intentó incentivar a sus seguidores diciendo que había recibido los resultados, que la declaran perdedora, con “gran expectativa” porque la diferencia a favor de su rival entre el boca de urna y el conteo se había reducido, pero no dijo que la diferencia del conteo rápido era, según todos los expertos, irreversible. Apenas terminó de hablar Keiko, sus simpatizantes se comenzaron a retirar, con sus banderas plegadas, derrotados. Keiko y los dirigentes fujimoristas abandonaron el hotel con caras largas. En el Hotel Bolívar la imagen era de desolación.
El ex presidente Alejandro Toledo, candidato derrotado en la primera vuelta que apoyó a Humala en el ballottage, fue el primero en aparecer en conferencia de prensa para saludar la victoria de Humala. “Ganó el pueblo, ganó la democracia. El pueblo se ha pronunciado por el cambio y por un crecimiento con inclusión social”, dijo el ex presidente. Toledo fue a felicitar a Humala por su victoria sin esperar los resultados oficiales. La población se volcó a las calles para celebrar. Desde temprano en la tarde comenzaron a llegar a la Plaza Dos de mayo, en el centro de Lima. El mismo lugar donde tres días antes Humala había cerrado su campaña electoral. La plaza desbordaba de júbilo. “Ollanta presidente, Ollanta presidente”, coreaba una enfervorizada multitud, que agitaba banderas peruanas y las banderas blancas de Gana Perú. La fiesta popular se extendió a las principales ciudades del país. Al momento del envío de esta nota, la enfervorizada multitud que llenaba la Plaza Dos de Mayo esperaba la llegada de Humala, el próximo presidente.
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