quarta-feira, 1 de setembro de 2010

Héctor Llaitul: "Nuestro cuerpo es lo único que nos queda para protestar"



Pedro Cayuqueo
The Clinic

Para el gobierno y el Ministerio Público es el “Bin Laden” de Arauco. Para su gente, los mapuches, un asistente social comprometido con su pueblo y que solo goza de mala prensa. Héctor Llaitul Carillanca, 41 años, padre de cuatro hijos, efectivamente es asistente social. Cursó la carrera en la Universidad de Concepción y trabajando en su tesis se mimetizó con la lucha de las comunidades.

De origen williche, gran parte de su vida transcurrió en la zona central. Ex militante de la izquierda revolucionaria chilena, no dudó cuando a fines de los 90’, lonkos de dos provincias optaron por coordinar sus demandas y también la rabia. Así nació la Coordinadora Arauco-Malleco, la CAM, el gran dolor de cabeza étnico de los gobiernos de la Concertación y que Piñera ya siente al menos como jaqueca. Incontables son los ministros del interior que los han dado por desarticulados. El último fue Pérez Yoma. El año pasado. Pero ahí están, la mayoría en prisión y acusados de “terrorismo”, pero aun desde allí, resistiendo.

Hace 52 días que Llaitul encabeza una huelga de hambre. Son 32 prisioneros mapuches, en las cárceles de Concepción, Lebu, Angol, Temuco y Valdivia, los movilizados por demandas tan básicas que llegan a ser surrealistas. Exigen, en el Chile moderno y miembro de la OCDE, ser juzgados bajo mínimos estándares democráticos. Esto es, que se retire de sus causas la Ley Antiterrorista. Y se termine de paso con los dobles procesamientos civiles y militares. No entienden como, por delitos comunes, se los persiga como si se tratará de suicidas talibanes. Todos denuncian persecución política, montajes judiciales, testigos sin rostro e incluso tortura policial. Poco y nada de ello ha salido en la prensa. No les quita el sueño. Son pacientes y saben que con el transcurso de los días y semanas, la huelga se volverá para Piñera una insoportable migraña. A comienzos de semana, un fallo judicial autorizó a Gendarmería alimentarlos por la fuerza en Concepción y Temuco. No les será fácil, advierten ellos.

Entrevistamos a Héctor Llaitul en la cárcel El Manzano de Concepción. Allí espera ser llevado a juicio por diversos delitos. No ha matado a nadie. No ha violado a nadie. Tampoco ha dejado a ningún minero enterrado vivo en el desierto. Sin embargo, arriesga en diversas causas sobre 100 años de prisión. Hablamos de la huelga. De su lucha. Estas son sus razones.

¿Por qué la huelga?

Porque se han agotado todas las otras instancias para reclamar justicia, en nuestro caso, para acceder a un procesamiento justo, a un debido proceso. Es lo último que podemos hacer para manifestarnos, nuestro cuerpo es lo único que nos queda para protestar. Para nada es agradable estar en huelga, se sufre mucho, es duro. Tampoco es bueno hacer sufrir a nuestros familiares, somos padres, hijos, sobrinos, nietos de alguien y todos ellos sufren. Pero lo evaluamos y aunque suene paradójico, no nos queda más que arriesgar nuestra vida para luchar por la vida. Hablo de la vida de nuestra gente, por un mejor futuro para nuestros hijos, por los derechos de nuestra nación. Si con esta medida logramos que se retire la Ley Antiterrorista de nuestros procesamientos, habrá valido la pena.

Pero se les acusa de atentar contra el “estado de derecho”

En el territorio mapuche no opera el estado de derecho como en el resto del país. ¿Dónde se están militarizados los campos? ¿Dónde se persigue políticamente a luchadores sociales? ¿Dónde se montan campañas represivas indiscriminadas? ¿Dónde se aplican leyes de excepción, como la Ley Antiterrorista? Que sepamos, sólo en el territorio mapuche, lo que nos permite decir que vivimos bajo un estado dictatorial. De allí que para nosotros las expresiones de resistencia y de autodefensa sean legitimas, más aun si se nos han cerrado todas las vías políticas. Si viviéremos en Bolivia o en Venezuela, países realmente democráticos, los dirigentes sociales mapuches tal vez estarían en el Parlamento. Pero estamos en Chile y acá lo que hay para nosotros es prisión política.

¿No es Chile un país democrático?

La aplicación de la Ley Antiterrorista habla por si sola. Es hoy una herramienta de persecución contra los mapuches que levantan la voz. Su propio origen se da en el marco de un régimen autoritario, como lo fue la dictadura de Pinochet, en un contexto de terrorismo de Estado que todo el mundo repudió. Otro ejemplo es que se juzgue a civiles mapuches con el código militar, algo que transgrede todas las normas del debido proceso. Es lo que denunciamos.

¿Son las principales razones de la huelga?

Así es. Ambas constituyen la máxima expresión de la injusticia procesal que nos afecta hoy en día. La Ley Antiterrorista es una ley especial, creada para perseguir y su objetivo de fondo es velar por los intereses de los poderosos, no el de proteger a la población. Hoy con esta ley se están protegiendo inversiones que afectan directamente nuestro territorio y a su gente. Y en beneficio de empresarios que son responsables o herederos del despojo territorial que sufrimos como pueblo. Solo ello explica que se apliquen estas leyes de excepción a conflictos que son sociales y políticos.

A 52 días, ¿cuál es la situación de ustedes?

En términos físicos ya se evidencia un deterioro. Producto de la no nutrición hemos sufrido abruptas pérdidas de peso, en el caso nuestro, acá en El Manzano, de hasta 17 kilos menos, debilitamiento corporal, mareos, dolores de cabeza, escalofríos, reiteradas pérdidas de conciencia, calambres, algunos de nosotros hemos sufrido además estados de descompensación.

¿Y en lo anímico?

Estamos estables, nos alienta el hecho de estar aportando a la lucha de nuestro pueblo y saber que nuestras demandas son justas. Espiritualmente también nos sentimos fuertes, esta es una dimensión que nos caracteriza mucho como mapuche, nos sentimos conectados con los valores y la cultura de nuestro pueblo, ello nos hace sentir que este sacrificio tiene sentido.

¿Cómo han tomado sus familias esta drástica medida?

Hemos sentido todo su apoyo, pero de seguro deben tener sentimientos encontrados. Apoyan pero igual sufren, no sólo por nosotros sino por todos los que están en esta situación, así como por otros aspectos de esta lucha, costos que han debido pagar, como sufrir la represión policial. Pero de sufrimiento sabe mucho nuestra gente en las comunidades y de una u otra forma se han ido adaptando a los rigores del camino. Nuestras familias han comprendido y asumido esta huelga con un estoicismo ejemplar, lo cual habla bien de la justeza de este movimiento. Nosotros valoramos el esfuerzo que realizan afuera, de moverse y hacer campaña con muy pocos recursos, pero con una gran dignidad.

¿Y Gendarmería?

En El Manzano han sido casi neutrales, pero sabemos que esta situación puede cambiar por la presión de las instituciones de más arriba, del gobierno y la justicia. No es un tema personal, eso lo entienden y lo entendemos, es a nivel de instituciones donde se producen roces que hasta ahora no han llegado a ser confrontacionales. Esperamos que se respete la huelga y las condiciones no empeoren para nosotros, ya que nuestra postura es firme y de convicción. No sabemos como será en otros penales.

¿Se ha acercado alguna autoridad de gobierno?

Del actual gobierno nadie, ni siquiera hemos sabido de su preocupación por la huelga. Esto no nos resulta extraño, en el poder político están también los representantes del gran empresariado y resulta casi natural el desprecio que sienten hacia nuestra condición de presos y de mapuches. Esperamos que esto cambie, no perdemos la esperanza de que finalmente se aborde esto políticamente. De nuestra parte está la disposición abierta de sentarnos a conversar con ellos. Si debo decir que hemos tenido visitas importantes de otros ámbitos, gente dispuesta a buscar una solución política a la huelga.

Quiénes, por ejemplo

Podemos nombrar al Obispo Ricardo Ezatti, al senador Alejandro Navarro, al senador Patricio Walker, al ex candidato presidencial Jorge Arrate, entre otros. Por supuesto no podemos dejar de mencionar las visitas y el respaldo de muchos hermanos de pueblo, principalmente autoridades mapuches, lonkos y machis, así como werkenes (portavoces) de distintos territorios.

¿Cómo evalúan las movilizaciones a nivel nacional e internacional?

A nivel nacional no es mucho lo que se ha podido generar, debe ser por la fuerte campaña para silenciar la huelga que se ha montado, aunque comienzan a despertar acciones de solidaridad en diversas ciudades que valoramos. Estamos sorprendidos de las muestras de apoyo a nivel internacional, no tanto por nosotros, sino porque implican un respaldo a la causa mapuche en general. Este reconocimiento internacional ha costado mucho, es un capital que se tiene y que hay que resguardar, nos llama a no decaer, a no claudicar a pesar de la enorme desventaja que tenemos. Esto es muy importante para mantener la esperanza.

Se consideran presos políticos, ¿por qué?

Por las cualidades de luchador social que posee cada uno de los mapuches encarcelados. También por la formación política e ideológica que abrazamos, la que por supuesto se enmarca en nuestra condición de mapuche. Reivindicamos un pensamiento propio (rakizuam), que se nutre de nuestra sabiduría ancestral (kimvn) y se plantea en resistencia con la realidad que hoy vivimos como pueblo. Se nos niega esta condición como si sólo fueran presos políticos aquellos que se enfrentan a regímenes dictatoriales o totalitarios.

Dicen las autoridades que en Chile “las instituciones funcionan”

Funcionan instituciones propias de una “democracia” y se dice que estas operan por igual para todos los “chilenos”. Tal vez por ahí está el problema, que todas las instituciones buscan chilenizarnos. ¡Si nosotros no somos chilenos! Nunca ha existido un reconocimiento de esto, salvo en tiempos de la Corona Española. Hoy lo que se persigue es integrarnos o bien aniquilarnos como cultura, como nación, que dejemos de ser lo que somos. Basta ver las leyes, sólo opera la asimilación y el colonialismo permanente. Lo cierto es que somos un pueblo oprimido, con un territorio invadido. Y este despojo ha sido avalado por todas las legislaciones e instituciones del Estado.

No pocos mapuches, tras años de prisión preventiva, han resultado finalmente absueltos por los tribunales. ¿Cómo interpretas esto?

Es que la mayoría de las acusaciones que se levantan contra los mapuches tienen un objetivo central que es político. De allí los largos periodos de investigación de hasta dos años que tienen los fiscales para llegar al juicio oral, de allí los montajes muy bien urdidos que realizan, sumado todo ello a campañas comunicacionales. Pero cuando se llega a juicio, ello resulta a veces insostenible judicialmente, se les derrumba. Tememos eso si que en el actual escenario político esto pueda cambiar y para peor.

¿En qué sentido?

El Ministerio Público ya no actúa solo, es parte de una estrategia mayor que no trepida en la utilización de recursos para realizar montajes, incluso a nivel internacional, buscando condenas anticipadas de la opinión pública contra nosotros. La alianza entre fiscales, políticos inescrupulosos, gobierno y medios de comunicación, hace que tengan hoy dadas las condiciones para condenar a nuestra gente a largos años de prisión.

Hace unos años la CAM eran “delincuentes rurales”. Hoy son “terroristas”

Se pone hoy más énfasis en el “terrorismo” porque les permite hacer uso de mayores herramientas legales para perseguirnos. Con un discurso muy propio de los fiscales de la dictadura militar, magnifican los hechos, mienten abiertamente, catalogan de “terrorismo” acciones muy básicas de resistencia y autodefensa de las comunidades cuando son allanadas con violencia por la fuerza pública. Respuestas básicas, rudimentarias de la gente ante la agresión policial se transforman entonces “atentados contra vida”, “emboscadas criminales”, “homicidios frustrados” e “intentos de asesinato”.

¿Por dónde debiera buscarse una salida al conflicto?

Claramente no por los tribunales. Este es un conflicto histórico, de raíces muy profundas y que concierne a la sociedad chilena y mapuche en su conjunto, también a la comunidad internacional, que debe ser parte de la solución. El Estado chileno es el responsable directo de lo que sucede hoy, que es un conflicto eminentemente político con trasfondos históricos, culturales, una lucha por reconocimiento, por ser lo que somos. Para nosotros el abordaje del problema, su resolución, es política y compromete al Estado en su conjunto, a todos sus poderes, ejecutivo, legislativo, judicial. Llegar a ello demanda una voluntad política que hoy no existe de parte de las autoridades. Existe coincidencia mayoritaria en los mapuches que la salida al conflicto es política.

Van a cumplir 55 días en huelga y en los grandes medios poco y nada se ha publicado o mostrado. ¿Qué piensan de esto?

Nos resulta natural a estas alturas. No olvidemos que los grandes medios representan al empresariado y entre los grupos de poder siempre se apoyan, ha sido así históricamente. Callan la huelga pero siguen con su campaña para desvirtuar nuestra lucha, dando cuenta de ella sólo desde un prisma delincuencial o terrorista, a objeto de influir en la mente de las personas, en la opinión pública. Ellos saben que nuestras demandas son justas y temen que darlas a conocer generé en la sociedad un respaldo mayoritario a nuestra causa. Me consta que mucha gente chilena que se logra informar debidamente, siempre termina respaldando nuestra lucha. Algunos medios operan casi como en tiempos del nazismo, se reafirma la teoría de Joseph Goebbels que planteaba que a través de la repetición de las “versiones oficiales” se llegaba a una “verdad oficial”. También decía “miente, miente, que algo queda”.

¿Es lo que sucede con el tema FARC?

Es parte de una campaña orquestada, donde La Tercera, El Mercurio y sus sucursales regionales cumplen la función de propagandistas. Sin tener hasta el día de hoy la más mínima prueba, los fiscales insisten con esta vinculación nuestra con las FARC en los medios. Podemos decir que no existe tal vinculación, cada pueblo tiene el derecho de luchar como quiera hacerlo y nosotros lo hacemos basados en los principios y en la historia que heredamos de nuestros antepasados, en el legado de Lautaro, que no es menor. A veces se olvida que nuestro pueblo tiene un gran legado histórico de resistencia.

¿La huelga es hasta las últimas consecuencias?

Lo hemos dicho en los comunicados y es una postura generalizada en todos los huelguistas. Es una situación muy dura para todos nosotros, ya que no sólo se arriesga la vida, también se producen secuelas que nos afectarán de todas formas en lo cotidiano. La responsabilidad no es nuestra, en este punto la traspasamos al Estado y a quienes son autoridades, porque ellos nos obligaron a llegar a esta situación. Preferimos esto a ser condenados de forma arbitraria e injusta.

¿Algún mensaje que enviar?

Gracias a todos los peñi (hermanos), lamngen (hermanas) que se han movilizado y que solidarizan con nuestra causa. Gracias a los hermanos de la sociedad chilena y del exterior que comparten y solidarizan con nuestro pueblo y sus demandas. Sepan que nuestra lucha es también la de ellos, es por la dignidad y los valores de construir una sociedad más humana.

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