sábado, 3 de dezembro de 2011

CELAC: Por el camino de la unidad latinoamericana



Nora Veiras
Página 12


Por primera vez todo el bloque se unió y decidió dejar afuera a los Estados Unidos y Canadá. “Que la Celac avance en el proceso de integración haciendo un sabio equilibrio entre la unidad y la diversidad de nuestros pueblos”, reza la Declaración de Caracas.

“No exageramos si decimos que es una jornada histórica.” Su tono chévere tenía motivos: Hugo Chávez sentó a la mesa a treinta presidentes, a un vicepresidente y a dos cancilleres. Durante dos días estuvieron en Caracas debatiendo para darle vida a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac). Por primera vez todo el bloque se unió y decidió dejar afuera a los Estados Unidos y Canadá. En línea con lo que había advertido la presidenta argentina, Chávez antes de cederle la palabra a Sebastián Piñera, el nuevo presidente pro témpore de la Celac, advirtió que “ahora todo esto no puede quedar en papel, tenemos el compromiso de actuar, de prender motores”. La priorización de las coincidencias y la convicción de aprovechar en “beneficio propio y no en contra de otros” las potencialidades económicas en un mundo en crisis signaron las exposiciones mechadas con comentarios del anfitrión. “Que la Celac avance en el proceso de integración política, económica, social y cultural haciendo un sabio equilibrio entre la unidad y la diversidad de nuestros pueblos”, reza la Declaración de Caracas.

El respaldo común al reclamo de soberanía argentino en las Islas Malvinas, el repudio al bloqueo económico financiero a Cuba y la defensa de la democracia como requisito para integrar la Celac fueron sólo algunas de la veintena de declaraciones que emitió el cuerpo. Chávez, munido de un martillito de madera, dio un golpe ante la aprobación unánime de cada documento. La única disidencia se zanjó con una postergación: los presidentes no se pusieron de acuerdo sobre si las decisiones se debían tomar por consenso o debían ser sometidas a votación. Rafael Correa (Ecuador), Chávez, Raúl Castro (Cuba) y Evo Morales (Bolivia) encontraron la fórmula: mantener el criterio de consenso hasta que la próxima cumbre de Chile resuelva el tema. Correa era uno de los más críticos al criterio del consenso. Para diplomáticos argentinos ese mecanismo garantiza igualdad en un escenario donde la heterogeneidad de los países es muy grande.

Sucesión

La Celac queda en manos de una “troika”, así denominó Chávez al trío encargado de darle actividad al bloque hasta el próximo plenario que tendrá lugar en Chile. “Con el comandante Chávez y con el comandante y presidente Raúl Castro formamos una troika. ‘Viva la diferencia’ como dirían los franceses. Pensamos distinto, en una de esas podemos acercar posiciones”, dijo Piñera. Castro sucederá al presidente de Chile. La armonización de intereses tan divergentes requerirá de la maestría de los ingenieros de esta nueva estructura. En la Celac conviven países bloqueados por los Estados Unidos como Cuba, con otros que avanzan en Tratados de Libre Comercio como Chile, Perú, Colombia y México y otros con una dependencia histórica de esa relación como gran parte de las islas caribeñas.

El presidente ecuatoriano fue el más frontal al cuestionar el rol de la Organización de Estados Americanos (OEA). “Necesitamos un nuevo sistema interamericano. La OEA ha sido históricamente capturada por los intereses norteamericanos. Esto la convierte en poco confiable para los tiempos de América latina”, dijo y abundó en que “sólo por la actitud que tuvo durante el conflicto de las Islas Malvinas merecería desaparecer”. Correa eligió como segundo tópico de su ponencia a los medios de comunicación concentrados. Remarcó que es un defensor absoluto de la libertad de prensa pero no de la “mentira”. Advirtió que el “poder fáctico planetario que constituyen los monopolios intenta reemplazar el Estado de Derecho por el Estado de Opinión y expresa los intereses del gran capital”. Chávez recordó cómo los medios habían jugado a favor de su derrocamiento en el golpe que lo sacó del poder en 2002. Evo Morales también señaló que su principal oposición la representan los medios.

El nicaragüense, Daniel Ortega, que acaba de ser reelecto, repudió el rol de los Estados Unidos en la región y la sucesión de bombardeos a Siria y a Libia. “Las potencias no tienen reparos en defender sus intereses cometiendo delitos de lesa humanidad”, repitió. Chávez se preguntó entonces “qué hubiera sido de América latina si los Estados Unidos no hubieran promovido tantos golpes de Estado”.

El colombiano Juan Manuel Santos se hizo cargo del pedido de las FARC y ELN para que la Celac intercediera en el proceso de paz. “La paz es una cuestión de Colombia, tengo la mejor predisposición a sentarme si advierto que ellos están dispuestos a conversar seriamente. Agradezco a la Celac”, dijo tras recordar el asesinato de cuatro rehenes hace pocas semanas. El colombiano también aludió a la necesidad de afianzar el comercio intrarregional, tal como había planteado Cristina Kirchner en la convicción de darle contenido concreto a la integración y señaló que “ahora no es como antes que todas las inversiones venían de los Estados Unidos”. Chávez instó a formar un Fondo de Reservas “con aporte de todos los países de la región. ¿O no confiamos en nosotros? ¿Confiamos más en la banca de Basilea?”.

“Uno de cada diez habitantes del mundo vive en la región de la Celac, crecimos a un promedio del 5,6 por ciento el año pasado y este año al 5 por ciento. La Celac es fundamental, muchos piensan que solos se puede andar más rápido pero juntos podemos llegar más lejos y seguros. Hoy, la unidad es el camino”, sintetizó Piñera, el empresario chileno que llegó a la Presidencia y quien las vueltas de la historia lo colocaron junto a Chávez y Castro en el vertiginoso proceso de diseño de este nuevo organismo.

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