quinta-feira, 28 de julho de 2011

Un símbolo grotesco de la hambruna de África



David Randall y Nada Issa
The Independent


Un número cada vez mayor de niños se desploman muertos en el largo viaje hasta los campamentos de refugiados. Los que llegan están más severamente desnutridos que nunca. Y según la ONU el número de personas amenazadas [por la hambruna] ha llegado a 11 millones, que es como si cada hombre, mujer y niño de Bélgica corriera el riesgo de morir de hambre. Así pues, con cada día que pasa la cíclica crisis alimentaria de la región del Cuerno de África va adquiriendo los visos de una hambruna en toda regla.

Hay una imagen que capta el degradante horror que azota a millones de personas. No es la imagen de que un niño con el vientre hinchado y los ojos desorbitados que llora pidiendo comida, aunque haya infinidad de ellos. Es la imagen de las madres que se atan el estómago con una cuerda para amortiguar las punzadas del hambre mientras dan a sus hijos la poca comida que pueden conseguir -una grotesca parodia de las bandas gástricas que se utilizan en Occidente para adelgazar.

Ha sido ActionAid quien ha lanzado la alerta sobre esta práctica potencialmente mortal. Zippora Mbungo, una abuela de 86 años de edad, de Makima, Kenia, dijo a los trabajadores de la agencia: "Me ato la cuerda alrededor de la cintura para apretarme el estómago y evitar la sensación de hambre. La mayor parte del tiempo tenemos muy poca comida, así que se la doy primero a mis nietos y dejo poco o nada para mí. Por eso me ato el estómago con la cuerda. Aquí sólo los ricos no se atan con la cuerda en momentos como éste". Y agregó: "Esta es una de las peores sequías que he visto en mi vida". Philip Kilonzo, de ActionAid Kenya, dijo: "Esta práctica muestra cuán desesperadamente hambrientas están las mujeres. Pero puede ser letal: varias mujeres han muerto tras liberar de golpe su estómago [de la presión de la cuerda] cuando han podido conseguir otra vez comida".

El desastre, descrito por UNICEF como "la peor crisis humanitaria del mundo", es el resultado de una de las sequías más terribles de los últimos 60 años y que ha provocado repetidas malas cosechas y la muerte de un gran número de cabezas de ganado. Cerca de 2.9 millones de personas en Somalia -un tercio de la población- necesitan ayuda humanitaria, mientras que unos 4,5 millones de personas, de una población de 80 millones, están afectados en Etiopía. Según datos de la ONU, en Kenia, la potencia económica de la región, unos 3,5 millones de personas corren riesgo de morir de hambre. Duncan Harvey, director nacional de la organización Save the Children en Etiopía, dijo: "Desde el punto de vista del número de personas afectadas, esta es una de las peores sequías que el mundo ha visto en mucho tiempo".

El hambre y la desesperación en sus propias áreas ha llevado a cientos de miles de personas a caminar durante días a través de las tierras áridas hasta los campamentos de Etiopía y Kenya. La semana pasada, por ejemplo, funcionarios de EEUU hablaron con una madre que había llegado a un campamento con seis niños, entre ellos un niño de siete años con poliomielitis a quien la mujer había transportado sobre su espalda.

La gravedad de esta fatídica larga marcha se puede calibrar considerando el número de aquellos que no consiguen concluirla. A las afueras del vasto complejo de refugiados de Dadaab, en Kenya, jóvenes cuerpos sin vida que han sido abandonados por sus padres yacen en el camino de arena que conduce hasta el campamento. Nadie sabe cuántos han fallecido antes incluso de alcanzar ese lugar, y en otros casos son los padres los que han perecido en el camino dejando a sus niños vagando solos por el desierto. Andrew Wander, un portavoz de Save the Children, dijo que su agencia ha prestado asistencia a más de 300 niños que han sido encontrados sin acompañantes a la vera de los caminos después de que sus padres murieran o los abandonaran.

La agencia de refugiados de la ONU dice que alrededor del 40% de los niños somalíes que llegan a Dadaab están desnutridos. Más niños han muerto aquí en los primeros cuatro meses de este año que durante todo el año pasado. Cada día, más de 1.400 llegan a este extenso complejo lleno de chabolas improvisadas con palos y toldos en el que se hacinan más de 440.000 personas dentro y alrededor de un campamento construido inicialmente para 90.000 personas. Alexandra Lopoukhine, de Care International, dijo: "Esto hace que el proceso de registro sea mucho más lento. Si antes tardábamos unas horas o un día a lo sumo, ahora necesitamos tres a cuatro semanas por lo menos". Alexandra dijo que la ONU y el gobierno de Kenia están manteniendo reuniones de cara a autorizar la ampliación del campo.

Según organismos miembros del Comité de Emergencia para Desastres, los casos de violación y de otros ataques violentos contra mujeres se han duplicado entre los refugiados que huyen del conflicto y el hambre en África Oriental. El personal de atención internacional de dos centros de acogida dentro del campamento afirma que los casos reportados han aumentado hasta 136 en los primeros seis meses de este año, comparados con los 66 del mismo periodo en 2010. La señora Lopoukhine dijo: "El momento más peligroso para los refugiados es cuando están en movimiento. Las mujeres y las niñas están especialmente expuestas a ser víctimas de violaciones, secuestros, enfermedades e incluso a ser asesinadas en el viaje. Muchas mujeres se echan al camino con sus hijos dejando detrás a sus maridos y pueden caminar durante semanas en busca de comida y seguridad".

En Etiopía los somalíes que huyen de la sequía y del recrudecimiento de los combates han ido llegando a un ritmo de más de 1.700 al día. La tasa de mortalidad general en los campamentos de Etiopía es de siete personas por cada 10.000 al día, cuando en una crisis lo normal es una tasa de dos fallecimientos al día, dijo un funcionario de gobierno de EEUU. La razón de que haya tantos muertos aquí y en toda la región no es solamente el hambre, sino las enfermedades, que se ceban en personas debilitadas por muchos meses de desnutrición. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado de que existe un alto riesgo de propagación de enfermedades infecciosas, especialmente la poliomielitis, el cólera y el sarampión.

Cinco millones de personas están expuestas al cólera en Etiopía, donde las condiciones de hacinamiento e insalubridad han desatado una crisis de diarrea acuosa aguda, dijo el viernes la OMS. El cólera, una infección intestinal aguda, provoca diarrea acuosa que puede conducir rápidamente a la deshidratación severa y a la muerte si no se administra un tratamiento con prontitud. Y –añadió la OMS–, cerca de nueve millones de personas corren riesgo de contraer malaria. También hay sarampión, que amenaza a dos millones de niños etíopes, para quienes la enfermedad puede resultar fatal. Los funcionarios etíopes informaron de la existencia de 17.584 casos de sarampión y de 114 muertes durante el primer semestre del año. También ha estallado en los campos de Kenia, con 462 casos confirmados, incluidas 11 fallecimientos, dijo la OMS.

En respuesta a la crisis alimentaria y sanitaria, una masiva operación de ayuda está ganando ímpetu rápidamente. En el plazo de ocho días el público británico ha donado veinte millones de euros en respuesta al llamamiento lanzado por el Comité de Emergencia para Desastres. El Gobierno británico anunció ayer la concesión de una nueva ayuda de 59 millones de euros con los que, entre otras cosas, se proporcionará asistencia a cerca de 70.000 niños con desnutrición aguda en Somalia, cuidados médicos y agua potable a 130.000 personas en los campamentos de Dadaab, ayuda similar a 100.000 personas en los campamentos de Etiopía, y ayuda adicional a 300.000 keniatas, incluyendo raciones especiales para los niños desnutridos.

Rubén E Brigety, un funcionario del Departamento de Estado de EEUU responsable de la asistencia a los refugiados y víctimas de los conflictos en África, dijo: "Hay muchos profesionales de ayuda con experiencia que te dirán que jamás hemos presenciado una crisis tan grave en una generación". Y agregó: "Y va a ir a peor".

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