sexta-feira, 8 de agosto de 2008

Uruguay toma distancia del Mercosur


Cristian Carrillo
Página 12

La Cancillería uruguaya volvió a poner el dedo en la llaga de la integración regional. Admitió que su país analiza ingresar al mercado norteamericano a través de un convenio con México. El Mercosur votó dividido en la OMC.

El gobierno uruguayo insiste en negociar por fuera del Mercosur. Ayer, el director de Asuntos Económicos de la Cancillería de ese país, Elbio Rosselli, adelantó que solicitará al bloque “flexibilidad en las negociaciones externas”. Días atrás se conoció que el gobierno uruguayo estudiaba la posibilidad de triangular sus ventas a través de México, con el objetivo de exportar a todo Norteamérica sin pagar aranceles. Por este motivo, el embajador de México en Montevideo, Cassio Luiselli, inició gestiones con sus colegas de Estados Unidos y de Canadá. Ahora pide más autonomía de la región. La justificación sigue siendo que el bloque Mercosur no contempla las “velocidades diferentes” que tienen los países miembros, pero el malestar se acrecentó desde el tema de las papeleras, mientras que el vía libre se lo dio la última discusión de la Organización Mundial de Comercio en Ginebra, Suiza.

La onda expansiva del estruendoso fracaso de la última Ronda de Doha aún está lejos de desaparecer y entre los que más frágiles quedaron ante ese hecho se encuentra el Mercosur. A duras penas, la Argentina y Brasil, principales socios de la región, logran dejar de lado sus diferencias en cuanto a la visión del comercio internacional, y Uruguay sigue mellando la integración del bloque. Rosselli argumentó que la Argentina “eligió un modelo de desarrollo muy distinto al resto de los socios, con un neoindustrialismo muy proteccionista del mercado interno, con el cual no será fácil compatibilizar la negociación externa del bloque”. La crítica del diplomático uruguayo aparece justo después de que Brasil se sumara a la posición de las naciones más poderosas, de cara a una apertura indiscriminada de la economía.

La administración de Tabaré Vázquez recibe desde el principio presiones, tanto desde la oposición como de algunos sectores internos del frente oficialista, para avanzar en acuerdos de liberación comercial. El propio ministro de Economía uruguayo, Danilo Astori, es uno de los precursores en la negociación extra Mercosur. Detrás de Tabaré, Astori es quien divide a la coalición gobernante del Frente Amplio y, llamativamente, el candidato más firme por esta fuerza para las elecciones presidenciales del año próximo. Por su parte, Rosselli, de la línea de Astori, considera que “puede haber muchas modalidades de flexibilidad dentro de una negociación conjunta”, y ejemplificó que una puede ser el “convenio marco Mercosur-México, dentro del cual el país pudo avanzar rápidamente hacia un acuerdo de Libre Comercio”. Uruguay y México tienen un Tratado de Libre Comercio (TLC) desde 2004.

El jueves de la semana pasada se conoció que el embajador de México en Montevideo, Cassio Luiselli, inició gestiones con sus pares de Estados Unidos y Canadá para que, a través del Tratado de Libre Comercio vigente con Uruguay, empresas de este último puedan exportar a todo Norteamérica como si fueran compañías locales. El mecanismo consiste en que México sirva de vehículo para exportar a Estados Unidos y Canadá, mientras que el objetivo es que las empresas uruguayas pasen a ostentar el sello de “origen NAFTA”, lo que les permitirá ingresar libremente su producción a los tres países de América del Norte. Uruguay puede abastecer a México con componentes e insumos para la industria automotriz, aeronáutica y electrónica.

La intención uruguaya de despegar del Mercosur se puso de manifiesto con mayor claridad en 2006. El gobierno de Tabaré recibió en ese momento de parte del Departamento de Comercio de los Estados Unidos una propuesta para llegar a un TLC por “vía rápida”. El convite fue rechazado por el oficialismo y el Ejecutivo planteó entonces la posibilidad de avanzar, en 2007, hacia un acuerdo más limitado, con el objetivo de facilitar el intercambio de bienes, sin “lesionar” el “corazón del Mercosur”, ya que no involucra cuestiones arancelarias, y protegiendo además algunos sectores sensibles, según las propias palabras del presidente uruguayo. Se denomina Acuerdo Marco de Comercio e Inversión y consiste en un convenio en que se fija un rango amplio de tarifas e impuestos y se incluyen garantías para las inversiones. Si bien es de carácter amplio y “simbólico”, abre las puertas a numerosas misiones comerciales que llegan a ese país y se retirar con importantes acuerdos comerciales bilaterales.

“¿Por qué, frente a esta realidad, entonces, no avanzamos a velocidades diferentes? ¿Por qué no se flexibiliza de tal modo que tres socios (Brasil, Uruguay y Paraguay) avancen en un acuerdo comercial más rápido que otro que tiene una estrategia nacional divergente?”, se preguntó ayer Rosselli, durante un contacto con la prensa local, olvidando, al igual que el presidente brasileño, la definición de integración.

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