Brasil, India y Sudáfrica acusaron a los países de ricos de haber provocado una crisis mundial que afectará a su crecimiento y rechazaron que sean los países pobres del planeta quienes la paguen. Los tres estados desconfiaron de los planes de rescate de la banca de EEUU y Europa y denunciaron «la irresponsabilidad de los especuladores que han transformado el mundo en un gigantesco casino al tiempo que nos daban lecciones de cómo gobernar nuestros países».
Los Gobiernos de los ocho países más ricos del planeta, el G8, han decidido convocar una reunión de urgencia, en «un futuro cercano», para abordar la grave crisis que viven los mercados financieros.
La Casa Blanca fue la encargada de anunciar que los líderes de Canadá, Estado francés, Alemania, Italia, Japón, Rusia, Gran Bretaña y Estados Unidos, junto al presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Barroso, quieren «resolver juntos la crisis y restaurar la confianza en los sistemas financieros». Mientras los ricos se ponen de acuerdo la mayor parte del planeta sigue al margen de las cumbres para abordar una crisis que también les afecta. India, Brasil y Sudáfrica llamaron la atención ayer a los países ricos por haber provocado la crisis mundial que amenaza su crecimiento como economías emergentes y pidieron una «nueva iniciativa internacional para acometer reformas estructurales» en el sistema financiero mundial que incluyan a los países en vía de desarrollo en la toma de decisiones. En un comunicado conjunto difundido en la tercera cumbre IBSA, que reunió en Nueva Delhi a las delegaciones de los tres países presididas por sus máximos mandatarios, las potencias emergentes se constituyeron en acusadoras del capitalismo financiero. El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva denunció que «los países pobres vayan a pagar por la irresponsabilidad de los especuladores que han transformado el mundo en un gigantesco casino al mismo tiempo que nos daban lecciones de cómo gobernar nuestros países. Nosotros no hemos participado en este casino internacional».
«En caso de recesión en Europa y en Estados Unidos, los países del Sur se verán afectados porque somos los vendedores y ellos los compradores», advirtió el presidente. Criticó también que en setiembre de 2007 ya se hablara de las «hipotecas basura» y que hasta hace dos semanas EEUU y las países europeos no se decidieran a tomar cartas en el asunto. Lula llamó a mantener un mayor flujo comercial entre los países emergentes, para hacer crecer sus mercado nacionales y a un encuentro entre sus bancos centrales.
El jefe de Gobierno indio, Manmohan Singh, recogió el guante y expresó su deseo de que en este encuentro los países del IBSA puedan establecer una estrategia coordinada. Singh destacó la importancia de asegurar la seguridad alimentaria de estos países y opinó que la crisis financiera puede ayudarles a explorar sus mercados. Su ministro de comercio Kamal Nath, «aquellos que nos enseñaban las mejores recetas financieras han sido incapaces de salvar su propio sistema financiero». El presidente surafricano, Kgalema Motlanthe, también criticó las «decisiones de una minoría que ha colocado el sistema financiero internacional al borde del hundimiento». Por ello, señaló que considerarán «con la mayor prudencia las soluciones llave en mano prescritas por el mundo desarrollado».
En la declaración final de la cumbre, India, Brasil y Sudáfrica sugirieron que la crisis financiera «no debe ser superada con medidas paliativas. La reforma debe llevarse a cabo para incorporar sistemas más fuertes de consulta multinacional y vigilancia. La ética también debe aplicarse a la economía».
Oposición y total rechazo
Marginada hasta ahora en el proceso de la globalización África podría aprovechar como una oportunidad la crisis financiera, al dirigir menos sus inversiones a los mercados estadounidenses, europeo o asiático, reduciendo las huidas de capitales y aumentando las inversiones locales. Evans Manduku, investigador en ciencias políticas en Nairobi, pronostica que «es probable que se vea ahora a los africanos invertir en bonos del tesoro de sus gobiernos locales, en los bancos públicos, antes que enviar su dinero al extranjero».
Pero también muchos países dependen de la ayuda de los países ricos que va a verse reducida. Incluso este hecho puede fomentar la «marcha hacia el Este» de África, impulsando el comercio con los gigantes asiáticos, según Jared Wafula, economista de la Universidad de Nairobi.
El FMI cree que el África subsahariana será afectada por la crisis financiera pero que conservará un crecimiento del 6,2% en 2009 tras un 5,9% en 2008.
Por otro lado, expertos del centro de estudios Diálogo Interamericano, de Washington, afirmaron que América Latina debe prepararse para la resaca de la crisis financiera de EEUU y que su crecimiento se verá ralentizado en 2009 por el recorte de las exportaciones, la dificultad para acceder a los mercados financieros internacionales, y la reducción de los ingresos procedentes de las remesas enviadas por los inmigrantes.
En el mundo rico, el Gobierno de Estados Unidos anunció que será «un inversor pasivo» en la compra de acciones en bancos privados, que seguirán bajo control del sector privado. El presidente, George W. Bush, aseguró que la compra es una medida temporal y que las acciones que el gobierno adquiera, con su programa de 250.000 millones de dólares «serán vendidas de vuelta a los bancos» una vez que pase la emergencia. «Estos bancos seguirán estando bajo control del sector privado», dijo Bush. El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, advirtió de que, aunque la estabilización de los mercados financieros es necesaria, ésta no será suficiente para garantizar la recuperación económica.
¿Para cuándo un plan de rescate para la pobreza?
«¿Para cuándo un plan de rescate para las personas y pueblos que sufren la pobreza y la exclusión social?», preguntaron ayer representantes de los colectivos Reas, EAPN, ILP Sarea, EGK y la Coordinadora de ONGD de Euskadi en una comparecencia ante la Bolsa de Bilbo en la que convocaron distintos actos para mañana para denunciar la pobreza en el mundo y exigir su erradicación con motivo del Día Internacional contra la Pobreza.
En su comparecencia, denunciaron que hay más de 3.000 millones de personas que carecen de una «vida digna» a causa de la pobreza, mientras que se destinan 470.000 millones para el rescate de las aseguradoras, bancos y otras instituciones financieras afectadas por la crisis en EEUU. «Las bolsas se desploman, las instituciones financieras se hunden y los gobiernos acuden a su rescate, convencidos de que estamos inmersos en una crisis a escala global de consecuencias catastróficas. Nada importa que quienes hoy dicen perder (o ganar menos) hayan hecho de la especulación y el enriquecimiento sin escrúpulos su razón de ser», denunciaron., antes de apostillar que, como en toda crisis, serán «los sectores más precarizados de la sociedad y los pueblos más empobrecidos del planeta quienes acabarán soportando sus peores efectos».
Señalaron que los 470.000 millones de euros del plan de rescate servirían para pagar «dos veces la deuda acumulada de los 49 países más pobres del mundo». Según explicaron, esta cifra representa cinco veces la cantidad anual de ayuda extraordinaria que se necesitaría para alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio en pobreza, educación y salud. Al término de la comparecencia depositaron bolsas de basura llenas de «dinero» en el interior de la Bolsa de Bilbo.
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