quarta-feira, 31 de março de 2010

Ecuador: Proyecto Yasuní-ITT ¿hacia un ecosocialismo?

Matthieu Le Quang
CETRI

La Iniciativa Yasuní-ITT, una propuesta de la sociedad civil ecuatoriana retomada por el gobierno, nos induce a preguntarnos sobre múltiples problemáticas como la economía postpetrolera, la deuda ecológica e histórica de los países ricos, un nuevo modelo de desarrollo, etc. Este proyecto consiste en dejar bajo tierra unos 920 millones de barriles de petróleo con el fin de evitar la emisión de 410 millones de toneladas de CO2 y la desaparición de una importante fauna y flora, considerando que esta es la región con más biodiversidad en el mundo. A cambio, como co-responsabilidad común, el Ecuador pide una contribución financiera a los países que más contaminan, como un reconocimiento de su deuda ecológica histórica.

Esta propuesta se inscribe totalmente en lo que podríamos llamar el ecosocialismo que retoma dos conceptos políticos, el ecologismo y el socialismo, para crear un nuevo modelo de civilización que permitiría que se articulen la justicia social y la urgencia ecológica. Esa última solo podrá resolverse cuestionando radicalmente la sociedad capitalista en la cual vivimos, ya que las crisis económicas, financieras, energéticas y climáticas están estrechamente ligadas. El crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo y este ya no debe ser entendido como mera acumulación de riquezas; acumulación que se hace frecuentemente en detrimento de la naturaleza. La satisfacción de nuestras necesidades ya no debe pasar por el consumo de bienes materiales. La riqueza ya no puede ser ligada a la abundancia. El crecimiento material desenfrenado nos conduce a graves riesgos ecológicos y sociales. Hoy, entendemos cada vez más que el modo de desarrollo dominante, capitalista, ya no es globalmente viable.

Durante los años 1990, los neoliberales celebraban su victoria ideológica y al mismo tiempo el fin de la historia. Otros se lamentaban, con la caída del muro de Berlín, del fin de las ideologías. Eso era verdad para los grandes partidos de izquierda actuando en coaliciones gubernamentales, alineados todos con la economía de mercado (aunque algunos propusieron ciertas reformas sociales, más bien periféricas, para “humanizar” al neoliberalismo). Sin embargo, no se puede decir esto de todas las izquierdas y sobre todo no del movimiento altermundialista cuyos debates, múltiples y diversos, demuestran, como su lema lo indica, que “otro mundo es posible”. Basta también examinar las numerosas experiencias en las sociedades latinoamericanas (particularmente en lo que concierne la gestión participativa de los gobiernos locales conducidos por alcaldes progresistas o a los procesos de autogestión y movilización colectiva) para demostrar lo contrario. Es en este conjunto que se inscribe la Iniciativa Yasuní-ITT, y es en las luchas de las sociedades civiles nacional e internacional que este proyecto podrá demostrar no solo su viabilidad sino, también, su potencial para construir un verdadero movimiento eco-socialista a escala mundial.

Sí, el socialismo puede ser ecologista mediante la transición hacia una economía postpetrolera, el cambio radical de la matriz energética y productiva (reduciendo la utilización de combustibles fósiles sustituyéndolos por formas renovables de energía hidráulica, geotérmica, eólica o solar), el fin de la deforestación y la reforestación con el apoyo de las comunidades locales, etc. Sí, el socialismo puede ser democrático (al contrario de los viejos socialismos burocráticos de la URSS, China, Corea del Norte o aún Cuba) con la participación de la población en la definición de sus necesidades reales, en la toma de decisión y en la implementación de los diferentes proyectos que la conciernen: educación, salud, vivienda, medio ambiente, etc. Debe respetar la elección de dos pueblos indígenas, los Tagaeri y los Taromenane, de vivir en aislamiento voluntario, pues su territorio está, en parte, en la zona del ITT.

El Ecuador quiere hacer del proyecto ITT un pilar del nuevo modelo de desarrollo que debe seguir el país. Dicho modelo no estaría ya basado exclusivamente en la explotación del rico patrimonio natural nacional sino en el desarrollo de otros sectores de la economía en armonía con la naturaleza. Hay que esperar que el Presidente ecuatoriano, Rafael Correa, no ceda ante las fuertes presiones de los lobbies petroleros pero que tampoco inscriba el proyecto en las modalidades propias del ambientalismo neoliberal (mercado de carbono o mecanismos de desarrollo limpios). Cabe esperar además que la iniciativa ITT no sea pieza de cambio en relación a la aceptación de una acuerdo comercial tipo TLC con la Unión Europea (algo por lo que la derecha está presionando) y que la sociedad civil ecuatoriana se apropie efectivamente de este proyecto y participe en él (al igual que la sociedad civil internacional) para que aquello que emergió inicialmente como una utopía se vuelva realidad. Ello constituiría un paso en firme hacia el Socialismo del siglo XXI.

terça-feira, 30 de março de 2010

Las consecuencias ambientales del terremoto en Chile

Daniela Estrada
Tierramérica

Aunque todavía no hay un registro oficial de las consecuencias ambientales del terremoto y tsunami del 27 de febrero en Chile, organizaciones ecologistas y expertos demandan abordar este asunto con celeridad y sustentabilidad. Entre los efectos reportados se cuentan cerros de escombros y basura, polución del aire por los trabajos de demolición, plantas pesqueras y otras instalaciones industriales arrasadas, destrucción de alcantarillados, pérdida de biodiversidad y suelos degradados por el maremoto.

"Creemos que hay una oportunidad dentro de esta desgracia para reconstruir de forma distinta, más amigable con el ambiente, más sustentable, con más respeto y consideración por temas como el cambio climático", dijo a Tierramérica la ambientalista Flavia Liberona, directora ejecutiva de la no gubernamental Fundación Terram.

El gobierno del derechista Sebastián Piñera, asumido el 11 de este mes, todavía no entrega una evaluación global de los impactos ambientales del terremoto de magnitud 8,8 en la escala de Richter que azotó la zona centro y sur del país y provocó un tsunami que barrió con localidades costeras de regiones como El Maule y Bío-Bío. La catástrofe, según las autoridades, dejó 342 personas fallecidas y 95 desaparecidas, además de 800.000 damnificados. Sólo las viviendas destruidas o con daños estructurales suman 260.000. Los costos públicos y privados alcanzan casi 30.000 millones de dólares, entre daños a infraestructura, pérdida de producto interno bruto, remoción de residuos y alimentación de emergencia.

Pero "no sabemos qué pasó con los emisarios submarinos de residuos domiciliarios, con las piscinas de acopio de las plantas de celulosa que guardan productos químicos, con los relaves de la mineras, con los propios rellenos sanitarios, si están filtrando o no las napas subterráneas", cuestionó Liberona. Expertos han llamado al recién creado Ministerio de Medio Ambiente a ejercer un rol preponderante en la "reconstrucción sustentable e inclusiva", con ciudades planificadas territorialmente y actividades bajas en dióxido de carbono, uno de los gases causantes de recalentamiento planetario. Organizaciones no gubernamentales y casas de estudio, en coordinación con las autoridades o por cuenta propia, han comenzado distintas experiencias de atención a la emergencia con cariz ecológico.

La arquitecta y master en planificación, Consuelo Bravo, trabaja en un amplio plan de manejo de escombros en los municipios de la capital y la región de El Maule, 200 kilómetros al sur de Santiago. Este plan implica que la comunidad sepa qué desechos reutilizar y cómo separar aquellos que va a tirar, y que los municipios consideren alternativas de recuperación y transformación de los desperdicios en material útil. Bravo, directora de la maestría en arquitectura del paisaje y medioambiente de la privada Universidad Católica, lidera, además, un proyecto de la Intendencia de Santiago, que busca construir un parque memorial con los escombros a recuperar. Algunos de los desechos se pueden utilizar "como estabilizadores de caminos, en áreas de relleno para nuevas infraestructuras y en lugares de recreación", dijo a Tierramérica.

La emergencia ha desnudado el bajo porcentaje de reciclaje en Chile. En la capital no supera 14 por ciento de los residuos sólidos domiciliarios al año, con proyecciones de aumentarlo a 25 por ciento en 2020. Las construcciones mayormente afectadas por el movimiento telúrico fueron aquellas levantadas con adobe sin precauciones antisísmicas. Ahora se discute qué edificaciones fabricadas con ese material pueden salvarse, considerando especialmente una de sus principales bondades: menor demanda de energía que la convierte en una de las soluciones con más baja huella de carbono.

El Centro Cultural, Social y del Medio Ambiente Ceibo, que lidera la instalación del primer "ecobarrio" del país en la capitalina comuna de Maipú, ha tocado varias puertas para impulsar en las zonas afectadas por la catástrofe los llamados "baños secos". Estos baños constan de un retrete, un tubo de respiración y estanque plástico con lombrices rojas californianas (Eisenia foetida), que transforman los residuos en abono para la tierra sin riesgo para la salud humana. Después de defecar y orinar, la persona debe agregar aserrín, papel higiénico u otros materiales para acelerar el proceso de transformación de las excretas.

Esta alternativa se la hemos propuesto a diversas autoridades y estamos en espera de respuestas, dijo a Tierramérica Luis Márquez, presidente del Centro Ceibo. Ante la debilidad mostrada por el sistema eléctrico tras la tragedia, diversas voces también han llamado a incorporar con más fuerza las energías renovables no convencionales, como la solar y eólica, para avanzar en descentralización y autonomía energética. Márquez propone contar con paneles fotovoltaicos o unidades eólicas en juntas de vecinos y lugares de atención al público. En este espíritu de autonomía energética, empresas de telefonía donaron a las zonas afectadas 1.900 aparatos celulares que se recargan con energía solar.

segunda-feira, 29 de março de 2010

Quino: del traje a rayas al traje a cuadros

Juan Sasturain
Página 12

Hace un año, a fines de abril de 2009, Joaquín Lavado, Quino, se despedía, manuscrito y sentido, de sus lectores de décadas en la revista de Clarín argumentando con desarmadora sinceridad –como siempre– que ya no se bancaba seguir republicando chistes de otras épocas aunque siguieran vigentes. Que paraba, desensillaba hasta aclararse, hasta ver si tenía qué contar/dibujar y sabía/encontraba cómo. Un maestro.

Tanto rigor no es frecuente en el medio. Quino, el modelo persona/dibujante Quino no lo es. El mismo que en 1973 le dijo chau a Mafalda y su banda en pleno apogeo y tras diez años de apoteosis, y en el pico máximo de su popularidad dejó de dibujarla en Siete Días –y no volvió a hacer la tira nunca más...– es el mismo que hace un año les dijo también adiós a los notables chistes (¿chistes?) semanales en Viva. Por las mismas razones: la fuente generadora no lo convencía ya, sentía que se repetía y no quería hacerlo. Dibujar (y hacer humor) fue siempre un ejercicio riguroso para él. Casi una esclavitud. Literalmente, como lo hemos señalado alguna vez y lo ha dibujado él mismo.

Es tonto o propio de plomazo contar chistes gráficos, pasar a relato verbal la imagen o la secuencia dibujada. Sin embargo, puede ser necesario, incluso útil en ciertas circunstancias ejemplares. Así, se sabe que el primer dibujo publicado por Quino –no en Esto es sino en la revista Dibujantes, en la sección “Futuros profesionales”– es una tira muda de cuatro cuadritos: el esquemático y amargado preso con traje a rayas pica piedras en el primero, se alegra de salir en libertad en el segundo, entra optimista a la agencia de empleos en el tercero y se amarga otra vez picando piedra en el último. Sólo ha cambiado el uniforme.

Uno de los últimos dibujos originales de Quino –o por lo menos el que él eligió para dar la cara en la tapa de la antológica exposición de hace un tiempo, Quino 50 años– es un autorretrato de sentado en alta banqueta de trabajo, las manos en las rodillas y la mirada entre absorta, culposa, disculposa y triste vuelta al lector: está vestido curiosamente de preso pero, en lugar de ser a rayas, el traje es de cuadritos de historieta. Historietas propias, claro. El primer dibujo es de 1954; el segundo, de medio siglo después.

Tal vez no sea forzar demasiado el sentido si decimos que la melancolía de la mirada del dibujado dibujante –del que se expone y del que se dibujó así expuesto– supone una vuelta de tuerca y muchas vueltas de la vida respecto de la esquemática visión de la primera secuencia.

Si el preso no tiene opción porque no elige su vida, cuando sale está también condenado por no tener vocación –proyecto propio: el reproche cruel de Mafalda a su mamá– y depender del mercado alienador. Condenado a hacer lo que no quiere porque no sabe (o no quiere) qué ser, está siempre como preso. En ese contexto –el del creador ilusionado que ha “encontrado su camino” vocacional en la profesión asumida como espacio de libertad– la elección se confunde con el sentido, le da sentido a la vida, más precisamente.

Medio siglo después de vida privada e historia pública, el creador siente que las trabas para el acceso a la plenitud, felicidad o como se llame, están mucho más allá del coraje para usar la libertad individual o las opciones vocacionales: no hay sólo condicionamientos sino simple condición humana, a secas. Y esa condición asumida sin trampas viste para Quino un traje a rayas, a cuadros en su caso, un feroz pero siempre elegante estilo de escéptica melancolía que traspasa todas las modas.

Con el tiempo, la visión/obsesión incluso se fue oscureciendo aún más. Ya no dibujaba cosas nuevas, pero entre sus últimas entregas originales, hace unos años, hubo una reveladora en su página semanal de Viva. Quino planta un inusual dibujo único y a toda página, copado por el negro: un desolado viejo de ojos hundidos, de aspecto desprolijo, que sin inmutarse ni ironía aparente formula su programa de vida: “Pues yo no pienso dejar este mundo sin antes hacerme un test de orientación vocacional para averiguar de qué otra forma podría haber desperdiciado mi vida...”.

En fin: “He cometido el peor de los pecados...”, dijo uno que sabía de qué hablaba. Apaga y vámonos.

Santos y pederastas



Javier Diez Canseco
La República

Un escándalo de proporciones involucra, desde algunos meses, a sacerdotes y primados de la Iglesia Católica de EEUU, Irlanda, Austria, Alemania, Holanda, entre otros países: abuso sexual a niños que debían educar o cuidar. No son denuncias recientes, pero ahora cuentan con evidencias contundentes, remecen Roma y comienzan a ventilarse en el fuero judicial que siempre evadieron. Y dejan clara la doble moral de sectores conservadores de la Iglesia involucrados.

Curiosamente, poco se informa al respecto en América Latina y el Perú. ¿Acaso no hay casos similares? Sí. Y han involucrado a personajes conservadores muy cercanos al Vaticano. Uno de los casos más graves es el del sacerdote Marcial Maciel, muerto el 2008. Muy influyente en Roma, fundó la Orden “Los legionarios de Cristo” y el apostolado “Regnum Cristi”, reconocido por el papa Paulo VI como parte de la Iglesia en 1965. Los “Legionarios” son conservadores y anti-izquierdistas como el Opus Dei, de Escrivá de Balaguer en España (reciente y aceleradamente santificado), y el Sodalicio, fundado en el Perú, que lleva una larga lista de denuncias siempre diluidas. Todos ellos cercanos al poder económico y político. Los Legionarios contaban con Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, y del multimillonario Dionisio Garza, en México. Los del Opus cuentan con el Dionisio peruano, su ministro Rey y el consejero espiritual de Palacio.

Maciel, religioso conservador mexicano y promotor de las cinco visitas que hizo Juan Pablo II a ese país (1979-2002), encaró las primeras denuncias en 1990, pero nada pasó. Como lo recuerda Oscar Ugarteche en ALAI, en 1991 el Papa presentó “la experiencia de Maciel como formador de candidatos al sacerdocio y lo hizo miembro de la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la formación de los candidatos al sacerdocio. En 1992 lo incorporó a la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano”. El 93 lo “nombró miembro del Sínodo de los Obispos sobre la vida consagrada” y el 94, “consultor permanente de la Congregación para el clero”. Ya entonces muchos sabían del abuso sexual de Maciel a niños y menores. Hoy se conoce, además, que Maciel tenía dos mujeres en México, una en España y 6 hijos.

Varios de ellos han denunciado que los sometió a sus inmundas prácticas. En síntesis, un pedófilo, con más de 30 casos denunciados, un depravado que sodomizó a sus propios hijos, fue una alta autoridad eclesiástica, se le cubrió las espaldas por parte de autoridades religiosas y construyó un imperio de instituciones educativas en México, Argentina, Austria, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, El Salvador, España, Estados Unidos, Italia, Irlanda, México, Suiza y Venezuela, que continúan funcionando. ¿No debiera el Vaticano hacer algo respecto a la Orden y a esta red educativa?

Muchas de las denuncias llegaron a manos del Monseñor en Roma a cargo de manejar estos temas. ¿Quién era? Monseñor Ratzinger, encargado de velar por la moral y por que los textos religiosos se ajusten a la doctrina. El mismo que persiguió a teólogos de la Iglesia de los pobres como Leonardo Boff, Gustavo Gutiérrez o Frei Betto como “filocomunistas”: el Papa actual.

Hizo de la vista gorda al tema hasta que, recién el 2005, quince años después de las primeras denuncias, invitó a Maciel a retirarse a “una vida reservada de oración y penitencia y a no cumplir con su ministerio público”, sin excomulgarlo ni intervenir la Orden. Estos hechos deberían hacerse públicos, cesando la política de echar tierra a las denuncias hechas en el Perú que involucran a órdenes conservadoras de falsos cristianos que predican castidad pero practican la perversión.

¡Basta de doble moral! Ni un Alan García jugando a ingenuo “sorprendido” que indulta al delincuente José Enrique Crousillat, ni predicadores de falsas castidades que encubren pederastia.

domingo, 28 de março de 2010

Socialdemocracia y progresismo


Raúl Zibechi
La Jornada

Los procesos políticos que suceden en el cono sur de América Latina suelen ser considerados, por unos cuantos analistas, en sintonía con la experiencia de las socialdemocracias europeas. Sin embargo, presentan particularidades que impiden utilizar conceptos nacidos en otros tiempos para comprender otras realidades, ya que los gobiernos llamados progresistas responden a procesos originales en un momento muy particular del capitalismo global.

Después de la Segunda Guerra Mundial se generalizó en buena parte de Europa occidental un modelo que implicó una clara ruptura respecto a las socialdemocracias de las primeras décadas del siglo XX, incluso aquellas que fueron catalogadas como reformistas por los revolucionarios de la Tercera Internacional. Así, los nuevos partidos socialdemócratas controlaban los grandes sindicatos a través de los cuales monopolizaron la representación del mundo del trabajo. En segundo lugar, aceptaron sin rechistar la economía de mercado y establecieron compromisos con las burguesías que se plasmaron en el Estado del bienestar, que beneficiaba a las clases que en la preguerra habían luchado entre sí por la hegemonía en la sociedad. Por último, un vasto aparato de control partidario aseguraba el cumplimiento de los pactos sociales, correspondiendo a la socialdemocracia el control del trabajo en el taller a través de una vasta burocracia partidaria y sindical.

En América Latina, lo más cercano a este modelo fue el varguismo en Brasil y el peronismo en Argentina, que se apoyaron además en la creación de grandes empresas estatales que jugaron un papel destacado en el proyecto desarrollista. Estos procesos, al igual que las socialdemocracias europeas, estuvieron estrechamente ligados a la potencia de la clase obrera organizada en sindicatos, donde la base tenía cierto margen de maniobra con el que las burocracias estatales y sindicales debían contar a riesgo de verse desbordadas desde abajo. Los trabajadores tenían derechos que no estaban en cuestión, y la mayor parte de los de abajo se referenciaban en esos derechos, ya sea para defenderlos o conquistarlos cuando aún no habían sido reconocidos.

El progresismo sudamericano tiene una genealogía completamente diferente. Es, en todos los sentidos, hijo del neoliberalismo, o sea de la impronta del capital financiero y del enorme poder de las empresas multinacionales, a las que hoy ningún Estado tiene capacidad de controlar. Las diferencias entre ambos proyectos no son menores. La cúspide del poder la comparten un Estado disminuido, incapaz de dirigir la sociedad, y capitales poderosos en los que tienen un peso considerable los fondos de pensiones, coadministrados por ex dirigentes de las centrales sindicales. Esto hace que hoy los estados apoyen los procesos de concentración y centralización del capital, que busca así competir en mejores condiciones en el mercado global. Es lo que está haciendo el gobierno Lula, apoyando fusiones y creando las condiciones para que las empresas brasileñas se conviertan en grandes multinacionales.

En segundo lugar, los progresistas ya no hablan de derechos universales, sino de inclusión y ciudadanía, que pretenden construir en base a transferencias monetarias que son en realidad nuevas formas de clientelismo. Como han renunciado a cualquier reforma estructural, que creen espantaría a los inversionistas, se limitan a mitigar la miseria de las mayorías con migajas que no incomodan ni dificultan la acumulación ni la expropiación de los bienes comunes que realiza a diario el modelo extractivista. En tercer lugar, como no estamos ante un modelo productivo sino especulativo, financiero-extractivista, no puede haber ni derechos, ni Estado social, sino creciente marginalización de los de abajo, que se resuelve con asistencialismo y militarización de las barriadas periféricas pobres.

En resumidas cuentas, profundización del capitalismo, desorganización creciente de la sociedad, domesticación de la mayor parte de los movimientos, y represión para los obstinados. Esto se completa con una novedosa asociación entre capital y Estado, convertido en una suerte de central de inteligencia que orienta la centralización y verticalización del capital, según la feliz expresión del sociólogo brasileño Luiz Werneck Vianna. Por lo que conozco, es en Brasil donde con mayor intensidad se está debatiendo la deriva del progresismo, quizá porque el nuevo imperialismo brasileño comandado por Lula, fue un golpe político inesperado para la generación de fundadores del PT.

De la mano de los gobiernos progresistas, y a la sombra de la futura quinta potencia global, está naciendo un nuevo modelo de sociedad diferente de lo que conocíamos hasta ahora, como diferente es el modelo chino. El sociólogo Francisco de Oliveira, fundador del PT, lo define como una base muy amplia de pobres y arriba una clase formada en el proceso de concentración y centralización del capital; que no son en rigor los clásicos burgueses, o sea que no están sólo los propietarios de los medios de producción sino una amplia camada de administradores, muchos de ellos provenientes de la izquierda y los sindicatos. Esta es una de las novedades. La segunda, es que los pobres tienen ahora acceso al consumo: teléfonos celulares, ropa de baja calidad, motos y a veces hasta coches en cuotas.

Pero el poder del trabajo es cada vez menor, a diferencia de lo que sucedía con la socialdemocracia que, mal o bien, buscaba evitar un deterioro del poder de sus representados para mantener el suyo. Cuando el Estado ha sido cooptado por el capital centralizado y los movimientos convertidos en meras organizaciones, calco y copia de las ONG, relanzar la lucha social no será tarea sencilla. Entre otras razones, porque el progresismo y sus intelectuales buscan erradicar el espíritu crítico, la creatividad colectiva y el deseo de confrontación que caracteriza a cada ciclo de luchas.

Para entender o Oriente Médio…


Robert Fisk
The Independent

Várias vezes por ano, leitores pedem-me “uma lista de leituras” de livros sobre o Oriente Médio. Não é fácil. A maior dificuldade para escrever com consciência histórica sobre o Oriente Médio é que a história não terminou. A guerra continua. Os dois “lados” – de fato há muitos, muitos lados – produzem narrativas conflitivas. E não aceito a ideia de que se possa oferecer uma lista equilibrada de livros. Há a versão de Israel. Há a versão dos árabes. Há a versão alucinada dos norte-americanos etc. O Oriente Médio é questão de injustiça. Quem contará melhor a história?

A maior dificuldade para escrever com consciência histórica é que a história não terminou. Seja como for, se quiser entender a Al-Qaeda, por exemplo, tente o parágrafo seguinte:

“O homem do deserto não merece crédito por sua fé (…). Ele alcançou essa intensa condensação de si mesmo em Deus porque fechou os olhos ao mundo e a todas as complexas possibilidades latentes nele, que só o contato com a riqueza e as tentações pode trazer à tona. Alcançou uma fé confiável e poderosa, mas em campo tão estreito! Sua experiência estéril roubou-lhe qualquer compaixão e perverteu sua generosidade humana para com a imagem da perda na qual se escondeu (…). Vem daí um gozo na dor, uma crueldade que vale mais para ele que quaisquer bens. (…) Encontrou luxúria na abnegação, na renúncia, na autocontenção. Fez a nudez da mente tão sensual quanto a nudez do corpo. É possível que tenha salvo a própria alma, e sem risco, mas num duro egoísmo.”

É de T.E. Lawrence, em Seven Pillars of Wisdom: a Triumph (1926) [Os Sete Pilares da Sabedoria: Um Triunfo] – e que perfeição! Sempre lembro dessa passagem quando assisto aos videoteipes de Bin Laden. O campo estreito. A abnegação. A crueldade. Não concordo necessariamente com Lawrence, mas em trechos como esse, percebo-me refletindo cada vez mais profunda e intensamente sobre suas palavras.

Digo isso porque, várias vezes por ano, leitores do Independent pedem-me que sugira “uma lista de leituras” de livros em inglês sobre o Oriente Médio. Não é fácil. A maior dificuldade para escrever com consciência histórica sobre o Oriente Médio é que a história não terminou. A guerra continua. Os dois “lados” – de fato há muitos, muitos lados – produzem narrativas conflitivas. E não aceito a ideia de que se possa oferecer uma lista equilibrada de livros. Há a versão de Israel. Há a versão dos árabes. Há a versão alucinada dos norte-americanos etc. O Oriente Médio é questão de injustiça. Quem contará melhor a história?

No que tenha a ver com a disputa árabes-israelenses, os dois incomparavelmente melhores livros são The Arab Awakening: the history of the Arab National Movement (Londres, 1938) de George Antonius, e The Gun and the Olive Branch (1977), de meu colega e amigo David Hirst. Antonius escreveu em 1938; Hitler já estava no poder há cinco anos – mas dez anos antes de os palestinos serem ativamente assaltados. – E escreveu que:

“O tratamento imposto aos judeus na Alemanha e em outros países europeus é uma desgraça para os autores e para a civilização moderna. A posteridade não perdoará nenhum país que não assuma a sua parcela de sacrifícios para aliviar o sofrimento e o desespero dos judeus. Impor toda a carga à Palestina árabe é miserável movimento de fuga ao cumprimento do dever moral que cabe a todo o mundo civilizado, além de ser moralmente vergonhoso. Nenhum código moral pode justificar a perseguição de um povo, como meio para aliviar a perseguição de outro. A cura para a expulsão dos judeus da Alemanha jamais será a expulsão dos árabes, de sua própria terra (…).”

Foi o primeiro sinal verdadeiramente eloquente do que estava para acontecer, e Hirst completou a narrativa das muito acuradas predições de Antonius, o primeiro autor, parece-me, a enfrentar o romance-lixo Exodus, com o qual Leon Uris agraciou o Estado judeu – para deleite de Ben Gurion, embora devesse ter pensado melhor –, ao desconstruir o “terrorismo”, sem romantizar os refugiados palestinos e seus movimentos de resistência.

Nesse mesmo contexto, deve-se lembrar o trabalho dos “novos historiadores” de Israel, que criaram uma narrativa complementar. Benny Morris foi o mais proeminente pesquisador israelense a provar que foi intenção de Israel expulsar os palestinos e arrancá-los de suas casas às dezenas de milhares em 1948. O fato de que, depois, Morris não tenha feito outra coisa além de reclamar que a limpeza étnica não tenha sido suficientemente eficaz e ampla não diminui a importância de seu trabalho anterior, seminal.

Dizem que F. R. Leavis, certa vez, iniciou um parágrafo com “Como qualquer leitor-que-preste de poesia sabe…”. Então, acho que podemos dizer que “qualquer leitor-que-preste” de livros sobre o Oriente Médio deve ler Edward Said. Um de seus melhores livros, aliás, é sobre música. Mas Orientalism [Orientalismo: o Oriente como invenção do Ocidente] sempre será necessário em qualquer lista. Said fez filosoficamente e historicamente, pela narrativa do Oriente Médio, o que Antonius fez politicamente. Não estou subestimando o trabalho político de Said – embora vários críticos tenham anotado que Said talvez não tenha levado na devida consideração a vasta literatura “orientalista” que brotou na Itália, na Alemanha e na Rússia. Mas não o estou condenando como o condenaram Al Dershowitz e sua gangue.

A União Soviética, claro, sempre teve problemas com o Profeta, porque Maomé foi comerciante e burguês. Jesus Cristo, pelo menos, nasceu em família de trabalhador, embora não se saiba se José, carpinteiro, possa ser dito Stakhanovita recomendável. Mas devo dizer que o fato de Maria e José terem tido de viajar até Jerusalém para pagar impostos é absolutamente otomano, de tão burocrático. E que nenhum hotel aceitasse hospedar uma mulher grávida, sim, tem sabor de Oriente Médio. Mas, não, não! Não vá eu, agora, virar “orientalista”!

E há também esse brilhante pensador e jornalista libanês, o saudoso Samir Kassir – muito saudoso, porque foi assassinado há quase cinco anos, e a última coisa que vi dele foi o sangue ao lado do carro explodido – cuja monumental história de Beirute, em inglês, estará nas livrarias esse ano.

Tudo que você algum dia quis saber sobre Beirute – e muito, receio, que você preferiria jamais saber – está no livro de Kassir. Ele lembra como, há cem anos, um jovem capo di capo cristão – um Costa Paoli – tinha o hábito de beijar o rosto dos cristãos libaneses recém assassinados, antes de que fossem sepultados. Era homem elegante – “uma rosa na lapela e lenço perfumado no bolso do paletó”, segundo o professor Edward Atiyah –, e um gângster; vingava-se dos muçulmanos. Naqueles dias, havia milícias e grupos armados de apoio às comunidades cristãs e muçulmanas, e às vezes, havia briga de rua.

Exatamente como o meu colega David McKittrick descobriu que, na Belfast do século 19, as primeiras lutas de rua ocorreram nos mesmos locais onde aconteceram as batalhas dos anos 70s, assim também já se sabe que, na Beirute do século 19, os conflitos entre as milícias armadas aconteceram nos mesmos locais onde eclodiria a Guerra do Líbano de 1975.

Kassir é o primeiro autor cujo único personagem humano é uma cidade, em cuja bela e terrível história vêem os homenzinhos girando em rodas de tortura. Eu não sabia que o subúrbio onde reina o Hizbollah, Ouzai, recebeu esse nome para homenagear o velho divino Imã Ouzai; ou que o Partido Social Nacionalista Sírio – uma tediosa sociedade pan-árabe – inspirou-se, para criar sua bandeira vermelha, branca e preta (com penas cruzadas), nos nazistas; ou que o palavrão (em árabe) sharmut ou sharmuta – “puta” – e que hoje se usa a torto e a direito, surgiu da tão mais gentil e suave “charmante”, francesa. Lawrence e demais autores, por favor, anotem.

sábado, 27 de março de 2010

Antiguo dilema para la izquierda: el caso Brasil

Immanuel Wallerstein
La Jornada

En ocasión de celebrar el trigésimo aniversario de la creación del Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, el principal periódico independiente de izquierda, Brasil de Fato, publicó entrevistas con cuatro de los principales intelectuales de izquierda. Los cuatro fueron activos alguna vez en el PT, de hecho se cuentan entre sus fundadores. Tres de ellos se retiraron del PT –el historiador Mauro Iasi se unió al Partido Comunista Brasileño, el sociólogo Francisco de Oliveira se unió al Partido Socialismo y Libertad y el historiador Rudá Ricci se hizo izquierdista independiente. El cuarto, el historiador Valter Poner, permanece en el PT y es una de las figuras principales de su facción de izquierda.

Expresaron cuatro análisis, sorprendentemente diferentes, de lo que Ricci llama “el antiguo dilema de la izquierda brasileña: como ser popular y de izquierda”. Pero por supuesto ése ha sido el dilema de la izquierda en todo el mundo, y sigue siéndolo hasta ahora.

Brasil es un lugar interesante para analizar este dilema y cómo se expresa. Es un país con una larga y activa tradición política, y hoy goza mucho de una situación multipartidista. Es también una nación cuya situación política ha mejorado mucho en años recientes, particularmente en los últimos 10 años. Y Brasil es un país que ha estado afirmando mucho liderazgo político en América Latina. Así que la pregunta se vuelve ¿cómo medimos la “popularidad” de un partido y cómo evaluamos sus credenciales de izquierda?

El periodista de Brasil de Fato abrió sus entrevistas apuntando que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva es una figura carismática, que es el mandatario más popular desde la redemocratización del país y que a lo largo de su historia el PT ha incrementado su apoyo entre los estratos más pobres de la población. Para que el partido se vuelva más popular, aseveró, “tuvo que hacer concesiones al pragmatismo”.

¿Cómo reaccionaron los cuatro intelectuales a esta premisa? Para Ricci, el “lulismo” se ha vuelto más importante que el partido, lo que invierte el concepto original del PT. El PT se “americanizó” dice él. Hoy es simplemente una maquinaria electoral. La izquierda encuentra difícil ser popular debido a su “lastre teórico de origen europeo”. La cultura popular, dice, es “compleja y conservadora”, y Lula dialoga con su cultura popular. El PT es estatista y desarrollista, y como tal conservador y pragmático. Así que el problema es retornar a la idea original de una “utopía de izquierda democrática sin tornarse elitista”.

Para Iasi, el PT se volvió uno de los dos principales partidos de Brasil, de centroizquierda con un programa “pequeño burgués”. El precio que pagó por el tamaño de su respaldo fue “el abandono de los principios y las metas políticas que estaban presentes en su origen”. El “lulismo” o el “populismo” es un modo de hacer que las masas accedan a las políticas que no fueron hechas en su interés.

Para Oliveira, el PT que comenzó con una base de trabajadores, de teología de la liberación y de movimientos de democratización, se ha vuelto simplemente parte de la “jalea general” del sistema partidista brasileño. Una perspectiva socialista no se basa en los “pobres” sino en un análisis de clase. Y en cuanto al programa del partido, la estatización, está 100 años atrasado, es parte de la “dolencia infantil del estatismo”. Es un programa para fortalecer las industrias brasileñas y no tiene nada que ver con la izquierda o el socialismo.

Poner ve la situación muy diferente. Él concuerda con que al principio el gobierno de Lula era social-liberal en su orientación. Pero después de 2005, se hizo hacia la izquierda. Sí, dice él, el partido es desarrollista. Pero hay dos variedades de desarrollistas –los conservadores y los demócrata-populares. Con la crisis del capitalismo, “el socialismo está de vuelta al debate”.

Lo sorprendente acerca de los tres análisis críticos es el miedo al “populismo”. Lo que sorprende de los análisis es la ausencia de cualquier discusión de geopolítica.

Justo unos días después del artículo de Brasil de Fato, Fidel Castro publicó una de sus “Reflexiones” periódicas en La Jornada, en la ciudad de México. Lula acababa de estar de visita con Castro. Éste dijo que conocía a Lula hace 30 años, es decir, desde la creación del PT. Dada la historia de Cuba y las dificultades de más de 50 años, Castro dijo que lo que tiene “para nosotros una enorme trascendencia” era la reciente reunión en Cancún donde se había decidido la creación de una Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe que incluía a Cuba y excluía a Estados Unidos y Canadá. Esta reunión fue en gran medida un logro de Lula.

Castro subrayó entonces “la importancia y el simbolismo” de esta última visita de Lula antes de que deje de ser presidente de Brasil. Recordó que en la década de 1980 tuvo “un emotivo encuentro con él, su esposa y sus hijos” en su sencilla morada y alabó de Lula “su placer de luchar… con intachable modestia”. Aquí no hay crítica alguna al lulismo.

Todo lo que los intelectuales brasileños de izquierda critican, Castro lo alaba –el desarrollo tecnológico de Brasil, el crecimiento del PIB, convertirse en una de las 10 más grandes economías del mundo. Aun en la cuestión de la producción de etanol, a la que Castro dice que se opone, no culpó a Lula. “Comprendo perfectamente que Brasil no tiene otra alternativa, frente a la competencia desleal y los subsidios de Estados Unidos y Europa, que incrementar la producción de etanol”.

Castro termina en esta nota: “Una cosa es indiscutible: el obrero metalúrgico se ha convertido actualmente en un estadista destacado y prestigioso cuya voz se escucha con respeto en todas las reuniones internacionales”.

¿Cómo pudieron los intelectuales brasileños de izquierda y Castro llegar a retratos tan diferentes de Lula? Es claro que estaban mirando dos cosas por completo diferentes. Los intelectuales brasileños de izquierda miraban primordialmente la vida interna de Brasil y expresaron su pena por el hecho de que Lula fuera, a lo sumo, un pragmático de centroizquierda. Castro miraba principalmente a Brasil en su papel geopolítico, que él ve que socava a su enemigo primordial, el imperialismo de Estados Unidos.

¿Cuál es entonces la prioridad para los intelectuales de izquierda? Ésta no es meramente una cuestión brasileña. Es una cuestión que debe preguntarse casi en todas partes, tomando en cuenta el curso de la historia y el estatus geopolítico del país en cuestión.

sexta-feira, 26 de março de 2010

Mario Bunge: "Quien no entiende el peronismo no entiende la Argentina"


Ricardo Carpena
La Nación

A los 90 años, lúcido y provocador como siempre, el reconocido físico y filósofo afirma que los intelectuales deben tomar distancia de los gobiernos, elogia a los Kirchner aunque cuestiona ciertas "irregularidades" y cuenta cómo fue que dejó de considerarse antiperonista.

Mario Bunge me hizo sentir viejo. La charla que tuve con él me atrajo, me instruyó, me entretuvo, me despertó adhesiones y rechazos, pero en muy pocos momentos pude sacarme de la cabeza la imagen de ese veterano tan jovial soplando las 90 velitas. Mi sensación senil se acrecentó cuando Bunge me mostró su nuevo chiche tecnológico: un libro electrónico en el que lleva las obras completas de Tolstoi, Cervantes y Proust. El único indicio concreto de su edad es un ligero problema de audición. En el fluido diálogo abundaron sus recuerdos más remotos (lo envidié porque a veces no me acuerdo ni de lo que hice ayer) y sus incendiarias definiciones en las que destroza al peronismo (al que trató mucho mejor que en otras notas), el psicoanálisis, los economistas, la homeopatía y el rock. ¿Es transgresor o se hace? No parece decir nada por compromiso ni para hacer honor a su fama. Al final, admitió con culpa que debería hacer más ejercicio: camina un poco y practica natación sólo en el verano. Hay algo que extraña de su juventud: practicar remo en el Tigre. "Remar contra la corriente es único", me dijo. Y allí entendí que eso es lo que él se pasó haciendo en estos últimos 90 años.

¿Cuál es el secreto para llegar a los 90 años? La respuesta la tiene el físico, filósofo y epistemólogo Mario Bunge. "Es facilísimo -confiesa a Enfoques-. Primero, es cuestión de llegar a los 89 años. Después se le agrega uno y se llega a los 90. ¿Y cómo se llega a los 89? Trabajando siete días por semana, aprendiendo todos los días alguna cosa y absteniéndose de fumar, de beber y de leer a los posmodernos, es decir, absteniéndose de consumir tóxicos, sean materiales o espirituales."

Bunge es así. Un milagro de la longevidad (nació el 21 de septiembre de 1919), pero también una confirmación de que el paso del tiempo no le quitó ni un segundo a su fama bien ganada de transgresor y de pensador polémico. Su cuerpo se mueve tan ágilmente como su cerebro. Editó en 2009 su último libro, Filosofía política: solidaridad, cooperación y democracia integral, de abrumadoras 600 páginas, pero ya terminó de escribir uno sobre materia y mente, y está corrigiendo algunos artículos que darán forma a otro. Se jubiló hace unos pocos meses en Montreal, Canadá, donde está radicado desde hace 44 años y donde daba clases siete horas por día, de lunes a domingo, en la Universidad McGill.

Volvió al país la semana pasada para dar cinco charlas en la ciudad de Rosario que despertaron pasiones: hubo 1200 inscriptos, por ejemplo, para escucharlo hablar sobre "Valores morales individuales y sociales".

Este hombre de ojos celestes y abundante cabello canoso habla con sencillez y naturalidad de casi todos los temas, aunque reconoce cuando no sabe de algo. Parece estar lejos del estereotipo de alguien que ha sido catedrático de filosofía y de física tanto en la Argentina como en universidades norteamericanas, latinoamericanas y europeas, que ha recibido prestigiosas becas y que fundó desde la Universidad Obrera Argentina hasta la revista de filosofía Minerva , pasando por la Society for Exact Philosophy.

Los ocho tomos de su Tratado de filosofía básica , que aparecieron entre 1974 y 1989, lo hicieron tan famoso en el mundillo intelectual como sus ensayos periodísticos, muchos de ellos publicados, en los que demuestra que su estilo es tan punzante como sus ideas.

Su padre fue un médico y diputado socialista y su madre, una enfermera alemana. Bunge tiene cuatro hijos: dos argentinos, de su primer matrimonio, y dos canadienses con su esposa actual, Marta Cavallo. "Los niños", como les dice él, son todos profesores universitarios: Carlos, de 69 años, es físico; Mario, de 66, es matemático; Eric, de 43, arquitecto, y Silvia, de 37, neuropsicóloga.

Siempre que vuelve al país está condenado a que le pregunten sobre la actualidad argentina. ¿Qué piensa de los Kirchner?

No pienso nada, no estoy enterado, no entiendo una palabra de política argentina. Si antes, en la época de Perón, era difícil de entender, ahora es casi imposible, a menos que se sea politólogo. Esa pregunta se la tiene que hacer a un amigo de los Kirchner que es un eminente politólogo, el profesor José Nun, que ahora va a ir como embajador argentino a Gran Bretaña.

Ya lo entrevisté el año pasado. Le dedicó grandes elogios a los Kirchner.

¿Ah, sí? No sabía. Estuve en una reunión con él y me impresionó mucho lo que sabe. Me parece bien que los intelectuales, en particular los científicos, tomen posición, pero también que guarden su distancia respecto de la política partidista. Y, sobre todo, respecto de los gobiernos. Trabajar para un gobierno, compromete.

¿Los intelectuales tienen que ser políticamente asépticos?

Exacto.

Pero usted no es aséptico, sino un intelectual de pensamientos políticos tajantes.

No se debe perder la objetividad. Unos amigos me dijeron que el Gobierno es malo, pero los opositores son aún peores. La gente del Gobierno comete muchas irregularidades, tal vez deshonestidades, pero, al menos, no es reaccionaria.

Muchos encuentran rasgos parecidos entre los gobiernos de los Kirchner y el primer gobierno peronista. ¿Es así?

No lo sé. En la época del primer peronismo, y durante muchos años, yo fui gorila porque en el terreno de la cultura el peronismo no dejó nada positivo. Al contrario, arrasó con lo poco que había. Pero con el correr del tiempo comprendí que el peronismo tenía algunos aspectos buenos.

¿Por ejemplo?

El voto de la mujer, transformar los territorios en provincias, hacer un plan de construcción de empresas hidroeléctricas. Hablar sobre la reforma agraria estuvo bien, pero no la hizo. Prometió una cantidad de cosas que no realizó y así engañó a mucha gente. Ya no soy gorila, aunque lo fui, y el motivo principal fue porque Perón degradó la educación y la cultura y, además, realmente no fue muy democrático.

¿Entonces dice que ya no es gorila?

No, soy mono tití (risas). No soy ni gorila ni chimpancé.

¿Y qué cambió en usted?

Éramos tan apasionadamente antiperonistas que no fuimos capaces de hacer un análisis objetivo del peronismo. Más aún, usábamos categorías políticas europeas. Creíamos que el peronismo era una forma de fascismo. Y no lo es: es original, es un tipo de populismo. Creíamos también que Perón era bruto. Es falso. Era inteligente, no sólo habilidoso, y tenía cultura histórica, al fin y al cabo era profesor de historia militar en el Colegio Militar. Lo menospreciamos y por eso no lo entendemos. Gino Germani, que fue el fundador de la sociología moderna en la Argentina, se fue del país en 1966 y al año siguiente me visitó en Montreal. Le pregunté: "¿Por qué te fuiste de la Argentina? ¿Por la persecución? No -me dijo-, me fui porque fui incapaz de entender al peronismo. Todavía hoy no lo entiendo". Y es así: quien no entiende al peronismo no entiende el país.

La incomprensión del peronismo es casi lógica, por ejemplo, cuando se ve que conviven la izquierda, la derecha, el centro.

-Sí, pero hay ciertos aspectos que son muy originales. Por ejemplo, Perón quiso modernizar la Argentina. También otros militares progresistas como el general Savio o como el fundador de YPF, el general Mosconi. El partido dominante, conservador, no quería modernizar nada.

En la Argentina tenemos siempre la sensación de estar comenzando una etapa nueva que nunca es exitosa. ¿Hay responsabilidad de los dirigentes o de toda la sociedad?

Es una característica argentina: destruir y empezar después de nuevo.

¿Y a qué lo atribuye?

No lo sé.

Entiende más al peronismo que a la sociedad argentina...

Me fui hace más de medio siglo del país. Estoy mucho más enterado de la política norteamericana y canadiense que de la argentina. Y éste es un país muy complejo, mucho más que los Estados Unidos. Allá hay un solo partido con dos alas: el ala republicana y el ala demócrata. Y, a su vez, el ala demócrata se divide en dos partidos, republicano y demócrata (se ríe).

Lo que no cambia en usted es su enfoque muy crítico de los Estados Unidos.

Sí, aunque insté a mis dos hijos canadienses a que fueran a estudiar a los Estados Unidos porque las universidades son mejores que las canadienses. Ser completamente antigringo es absurdo, es de reaccionario: en Estados Unidos está lo mejor junto con lo peor.

Quizá esté más cómodo en Estados Unidos que en Europa porque allí hay más pensadores posmodernos... ¿Tanto le molestan?

Sí, paralizan el pensamiento. Cuando se repiten frases imbéciles como las de [Martin] Heidegger, o demenciales como las de [Edmund] Husserl, o muchas de [Georg] Hegel, no se puede pensar en forma racional. Por ejemplo, la definición que da Heidegger en su gran libro El ser y el tiempo : "El tiempo es la maduración de la temporalidad". O en su Carta sobre el Humanismo dice: "El ser es ello mismo". ¿Qué significa todo eso? Absolutamente nada. Es para engrupir a la gilada.

¿Y usted se considera moderno?

Soy preposmoderno (risas).

Si critica a aquellos filósofos, ¿qué queda para los actuales? ¿Respeta a alguno?

Los pensadores profundos hoy están refugiados en la matemática, la física, la química, la teología y en algunas ciencias sociales como la historia o la sociología. También faltan pensadores profundos en la economía: no hay ningún economista, de izquierda o de derecha, que le llegue a los talones a John Maynard Keynes, el fundador de la macroeconomía moderna. No hay nuevas teorías: falta un nuevo Keynes que no les tenga miedo a las matemáticas, a la estadística.

¿Por qué lo decepcionó el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama?

No cumplió ninguna de sus promesas y, además, cometió un acto inmoral: aceptar el Premio Nobel de la Paz al mismo tiempo que era comandante en jefe de dos ejércitos invasores. Más aún: reforzó la cantidad de soldados en Afganistán y no cerró ninguna de las 860 bases militares que tiene Estados Unidos en el extranjero.

¿Le parece que Obama nunca tuvo intención de hacerlo o se encontró con una maquinaria que se lo imposibilitó?

Los científicos sociales no deberían especular sobre la mente de los personajes. Sabemos que cuando entró en la Casa Blanca, Obama entró en una prisión muy bien custodiada por la enorme burocracia, los militares, el Partido Republicano y la derecha de su propio partido. Tiene las manos atadas, pero en su caso yo habría denunciado eso y habría renunciado a la presidencia. Porque él llegó al poder con la consigna del cambio y nada esencial puede cambiar por los intereses creados, por la corrupción profunda.

Algunos imaginaron que la crisis financiera internacional iba a permitir que surgiera un capitalismo distinto, más "sensible". ¿Estamos a tiempo de esperar algo semejante?

Hubo cosas positivas y negativas. Hay que empezar por averiguar por qué China y la India son los dos únicos países en el mundo cuya economía ha crecido en los últimos doce meses. Ambos son proteccionistas y no son neoliberales. La India se ha salvado de los tsunamis financieros, en particular, porque regula el mercado financiero y no permite las especulaciones. Y a China le falta democracia, pero también está avanzando en ciencia y técnica a pasos agigantados. A propósito de esto, ¿sabe cómo se manejan la finanzas internacionales en este momento? Hay un cuento que lo ilustra. En un pueblo turístico de Europa, llega de pronto un alemán muy rico al único hotel del lugar, deja en el mostrador un billete de cien euros y le dice al dueño: "Me gusta mucho el lugar y quiero estudiar la posibilidad de pasar una semana acá. ¿Me permite mirar las habitaciones?" "Sí, suba, las habitaciones están todas abiertas", le responde el dueño del hotel, que sale corriendo y le lleva el billete de cien euros al carnicero para saldar una deuda. El carnicero sale corriendo con el billete para pagarle al proveedor de alimentos para sus cerdos. A su vez, el proveedor de alimentos para cerdos va corriendo con ese billete y le paga a la prostituta una deuda por sus servicios. La prostituta toma el mismo billete de cien euros y lo deja en el mostrador del hotel para pagar la deuda que tiene por haber alquilado las habitaciones. Entonces, al cabo de un rato, baja el turista alemán y le dice al dueño del hotel que no le gusta ninguna de sus habitaciones, toma el billete y se va. Han transcurrido nada más que cinco minutos, nadie hizo nada, nadie produjo nada, pero todo el mundo está feliz porque todas las deudas han sido saldadas (risas). En esto consisten las grandes finanzas. Detrás de estas grandes manipulaciones no hay nada. Hay gente que se arruina, pero nadie se beneficia. Es monstruoso.

¿Le gustaría volver al país?

Claro, me gustaría mucho. Pero invertimos el producto de la venta de una casa en un departamento en Montreal y no nos queda plata. Y acá, además, no me necesita nadie. En la Facultad de Filosofía, por ejemplo, no me han invitado. Me invitaron una sola vez, en 1985. Nunca más.

¿No se siente reconocido por sus pares?

No, para nada. Mis libros no son usados ni recomendados en ninguna facultad.

¿Por qué?

Porque no están al día. Además, mis libros huelen demasiado a ciencia y ese olor no es el perfume preferido de los filósofos argentinos. Y la filosofía de la ciencia estuvo dominada casi desde que me fui por gente que no tiene la menor idea de lo que es la ciencia y que, para peor, defendía a seudociencias como el psicoanálisis.

¿Usted no tiene una fijación contra el psicoanálisis? ¿Lo habló con su psicólogo?

(Risas) Es un fenómeno típicamente argentino. En el resto del mundo, el psicoanálisis ha sido olvidado. Pero la Argentina es un país muy conservador. Cuando yo tenía 16 o 17 años, cualquier adolescente se entusiasmaba con el psicoanálisis por el tema del sexo. Nos dábamos cuenta de que [Sigmund] Freud no tenía la menor idea del sexo y las pocas ideas que tenía eran equivocadas. Por ejemplo, el orgasmo vaginal o el complejo de Edipo no existen. Cualquiera se hace psicoanalista sin la menor formación científica.

¿Cree que muchos no le perdonan ese tipo de posturas en la Argentina?

Claro, porque les arruino el negocio. En 1985 vine al país invitado por una asociación de psicología y algunos justamente me pidieron: "Doctor, no nos arruine el negocio; vivimos de eso". Lo mismo me dijeron en un congreso en España cuando ataqué a la microeconomía neoclásica y demostré que sus postulados eran falsos. Entonces dos profesores me dijeron: "¿Y qué vamos a enseñar?" Yo les dije: "¿Y por qué no enseñan algo inofensivo como trigonometría?"

quinta-feira, 18 de março de 2010

Represión y minería en la misma bolsa


Rocío Ilama
Página 12

En el Congreso, legisladores, investigadores y representantes de la comunidad de Andalgalá anunciaron que pedirán la destitución del intendente, del ministro de Gobierno y del juez y la fiscal que ordenaron reprimir un corte de ruta hace un mes.

Representantes de la comunidad de Andalgalá, de Catamarca, acompañados por organismos de derechos humanos, intelectuales y legisladores, reclamaron ayer el juicio político del intendente de esa localidad para su destitución, la renuncia del ministro de Gobierno catamarqueño y la remoción del juez y la fiscal que autorizaron la violenta represión que tuvo lugar el 15 de febrero pasado. En aquella oportunidad, la comunidad había cortado el camino que permitía el acceso de los camiones para la preparación de la mina de Agua Rica. Ayer, en el Salón José Luis Cabezas, en el Anexo de Diputados, tuvo lugar el anuncio público de los reclamos.

“Esto no puede pasar inadvertido. Por eso vinimos a buscar apoyo porque no es sólo nuestra lucha, sino la de todos los argentinos. El derecho a la vida es primordial a cualquier otro”, sostuvo Aldo Flores, uno de los representantes de la población de Andagalá, durante la conferencia de prensa. Junto a él se encontraban el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, Pino Solanas, las investigadoras Norma Giarracca y Maristella Svampa, y Arturo Flores, hermano de Aldo y también representante de la comunidad andalgalense.

Desde diciembre pasado, la asamblea vecinal Los Algarrobos mantenía cortado el camino vecinal que une Chaquiago con El Potrero, el único sendero que pueden recorrer los camiones para acceder al yacimiento de Agua Rica, en el nevado de Aconquija. Los primeros días de febrero, los vecinos de Andalgalá denunciaron a José Perea, el intendente, por amenazas. “Caiga quien caiga, el 25 de febrero las máquinas van a llegar al yacimiento”, había augurado Perea. El 15 de febrero, a las 17.30, los vecinos que cortaban el camino comprendieron en sus propios cuerpos que las amenazas de Perea no eran virtuales.

Unos días antes, el 12 de febrero, la fiscal Marta Graciela Nieva concurrió al lugar donde se realizaba el corte y ordenó que fuera levantado. El corte continuó. El lunes 15, Nieva, ahora con una orden del juez Rodolfo Cecenarro ordenó al grupo Kuntur de la policía catamarqueña que reprimiera. “Usaron balas, gases, golpes y perros”, recordó ayer Aldo Flores. Su hermano, Arturo, recordó que el día de la represión le tocó estar con su señora y su hija “resistiendo el avance de las máquinas. A mi hija la golpearon como a un animal. Nos trataron como delincuentes por defender la vida y nuestra dignidad. No puede ser que estos jueces, fiscales y políticos sigan, con toda la impunidad, ocupando esos lugares”. La idea es “demostrar a los jueces que cuando determinadas fuerzas represivas se meten con los movimientos sociales y con el pueblo la represión no tiene costo cero”, enfatizó Norma Giarracca, representante de la organización Voces de Alerta.

Ayer, los reclamos se concentraron en la destitución mediante juicio político del intendente andagalense, José Perea, “por amenaza de muerte a los pobladores y complicidad en la represión”. El pedido será presentado ante el Concejo Deliberante de ese departamento, según informó Enrique Viale, de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (AAdeAA).

Además, se exigió el inicio del proceso de remoción a la fiscal Nieva, que ordenó la represión, y a quien la autorizó, el juez supuestamente de Garantías Rodolfo Cecenarro. Ambos informes serán presentados en el Tribunal de Enjuiciamento de la provincia. Por último, se exige ante la Cámara de Diputados el inicio del juicio político al ministro de Gobierno y Justicia de Catamarca, Luis Oscar Javier Silva, que tiene a su cargo la policía provincial, especialmente el grupo especial Kuntur.

“Hasta hace muy poco tiempo estábamos muy solos”, aseguró Aldo Flores, representante de Autoconvocados por la Vida de Andalgalá - Asamblea el Algarrobo, en referencia a la lucha que hace años lleva la población de ese departamento para frenar megaemprendimientos mineros a cielo abierto. Primero fue La Alumbrera y ahora “nos quieren imponer la muerte”, el proyecto de la empresa minera Agua Rica que pretende operar a 17 kilómetros de Andagalá, “pese a que el Código de Minería expresa que esas iniciativas deben estar a cien kilómetros del pueblo”, expresó Aldo. Por ello, explicó que los pobladores decidieron ir al pie del algarrobo, “símbolo de vida”, para reclamar por los derechos fundamentales que “las grandes empresas quieren arrebatar”: la vida, el agua, el aire y un ambiente sano. Y recordó que fue presentado un proyecto de ordenanza ante el Concejo Deliberante para que se prohíba definitivamente la minería a cielo abierto.

Andalgalá no es un ejemplo asilado. El Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel también se unió al reclamo y sostuvo que “estos modelos productivos de extracción y contaminación suceden en todo el país y en muchos lugares de América latina. Muchos países del mundo que tienen agotados sus recursos, como el del agua, vienen por Latinoamérica, para arrasar con todo. Es sumamente necesario y urgente que se elaboren nuevas leyes de minería para evitar el saqueo”. En el mismo sentido, Maristella Svampa, de Voces de Alerta, informó que “el levantamiento de Andalgalá significó un ‘no’ a este tipo de modelo de explotación que involucra en forma directa a 12 provincias. Se hizo oír la lucha de sectores invisibilizados, como también lo son los campesinos y los pueblos originarios”. Además, destacó la importancia de que el Concejo Deliberante haya aprobado “un plebiscito vinculante”, a través del que el 25 de mayo los habitantes expresarán si están de acuerdo o no con el emprendimiento minero de Agua Rica. Participaron también los diputados Fernando “Pino” Solanas, Jorge Cardelli y Cecilia Merchán, entre otros.

quarta-feira, 17 de março de 2010

'Avatar' entra en la campaña brasileña

Juan Arias
El País

La candidata del Partido Verde a la presidencia de Brasil, la ecologista Marina Silva, está buscando el apoyo del cineasta James Cameron, ganador de tres oscars con su película Avatar. Ambos podrían encontrarse el próximo 27 de marzo, día en que participarán, junto al ex vicepresidente de EE UU Al Gore y el ecologista Thomas Lovejoy, en el Foro Internacional sobre Sostenibilidad que tendrá lugar en Manaos, capital de la Amazonia brasileña.

Marina Silva está desarrollando su campaña en Internet, donde dialoga sobre todo con los jóvenes, más receptivos a los temas ecológicos. Después de haber visto el filme de Cameron, escribió en su blog personal (minhamarina.org.br): "Avatar es el síndrome del invasor". La ecologista, ex ministra de Medio Ambiente del primer Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, compara la selva del Estado de Acre, donde pasó su infancia recogiendo caucho de los árboles con sus padres muy pobres, con la historia de Na'vi, el pueblo de la selva creado por Cameron.

"Tuve un momento, viendo Avatar, en el que me llevé la mano a la frente para tocar la gota de agua sobre una hoja, tan bella y tan fresca, de la misma forma que hacía cuando iba por la selva donde me crié", escribe Silva. Para la candidata a las presidenciales en las que se enfrentará a la aspirante propuesta por Lula, Dilma Rousseff, en una especie de reedición de la lucha de David contra Goliat, Avatar no sólo simboliza el enfrentamiento entre el bien y el mal, sino que también es un alegato "a favor de la belleza, de la invención, de la supervivencia de lógicas de vida que se apartan de la corriente hegemónica".

En su probable encuentro con Cameron, Marina Silva, que aprendió a leer y escribir siendo ya adolescente y acabó, con la ayuda de sus amigos, licenciándose en la universidad, le explicará que para ella el momento culminante de la película, que le hizo derramar lágrimas, es aquel en el que el árbol símbolo de la casa de la selva es abatido. Para ella, la caída de ese árbol es "la matriz de un sentimiento de revuelta", el mismo que ella pide a los jóvenes en defensa de la Tierra, de sus ríos y de sus bosques, especialmente en Brasil, un país que posee el 25% del agua potable del mundo y una de las mayores biodiversidades del planeta.

segunda-feira, 15 de março de 2010

Italia: en las raíces de la decadencia



Rossana Rossanda
Il Manifesto

Sobre Italia se extiende un río de fango, escribe Asor Rosa. Lo repite Albero Burgio. Está recién publicado por la editorial Bollati Boringhieri el libro de Franco Cordero El caldo de las Once –el que le era servido al condenado antes de ahorcarlo—, donde el más erudito e iracundo de nuestros juristas nos pinta, tras de un primer capítulo sobre las fechorías de otro tiempo, la Italia de Berlusconi.

¿Por qué esta masa apestosa se propaga ahora? Y ¿a qué cabe achacarla? ¿Únicamente a Berlusconi? Sus intereses, pensamientos y modales –entre sus defectos no está la hipocresía, sino, al contrario, la insistencia inoportuna— eran notorios para los italianos que lo han votado en tres ocasiones, y cada vez durante mandatos más largos. Habían sido bastante más cautos con respecto a Bettino Craxi, que era el amigo de Berlusconi y el hombre al que Enrico Berlinguer le echó en cara el problema moral.

¿Existe en Italia quizá una inclinación a corromperse y a ser corrompido, debida a los siglos de sometimiento bajo el dominio extranjero o a prepotentes señores locales, con la excepción del luminoso intervalo del periodo municipal? Pero incluso en Dante halló malversadores en su Infierno, y Petrarca se sentaba, melancólico, a orillas del Arno observando las plagas mortales de la Italia de su tiempo. Se puede decir que parece ser algo fatal la adherencia al poder de una dosis de inmoralidad. No existe país alguno, por otro lado, en donde los escándalos no se produzcan , y estamos apenas al comienzo -mejor dicho, estamos ya dentro- de una tempestad mundial de delitos financieros, a lo que parece, bastante difícil de castigar y de prevenir, y por sumas tan asombrosas, que los cinco mil euros públicos que el ex alcalde de Bolonia hizo que le fuesen librados a la mujer de su corazón, para no hablar de los mil o dos mil a los invitados de Berlusconi, parecen una simple propinilla. Y sin embargo, no se puede decir que la principal característica de los Estados Unidos de Madoff sea la malversación por doquier acompañada del escarnio contra la magistratura y los cambios en la ley para favorecer al presidente. Por el contrario, entre nosotros, sí. Hablar de Italia significa hablar de esto, tanto, que en el extranjero se ha convertido en signo de fair play no mencionarlo. Hemos desaparecido de la escena internacional.

¿Cómo hemos venido a parar en esto? Ya habíamos inventado el fascismo apenas acabada la unificación nacional, pero incluso después del duro despertar de la guerra y de una resistencia que quiso limpiar el país y se dio una de las mejores constituciones europeas, no faltaron las porquerías . Para no hablar de la Mafia y de la Camorra, percibidas como un mal genético, la inmoralidad privada/pública estuvo siempre asediándonos, desde Lauro, que compraba votos con paquetes de pasta, hasta otros ejemplos que no podrían ser considerados meros casos de inmoralidad local. No lo fueron ciertamente las fechorías de la Federconsorzi de Bonomi, las oscuridades de la Casa del Mezzogiorno, el escándalo de Lockheed (exactamente, ¿quién habrá sido Antílope Cobbler?) por citar los primeros que se me vienen a la mente, y por no hablar de Gladio y de los servicios secretos, perpetuamente desviados de su cometido. Todo esto pesaba sobre los hombros de la Democracia Cristiana, el partido convertido en Estado, pero –como dijo Aldo Moro en el parlamento sin que temblasen los escaños— la Democracia Cristiana no se procesa. Y en efecto, no supieron entender su memorial, no sólo las Brigadas Rojas conducidas a la propia ruina por su secuestro y asesinato, sino tampoco las dos cámaras de la Comisión de investigación. ¿Distraídos? ¿Cómplices?

No lo creo. En tiempos más serios, el PCI y el primer PSI invitaban a no confundir la clase dominante con los pinches de cocina, y a distinguir las distintas responsabilidades y culpas de una y otros, haciendo salir a luz en las Cámaras y en los consejos municipales, tal como sucedió en el caso de Roma, los escándalos, y haciendo aprobar, prescindiendo de los números de mayoría y oposición, las únicas reformas que tuvo el país. No se identificó nunca a Italia ni a la detestada Democracia Cristiana con sus, gordos, episodios de inmoralidad.

Durante los años 70 la escena política cambió. El PCI persiguió inútilmente un acuerdo “histórico” con la DC, desarmando y dividiendo a la oposición institucional y desorientando las listas de izquierda. Con la muerte de Aldo Moro, a quien la DC no trató de salvar tal como él pedía y ella hubiera hecho de ser otro el que hubiera estado en su lugar, el partido democristiano quedó sumido en la mayor confusión, mientras que Berlinguer echaba en falta al único interlocutor que resultaba haber tenido, lo cual convertía en completamente vana la estrategia que había perseguido. De golpe, en el 79 cambiaba la línea, obstaculizado por un grupo dirigente y por cuadros locales que estaban, por el contrario, a la búsqueda de “amplios acuerdos” cuyos únicos resultados fueron el desmesurado crecimiento de los costes de la clase política y el fin de la oposición parlamentaria y popular. Así una mayoría ya sin un verdadero jefe y una izquierda desnorteada se enfrentaron, sin verla, a una ofensiva capitalista de escala mundial que emprendía un vuelco de tendencia, reorganizando brutalmente la propiedad y la organización del trabajo. En 1984 el referéndum sobre la escala móvil acarreaba, por primera vez desde 1948, una derrota de los trabajadores, y tres años después, las elecciones de 1987 esbozaban el resquebrajamiento de los equilibrios de la primera república. Dos años después, y sobre un PCI ya en dificultades, caía el hacha del 89, ante la cual Occheto ofrecía voluntariosamente el cuello; a Craxi y al gobierno DC- PSI, Tangentópoli les daba el golpe de gracia.

A varios años de distancia, se ve que bien pocos de los peces gordos imputados por Manos Limpias permanecieron en las redes de la justicia. Pero el impacto político, sumado a los procesos antes mencionados fue enorme porque la corrupción no dejó de crecer. Sobre un paisaje de partidos devastados por recíprocos tsunamis, aparecía en escena Berlusconi, símbolo del beneficio, de la empresa en estado puro, de la competencia sin escrúpulos que de golpe se presentaba como el único anclaje sólido con respecto a patrañas “ideológicas” tales como las clases, la explotación del trabajo, la perversidad de la especulación financiera e inmobiliaria, el primado del bien común o la necesidad de una ética pública…

Anclaje sólido y de manga ancha. Si su único precepto era producir al precio más bajo, hacer cesar cualquier mediación social para ser más generosos con el capital y los accionistas, vender a los ricos y obligar a los más pobres a comprar lo que no podían ya producir (¿qué otra cosa es, si no, el África?) especular a mansalva con el riesgo y con lo inexistente, ¿por qué demonizar cierta astucia, cierto modo de hacer la vista gorda, cierta mercantilización de la cosa pública? En el fondo, en los Estados Unidos, la compraventa de los miembros del Congreso y del Senado está legitimada por los lobbies, con los cuales está tratando Obama para lograr hacer pasar al menos un tercio de su proyecto de reforma sanitaria. Entre nosotros, el lobby más poderoso es una mayoría blindada mediante el voto de confianza, del cual nadie puede desembarazarse sin perecer. Las instituciones pierden por completo su naturaleza neutra en el caso de que la hayan tenido nunca, y todos dan por bueno que se privaticen funciones o bienes públicos. Si la ley se opone a ello, se cambia la ley. El parlamento podría ser cerrado también, tal como Berlusconi no ha dudado en decir, proponiendo que se sienten a votar sólo los jefes de grupo parlamentario, en proporción con los electores que representan, y ni tan siquiera en esta ocasión las cámaras se alzaron aullando. Nuestro hombre tiene el nivel cultural de Sarah Palin y la falta de escrúpulos de Dick Cheney. Sólo que la mitad de los norteamericanos ha votado en contra de ambos, mientras que un poco más de la mitad de los italianos se pronuncia por él.

Entre los años setenta y los ochenta están las raíces de la actual proliferación de esta mala hierba. Contra la cual se yergue sin vacilaciones tan solo un magistrado ambicioso, para el cual la sociedad entera se compone y divide entre honrados y corruptos. Antes había propuesto esta filosofía a los industriales reunidos en Cernobbio; ahora hace fortuna entre el pueblo, más o menos violeta, de una ex izquierda o dimisionaria o hecha trizas. Y luego hay quien especula sutilmente sobre el origen de la antipolítica.

domingo, 14 de março de 2010

Continuidad expansiva y colonización cultural



Xavier Aguirregaviria & Borja Cabo
Gara

Las últimas decisiones israelíes de proclamar patrimonio cultural propio determinados enclaves especialmente significativos para la población palestina, si bien pudiera no modificar sobre el terreno en algunos casos la situación ya consolidada -es el caso de la tumba de Raquel en Belén-, suponen un esfuerzo estratégico de colonización del imaginario cultural y simbólico, herramienta con la cual también se deshilachan, conquistan y aniquilan los pueblos.

En otros lugares como la Mezquita de Ibrahim o Tumba de los Patriarcas en Hebrón, compartida durante años por el fuerte contenido simbólico para ambos pueblos, se ha prohibido la entrada de los árabes, mientras que al mismo tiempo se ha protegido una celebración por el XVI aniversario de la matanza del médico israelí de origen estadounidense Baruj Goldstein, quien el 25 de febrero de 1994 mató a 29 palestinos que estaban rezando en el interior de la mezquita de Abraham.

La provocación atenta intencionadamente contra los lugares de reconocimiento de lo colectivo y contra los rituales de conmemoración. Lugares vetados para el recuerdo, nueva abolición de los símbolos que permiten a un pueblo al menos reconocerse y reconciliarse con su historia, como la nueva ley israelí que prohíbe a los palestinos expresar luto y dolor el 15 de mayo, día de la Nakba.

En Jerusalén continúa la expansión descarada de colonias, y la expropiación de viviendas

El Ayuntamiento de Jerusalén tiene previsto demoler 88 viviendas palestinas en el barrio árabe de Silwan, en el este de la ciudad, para levantar en su lugar un parque arqueológico. Se tratará de una de las operaciones de demolición más importantes desde que la entidad sionista anexionó, en 1967, el sector oriental de Jerusalén, tradicionalmente árabe. A su vez, planea construir otras 600 viviendas en Jerusalén Este a pesar de que a finales del año pasado la Corte Internacional de Justicia (CIJ) declaró ilegal un plan urbanístico similar. Las excavaciones arqueológicas avanzan ocupando también el subsuelo, como metáforas, ya que mientras se perfora la Ciudad Vieja (existen tours de hasta hora y media de visita subterránea) ésta se va derrumbando, pasando a estar bajo el control del Gobierno israelí, que deniegan cualquier permiso de rehabilitación a los árabes. El Gobierno ha anunciado el cierre de la Puerta de Damasco por dichos trabajos arqueológicos; esta puerta es el principal acceso a la Ciudad Vieja para los árabes y donde se encuentran concentrados el grueso de sus comercios. En Al-Aqsa, se prohíbe el paso a los menores de 50 años.

El leitmotiv patrimonial (una forma más aséptica y eficaz de expulsión) legitima la expropiación de enclaves de identificación para la población palestina. Por supuesto, estos últimos movimientos de la entidad sionista vuelven a violar directamente diferentes artículos de la legalidad internacional (como sucede con las colonias sionistas en Cisjordania y Jerusalén) Lo cierto es que, a día de hoy, resulta inútil ampararse en una legislación que sólo se cumple cuando atiende a los intereses de las grandes potencias. Como muestra, cabe recordar que Israel en sus apenas 62 años de ilegal existencia posee el honor de ser el Estado que más veces ha incumplido las resoluciones de las Naciones Unidas, sin que ello le haya impedido alcanzar recientemente acuerdos preferenciales con Estados Unidos o la Unión Europea.

En Beit Sahour, Belén, la que fue base militar primero jordana y después israelí de Oush Grab, convertida desde agosto de 2008 en un parque palestino de disfrute público, se recoloniza a palazo limpio, tras sucederse ataques de colonos extremistas con el fin de recuperar la zona. Si lo consideramos de forma aislada, se trata de un atropello abusivo más; sobre el mapa, una calculada jugada estratégica que a efectos prácticos supone que la zona de Belén va estar rodeada completamente por doce asentamientos, la colonia israelí de Har Homa, y una carretera de circunvalación hacia el sur, lo que imposibilita la expansión de los árabes.

Parecieran aunarse las condiciones que aun con menos razón provocaran otrora levantamientos populares como las dos anteriores intifadas. Peligroso sería jalearla, sin embargo, obviando todo un proceso de desgaste e incluso proyectando nuestra incapacidad internacional como potencia que ha permitido que se vuelvan a dar lugar las peores condiciones de la zona en años, caldo de cultivo de insurrecciones legítimas y necesarias.

El descaro de la provocación responde a la impunidad de Israel, y a su certeza de la imposibilidad de levantamiento del pueblo palestino. Certezas sembradas a base de minuciosos mecanismos de partición de la sociedad palestina, capturando sistemáticamente a sus líderes de base, deslegitimando el proceso democrático tantas veces exigido, u otros más efectistas como la aniquilación a bombazos del pedazo de territorio más densamente poblado de la tierra, la Franja de Gaza.

Por su parte, Abbas, al frente de la ANP y recientemente salpicado por nuevos casos de corrupción y chantaje sexual de altos cargos de su partido, documentados con pruebas audiovisuales aireadas en la televisión israelí, encara su última etapa en el Gobierno retomando la vía muerta de las negociaciones (indirectas, en este caso) como en un desesperado intento por apuntarse un tanto en un haber desierto durante todo su mandato, Unas negociaciones que, mientras no cimenten su base sobre el cumplimiento de la legalidad internacional, seguirán constituyendo un falso reclamo y el desvío de la atención bajo el amparo del ilusorio paraguas del «Proceso de Paz». El resto son diferentes formas de normalizar la masacre de la población autóctona. De fondo, las pugnas internas de reestructuración de Al-Fatah tratan de salvarlo de su putrefacción.

Y la población palestina, desgastada y desmoralizada hasta la indefensión, afronta la resistencia debilitada y descoordinada, en ocasiones, y a sabiendas de que las consecuencias serán más duras que nunca, aunque no por ello ceja. Pese a que los medios no se hagan eco, las protestas se suceden a diario y no son cuatro jóvenes radicales como dijo el jefe de la Policía israelí. El alcance y duración de su impacto depende en parte de su capacidad (y la nuestra apoyándoles) de recomponer sus organizaciones de base, más allá de los intereses partidistas que poco a poco amplían su grieta de separación interna. La retrasmisión y difusión de su lucha, depende de nuestra capacidad para hacernos eco de la misma, y de nuestra escasa valía democrática para exigir a nuestros gobiernos que no se les olvide.

sábado, 13 de março de 2010

Argentina abraza a Chile

Página 12

"¡Chile, te abrazamos!", arengó el popular cantante argentino León Gieco ante una multitud que participó este sábado en Buenos Aires de un concierto solidario donde se presentaron Gustavo Cerati, Andrés Calamaro y otros artistas a beneficio de las víctimas del sismo en el vecino país.

"Argentina abraza a Chile" fue el lema del recital gratuito realizado al aire libre en el barrio porteño de Núñez, donde unas 50.000 personas donaron casi 40 toneladas en alimentos, ropa, pañales, medicamentos y materiales para la construcción, según reportaron los organizadores.

"Agradecemos con el corazón que estén acá, que se hayan sumado a la intención de hacer llegar este abrazo a los hermanos chilenos que lo necesitan y mucho", dijo como maestro de ceremonias el actor Ricardo Darín, protagonista de "El secreto de sus ojos", la película que acaba de ganar el Oscar al mejor film extranjero.

Acompañado en un dúo de guitarras por el laureado músico Gustavo Santaolalla, Gieco abrió el recital con su tema "Pensar en nada" en una tarde cálida y agradable que colaboró con la amplia respuesta a la convocatoria.

"Qué bueno que es poder ayudar, celebremos que podemos ayudar a nuestros hermanos en Chile", dijo Santaolalla antes de interpretar "Mañanas Campestres", hit de su mítico trío Arco Iris y partir raudo del escenario. "Santaolalla iba camino al aeropuerto, pero quiso venir para dejar parte de su música", reveló Darín al destacar que "muchos artistas se sumaron con espontaneidad y sin mezquindades a la convocatoria".

El momento cúlmine del concierto fue la interpretación a capella que hizo Gieco del tema "Cinco siglos igual" junto al vocalista del grupo D-mente, Andrés Giménez, que el creador de "Sólo de pido a Dios" dedicó al presidente de Bolivia, Evo Morales.

A su turno Gustavo Cerati tocó varios temas junto a Andrés Calamaro y recordó los lazos personales que lo unen con Chile. "Tengo una relación especial con Chile, mis hijos nacieron allí. Tenemos que aprender de esa unión de los chilenos, nosotros tenemos nuestros terremotos, aunque de otro tipo", dijo. "Recuerden que esto lo hacemos por los pobres que son los que más sufren y no por los gobiernos", advirtió el ex Soda Stéreo.

Por el escenario pasaron también Pedro Aznar, Raúl Porchetto y Los Fabulosos Cadillacs, quienes participaban en Chile del Festival de Viña del Mar el 27 de febrero al momento del devastador sismo que dejó unos 800 muertos y dos millones de damnificados.

"Chile es un país rico, con la riqueza mayor que se puede tener, la de su gente, por eso se va a levantar pronto", dijo Aznar, quien logró un momento de profundo recogimiento con el tema "Manifiesto" del chileno Víctor Jara, asesinado por la dictadura de Agusto Pinochet.

El recital respondió a una convocatoria conjunta de la entidad civil Red Solidaria y del canal de televisión estatal Encuentro. "Queremos que sepan los chilenos que no estan solos, no los vamos a abandonar,", dijo Juan Carr, titular de Red Solidaria al anunciar que la entidad canalizará donaciones para Chile hasta la próxima Navidad.

sexta-feira, 12 de março de 2010

Chile: Aviso importante



Se le anuncia a nuestra Distinguida Clientela y público en GENERAL, que Chile, a partir del 11 de Marzo de 2010, comenzará a ser atendido por sus propios dueños.

quinta-feira, 11 de março de 2010

O que significa Sebastián Piñera para o Chile?

Antonio Lassance
Carta Maior

O que significa Sebastián Piñera para o Chile? Neoliberalismo na economia, gerencialismo na administração pública, tentativa de esvaziamento da"Concertación", diplomacia orientada para o dólar e o euro e polarização de posições ideológicas. Um presidente que pode ser aclamado pelo clube dos adeptos do Sr. Scrooge (o personagem de Dickens), que hoje em dia é assombrado pelo espírito de Milton Friedman.

Na economia, neoliberalismo. É certo que boa parte das "tarefas" neoliberais executadas no Chile o foram durante o Governo Pinochet - a propósito, um mestre em execuções. O ditador era adepto do fundamentalismo econômico liberal de Milton Friedman, da Universidade de Chicago. Friedman visitou e colaborou ativamente com o ditador e deu-lhe o gosto pelos "Chicago Boys" (os "garotos de Chicago"), alunos ou adeptos de Friedman e que olhavam para o departamento de Economia desta universidade como a uma Meca. A afinidade com este "espírito do capitalismo" levaria o ditador a tornar-se fã e amigo de Margareth Tatcher, figura imbatível como garota-propaganda do neoliberalismo, autora do bordão "não existe essa coisa de sociedade, o que existe são os indivíduos".

O gosto pelos "Chicago Boys" está de volta. A equipe do governo Piñera foi antecipadamente anunciada em fevereiro. Dos 22 ministros, 13 não têm filiação partidária, o que desagradou até a "Renovación Nacional" (partido do próprio Piñera) e a "Unión Demócrata Independiente" (UDI, de extrema-direita). Ambos têm apenas 4 representantes cada, o que pode ser um ingrediente futuro de tensão, sobretudo com a UDI. Os títulos de PhD que os ministros não partidários ostentam é mera perfumaria diante do essencial em seu currículo: a relação umbilical com os grandes grupos econômicos chilenos (ou baseados no Chile).

A vitória de Piñera, "strictu sensu", se explica pelo desgaste do modelo da Concertación, que tem como centro dois partidos: o Socialista (PS) e o Democrata-Cristão (DC). Ambos governaram o Chile desde os anos 90. Mas a indiferença à política de quase 30% dos chilenos (aquela idéia do "tanto faz se um ou outro") em relação ao processo eleitoral pesou decisivamente - em favor de Piñera. Havia também um cansaço diante do candidato Eduardo Frei, que sequer era mais do mesmo, e sim o mesmo do mesmo, tendo em vista já ter sido presidente. De modo mais amplo, porém, a vitória se explica pela permanência histórica do projeto pinochetista, que conseguiu criar as condições e os atores (extremamente ricos) interessados em uma "economia liberal, uma sociedade hierarquizada e uma cultura conservadora", como definiu o historiador Cristián Gazmuri ("El lugar de Pinochet en la historia. Una interpretación política de la experiencia autoritaria - 1973 a 1990").

O padrão de autoritarismo tecnocrático pode dar fôlego à estratégia de Piñera, apesar da parca experiência política dos "Chicago boys". Primeiro, pelo fato de reviver o padrão pinochetista, ao qual parte dos chilenos está acostumada e do qual uma parcela é fervorosa adepta. Em segundo, é preciso levar em conta que o terremoto dá a Piñera o seu "11 de setembro": o tema da agenda que tende a ocupar espaço central em todo o seu mandato. Ele mesmo já disse que vai refazer seu programa para se adequar ao pós-terremoto. O resto pode ser embalado pela lógica de reconstruir o país sob novas bases. Assim, muitos dos aspectos negativos do que vier a ser implementado poderá justificar-se como efeito colateral do esforço de reconstrução.

Na administração pública, Piñera é a reedição do gerencialismo, adaptação do neoliberalismo à administração pública. Sua orientação pode seguir a linha agressiva do tatcherismo, significando: a) a substituição de serviços públicos pela gestão privada; b) o abuso do modelo de relação custo-benefício como critério de eficiência (reconhecidamente, um modelo limitado de gestão de políticas públicas e que, em várias áreas, produz resultados notória e comprovadamente perversos); c) a limitação do rol de direitos e sua transposição para a lista de oportunidades de exploração econômica empresarial. O jornal argentino "El Clarín" (14/2/2010) fez um detalhado "quem é quem" dos indicados e de suas ligações empresariais, o que emoldura o comentário do colunista deste jornal, Rafael Gumucio, de que o presidente "governará da única forma que a direita chilena sabe fazer: concebendo o país como a uma empresa", o que é uma definição sintética e precisa do gerencialismo. O detalhe é que, ao contrário de Tatcher ou Reagan, que eram políticos profissionais, Piñera é empresário profissional e político "por tabela", o que já o coloca na mira dos críticos que pretendem tipificar suas possíveis reformas econômicas como eivadas de conflitos de interesse. É o que dá razão à análise do professor Emir Sader, publicada em Carta Maior, comparando Piñera a Berlusconi (O Berlusconi chileno).

Na política, sua prioridade vem sendo a de desmantelar a Concertação. A tentativa de atrair políticos do atual governo para a sua futura equipe acirrou os ânimos e levou o PS e a DC a acusar de traição os que aceitassem o convite, além de ameaçar com a sumária expulsão dos quadros partidários. O fato sinaliza que a Concertação, apostando ou não no fracasso de Piñera, deve radicalizar suas posições, até como estratégia de sobrevivência. O aprendizado da derrota também se constitui em forte estímulo para que se delimite melhor as diferenças. A sucessão de Bachelet não teve características plebiscitárias, aspecto decisivo para a interrupção dos sucessivos mandatos da coalizão. Na diplomacia, o Chile deve continuar com sua política orientada pelo dólare pelo euro. Recentemente, foi aceito na OCDE (Organização para a Cooperaçãoe Desenvolvimento Econômico), "clube" dos países ricos, desenvolvidos e industrializados. O feito, conseguido no governo Bachelet, inclui, entre suas exigências, a de estabelecer penas para pessoas jurídicas que cometam crimes como lavagem de dinheiro.

Nas Américas, Piñera desenhou um eixo que divide o Continente e inclui, apenas, além do Chile, a Colômbia, de Álvaro Uribe, o Peru, de Alan García, e o México, de Felipe Calderón. Mas seu foco é menos o desse círculo restrito das Américas e mais o seleto grupo conservador europeu. Piñera deve figurar como parceiro privilegiado da ultradireita européia, que aguarda ansiosamente a vitória dos conservadores no Reino Unido para contarem com um possível porta-voz oficial do tatcherismo: David Cameron, do Partido Conservador, líder nas pesquisas de opinião, até o momento.

O clube do Sr. Scrooge (o célebre personagem de Charles Dickens, inspiração, entre outros, do Tio Patinhas) precisa incessantemente de exemplos de "casos de sucesso", mesmo que sucesso controvertido, como aqueles campeonatos ganhos com gol de mão. O Chile tende a ser de novo colocado neste pedestal. Quiçá, até tomar o lugar da Universidade de Chicago como Meca do neoliberalismo. Por isso, o governo Piñera pode ter relevância para muito além das fronteiras deste país e de nosso continente. Exemplo recente do que pode acontecer foi a polêmica travada pela socióloga Naomi Klein contra o articulista do Wall Street Journal, Bret Stephens. Stephens havia dito, poucos dias após o terremoto, que "o espírito de Milton Friedman salvou o Chile" ("How Milton Friedman Saved Chile"). Por causa dele, as pessoas no Chile moravam em casas de tijolo, enquanto no Haiti se vivia ainda em casas de madeira, fáceis de serem derrubadas pelo lobo. Klein ("Milton Friedman did not save Chile": "Milton Friedman não salvou o Chile" - postado neste mesmo Blog) respondeu a esta fábula lembrando que as principais diferenças entre o Chile e o Haiti eram, primeiro, em termos de desenvolvimento. O Chile já exibia um padrão socioeconômico muito superior não só ao do Haiti, mas ao dos demais países latinoamericanos, já nas décadas de 50 e 60. A segunda diferença, o rigoroso código de edificações chileno, exemplo básico da atividade de controle exercida pelo Estado, é obra do Governo Allende. O código é de 1972. A lógica impede que este fato seja atribuído a Pinochet, cujo governo é posterior (1973-1990). O irmão de Sebastián Piñera, José Piñera, que foi ministro do ditador, escreveu "Milton Friedman y sus Recomendaciones a Chile". Lá mesmo podemos ver que Friedman só começou a trabalhar para Pinochet a partir de 1975. A não ser que alguma coisa tenha mudado e ainda não tenhamos sido informados, algo que vem depois não pode ser causa de algo que vem antes.

Mais do que prosaico, o embate contra Bret Stephens demonstra o quanto o Clube Fundamentalista do Senhor Scrooge (CFSS) preparou-se, com artilharia pesada e desfaçatez, para criar uma mitologia a respeito do Chile. Uma mitologia que, mais uma vez, deforma sua história e não guarda o mínimo respeito a qualquer racionalidade que não seja a da maximização dos ganhos. Custe o que custar, ou, como dizia um ex-presidente daqui, "duela a quien duela".