sábado, 31 de março de 2012

El mundo visto desde el Sur

Samir Amin
ALAI

¿Cuál es su visión del mundo visto desde el Sur y desde una perspectiva del sur? Es decir, su visión del mundo y las posibilidades de cambiarlo; su propuesta conceptual y política en torno a la implosión del capitalismo y la desconexión del mismo; y el análisis del contexto mundial, visto especialmente desde el Oriente medio y África.

Para responder esta pregunta, que no es nada sencilla, es necesario dividir el tema en 3 partes. Nos interrogaremos primeramente sobre cuáles son las características importantes y decisivas del capitalismo contemporáneo −no del capitalismo en general, sino del contemporáneo−; qué tiene de nuevo realmente; qué es lo que le caracteriza. En segundo lugar enfocaremos la naturaleza de la actual crisis que, más que una crisis, yo la defino como una implosión del sistema capitalista contemporáneo. En tercer lugar, en este mismo marco, analizaremos cuáles son las estrategias y las fuerzas reaccionarias dominantes, es decir, del capital dominante, de la triada imperialista Estados Unidos-Europa-Japón y de sus aliados reaccionarios en el mundo entero. Solamente habiendo comprendido esto, podremos dimensionar el desafío al que se enfrentan los pueblos del Sur, tanto en los países emergentes como en el resto de países.

Mi tesis sobre la naturaleza del sistema capitalista contemporáneo −que de modo más modesto la llamaré «hipótesis» porque está abierta a discusión−, es que hemos entrado en una nueva fase del capitalismo monopólico, se trata de una etapa cualitativamente nueva, pautada por el grado de centralización del capital, cuya condensación llega a tal punto que, hoy en día, el capital monopolico lo controla todo.

Claro que el concepto ‘capital monopólico’ no es nuevo, fue acuñado a fines del siglo XIX y, de hecho, este se desarrolló como tal, a través de distintas fases sucesivas, durante todo el siglo XX; pero es a partir de los años 1970-1980 que despunta una etapa cualitativamente nueva, pues antes existía pero no lo controlaba todo. En la actualidad, ya no existe ninguna actividad económica capitalista que sea autónoma o independiente del capitalismo monopólico, este controla todas y cada una de las actividades, aún aquellas que conservan una apariencia de autonomía. Un ejemplo, de entre muchos, es el de la agricultura en los países capitalistas desarrollados, donde es controlada por los monopolios que proveen los insumos, las semillas seleccionadas, los pesticidas, los créditos y las cadenas de comercialización.

Eso es decisivo, es un cambio cualitativo al que yo llamo de «monopolio generalizado», es decir, que se extiende a todas las esferas. Esta característica provoca consecuencias sustantivas e importantes. En primer lugar, se ha desvirtuado completamente la democracia burguesa, pues si antes se fundamentaba en una oposición izquierda-derecha, que correspondía a alianzas sociales, más o menos populares, más o menos burguesas, pero diferenciadas por sus concepciones de la política económica, en la actualidad, en Estados Unidos, por ejemplo, republicanos y demócratas, o en Francia socialistas de la corriente de Hollande y la derecha de Sarkozy, son lo mismo, o casi lo mismo. Es decir que todos están alineados a un consenso que es el mandato del capital monopólico.

Esa primera consecuencia constituye un cambio en la vida política. La democracia así desvirtuada, se ha convertido en una farsa, como se ve en las elecciones primarias de Estados Unidos. El capital monopolista generalizado ha provocado consecuencias muy graves, ha convertido a los Estados Unidos en una nación de ‘tontos’, es grave porque la democracia ya no se expresa.

La segunda consecuencia es que el ‘capitalismo generalizado’ es la base objetiva de la emergencia de lo que llamo de «imperialismo colectivo» de la triada Estados Unidos-Europa-Japón. Es un punto que afirmo con vehemencia, pues aun siendo una hipótesis estoy en capacidad de defenderla: no hay mayores contradicciones entre Estados Unidos-Europa-Japón, existe una ligera competición en el plano comercial, pero en el plano político, el alineamiento con las políticas definidas por Estados Unidos como política mundial, es inmediato. Lo que llamamos «comunidad internacional» copia el discurso de los Estados Unidos y tres minutos después aparecen los embajadores europeos, con algunas comparsas de grandes demócratas, como el emir de Catar o el rey de Arabia Saudita. La ONU no existe, esa representación de los Estados es una caricatura.

Es ésta la transformación fundamental, la transición del capitalismo monopólico al ‘capitalismo monopólico generalizado’, lo que explica la financiarización, porque estos monopolios generalizados son capaces, debido al control que detentan sobre todas las actividades económicas, de bombear una parte cada vez más grande de la plusvalía en todo el mundo y convertirla en la rampa monopolista, la rampa imperialista, que constituye la base de la desigualdad y del estancamiento del crecimiento de los países del Norte y de la triada Estados Unidos-Europa-Japón.

Eso me lleva al segundo punto: es este sistema que está en crisis y, más aún, no es solamente una crisis: es una implosión, en el sentido de que este sistema no es capaz de reproducirse desde sus propias bases, es decir, es víctima de sus propias contradicciones internas.

Este sistema implosiona, no porque sea atacado por el pueblo, sino a causa de su éxito, el éxito de haber logrado imponerse en el pueblo le lleva a provocar un crecimiento vertiginoso de las desigualdades, que no solamente es escandaloso socialmente sino que es inaceptable, pero termina siendo aceptado, y aceptado sin objeción; pero no es esa la causa de la implosión, sino el hecho de que no pueda reproducirse desde sus propias bases.

Eso me lleva a la tercera dimensión, que tiene que ver con la estrategia de las fuerzas reaccionarias dominantes. Cuando hablo de fuerzas reaccionarias dominantes me refiero al capital monopólico generalizado de la tríada imperialista histórica Estados Unidos-Europa-Japón, a las que se suman todas las fuerzas reaccionarias alrededor del mundo que se agrupan, de una forma u otra, en bloques hegemónicos locales, que sostienen y se inscriben en esta dominación reaccionaria mundial. Estas fuerzas reaccionarias locales son extremadamente numerosas y difieren enormemente de un país al otro.

La estrategia política de las fuerzas dominantes, es decir, del capital monopólico generalizado, financiarizado, de la tríada imperialista colectiva histórica tradicional: Estados Unidos-Europa-Japón, está definida por su identificación del enemigo. Para ellos, el enemigo son los países emergentes, es decir, China, el resto, como India, Brasil y otros, son para ellos semiemergentes.

¿Por qué China? Porque la clase dirigente china tiene un proyecto, no voy a entrar en detalles sobre la naturaleza socialista o capitalista de este proyecto, lo importante es que cuenta con un proyecto, que consiste en no aceptar los mandatos del capital monopolista generalizado financiarizado de la tríada, que se impone mediante sus ventajas: control de la tecnología, control del acceso a los recursos naturales del planeta, de los medios de comunicación, la propaganda, etc., control del sistema monetario y financiero mundial integrado y de las armas de destrucción masiva. China viene a cuestionar este orden, sin hacer ruido.

China no es subcontratista, hay sectores en China que lo son, en su calidad de fabricantes y vendedores de juguetes baratos y de mala calidad, solo porque necesitan echar mano de divisas, eso es fácil, pero no es eso lo que caracteriza a China, sino su desarrollo y la rápida absorción de tecnología de punta, su reproducción y desarrollo propio. China no es el taller del mundo, como opinan algunos. No es «made in China» (hecho en China) sino «made by China» (hecho por China), eso ahora es posible porque ellos hicieron una revolución: el socialismo construyó paradójicamente la vía que hizo posible disputar un cierto capitalismo.

Yo diría que después de China, el resto de países emergentes son secundarios. Si tuviera que calificarlos, calificaría de emergente a China con 100%, Brasil 30% y el resto de países 20%. El resto, en comparación con China, son subcontratistas, porque tienen negocios de subcontratación importantes, porque tienen un margen de negociación, hay un compromiso entre el capital monopolista generalizado financiarizado de la tríada y los países emergentes como India y Brasil y otros. No pasa lo mismo con China. Por eso la guerra contra China figura como parte de la estrategia de la ‘triada’. Hace 20 años había ya estadounidenses locos que defendían la idea de declararle la guerra, porque después sería muy tarde.

Los chinos tuvieron éxito, es por eso que su política exterior es tan pacífica, y ahora Rusia entra a formar parte, junto a ellos, de la categoría de verdaderos países emergentes. Vemos a Putin, planteando la modernización del ejército ruso, intentando rehacer lo que era la armada soviética, que constituyó un verdadero contrapeso a la potencia militar de los Estados Unidos, esto es importante. No discuto aquí sobre el hecho de que Putin sea o no demócrata, o si su perspectiva es socialista o no; no se trata de eso, sino de la posibilidad de contraponer al poder de la triada.

El resto del mundo, el resto del Sur, todos nosotros, ustedes los ecuatorianos, nosotros los egipcios, y muchos otros, no contamos. Al capitalismo monopólico colectivo, nuestros países apenas le interesan por una sola razón: el acceso a nuevos recursos naturales, porque este capital monopólico no puede reproducirse sin controlar, despilfarrar los recursos naturales de todo el planeta. Es lo único que les interesa.

Para garantizarse un acceso exclusivo a los recursos naturales, los imperialistas necesitan que nuestros países no se desarrollen. El ‘lumpendesarrollo’, como lo definió Andre Gunder Frank, se dio en circunstancias muy distintas, pero tomo prestado el término ahora en condiciones diferentes, para describir cómo el único proyecto del imperialismo para nosotros es el no-desarrollo. Desarrollo de lo anómalo: pauperización más petróleo, crecimiento falso, o gas, madera, o lo que sea, para tener acceso a los recursos naturales y es eso lo que está a punto de implosionar, porque es lo que se ha vuelto intolerable moralmente, el pueblo no lo acepta más.

Es aquí donde se generan las implosiones, las primeras olas de implosión se originaron en América Latina, y no es producto del azar que hayan tenido lugar en países marginales, como Bolivia, Ecuador, Venezuela. No es producto del azar. Luego, la primavera árabe, ya tendremos otras olas en Nepal y otros países, porque no es algo que esté sucediendo solo en una región específica.

Para el pueblo que es protagonista de esto, el desafío es enorme. Es decir, el desafío no se da en el marco de este sistema, en el intento de trascender desde el neoliberalismo hacia un capitalismo con rostro humano, entrar en la lógica de la buena gobernanza, de la reducción de la pobreza, la democratización de la vida política, etc. porque todos esos son modos de gestionar la pauperización, que es el resultado de esta lógica.

Mi conclusión –desde una postura enfocada principalmente en el mundo árabe− es que esta no es apenas una coyuntura sino mas bien un momento histórico, que se presenta formidable para el pueblo. Me refiero a la revolución, pero aun si no quiero abusar de ese término, están dadas las condiciones objetivas para construir amplios bloques sociales alternativos anticapitalistas, hay un contexto para la audacia, para plantear un cambio radical.

sexta-feira, 30 de março de 2012

Occupy: Movimentos de protesto que tomaram as ruas

Henrique Soares Carneiro
Carta Maior

A memória coletiva marcará 2011 como o ano em que as pessoas tomaram as ruas de diversos países em uma onda de mobilizações e protestos sociais: um fenômeno que começou no norte da África, derrubando ditaduras na Tunísia, no Egito, na Líbia e no Iêmen; estendeu-se à Europa, com ocupações e greves na Espanha e Grécia e revolta nos subúrbios de Londres; eclodiu no Chile e ocupou Wall Street, nos EUA, alcançando no final do ano até mesmo a Rússia. Das praças ocupadas por acampamentos às marchas de protesto nas avenidas das principais metrópoles, emergiu uma consciência de solidariedade mútua que resultou em toda sorte de material multimídia sobre o movimento na internet, amplamente compartilhado nas redes sociais.

Inspirada por essa campanha colaborativa, está sendo lançada a coletânea Occupy – movimentos de protesto que tomaram as ruas, a qual reúne artigos de pensadores críticos deste novo momento da política global em que a voz das ruas passa a ocupar o cenário. O livro será vendido a preço de custo, graças à colaboração dos autores e ilustradores, que cederam os direitos autorais para tornar a obra mais acessível e condizente com a proposta do movimento.

Imbuídos não só da lucidez da crítica, mas também da esperança e da paixão pelo engajamento, os textos apresentam alguns consensos, como a certeza do declínio geral do capitalismo; a percepção de uma nova solidariedade social; e a análise da ausência, até o momento, de uma definição estratégica dos movimentos de ocupação.

Apesar de Tariq Ali dizer que saber contra quem se luta é um importante começo, Slavoj Žižek é bem categórico ao afirmar que não basta saber o que não se quer, é preciso saber o que se quer. O povo, de acordo com ele, sempre tem a resposta, o problema é não saber a pergunta.

A identificação da desigualdade social, da riqueza e do poder de 1% da população mundial contra os 99% já está clara de acordo com João Alexandre Peschanski. Giovanni Alves acredita que é essencial um programa coerente para a formação de um novo movimento de organização de classe que junte o proletariado e o precariado, mas a conclusão de Vladimir Safatle sobre o programa reformista e regulacionista do capitalismo é categórica e controversa: “a época em que nos mobilizávamos tendo em vista a estrutura partidária acabou”.

No hemisfério norte, Immanuel Wallerstein e Mike Davis comemoram 2011 como um bom ano para a esquerda, enquanto David Harvey defende a importância da união dos corpos no espaço público. Com foco no Oriente Médio, Emir Sader analisa a Primavera Árabe, em que a necessidade de organizações políticas é ainda maior dada a presença dos movimentos fundamentalistas e de uma interferência militar direta da OTAN e dos EUA.

O caso brasileiro, abordado no texto de Edson Teles, ainda não teve movimentos da mesma magnitude que os de outros países, mas possui a peculiaridade de mobilizar setores da juventude e de excluídos sociais. Tais grupos foram alvo, em 2011, de uma sistemática repressão policial, desde as marchas da maconha em São Paulo e a entrada de tropas de choque na USP até a expulsão dos moradores do Pinheirinho e os projetos higienistas no centro das capitais.

A extrema-direita, que revelou em 2011 a sua face mais explícita, no massacre na Noruega, também cresce. A troika (União Europeia, FMI e Banco Europeu) dita ordens de mais austeridade e todos os governos as seguem. Ao que tudo indica, o duro inverno do hemisfério norte será seguido por uma primavera politicamente quente em 2012, colocando na ordem do dia o debate sobre a natureza e a evolução dos novos movimentos políticos que floresceram em 2011. Poderá a indignação se tornar revolução?

quinta-feira, 29 de março de 2012

Chile, Marx y los terremotos

Pablo Paredes
Página 12

Hace algunas semanas se conmemoraron dos años desde el segundo terremoto que he vivido. Mis padres recuerdan cuatro terremotos y mi abuela se murió poco después de su sexto gran episodio telúrico. Mi padre dice que el pánico fue lo que la echó a perder. Yo pienso que la vida de los chilenos es, en promedio, de cinco terremotos y que mi abuela andaba burlando a la geología con su biología.

Después de mi segundo terremoto –el último de mi abuela–, mi biología no cambió mucho más allá de un abultamiento del estrés, sin embargo, el país se movió políticamente aún más que los tres metros que se desplazó la ciudad de Concepción. La cosa fue más o menos así: un terremoto de 8,9º y un maremoto que la autoridad no supo anunciar se llevaron pueblos y vidas enteras. Luego vinieron el desabastecimiento, la falta de servicios básicos y lo que los medios chilenos llamaron “el terremoto social”, que en realidad no fue otra cosa que una crisis generalizada de la propiedad privada en un momento en que los cuerpos sintieron colectivamente la urgencia del hambre, el frío y el miedo.

El terremoto se ensañó con pueblos pobres, y los pobres que habían salido de pantalla ya desde los ’90, invisibilizados por el resplandor del “milagro chileno”, volvieron a escena. Sí, los pobres aún existen en Chile tuvo que reconocer a regañadientes el Modelo. La desigualdad, tan evidente ya en la superficie, tuvo que salir desde el fondo de la tierra para volverse un tema-país. Lo que vino después ha sido esa griega comunión entre paisaje geográfico y paisaje social que es Chile, la permanente agudización de las contradicciones entre la Placa de Nazca y la Sudamericana. La gente comenzó a marchar como no lo hacía desde finales de la dictadura, porque una cosa es aceptar que un megasismo nos cambie el paisaje y otra, muy distinta, es darles ese honor a transnacionales que buscan levantar enormes represas para luego lucrar con nuestros servicios básicos.

El país que debía reconstruirse pudo mirarse bien adentro por las heridas y, necesariamente, tuvo que preguntarse por la educación, hasta llegar a congregar cerca de un millón de personas en el Parque O’Higgins, demandando educación gratuita y de calidad. Porque fíjese que después del terremoto, “la gratuidad” ya no le parecía un delirio sesentero a la neoliberal conciencia chilena. El discurso hegemónico había sido quebrado en 2 minutos 57 segundos de movimiento subterráneo y su devenir en movimiento social. Sumábamos así un: Sí, los pobres aún existen en Chile y sí, la educación es causal directa de la inequidad social.

Ahora, en el 2012, el conflicto suma al abandono de las regiones, la acusación de un centralismo que hace de Santiago una especie de colegio privado y de las regiones unas escuelas públicas abandonadas a las que nadie quiere inyectarles recursos, pero cuyos árboles de sus patios son talados para construir las pizarras de Santiago. La concentración y el saqueo se han vuelto nuestra política económica, entonces todo lo que está fuera del centro de poder –sea ésta una escuelita de un barrio periférico de Santiago o la Patagonia chilena entera– es depositario de injusticia, de violencia económica, política y policial. Completemos el panorama, entonces: Sí, los pobres aún existen en Chile y sí, la educación es causal directa de la inequidad social, en complicidad con el centralismo político que es funcional a la concentración de la riqueza.

Las banderas argentinas en las protestas de Aysén no son una señal aislada, son, antes que todo, una forma de darle donde más les duele a la, aún militar, derecha chilena: su patrioterismo. Sin embargo, son también una forma de cuestionar profundamente al modelo chileno, que nos tuvo tanto tiempo en el perverso status de mejor alumno de la región, pero como peor compañero. Todo lo que el snobismo chileno –que es la expresión cultural que tuvo el neoliberalismo tras la llegada del siglo XXI– rechazó por “pasado de moda”, por “sudaca” o por caribeño, hoy se vuelve un clamor: Queremos un Estado solidario. Crecer al 7 por ciento no nos sirvió de nada, pues el país no se hizo siquiera un 7 por ciento más justo. Todo fue fachada aquí. Y las fachadas son lo primero que cae con los terremotos, a las fachadas se las lleva la ola.

Miro las calles de Santiago, las nuevas multitudes, la chiquillada nacida en democracia y el viejerío que se reencuentra, después de 30 años, con un proyecto político. Me hubiese gustado que mi abuela paterna viera todas estas marchas, las de escolares y las de los patagones, con un mate en una mano y una bandera negra en la otra. Mi otra abuela, la materna, también murió el año pasado: una profesora allendista que nos repartió dignidad hasta que se la comió el cáncer. Imagino a mis abuelas marchando con lienzos en apoyo a los estudiantes y a la Patagonia movilizada. Imagino a dos viejitas por la Alameda, ambas como una preciosa grieta de terremoto.

terça-feira, 27 de março de 2012

Seis Premios Nobel de la Paz reclaman diálogo por las Islas Malvinas


Adolfo Pérez Esquivel lanzó, con el apoyo de otros cinco Premios Nobel de la Paz de cuatro continentes, una campaña internacional de adhesiones para solicitar al Primer Ministro de Gran Bretaña David Cameron que atienda las reiteradas resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas y de su Comité Especial de Descolonización que convocan a reanudar las negociaciones para encontrar una solución pacífica a la controversia de soberanía por las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.

En la solicitada traducida a distintos idiomas, los Premios Nobel de la Paz Mairead Corrigan Maguire (Irlanda del Norte), Rigoberta Menchú Tum (Guatemala), Desmond Tutu (Sudáfrica), Jody Williams (Estados Unidos), Shirin Ebadi (Irán) y Adolfo Pérez Esquivel (Argentina); pidieron al Gobierno Británico que revea su posición de no diálogo con la República Argentina: "El incumplimiento por parte del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte de las Resoluciones de las Naciones Unidas, la falta de voluntad para dialogar con un país (Argentina) democrático y con vocación de paz plenamente demostrada, y la instalación y mantenimiento de una base militar en este continente (en las Islas Malvinas), su constante reforzamiento y la realización de maniobras militares aero-navales, ponen en serio riesgo la paz y la convivencia de esta parte del mundo".

Durante la conferencia de prensa junto a Stella Calloni y los Corresponsales Extranjeros de la República Argentina, Pérez Esquivel resaltó que lo nuevo e importante de este momento es el proceso de unidad latinoamericana y el apoyo a la Argentina en lograr una solución justa y pacífica a través de la diplomacia.

En este sentido destacó que esta no es una iniciativa contra el Gobierno Británico sino que “es una campaña por el diálogo y para derribar los muros de la intolerancia. Si Gran Bretaña tiene argumentos legítimos debería dialogar con la Argentina”.

El Presidente del Servicio Paz y Justicia y la Comisión Provincial por la Memoria, recordó aquella gran resistencia no-violenta del pueblo de la India sobre el dominio británico que desembocó en su independencia en el año 1947. Recuperando el simbolismo de la famosa "Marcha de la sal" contra el monopolio británico del recurso, realizó un llamado a todos los ciudadanos del mundo a aportar su adhesión y a considerar ese aporte como un grano de sal que se convertirá en un puñado de rebeldía no violenta para asegurar los recursos naturales de Argentina y América Latina.

Enviar adhesiones a: granosdesalpormalvinas@gmail.com

segunda-feira, 26 de março de 2012

Somalia, el enemigo a la puerta

Luca Galassi
E-il Mensile

El Consejo de Relaciones Exteriores ha decidido prorrogar hasta fines de diciembre de 2014, el operativo de la UE de lucha contra la piratería, llamado Atlanta. Su objetivo principal es proteger a los barcos del programa alimentario mundial que proveen ayuda alimentaria a las poblaciones somalíes refugiadas y a la lucha contra la piratería a lo largo de las costas somalíes. La decisión del Consejo prevé sin embargo algunas novedades importantes: la ampliación de la zona de operaciones “en las aguas territoriales, en las aguas interiores, al territorio costero de Somalia y a su espacio aéreo” “ La lucha contra la piratería y contra las más profundas razones de su existencia – ha dicho la más alta representante de la Política exterior de la UE Catherine Ashton – es una prioridad en las acciones que conducimos en el Cuerno de Africa. La operación Atlanta ha contribuido de manera importante a este esfuerzo, coordinándolo con los socios internacionales”

Detrás de las palabras de circunstancias del ministro del Exterior europeo, está el requerimiento del primer ministro somalí, Abdiweli Mohamed Ali, quién la semana pasada envió una carta al Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki Moon solicitándole ampliar las prerrogativas y los objetivos de la misión naval. No, exactamente la invasión de la soberanía somalí, sino una modificación del mandato con peligrosas consecuencias. El paso de la prevención de los actos de piratería en el mar a las operaciones en una zona específica de intervención en tierra podría ser interpretado como la creación de una fuerza de ocupación. Una extensión de las prerrogativas que podría conducir a una peligrosa escalada en el territorio, ya estragado por un conflicto civil desde hace diez años. En efecto, el gobierno de transición somalí, solo controla la capital Mogadiscio, mientras que el grupo de militantes radicales Al-Shabab, recientemente unido a Al-Qaeda, mantiene el control de gran parte del territorio.

Abandonada por años a su propio destino por la indiferencia internacional, la región del Cuerno de Africa ha vuelto a solicitar la atención de los países occidentales, luego de que en la región autónoma de Puntland han sido descubiertos grandes yacimientos de petróleo. Las exploraciones de la empresa canadiense Africa Oil, ha descubierto reservas por 4 mil millones de barriles de petróleo crudo , pero el subsuelo de todo Puntland podría muy bien esconder unos 10 mil millones de barriles. La carrera hacia el oro negro podría incluir amplias áreas oceánicas en las costas de Somalia, en las zonas abisales del Océano Indico, podrían llegarse a extraer además unos 100 mil millones de barriles.

El ministro de Relaciones Exteriores británico William Hague ha visitado Mogadiscio hace menos de un mes. The Observer ha señalado como Londres está enviando ayuda humanitaria y asistencia para la seguridad del país a cambio de su tajada energética. Detrás de la escena, el ministro para la cooperación internacional de Puntland, confirmaba al semanario británico: “Los representantes británicos han ofrecido ayuda para la futura gestión de los ingresos petrolíferos. Nos asesorarán técnicamente para maximizar las futuras ganancias de la industria petrolera.” Una ayuda que también podría proceder de la misión europea Atlanta que se conjuga perfectamente con el credo de las últimas intervenciones armadas internacionales de estos últimos años: lucha al terrorismo y a la piratería con el objeto de proteger a la democracia. Sustituir en este caso democracia por fuentes de energía.

domingo, 25 de março de 2012

Israel: fantasías y realidades

Immanuel Wallerstein
La Jornada

El primer ministro Benjamin Netanyahu de Israel visitó Estados Unidos a principios de marzo de 2012. Vino a decir, una vez más, que un Irán con energía nuclear implicaría una amenaza existencial para Israel, y que Israel se reservaba el derecho de tomar acciones en el tiempo apropiado para contrarrestar esto. El presidente Obama expresó con vigor equivalente que sí, que un Irán nuclear implicaría una amenaza existencial para Israel y que Estados Unidos no aceptaría esta cuestión, pero que la sincronía planteada por Netanyahu no era correcta. Las acciones no militares contra Irán deberían agotarse primero antes de pensar en otras acciones.

Examinemos las premisas. ¿Por qué Irán, con armamento nuclear, implicaría una amenaza existencial para Israel? Es decir, ¿quién cree que si Irán tuviera armamento nuclear sus autoridades las utilizarían para bombardear Israel? De hecho, nadie con algún puesto de responsabilidad en Israel, en Estados Unidos, o en el resto del mundo, cree esto. Únicamente dicen que lo creen.

Comencemos por los argumentos ostensibles. Los funcionarios israelíes se refieren al hecho de que el presidente Ajmadineyad y otros han dicho que desearían arrasar (o algún término semejante) a Israel. Por supuesto, muchos expertos han señalado que esta traducción de los eventos es incorrecta. Pero incluso si fuera precisa, ¿es esto algo más que la repetición de la duradera posición de un vasto número de personas en Medio Oriente que se opone al concepto de un Estado judío y que favorece varios otros resultados para la prolongada disputa?

¿Por qué Irán habría de bombardear a Israel? Si lo hiciera, esto mataría al menos tantos árabes como israelíes. De inmediato respondería Israel, puesto que está muy bien armado con armas nucleares. Que Irán bombardee a Israel es una fantasía que ningún líder responsable cree.

Así que si no lo creen, ¿por qué lo dicen? La respuesta me parece clara. Si Irán contara con algunas cuantas armas nucleares, de hecho cambiaría algo. Cambiaría el equilibrio geopolítico en Medio Oriente y debilitaría la posición de Israel. Esto también conduciría a la rápida adquisición de armas nucleares por parte de algunos otros países. Pienso en Arabia Saudita, Egipto y Turquía, para empezar.

Si Israel o Estados Unidos bombardearan a Irán preventivamente, habría de inmediato enormes consecuencias políticas. Primero que nada, existe la casi total certeza de que sería relativamente ineficaz en cuanto a detener el proyecto iraní. Segundo, debilitaría la posición política de Israel y Estados Unidos en todo el mundo. Las dos razones juntas explican por qué hay tanta oposición por parte de los servicios militares y de inteligencia, tanto de Israel como de Estados Unidos, a todo el discurso militar. Lo que temen es que el discurso prenda y permita que algunos líderes políticos, que por el momento no controlan los gobiernos de Israel o Estados Unidos, sean lo suficientemente insensatos como para iniciar la guerra.

Israel y Estados Unidos están atrapados en una situación donde de todos modos pierden. Hagan lo que hagan, perderán en lo político. Creo que están conscientes de esto, y ni Netanyahu ni Obama pueden imaginar lo que harán en realidad ni cómo mantener sus propios interese políticos a nivel interno. Así que desperdician su tiempo culpándose y chantajeándose uno al otro. Mientras tanto, el liderazgo iraní utiliza el discurso para agitar los estandartes del patriotismo y fortalecer su postura interna, que ha sufrido serios ataques recientes.

Entretanto, en Palestina, que sigue siendo un punto real para Israel, y no sólo una fantasía, Hamas decidió vincular su estrategia con Egipto y con la Hermandad Musulmana –que parece a punto de controlar al gobierno egipcio. Es claro que Fatah teme, correctamente, que podría perder el control de Cisjordania ante Hamas. Atrapado entre Hamas y el gobierno estadunidense, el presidente Mahmoud Abbas, de la Autoridad Nacional Palestina, se halla también en una posición donde de todos modos pierde y tampoco sabe qué hacer. Así que titubea, lo que no parece ser la mejor táctica de supervivencia.

El futuro está en las calles palestinas. Y yo simplemente no pienso que puedan mantenerse latentes. ¿Puede Israel llegar a arreglos con las calles palestinas? Muy pronto lo sabremos.

sexta-feira, 23 de março de 2012

El cambio climático se aceleró entre 2001 y 2010

Agencias

El cambio climático se aceleró durante la década de 2001 a 2010, un periodo caracterizado por las precipitaciones, las temperaturas extremas y numerosos fenómenos meteorológicos extraordinarios, según afirma la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Estas son algunas de las conclusiones preliminares del "Informe de la década 2001-2010 sobre el Clima Mundial", que la OMM dio a conocer hoy con motivo del Día Meteorológico Mundial.

Según el documento, elaborado a partir del análisis de los datos meteorológicos de 102 países, durante esta década se produjeron inundaciones en el 63 % de los países que participan en el estudio, mientras que en el 43 % se registraron problemas de sequía. En grandes zonas del hemisferio norte el volumen de precipitaciones se situó por encima de la media de los años anteriores, especialmente en el este de Estados Unidos, el norte y este de Canadá, Europa y Asia central, Colombia, el norte y el sur de Brasil, Uruguay y la zona norte de Argentina.

Por el contrario, en el oeste de Estados Unidos, el suroeste de Canadá, Alaska, el sur y el oeste de Europa, el sur de Asia, Centroamérica, África central y la zona de la Amazonía las precipitaciones se situaron por debajo de la media.

En cuanto a las temperaturas, la citada década fue la más cálida desde que se dispone de registros (mediados del siglo XIX), con temperaturas que se situaron en torno a 0,46 grados centígrados por encima de la media de temperaturas máximas que hubo entre 1961 y 1990. Asimismo, nueve de los años de esta década se situaron entre los diez más cálidos desde 1850 y para el 90% de los países encuestados esta década fue la más cálida.

Los fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones, sequías, ciclones y olas de calor y de frío, afectaron prácticamente a todas la regiones del planeta, si bien el informe recoge dos olas de calor "excepcionales" que azotaron Europa y Rusia en los veranos de 2003 y 2010, respectivamente, y que tuvieron como consecuencia "miles de muertes e incendios”.

La disminución de la superficie del océano Ártico cubierta por hielo -que se observa desde 1960- continuó entre 2001 y 2010, y el nivel histórico más bajo de extensión de hielo sobre el Ártico se registró en septiembre de 2007. Los datos del informe corroboran que el año pasado fue el undécimo año más cálido y el segundo en el que el hielo del Ártico registró su nivel más bajo.

quinta-feira, 22 de março de 2012

Vida Maria (Crônicas Nordestinas)



Vida Maria é um desenho animado em curta metragem dirigido e produzido pelo diretor brasileiro Marcio Ramos que conta de maneira lúdica o constante sofrimento do povo nordestino, em particular a educação desvalorizada pelos mesmos diante das dificuldades do dia a dia no sertão nordestino.

Tropas en las calles de Latinoamérica

Fernando Gualdoni
El País

El avance democrático y las buenas relaciones regionales desatan el debate sobre si los ejércitos deben ser usados para combatir el narcotráfico y el crimen organizado ante el aumento de la violencia y la incapacidad de la policía

América Latina vive uno de los debates más importantes de su historia: el del futuro de sus ejércitos. El asunto ha cobrado especial relevancia por dos motivos, porque se considera improbable una guerra o un golpe de Estado, y por la creciente amenaza del narcotráfico y el crimen organizado. México, Honduras y Guatemala han lanzado a sus fuerzas armadas en la lucha contra los narcos, en línea con lo que Colombia y Perú llevan haciendo desde hace años. Brasil utiliza a los militares para desalojar las favelas y reventar huelgas de policías y Argentina hace tiempo que encargó a un cuerpo paramilitar tareas de seguridad en la provincia de Buenos Aires ante la creciente corrupción de la policía local. Ese mismo cuerpo, la Gendarmería, se ha visto ahora implicado en un caso de espionaje a políticos y dirigentes sociales.

La discusión sobre el papel de las Fuerzas Armadas no concierne solo a América Latina, sino también a los países desarrollados. En la cumbre sobre terrorismo celebrada en Madrid en marzo de 2005 se acordaron una serie de supuestos en los que emplear a militares contra amenazas criminales: cuando las fuerzas de seguridad se vieran desbordadas por una amenaza, para impermeabilizar las fronteras, en cooperación con fuerzas extranjeras, y cuando la amenaza se halle amparada en territorios de otros países que sean incapaces de actuar por sí mismos. El apoyo al primero de estos supuestos ha crecido considerablemente en los países latinoamericanos, aunque con las reservas propias de una región donde la imagen de las fuerzas armadas aún se asocia a la represión de los años setenta y ochenta, y donde la última amenaza de guerra (Venezuela-Colombia) y el último golpe de Estado (Honduras) se produjeron hace menos de cuatro años.

“Los ejércitos son para la guerra. El combate del crimen y en especial la lucha contra el narcotráfico requieren una preparación y tecnología que las fuerzas militares no tienen. Involucrar al ejército en la lucha contra la droga requiere cambios doctrinales, filosóficos y de la misión militar”, explica Hernán Castillo, catedrático y experto en defensa de la Universidad Simón Bolívar de Venezuela. “Dicho esto, creo que cuando el crimen organizado se combina con grupos irregulares armados, sí deben involucrarse los ejércitos. Hay que ser flexible en el empleo de los recursos a disposición de cada Estado para derrotar, minimizar y reducir el daño que pueda ocasionarle el narco a la sociedad”, añade.

La diferencia entre la lucha contra el crimen urbano y rural es algo en lo que la mayoría de los expertos hace especial hincapié. Todos justifican la intervención militar en las áreas rurales y muy pocos en la urbana. “Colombia ha sufrido la mayor acción combinada de operaciones ilegales fruto del narcotráfico y tras 47 años de lucha contra grupos terroristas nos ha quedado claro que el negocio del narco supera la capacidad de contención de la policía. La actividad criminal en áreas alejadas de los centros urbanos y a lo largo de unas fronteras altamente permeables, donde la presencia del Estado siempre ha sido escasa, ha permitido el crecimiento acelerado del negocio del narcotráfico. En países como Colombia y Perú es imposible combatir el crimen sin involucrar a las fuerzas armadas”, sostiene el coronel retirado del espionaje militar colombiano Michel Martínez.

“La participación del Ejército mexicano, a pesar de los éxitos que han tenido en la lucha contra el narcotráfico, se presenta como improvisada. Los mexicanos no parecen tener una estrategia clara y un plan a largo plazo. Hasta ahora, por una parte las operaciones han estado centradas en la utilización de la inteligencia militar, la infiltración y el espionaje. Y, por otra parte, el objetivo principal parece ser el de golpear al más alto nivel a los jefes, a la cabeza de las organizaciones, mucho más que la desarticulación de las estructuras, conexiones y procedimientos” del narco, añade Martínez. “Toda esa lucha en sus fases iniciales le corresponde a las fuerzas policiales, pero el Estado mexicano decidió comenzar el combate con los recursos militares, a pesar de que la guerra es sobre todo urbana”.

En noviembre de 2010, durante la conferencia de ministros de Defensa de los países americanos —con excepción de Cuba y Honduras— se consagró el principio de transparencia del gasto militar y el uso de las fuerzas armadas en caso de catástrofes humanitarias y naturales; y se impulsó la participación en misiones de paz. La delimitación de los temas de seguridad y defensa se dejó para más adelante. Sin embargo, Brasil sí ha establecido en su plan de defensa para los próximos 20 años la utilización del ejército para atajar las amenazas internas que desborden a la policía. El brasileño Eliézer Rizzo de Oliveira, autor de libros sobre defensa y democracia y profesor de la Universidad de Campinas, cree que las operaciones militares contra el crimen deben estar muy vigiladas por el poder civil y deben contar con observadores de Naciones Unidas o la Organización de Estados Americanos. Además, sostiene que los futuros mandos de las fuerzas armadas deben también tener una formación cívico-militar más equilibrada.

La reforma militar puesta en marcha por Brasil durante el mandato de Lula es seguida con mucho interés por sus vecinos. En primer lugar, por el papel del país como potencia regional y en segundo porque los cambios son de calado. Aparte de reforzar el poder naval y terrestre para proteger los recursos naturales —en especial la explotación petrolera en el mar—, Brasil intensificará el adiestramiento de brigadas destinadas a vigilar la Amazonia y moverá el grueso de sus fuerzas desde el sur industrial del país —piedra fundacional del Estado Novo, el Brasil moderno forjado por Getulio Vargas— hacia el centro del país. Añadido a esta recolocación, está previsto que los cuerpos sean más ligeros y versátiles. Argentina también diseñó un plan de reestructuración llamado Ejército Argentino 2025, que incluye cambios de estrategia, organización y funciones; pero aún no hay información como para siquiera adivinar los objetivos concretos.

Argentina es uno de los pocos países que tiene cuerpos paramilitares como la Gendarmería y la Prefectura (guardacostas) —creados a imagen de la Gendarmería francesa, la Guardia Civil española o los carabineros italianos—, involucrados en tareas de seguridad interior y con mejor imagen que la policía. Sin embargo, la Gendarmería ha sido vinculada recientemente a un caso de espionaje de dirigentes políticos y sociales que refleja la alta exposición a la corrupción de los militares dedicados a combatir el crimen. No pocos expertos latinoamericanos creen que la creación de estos cuerpos paramilitares, con mayor formación en tácticas policiales pero más impermeables a la corrupción, pueden ser el camino del medio. Otros creen que es mejor invertir en fuerzas especiales dentro de las fuerzas de seguridad, como el Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE) brasileño, que saltó a la fama por la película Tropa de Élite. En cualquier caso, se trataría de crear cuerpos intermedios capaces de llevar a cabo tareas de investigación, infiltración y espionaje, claves para combatir la estructura ejecutiva y financiera de las bandas.

Un comandante español, veterano de los Balcanes y Afganistán, y actualmente en misión en Sudamérica, explica el papel de los ejércitos en la lucha contra el crimen de una forma sencilla: “En Afganistán, en determinadas áreas, fundamentalmente inteligencia, se nos está pidiendo también capacidades típicamente policiales como parte importante de la campaña contrainsurgente. Por ejemplo, investigar redes de opio, tráfico de armas o corrupción política, y lo cierto es que no avanzamos. El concepto de aprender a comer sopa con un cuchillo se me venía a la mente allá muy a menudo. Las fuerzas armadas somos un tenedor, o un cuchillo, pero por mucho que nos metan en el plato de la sopa no vamos a ser una cuchara”.

La reorganización de las fuerzas armadas supone para América Latina uno de los mayores desafíos en 200 años de historia independiente. Un gran experto en los conflictos latinoamericanos, el estadounidense Robert Scheina, divide la historia militar de la región en dos etapas: la era del caudillo, que va desde la revolución haitiana de 1791 hasta la guerra hispano-americana de 1898; y la era del soldado profesional, que va desde la intervención de EE UU en Panamá hasta la guerra contra el narco de Colombia que aún pervive. Con las primeras pistas en la mesa, todo apunta a que la tercera era estará marcada por la implicación de las fuerzas armadas en la lucha contra el crimen organizado en todo el continente.

quarta-feira, 21 de março de 2012

França: O regresso da social-democracia pode esperar

Jorge Costa
Esquerda.net

Em França, o candidato do PS vai à frente nas sondagens. Há quem veja um sinal de esperança para a Europa. Pelo contrário, François Hollande desfaz ilusões.

Hollande liderou o PS durante 11 anos e conhece a fundo as responsabilidades da social-democracia francesa na deriva austeritária europeia. Talvez por isso mesmo a imprensa internacional tenha mostrado pouca crença nas gesticulações do candidato socialista no seu arranque de campanha. François Hollande anunciou que ia impor uma renegociação do tratado orçamental europeu e designou o poder financeiro como seu principal adversário. Merkel organizou então um boicote dos governantes de direita a encontros bilaterais com Hollande na pré-campanha. Foi o que bastou para a febre esquerdista inicial começasse a passar ainda antes dos votos. Já em Fevereiro, durante uma visita a Londres, François Hollande fez questão de sossegar as hostes liberais: "a esquerda esteve no governo durante 15 anos, durante os quais liberalizámos a economia e abrimos os mercados à finança e às privatizações. Não há razões para medos”.

À medida que se aproximam as eleições de 22 de abril, Hollande continua a arrefecer os ânimos. A dupla Merkozy pode bem ser substituída pelo mutante Merlande - a Europa mal dará pela diferença. De facto, em entrevista recente ao Der Spiegel, o socialista sublinha que o seu programa inclui o défice de 3% em 2013 e de 0% no final do mandato, em 2017. E defende as sanções automáticas contra países que não cumpram o orçamento austeritário. Com a veemência de um António José Seguro, recusa mesmo a inscrição do limite ao défice na Constituição da República… sem deixar de o consagrar em lei para a redução anual do défice. Quanto aos eurobonds, que deixam Merkel de cabelos em pé, Hollande fia mais fino: “Não quero ‘eurobonds’ que sirvam para mutualizar toda a dívida dos países da Zona Euro. Esses só podem funcionar no longo prazo. Quero ‘eurobonds’ que sirvam para financiar projetos de investimento específicos orientados para o crescimento. Não é a mesma coisa. Chamemos-lhes ‘project bonds’”…

Na política europeia, sobra apenas a crítica à intervenção do Tribunal Europeu de Justiça nos orçamentos nacionais. Montanhas maiores já pariram ratos mais pequenos. Como recorda o economista Frederic Lordon, o socialista Lionel Jospin jurava na sua campanha eleitoral de 1997 que não ratificaria o tratado de Amesterdão se não se verificassem três condições indispensáveis: um governo económico para compensar o peso do BCE independente, um reequilíbrio da futura paridade do euro e uma renegociação do pacto de estabilidade. As três condições desapareceram do cenário depois de duas semanas (de um governo que até incluía o PCF)...

A roda verde do carro liberal

Além da ortodoxia quanto ao défice e da posição encolhida sobre os eurobonds, François Hollande desdobra-se em demonstrações de conformidade com o diktat da finança. Mesmo nos pontos programáticos mais “à esquerda”: ao prometer 150 mil novos empregos para jovens, reduz para metade a proposta do programa do PSF; os 60 mil “novos empregos na educação” são afinal movimentos no quadro, sob a condição de não gastar mais e não aumentar o número total de funcionários. Onde alguém sonhou ver o regresso da social-democracia europeia, o programa de Hollande apenas deixa o silêncio sobre aumentos dos salários baixos ou das pensões.

Só por si, esta “resposta à crise” já seria bastante penosa para quem quisesse explicar a aliança dos Verdes a este programa. Mas se virmos o que diz Hollande nos capítulos do nuclear e da defesa, a coisa torna-se “deplorável”, nas palavras de Jean-Luc Mellenchon, o candidato da Frente de Esquerda.

Os Verdes fundaram-se sobre o princípio da saída do nuclear e da recusa do militarismo. Mas hoje, em troca da reserva de algumas circunscrições nas eleições legislativas, apoiam um candidato socialista que garante que “o orçamento da Defesa não será utilizado como uma variável de ajustamento”. Por outro lado, um ano depois da catástrofe de Fukushima, François Hollande recusa a mínima referência ao abandono do nuclear, limitando-se a prometer a redução da produção desta energia de 75% para 50% do total… em 2025. A decadência dos Verdes é sintetizada por Hollande na questão armamento atómico: “eu serei o garante da capacidade de dissuasão nuclear da França”.

Durante a sua visita a Londres, François Hollande assegurou que a sua visão da regulação dos mercados financeiros não vai além daquela que Barack Obama anunciou ao Congresso dos Estados Unidos: "pode dizer-se que eu e Obama temos os mesmos conselheiros".

Aqueles que se encantaram com a campanha eleitoral de Obama e depois acordaram com a sua gestão da crise, podem hoje olhar para a equipa económica de Hollande (orador menos competente) para ver quem vai mandar no dia seguinte. Entre os seus principais conselheiros económicos está muita da fina flor do poder financeiro francês que dirigiu a crise europeia até agora: Elie Cohen, administrador no grupo EDF - Electricidade de França), Jean-Hervé Lorenzi (administrador dos seguros BNP Paribas e da Companhia financeira Rothschild), Emanuel Macron (Banco Rothschild), Stéphane Boujnah (patrão do Santander França), Jean-Paul Fitoussi (presidente da sub-comissão da Comissão da ONU sobre a reforma do sistema monetário e financeiro e administrador da financeira italiana Sanpaolo IMI, da Telecom Italia e da Banca Sella).

Nada mau, para quem parte em campanha contra o poder financeiro. No que depender destas figuras e do candidato que “aconselham”, o anúncio da ressurreição da social-democracia é um pouco exagerado. Como sempre, os povos da Europa dependem totalmente da sua capacidade de luta. Só uma nova relação de forças social pode refundar a Europa e, nesse processo, a própria esquerda europeia.

segunda-feira, 19 de março de 2012

La masacre en Afganistán no fue locura

Robert Fisk
The Independent

Empieza a cansarme este cuento del soldado demente. Era predecible, por supuesto. No bien el sargento de 38 años que masacró el domingo pasado a 16 civiles afganos, entre ellos nueve niños, cerca de Kandahar, regresó a su base, ya los expertos en defensa y los chicos y chicas de los centros de pensamiento anunciaban que había enloquecido. No era un perverso terrorista sin entrañas –como sería, desde luego, si hubiera sido afgano, en especial talibán–, sino sólo un tipo que se volvió loco.

Esa misma tontería se usó para describir a los soldados estadunidenses homicidas que perpetraron una orgía de sangre en la ciudad iraquí de Haditha. Con la misma palabra se describió al soldado israelí Baruch Goldstein, quien masacró a 25 palestinos en Hebrón, algo que hice notar en este mismo periódico apenas unas horas antes de que el sargento enloqueciera de pronto en la provincia de Kandahar.

Al parecer enloqueció, anunciaron periodistas. Un hombre “que probablemente había sufrido algún colapso (The Guardian)”, un soldado rufián (Financial Times) cuyo disturbio (The New York Times) fue sin duda (sic) perpetrado en un rapto de locura (Le Figaro).

¿De veras? ¿Se supone que creamos eso? Claro, si hubiera estado loco por completo, nuestro sargento habría matado a 16 de sus compañeros estadunidenses. Habría asesinado a sus camaradas y después prendido fuego a los cuerpos. Pero no, no mató a estadunidenses; escogió matar a afganos. Hubo una elección. ¿Por qué, entonces, mató a afganos?

Existe una pista interesante en todo esto, la cual no hubiera aparecido en los informes de los medios. De hecho, la narración de los hechos ha sido curiosamente lobotomizada –censurada, incluso– por quienes han tratado de explicar la atroz masacre en Kandahar. Recordaron la quema de ejemplares del Corán –cuando soldados estadunidenses en Bagram los arrojaron a una hoguera– y las muertes de seis soldados de la OTAN, dos de ellos estadunidenses, que vinieron después. Pero vuélenme en pedazos si no olvidaron –y esto se aplica a todas las notas informativas sobre la reciente matanza– una declaración notable y sumamente significativa del comandante en jefe del ejército estadunidense en Afganistán, el general John Allen, hace exactamente 22 días. De hecho, fue una declaración tan inusitada que recorté las palabras en mi periódico matutino y puse el recorte en mi maletín para referencia futura.

Allen dijo a sus hombres: Ésta no es la hora de la venganza por las muertes de los soldados estadunidenses muertos en los disturbios del jueves. Les advirtió que debían resistir cualquier urgencia que sientan de devolver el golpe, luego de que un soldado afgano dio muerte a los dos estadunidenses. “Habrá momentos como éste en que estarán ustedes buscando el significado de estas muertes –continuó–. Momentos como éste, en que sus emociones serán gobernadas por la rabia y el deseo de desquite. Ésta no es la hora de la venganza; es la hora de mirar al fondo de su alma, de recordar su misión, recordar su disciplina, recordar quiénes son ustedes.”

Fue un llamado extraordinario, viniendo del comandante en jefe de Estados Unidos en Afganistán. El general se vio precisado a decir a su ejército, supuestamente bien disciplinado, profesional, de élite, que no cobrara venganza en los afganos a los que supuestamente está ayudando/protegiendo/educando/adiestrando, etc. Tuvo que decir a sus soldados que no cometieran asesinatos.

Sé que los generales decían esas cosas en Vietnam. Pero, ¿en Afganistán? ¿Han llegado las cosas a ese extremo? Me temo que sí. Porque, por mucho que me disgustan los generales, he tratado con muchos de ellos en persona y, en general, tienen una idea bastante acertada de lo que ocurre en sus filas. Y sospecho que el general John Allen ya había sido advertido por sus oficiales de que sus soldados estaban furiosos por las muertes que vinieron después de la quema de los ejemplares del Corán y tal vez habían decidido emprender una escalada de venganza. Por eso trató de un modo tan desesperado –en una declaración tan impactante como reveladora– de prevenir una masacre exactamente como la que ocurrió el domingo pasado.

Sin embargo, ese mensaje fue borrado por completo de la memoria de los expertos cuando analizaron esa matanza. No se permitió en sus relatos ninguna alusión a las palabras del general Allen, ninguna referencia, porque, desde luego, eso habría sacado a nuestro sargento del grupo de los enloquecidos y le habría dado un posible motivo para la masacre. Como de costumbre, los periodistas tuvieron que meterse a la cama con los militares para procrear un demente y no un asesino. Pobre tipo: andaba mal de la cabeza. No sabía lo que hacía. No es extraño que lo hayan sacado de Afganistán tan rápido.

Todos hemos tenido nuestras masacres. Ahí está My Lai, y nuestro propio My Lai británico, en una aldea malaya llamada Batang Kali, donde los guardias escoceses –envueltos en un conflicto contra despiadados insurgentes comunistas– asesinaron a 24 indefensos trabajadores del hule, en 1948. Claro, se puede aducir que los franceses en Argelia fueron peores que los estadunidenses en Afganistán –se dice que una unidad francesa de artillería desapareció a 2 mil argelinos en seis meses–, pero eso es tanto como decir que somos mejores que Saddam Hussein. Cierto, pero vaya parámetro de moralidad.

De eso se trata todo esto. Disciplina. Moralidad. Valor. El valor de no matar en venganza. Pero cuando uno va perdiendo una guerra que finge estar ganando –me refiero a Afganistán, por supuesto–, supongo que eso es esperar demasiado. Parece que el general Allen perdió su tiempo.

sábado, 17 de março de 2012

El horror y las heridas de la interminable guerra en Afganistán

Amy Goodman
Democracy Now!


Quizá nunca sepamos qué fue lo que llevó a un sargento del Ejército estadounidense a salir de su base en Afganistán en medio de la noche y asesinar al menos a 16 civiles en sus hogares, entre los que se encuentran nueve niños y tres mujeres. La masacre ocurrida cerca de Balambai, en Kandahar, Afganistán, conmovió al mundo entero e intensificó los pedidos de que se ponga fin a la guerra más larga en la historia de Estados Unidos. El ataque fue calificado de 'trágico', y por supuesto que lo es. Pero cuando los afganos atacan a las fuerzas estadounidenses se habla de “terrorismo”. Esta es, quizá, la mayor incoherencia de la política estadounidense que impone la democracia a punta de pistola y combate el terrorismo con terrorismo.

“Fui yo”, dijo el supuesto asesino múltiple cuando regresó a la base militar de las afueras de Kandahar, la ciudad del sur denominada “el corazón del Talibán”. Se informó que habría dejado la base a las 3 de la madrugada y habría caminado hacia tres casas vecinas, donde mató sistemáticamente a quienes se encontraban dentro. El agricultor Abdul Samad no estaba en su casa en el momento de la matanza. Su esposa y sus ocho hijos e hijas fueron asesinados. Algunas de las víctimas fueron apuñaladas, otras fueron incineradas. Samad le dijo al New York Times: “Nuestro gobierno nos dijo que regresáramos al pueblo y luego dejan que los estadounidenses nos maten”.

La masacre sucedió luego de las multitudinarias manifestaciones contra la quema de copias del Corán por parte de las fuerzas armadas estadounidenses, que a su vez siguió a la publicación de un video que muestra a infantes de marina estadounidenses orinando sobre cadáveres afganos. Dos años antes, un “equipo de la muerte” integrado por soldados estadounidenses —también cerca de Kandahar— había asesinado a civiles afganos por deporte. Los soldados posaron en fotos horribles junto a los cadáveres mientras mutilaban sus dedos y otras partes del cuerpo como si se tratara de trofeos.

En respuesta a la masacre, el Secretario de Defensa, León Panetta, profirió una serie de clichés, entre ellos el de recordarnos que “la guerra es un infierno. Este tipo de sucesos e incidentes van a continuar sucediendo. Han sucedido en todas las guerras. Son sucesos horribles y no es la primera vez que suceden acontecimientos de este tipo y probablemente no sea la última”. Panetta visitó esta semana el campamento Leatherneck en la provincia de Helmand, cerca de Kandahar, en el marco de una visita previamente programada cuya fecha coincidió casualmente con los días posteriores a la masacre. Los 200 infantes de marina invitados a escuchar el discurso de Panetta fueron obligados a dejar sus armas fuera de la carpa. NBC News informó que dichas instrucciones son “bastante inusuales”, ya que a los infantes de marina se les ordena que siempre tengan sus armas en mano en una zona de guerra. A su llegada a Afganistán, una camioneta robada cruzó la pista de aterrizaje a toda velocidad en dirección al avión donde se encontraba Panetta y el conductor salió de la cabina en llamas, en lo que pareció tratarse de un ataque.

La violencia no solo azota en la zona de guerra. En Estados Unidos, las heridas de la guerra se manifiestan en formas cada vez más crueles. El sargento de 38 años que habría cometido la masacre procedía de la Base Conjunta Lewis-McChord, un centro militar en expansión cerca de Tacoma, Washington, que fue descrito por el periódico militar Stars and Stripes como “la base más problemática de las fuerzas armadas” y más recientemente, como una base “al límite”. 2011 fue el año en que se registró el mayor número de suicidios de soldados en esa base, de donde también procedía el “equipo de la muerte”. El Seattle Times informó este mes que un equipo de psiquiatría forense que supervisó al Centro Médico Madigan de la base Lewis-McChord revirtió inexplicablemente el diagnóstico de trastorno por estrés postraumático a 285 pacientes. La decisión está siendo investigada debido a preocupaciones de que fue tomada en parte para evitar pagarle la atención médica del Ejército a quienes cumplían con los requisitos para recibirla.

Kevin Baker también era un sargento del ejército de Estados Unidos apostado en Fort Lewis. Tras haber combatido dos veces en Irak se negó a ir una tercera vez luego de que le negaran el diagnóstico de trastorno por estrés postraumático. Comenzó a organizar una campaña para reclamar el regreso de los soldados a Estados Unidos. Me dijo: “Si un soldado es herido en el campo de batalla durante el combate y se está desangrando y un oficial ordena que esa persona no reciba atención médica y eso le cuesta la vida al soldado, ese oficial sería declarado culpable de abandono de funciones y posiblemente de homicidio. Cuando eso sucede en Estados Unidos, cuando eso les sucede a los soldados que buscan ayuda y los oficiales ordenan que no haya un diagnóstico claro de trastorno por estrés postraumático y básicamente les niegan esa ayuda, una verdadera ayuda psicológica, y el soldado termina sufriendo internamente al punto de quitarse su propia vida o la de otra persona, entonces los oficiales y las Fuerzas Armadas y el Pentágono deberían ser responsabilizados de estas atrocidades.”

Si bien es demasiado tarde para salvar a la familia de Abdul Samad, quizás el grupo de Baker, March Forward, junto con la “Operación Recuperación” de los Veteranos de Irak Contra la Guerra (que aboga por prohibir que soldados que ya sufren trastorno por estrés postraumático sean enviados a combatir) puedan ayudar a poner fin a la desastrosa y atroz ocupación de Afganistán.

quarta-feira, 14 de março de 2012

Edgar Morin: "Los indignados denuncian; no pueden enunciar"

José María Ridao
El País

“Es la primera vez que mis libros se convierten en best-sellers”, dice Edgar Morin (París, 1921) en el jardín de la Embajada de Francia, donde ha querido aprovechar una tarde primaveral en Madrid. Junto a Stéphane Hessel, Morin se ha convertido en uno de los autores de referencia para los movimientos que han protestado en diversas partes del mundo contra la corrupción y la degradación de los sistemas democráticos.

Se volvía a hablar de la ausencia, incluso de la traición de los intelectuales, y, sin embargo, Hessel y usted…

La palabra indignación que empleó Hessel ha servido de catalizador. En un clima general de resignación y de impotencia como el que existía, ha provocado una reacción, un despertar. El de los indignados es un movimiento interesante. No son revolucionarios, son rebeldes que representan una contestación, una protesta.

¿Cuánto tiempo podrá mantenerse?

El sentimiento de indignación entre los jóvenes está en su primera etapa. En algunos países árabes han abatido el principal obstáculo, que eran los tiranos. El problema es que carecen de un pensamiento, de una vía para el momento inmediatamente posterior. Es lo mismo que ha sucedido en España y otros lugares. Los indignados hacen críticas justas, denuncian pero no pueden enunciar.

Los jóvenes árabes se levantaron contra una tiranía real; en el caso de los indignados parece más bien metafórica.

El contexto es diferente. En el caso de la primavera árabe los tiranos eran individuales, pero no hay que olvidar que detrás de ellos estaba la corrupción. Y es contra la corrupción y contra la tiranía del dinero contra lo que se han levantado los indignados occidentales. Es un rasgo en común que no impide advertir las diferencias.

En algunos países donde han tenido lugar protestas de los indignados han triunfado electoralmente partidos conservadores.

Con indignados o sin ellos, la crisis habría acabado con el Gobierno de Zapatero. El movimiento de los jóvenes debe considerarse como un síntoma, y se están acumulando múltiples síntomas de la crisis que atraviesa Europa. En Grecia, una política económica impuesta ha desencadenado una cólera que va más allá de la simple indignación. En Hungría, por contemplar otro ejemplo, está fraguando un neoautoritarismo nacionalista.

La crisis, entonces, no es solo económica.

La crisis económica se introdujo en una crisis general debida a la globalización, a la occidentalización. Es una crisis general de la humanidad. Ese era el contexto donde se desencadenó, además, una crisis económica. La gravedad de esta última no debería enmascarar la profundidad de la otra.

Su último libro, escrito con Stéphane Hessel, El camino de la esperanza, propone entre otras cosas la refundación del capitalismo.

El capitalismo no es eterno pero tampoco está muerto. Se ha transformado, consagrando la hegemonía del capitalismo financiero. Se trata de poner fin a esa hegemonía, que es la del dinero, la del beneficio, la de lo cuantitativo. En su último libro, Rocard confiesa haber disfrutado de varios momentos de felicidad en su vida; ninguno de ellos tiene relación con el dinero. Es verdad que la política no puede producir la felicidad ni el amor, pero puede establecer que merece la pena perseguir esos objetivos. El presidente de Ecuador, Correa, lo ha expresado mediante la idea del bien vivir.

También ha intentado cerrar el diario El Universo.

Tanto como he apreciado su idea del bien vivir o su intento de crear un turismo de conciencia y de responsabilidad, alejado de la banalidad, cuestiono su actitud hacia un periódico que le critica.

¿Qué valor concede a las instituciones democráticas?

Es preciso revitalizar la democracia, recuperar la confianza de los ciudadanos en el sistema y en los cargos electos. La sensación es que se marcha en el sentido contrario. En cuanto a las instituciones, y aunque se diga que la fórmula del bienestar está agotada, el Estado tendría aún un papel que desempeñar. Podría apoyar a las empresas que persiguen un interés público, un interés socializado, cultural…

Pero esas políticas necesitan recursos.

Hay formas de ahorrar que no tienen que ver con el despido de funcionarios o medidas similares, sino que combaten la burocratización generalizada del Estado y las empresas. Es necesaria una política que contemple el conjunto de los sectores e identifique aquellos que pueden ser productores de futuro. Claro que existe el problema de la deuda, pero no podemos quedar prisioneros de él.

Sin embargo, una cosa es el diagnóstico y otra la solución.

Lo que yo escrito en La vía es un diagnóstico: si continuamos así, vamos hacia la catástrofe. La degradación de la atmósfera, el desarrollo de las armas nucleares, el fanatismo, todo esto nos conduce hacia la catástrofe. Es lo probable. Pero hay ocasiones en las que se ha producido lo improbable. No pretendo ser un mesías que anuncia la salvación, digo sencillamente que lo improbable es posible. Lo digo porque lo he vivido: en 1941, la victoria alemana parecía inevitable.

¿Cómo ve usted la catástrofe?

No la veo, no sé decir ni cuándo ni cómo tendrá lugar, ni si serán catástrofes en cadena o un apocalipsis. Pero si un sistema no es capaz de resolver sus problemas fundamentales, o bien se precipita en la barbarie, o bien se transforma para encontrar respuestas nuevas.

Esa es la esperanza de la que ha venido a hablar en Madrid.

Una esperanza que está ligada a la desesperanza.

terça-feira, 13 de março de 2012

Gaza: masacre invariable

Editorial
La Jornada

Durante estos días, un enésimo episodio del conflicto palestino-israelí ha cobrado decenas de vidas, casi todas de habitantes de la sitiada Gaza. La causa inmediata de la escalada ha sido el lanzamiento de misiles caseros sobre territorio israelí por grupos palestinos disidentes del gobierno local –en manos de Hamas–, que rechazan cualquier acuerdo entre esa representación y el régimen de Tel Aviv, en el contexto de las negociaciones para intercambiar un soldado israelí cautivo en Gaza por un millar de palestinos presos en Israel.

Como es característico en ese añejo conflicto, la desproporción de medios bélicos arroja un saldo de víctimas también desproporcionado: un muerto y cuatro heridos israelíes y al menos 24 palestinos fallecidos, entre combatientes y civiles. En estos días, a decir de Tel Aviv, los disidentes árabes han lanzado cerca de 40 cohetes artesanales sobre localidades israelíes. La mayoría de los proyectiles han sido destruidos en vuelo por los avanzados sistemas antimisiles de que dispone el Estado hebreo; éste, en cambio, ha emprendido ataques aéreos sobre la sobrepoblada franja y responsabiliza a Hamas por cualquier ataque lanzado desde ella.

La circunstancia pone de relieve una tercera inequidad: la que implica exigir a la dirgencia de un territorio devastado por la agresión militar y el bloqueo económico inmisericorde que contenga la exasperación de la población y ejerza sobre ella el control demandable a un gobierno constituido en pleno uso de sus atributos. El lanzamiento de misiles caseros sobre Israel es condenable por cuanto van inexorablemente dirigidos contra la población civil, pero otro tanto puede decirse de los bombardeos israelíes, perpetrados no por grupos clandestinos y autónomos, sino por una institucionalidad política de la que cabría esperar contención y la lucidez requerida para entender que cada nuevo ataque sobre Gaza es, a su manera, la siembra de futuros atentados contra localidades israelíes.

En efecto, ninguna de las mortíferas incursiones israelíes contra los territorios palestinos ocupados ha logrado erradicar el peligro en que se encuentran los pobladores de algunas regiones de Israel de ser blanco de ataques de organizaciones palestinas. No lo consiguió ni siquiera la criminal operación Plomo Fundido, lanzada contra Gaza en diciembre de 2008 y enero del año siguiente, la cual causó la muerte de más de mil 400 habitantes de ese territorio, 960 de ellos civiles y 320 menores de edad.

Salvo el exterminio de los palestinos, la única manera de poner fin a la añeja confrontación consiste en reconocer los derechos nacionales de un pueblo desterrado, masacrado, explotado y saqueado, otorgar compensaciones a los descendientes de los árabes que fueron despojados de sus tierras y hogares en el curso de la conformación del actual Israel en el viejo protectorado británico de Palestina, y permitir la constitución de un Estado en los territorios ocupados por Tel Aviv en 1967: Cisjordania, Gaza y la porción oriental de Jerusalén, la Al Qods palestina. De esta manera se daría cumplimiento a las resoluciones 242 y 338 de la Organización de Naciones Unidas. En tanto la clase política israelí no adopte ese camino, seguirá exponiendo a su población a los ataques palestinos y degradándose a sí misma en el atropello al derecho internacional, al sentido común y a los principios humanitarios más elementales.

segunda-feira, 12 de março de 2012

Trampas ideológicas de los pachamámicos

Andrés Soliz Rada
Rebelión

Presentarse como los únicos defensores del medio ambiente y exclusivos portadores de un nuevo modelo de convivencia humana es el recurso favorito de los Pachamámicos o indigenistas a ultranza. A partir de su auto alabanza, se sienten con derecho a coadyuvar en la destrucción de Estados nacionales no consolidados, en contubernio con los centros de poder mundial. No importa que existan tantas corrientes ultra indigenistas como ideólogos que las defienden. En el momento de cobrar emolumentos del capitalismo, se olvidan que la única coincidencia de todas las culturas precolombinas fue justamente la de no haber accedido a la propiedad privada. Hablan del “rescate de usos y costumbres”, sin aclarar si se trata de usos y costumbres actuales, de hace 100, 200 ó 500 años. ¿O es que estos se mantuvieron estáticos? Tampoco les interesa precisar los datos históricos. Raúl Prada, uno de los portavoces de los pachamámicos nativos, ya advirtió que ante la imposibilidad de reconstruir el pasado de los pueblos andinos (porque no tenían escritura), se debía recurrir a la “imaginación de los antropólogos”.

La invocación a la “identidad indígena” abarca todos los matices imaginables. Veamos uno de ellos: Félix Patzi, primer Ministro de Educación de Evo Morales y uno de los más influyentes ideólogos aymaras, sostiene que “la identidad indígena aquí en Bolivia está definida más a partir de la continuidad biológica, no a partir de contenidos culturales. En los contenidos culturales, este indígena es totalmente moderno. Ha acoplado operacionalmente toda la globalización, toda la modernidad. Hoy el indígena no habla un idioma (nativo), entonces no puede medirse al indígena a partir del idioma. Ni puede medirse a partir de su poncho o vestimenta, ni a partir de su vivienda, ni a partir de su música. El indígena hoy es rapero, rockero, está en la discoteca, con sus cabellos parados, ese es el indígena de hoy. El indígena de hoy no puede ni siquiera autodefinirse. En términos de autodefinición, puede hasta autodefinirse como mestizo, y se autodefine como mestizo (ya que), nadie puede definirse como indio ni como indígena” (Fundación Comunidad: “El Cambio del Péndulo Político en América Latina”. La Paz-Bolivia, 2008)

Entender la identidad indígena a partir de “continuidades biológicas”, es decir del color de la piel, es una evocación al nazismo. Es subjetivo, inclusive en Bolivia, ya que el 70 % de su población habita en ciudades, en las que se mezclan a diario orígenes y culturas. No obstante, todo lo que divide, enfrenta y fractura es bueno para los Pachamámicos. El invento de 36 naciones precolombinas en la Nueva Constitución Política del Estado (NCPE), del año 2009, con sus 36 cosmovisiones, 36 territorios ancestrales imposibles de delimitar, y 36 sistemas de justicia, ha provocado un irremediable caos institucional, alimentado también por quienes están llamados a contenerlo. Tal el caso de “Cambio”, “El Periódico del Estado Plurinacional de Bolivia”, que dedica su editorial del 04/03/12, al enfrentamiento que sostienen las comunidades de Coroma (Potosí) y Quillacas (Oruro), en el que, de acuerdo al matutino, “los combates datan de 1830”, según un “documento militar” (¿Por qué el editorialista no tiene la honestidad de precisar la fuente?)

Añade que ambos pueblos están embarcados en una guerra total desde hace 181 años. Su objetivo es la “aniquilación del adversario”, en batallas en las que los contrincantes “se despedazaban por vengar agravios o por disputar pedacitos de tierra estéril”. Las palabras “rencor”, “enemigo”, “venganza” afloran en el irresponsable editorial oficialista. ¿No corresponde a un periódico del Estado allanar conflictos en lugar de difundir sus ángulos más morbosos? El poder mundial ha cumplido en Bolivia su mejor tarea. Aquí las poblaciones se han convertido en pueblos. Los límites en fronteras. Las tierras en territorios. Los adversarios en enemigos. Las nacionalidades en naciones. Los combatientes ya no desean sólo acuerdos sino “tratados”. ¿Qué otro resultado podía tener el haber proclamado el derecho de libre determinación, que abarca también a pueblos nómadas? Tal vez lo más grave resida en que la NCPE ha creado derechos a los que ningún pueblo indígena, región o comunidad agraria está dispuestos a renunciar, razón por la que los considera irreversibles. Las ONG vigilan para que ello ocurra, las que observan con indiferencia la inexistencia de seguridad jurídica, acompañada por crueles linchamientos (¿“La Pena de Muerte o la Muerte de Pena”?. Editorial de “El Nacional”, Tarija, 09/03/12).

La óptica de Alvaro García Linera

En declaraciones a “La Jornada”, de México, el Vicepresidente Álvaro García Linera (AGL) sostiene que, gracias al gobierno de Evo Morales, los indígenas que estaban predestinados a ser siervos o asalariados, ahora son legisladores, magistrados, ministros y, uno de ellos, Jefe del Estado. AGL cosecha en beneficio del gobierno un largo proceso de resistencia que se inició hace 500 años y que fue obteniendo logros sucesivos, que alcanzaron, con la Revolución Nacional, de 1952, el voto universal, la reforma agraria y la eliminación del pongueaje (servidumbre de la gleba).

Pese a lo anterior, la Revolución del 52, no había llegado al oriente boliviano, donde más bien hubo una expansión de propiedades agrarias y agro industrias, que engendró una oligarquía a la que se insertaron provocadores separatistas. Con Evo, esa Revolución llegó por fin a Santa Cruz, de manera que, desde su ascenso al gobierno, la palabra de los terratenientes ya no es la única en la región. Ahora existe la voz de sus intelectuales comprometidos con el país, de los migrantes collas y la de sus pueblos originarios. Infelizmente, esta cruzada patriótica fue llevada a cabo mediante un indigenismo excluyente, que no tuvo en cuenta la demanda de unidad nacional.

AGL se resiste a ver la realidad cotidiana (observada por Patzi), que muestra cómo en una sola persona conviven diversos mestizajes, que se presentan simultáneamente. Se trata, en realidad, de la afirmación de lo indo mestizo. A manera de ejemplo, una persona puede sentirse al mismo tiempo quechua, cochabambino, boliviano y latinoamericano, sin problema de identidad de ninguna naturaleza. El vicepresidente, por su parte, afirma, sin ningún respaldo fáctico, que existe una “expansión de lo comunitario urbano”, lo que no sucede ni en Cuba, donde, infelizmente, el ideal de Ernesto Ché Guevara de avanzar en la retribución de incentivos morales, está dando paso a formas crecientes de propiedad privada. El uso de palabras sin contenido sirve al entrevistado para asegurar que el “proceso boliviano” marcha ahora por la senda del “post capitalismo y el “post neoliberalismo”, sin explicar el alcance de estas expresiones. El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) pretende que no se incluya la posibilidad de declararse boliviano en el censo de población y vivienda del presente año, sometiéndose, de esta manera, a las presiones del sacerdote catalán Xavier Albó y de AGL. Imaginemos lo que ocurriría en España si se pretendiese eliminar la posibilidad de declararse español, a fin de auto identificarse sólo como gallego, castellano, andaluz o valenciano.

La NCPE no ha impedido que el país siga siendo un territorio vacío para las oligarquías vecinas. Fue el propio AGL quien propició la legalización de 110.000 vehículos obsoletos que ingresaron de contrabando desde la frontera chilena y que están atorando las ciudades e incrementando el deterioro del medio ambiente. Chile, con una simple táctica dilatoria, logra que las aguas de las vertientes del cantón Quetena (Silala) le beneficien gratuitamente, desde hace más de un siglo. Bolivia está más cerca de conquistar Júpiter que de lograr que le devuelvan su cualidad marítima. AGL falta a la verdad cuando dice que el país ha recobrado el control de sus recursos naturales y que marcha por el camino de la industrialización. Silencia que el gas boliviano está siendo industrializado en San Pablo desde hace 23 años y que esta situación se mantendrá gracias a una adenda al contrato, de diciembre de 2009, por la que Bolivia continuará vendiendo gas al Brasil con 9.400 kilo calorías en lugar de entregar sólo metano (8.900 kg), es decir con un plus de licuables que logrará que el poderoso vecino sea autosuficiente en fertilizantes desde el 2015, en tanto que Bolívia será reatado con la prolongación del contrato por otros 20 años.

La comercialización del gas a la Argentina tiene similares características. Las petroleras, mediante acuerdos con los guaraníes, en cuyo territorio se hallan los mega campos de gas, está en condiciones de inviabilizar la industrialización del hierro del Mutún y del litio del salar de Uyuni, así como la construcción de gasoductos internos. El indigenismo garantiza ahora que las reservas de gas estarán, como hasta ahora, destinadas a la exportación. El Estado “pluri nacional” se está convirtiendo en sinónimo de tergiversaciones. Habla de antiimperialismo y entrega el control de las reservas monetarias internacionales a Bancos de Europa y EEUU, a un interés de menos del 0.25 % anual, los que, a su vez, usan esos recursos en empresas que fabrican armas nucleares. Habla de soberanía y se somete a la presión de EEUU para enviar soldados a Haití, como parte de tropas de Naciones Unidas. Enarbola la defensa ambiental y deja que la empresa minera San Cristóbal saquee los recursos hídricos. Tolera el incremento de la fabricación de cocaína, al no impedir la proliferación de cultivos de coca, pese a que en la obtención de la pasta básica el uso de precursores químicos envenena el agua de los ríos.

Los Estados periféricos y los indignados

Los Estados nacionales no consolidados tienen importantes coincidencias con los movimientos de indignados que emergieron en EEUU, Europa y los países árabes. En todos ellos se quiere rescatar la política y el poder estatal de manos de los banqueros y de sus paraísos fiscales, de los traficantes de drogas y de los fabricantes de armas nucleares y convencionales. Esos mismos Bancos financian, a través de sus ONG, a los pachamámicos. Los Estados nacionales periféricos y los indignados buscan conciliar los derechos humanos individuales con los colectivos. En América Latina, el derecho colectivo más importante sigue siendo la autodeterminación de los pueblos que ha permitido en el pasado y permite ahora defender su soberanía y recursos naturales. Pero Latinoamérica valora también los derechos humanos individuales, ya que esa conquista de la humanidad, que tuvo sus mayores expresiones en la Revolución francesa y en la independencia de EEUU, hizo posible enfrentar a dictaduras genocidas, amparadas también por transnacionales y el Pentágono norteamericano.

En la periferia del Planeta, se necesita reflexionar sobre los puntos de equilibrio entre la preservación del medio ambiente y el desarrollo sustentable, socialmente justo y ambientalmente correcto (como dicen los documentos de Río+20), que proteja a la madre tierra, pero que, al mismo tiempo, impida que millones de niños, carentes de salud y educación, continúen muriendo de hambre y de sed por falta de caminos y oportunidades económicas. La defensa del ser humano no es antagónica con la socio-biodiversidad, pese a que, en opinión del canciller Choquehuanca, las hormigas valen más que la especie humana. En América Latina, se requiere, preservar, sin necesidad de fundamentalismos, los idiomas nativos, los saberes medicinales, los tejidos y las cosmovisiones destinadas a enriquecer el patrimonio cultural y político de nuestros países y de la Nación continente. La América morena puede y debe ser el espacio en el que sus hombres y mujeres esbocen alternativas al capitalismo y propugnen un socialismo propio, impregnado de respeto a la naturaleza y al ser humano.