Nueva Izquierda
El día internacional de la Mujer Trabajadora se instauró a principio del siglo pasado para recordar la lucha por la que las mujeres en el mundo tuvieron que pasar para llegar a obtener una igualdad de derecho que las reconociera ante las condiciones de trabajo que se vivían en ese entonces. Sin embargo, ya para principio de 1900 esta era una demanda antigua; desde la época de la Revolución Francesa la necesidad de mayor participación en las decisiones públicas y el reconocimiento en esta esfera de la mujer como partícipe activo dentro de la sociedad había movido a las ciudadanas de Paris a una marcha para reclamar el derecho a sufragio.
Hace más de cien años, en 1911 se celebró el día de la mujer trabajadora en Estados Unidos. Unas semanas después de celebrado ese primer 8 de Marzo, el peso de la tragedia de la fábrica de camisas Triangle en Nueva York permitió que las demandas por mejores condiciones laborales cobraran un matiz mucho más profundo; la igualdad en términos de preparación profesional, sueldo y condiciones de trabajo no bastaron. Esto se vio reflejado con el avance durante el siglo hacia la necesidad de mayor participación en el ámbito político, en la posibilidad de representar a otros hasta la erradicación de la violencia sexual y la contemplación de derechos plenos de derechos sexuales y reproductivos. Este 8 de Marzo de 2012 llega mostrándonos los increíbles avances que se han realizado en temas de igualdad de género, pero poniendo alerta en todo lo que tanto a nivel mundial como en Chile, hace falta para llegar a establecer la igualdad entre hombres y mujeres.
En el último informe de ONU-Mujeres sobre el progreso de las mujeres en el mundo, podemos ver las desigualdades que se replican sólo por nuestra condición de nacer con sexo femenino; 60 de los 194 países que asumieron la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CDAW) tienen restricciones en temas de derechos reproductivos y sexuales para la mujer; el 53% de las mujeres que trabajan en el mundo lo hacen en empleos vulnerables, inseguros, fuera del ámbito del control de leyes laborales o mal pagados; de las mujeres que trabajan, el 38% dice no tener posibilidad de decidir en qué se gasta el sueldo que ganan, dato que es más alarmante al introducir la relación directa entre configuración de la pobreza y la situación de las mujeres –realidad tomada en cuenta en los Objetivos del Milenio de la ONU donde se especifica la proliferación de hogares monoparentales y la necesidad de plantear programas con una visión de género para lograr la erradicación de la pobreza. Hoy estamos a casi tres años para llegar a la fecha de evaluación del logro de estos objetivos y muchos de ellos si bien han avanzado, muestran una considerable inequidad interna con respecto a este enfoque.
El problema es en las incapacidades demostradas en atacar prejuicios y creencias que están mucho más intrínsecamente insertas en nuestro diario vivir de lo que creemos. Nuevamente en el último informe de la ONU podemos ver que el nivel de ratificación de la CDAW es uno de los más alto del órgano internacional (194 países), pero también el que incluye mayores reservas en su aplicación (60 países), observaciones planteadas específicamente en el artículo 16 con respecto a los derechos a igualdad de la mujer con respecto al matrimonio y la familia- Chile si bien está suscrito a la Convención sin reservas hechas, este no ha sido ratificado lo que no ha hecho posible su aplicación en la legislación interna. A modo de ejemplo, esta semana hemos visto los resultados de la campaña del SERNAM contra la violencia de la mujer; en Chile las denuncias por violencia doméstica contra la mujer ha aumentado porque la mayoría de la política para la eliminación de este tipo de violencia ha estado en la publicidad y no en la atención a víctimas, en dar a conocer los mecanismos para hacer una denuncia o los pasos a seguir en caso de ser víctima de violencia familiar. Es más, muchos hogares de acogida que recibían a mujeres víctima de violencia familiar han cerrado por falta de financiamiento.
Por estos datos, que nos muestran una fotografía de la realidad en la cual las mujeres del mundo, y en específico, las mujeres chilenas, nos encontramos insertas es que este 8 de Marzo debemos plantearnos la manera de erradicar las desigualdades pues es uno de los caminos para lograr mejorar las condiciones de toda la sociedad. La participación en los espacios públicos como mujeres, trabajadoras y parte importante en la construcción de sociedad debe reflejar el afán crítico que necesitamos para mejorar las condiciones de todas las mujeres de nuestro país, cuestionando aquellas ideas que siempre concebimos como reales pero que sólo son el reflejo de un estatus quo que se mantuvo para el beneficio de unos cuantos.
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