Black Agenda Report
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, los EEUU han sido la potencia extranjera dominante en África. Entre 1.950 y 1.989, África ha sido el objetivo de más de 1.500 millones de dólares en ayuda militar estadounidense. La administración Clinton elevó la militarización de África a unos niveles sin precedentes, suministrando enormes cantidades de armas, entrenamiento y otras ayudas de tipo militar a 50 de los 53 países de África. El régimen de Bush fue más allá en la escalada de suministros militares y, el 3 de octubre de 2008 inaguró AFRICOM, los ojos, oídos, boca, billetera y pie del Pentágono en el continente africano.
Como Asad Ismi y Kristin Schwartz cuentan en Ravaging of Africa: “África es la región más devastada por la guerra en todo el mundo, con conflictos armados activos en nueve países: Etiopía con Somalia, guerra civil en Etiopía, Uganda, Chad, Nigeria, Marruecos con el Sáhara Occidental, y Argelia. Los EEUU han suministrado armas y entrenamiento militar a los contendientes en todas estas nueve guerras. Washington ha hecho lo mismo con otras cinco guerras finalizadas en el periodo entre 2.002 y 2.006. Éstas son las largas guerras civiles en Angola, Sierra Leona, Burundi y Liberia, así como en Congo-Brazaville.”
Gracias al medio siglo vertiendo en África enormes reservas de armas por parte de EEUU, el precio de un rifle de asalto en África es varias veces más barato que en cualquier otro lugar del planeta. Los programas de asesoramiento militar de EEUU, sus armas, sus grandes corporaciones y la insistencia de EEUU por privatizar las funciones militares se pueden encontrar en cualquier lugar de África. A finales de Agosto, el comandante en jefe del AFRICOM, el general William E. “Kip” Ward, fue el ponente principal en los actos de graduación en las instalaciones de entrenamiento militar en Liberia, que son dirigidas de manera conjunta por Pacific Engineering & Architecture, filial de Lockheed-Martin, y DynCorp, que proporciona mercenarios y torturadores a Afganistán, Bosnia, Congo, Colombia, Darfur y cualquier otro lugar. AFRICOM por lo tanto, parece seguir la práctica habitual estadounidense de exigir que tanta “ayuda” militar y no militar como sea posible se gaste con las políticamente influyentes corporaciones de EEUU.
AFRICOM se diferencia de otros mandatos militares de EEUU en el exterior en que su estructura de mando está compuesta tanto por civiles como por militares a todos los niveles, y también en que AFRICOM administrará de manera abierta y directa, todos los programas civiles financiados por el Departamento de Estado de EEUU. La comandante en jefe adjunta del AFRICOM es la embajadora Mary C. Yates, y el AFRICOM se hará cargo de todos los programas civiles en África del Departamento de Estado, la USAID y de los programas en África de varias otras agencias gubernamentales civiles, lo que refleja el grado de militarización de la política estadounidense en África a todos los niveles.
En un ensayo de principios de año titulado "De que va realmente AFRICON" Daniel Volman informa acerca de una conferencia a la que asistió, de funcionarios de EEUU y africanos en la Universidad de Defensa Nacional, encaminada a mantener al AFRICOM a pleno rendimiento:
“La primera cosa interesante fue la discusión de cómo definen la misión de AFRICOM. Las presentaciones sobre este tema se basaron en presentaciones internas del Departamento de Defensa, por lo tanto fueron mucho más honestas y reveladoras del tipo de declaraciones que se hacen en los pronunciamientos públicos. La presentación citó específicamente el reto de prevenir interrupciones en la producción y exportación de petróleo africano como una de las seis principales misiones de AFRICOM, junto con hacer frente al reto de China, controlar las regiones no gobernables y el extremismo trasnacional, encargarse de la inestabilidad en el Cuerno de África, de la inestabilidad en la región de los Grandes Lagos, y encargarse de la situación en Chad/Sudán.”
“Otro par de puntos interesantes que caben destacar fueron su mención de que veían a la Joint Task Force-Horn of Africa (Fuerza de choque conjunta-Cuerno de África) -la gente que está en la avanzadilla de la implicación de los EEUU en Somalia y Etiopía- como modelo de lo que AFRICOM podría hacer en el resto del continente. Admitieron también que no han hecho ningún intento de consultar con nadie en las Naciones Unidas mientras están desarrollando el AFRICOM y realmente tampoco han consultado con nadie en África.”
“Quedaba claro por sus declaraciones que estaban muy sorprendidos y descontentos con la reacción pública de los africanos al AFRICOM y que esa era la razón por la que iban a tener que mantener la sede central del AFRICOM en Stuttgart de momento, aunque seguirán buscando un anfitrión africano y también la forma de estacionar personal del AFRICOM de una manera menos obvia y provocativa por ejemplo enviando pequeños grupos de enlace con fuerzas militares africanas seleccionadas. Quieren creer que este es simplemente un problema de relaciones públicas y que lo único que tienen que hacer es explicarse mejor. Una de las nuevas palabras de moda en el AFRICOM es “escucha activa,” es decir, pretender que te importa lo que otra gente piensa.”
El hecho de que los planificadores del AFRICOM citen a Somalia como el ejemplo que quieren extender al resto del continente es bastante instructivo. La implicación de EEUU es este desolado país desde el derrocamiento en 1991 de Siad Barre ha dado como resultado una guerra civil constante y hambrunas creadas por el hombre, todo completado por una invasión por parte de Etiopia auspiciada por EEUU que ha provocado la muerte de un millón de personas, aproximadamente una décima parte de la población de Somalia, y expulsado a otro millón de sus hogares. Casualmente, Somalia se encuentra justo al otro lado del Golfo de Aden de la península de Arabia y los Estados del Golfo, y se asienta sobre un lago de petróleo virtualmente sin explotar.
Evidentemente, mantener a África descalza, hambrienta, enferma y en guerra consigo misma es bueno por los negocios de EEUU. Durante la sangrienta guerra congolesa, en la que EEUU apoyó a los ejércitos de nueve naciones que invadieron y saquearon el Congo matando al menos a cinco millones de sus habitantes, la política de EEUU se centró en mantener el flujo de madera, oro, titanio, y otros minerales estratégicos hacia EEUU y sus aliados, fuera cual fuera el coste de vidas civiles. Al mismo tiempo, un conflicto en Darfur, con unas cifras de muertos de entre el 20 y el 15% de las del Congo ha incitado un movimiento de los dirigentes de política exterior de ambos partidos a favor de una implicación militar abierta en Darfur, quizás porque algo del petróleo de Sudán está yendo a China.
Los africanos no son tontos, y a pesar del clamor de unos pocos de los regímenes más desacreditados y desesperados del continente a favor de situar AFRICOM en sus países, probablemente como el recurso definitivo en contra de golpes de estado y revoluciones, AFRICOM aun no ha encontrado un país para su sede central. La mayoría de los gobiernos africanos temen que se les etiquete como abyectos fantoches del AFRICOM. Temen la ira de su propia gente, que es como debería ser.
Las cuestiones para los estadounidenses preocupados por las políticas del país en África son duras. La militarización de África, y de la política de EEUU respecto a África es una cuestión de consenso entre ambos partidos, sea cual sea el presidente el próximo enero. Se espera que los africanos se resistan a la extensión del “modelo” de Somalia al resto del continente. Para EEUU se trata de seguir con sus negocios habituales. La única cuestión es si los activistas de este lado del océano están preparados para de alguna manera aumentar el coste de estas políticas habituales más allá de lo que los por otra parte blindados dirigentes de EEUU están dispuestos a pagar.
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