Ana Carbajosa
El País
El movimiento islamista Hamás, que gobierna la franja de Gaza, se apresuró a clamar venganza. "Hamás continuará la resistencia hasta la última gota de sangre", sentenció su portavoz, Fawzi Barhoum, en declaraciones a la prensa en Gaza. "Todos los combatientes están llamados a responder a esta carnicería israelí", aseguró por su parte la Yihad islámica.
El bombardeo masivo, que continuaba anoche, dio lugar al día más sangriento para los palestinos de los últimos 20 años de conflicto. Y se produce después de que hace una semana expirara la tregua que el movimiento islamista Hamás e Israel pactaron el pasado mes de julio. Desde entonces, los grupos armados de la franja han lanzado decenas de cohetes sobre territorio israelí. Uno de esos proyectiles causó ayer la primera víctima mortal israelí en el sur del país desde el fin de la tregua.
La operación militar israelí comenzó sobre las once y media de la mañana, (una hora menos en el territorio español). Después se sucedieron nuevas oleadas de bombardeos. Inmensas columnas de fuego y humo marcaban el lugar del impacto. Los 30 misiles lanzados desde el aire destrozaron los edificios de las fuerzas de seguridad de Hamás, incluido uno en el que se celebraba una ceremonia de graduación de policías. El Ministerio del Interior de Gaza confirmó que todas sus instalaciones habían quedado reducidas a escombros. El jefe de la policía de Gaza, Tawfiq Jabber, murió en el ataque. Hamás cifró ayer en un centenar el número de oficiales muertos en el ataque.
El caos se apoderó ayer de las calles de Gaza a una hora en la que las mujeres salían a la compra y los niños dejaban la escuela. Un millón y medio de personas se hacinan en la estrecha franja de Gaza y cualquier ataque aéreo es susceptible de cobrarse víctimas civiles. Unos lloraban y otros rezaban mirando al cielo con los brazos abiertos. Otros corrían a socorrer a las víctimas. Anoche no había trascendido el número de civiles fallecidos en la ofensiva.
La cifra de víctimas mortales fue creciendo a lo largo del día de ayer a medida que los vecinos trasladaban los cadáveres al hospital. Hasta 80 de los cuerpos llegaron a los servicios de emergencia "en trozos", según explicaron fuentes médicas a la agencia de noticias palestina Maan. Anoche, funcionarios del Ministerio de Sanidad seguían buscando cuerpos entre los escombros. "Estamos atendiendo a la gente en el suelo, en los pasillos. No tenemos más espacio. No sabemos quién está aquí ni cuáles son los pacientes más urgentes", se lamentaba un médico del hospital Shifa a la agencia Associated Press.
Fayez Sacca, diputado del oficialista Fatah en Cisjordania informó a este diario del bombardeo de centros de detención en los que se encontraban presos miembros de Fatah, el partido del presidente palestino, Mahmud Abbas, hostigado por las fuerzas de Hamás. "No sabemos cuántos han muerto ni cuántos están heridos. La situación es caótica", relató en conversación telefónica. El presidente Abbas, enzarzado en el último año en las negociaciones de paz con los israelíes, tildó la campaña aérea de "criminal", pidió a los israelíes que paren los ataques y pidió auxilio a la comunidad internacional. Los líderes israelíes apenas salieron ayer a la palestra. La ministra de Exteriores israelí, Tzipi Livni, candidata a las elecciones del próximo febrero se limitó a declarar que el ataque suponía una medida necesaria para proteger a sus civiles y estimó que la única opción que Israel dispone contra Hamás es la militar. Los tres principales partidos políticos que se disputarán el Gobierno de Israel en febrero anunciaron ayer la suspensión de la campaña electoral tras el comienzo de los bombardeos.
Las nuevas amenazas en boca de líderes palestinos e israelíes hacen temer una escalada de violencia en los próximos días, que podría extenderse también a Cisjordania donde ayer ya se sucedieron las protestas de solidaridad con los palestinos de Gaza. En la ciudad vieja de Jerusalén los comercios echaron el cierre y en Belén, se apagó la iluminación navideña en señal de duelo. Ramala y Hebrón fueron escenario de manifestaciones, algunas de las cuales acabaron en altercados con el Ejército israelí, que lanzó gases lacrimógenos.
El País
La amenaza se ha cumplido. El Ejército israelí lanzó en la mañana de ayer una intensa campaña de bombardeos que se llevó por delante la vida de 195 habitantes de la superpoblada y empobrecida franja de Gaza y dejó heridos a más de 200. Ristras de cadáveres cubiertos por improvisadas mortajas yacían en las calles de la ciudad de Gaza, convertidas en paisaje de destrucción. Amasijos de hierros que hasta ayer fueron edificios y hombres a la carrera que trasladaban heridos ensangrentados. En las imágenes de televisión que llegaban desde la franja se apreciaba el colapso de los servicios de emergencias, a los que durante toda la mañana estuvieron llegando los cuerpos rotos. No es más que el principio. "Las Fuerzas de Defensa de Israel ampliarán sus operaciones a medida que las circunstancias lo requieran", indicó ayer un portavoz del Ejército a EL PAÍS. La comunidad internacional condenó el ataque.
El movimiento islamista Hamás, que gobierna la franja de Gaza, se apresuró a clamar venganza. "Hamás continuará la resistencia hasta la última gota de sangre", sentenció su portavoz, Fawzi Barhoum, en declaraciones a la prensa en Gaza. "Todos los combatientes están llamados a responder a esta carnicería israelí", aseguró por su parte la Yihad islámica.
El bombardeo masivo, que continuaba anoche, dio lugar al día más sangriento para los palestinos de los últimos 20 años de conflicto. Y se produce después de que hace una semana expirara la tregua que el movimiento islamista Hamás e Israel pactaron el pasado mes de julio. Desde entonces, los grupos armados de la franja han lanzado decenas de cohetes sobre territorio israelí. Uno de esos proyectiles causó ayer la primera víctima mortal israelí en el sur del país desde el fin de la tregua.
La operación militar israelí comenzó sobre las once y media de la mañana, (una hora menos en el territorio español). Después se sucedieron nuevas oleadas de bombardeos. Inmensas columnas de fuego y humo marcaban el lugar del impacto. Los 30 misiles lanzados desde el aire destrozaron los edificios de las fuerzas de seguridad de Hamás, incluido uno en el que se celebraba una ceremonia de graduación de policías. El Ministerio del Interior de Gaza confirmó que todas sus instalaciones habían quedado reducidas a escombros. El jefe de la policía de Gaza, Tawfiq Jabber, murió en el ataque. Hamás cifró ayer en un centenar el número de oficiales muertos en el ataque.
El caos se apoderó ayer de las calles de Gaza a una hora en la que las mujeres salían a la compra y los niños dejaban la escuela. Un millón y medio de personas se hacinan en la estrecha franja de Gaza y cualquier ataque aéreo es susceptible de cobrarse víctimas civiles. Unos lloraban y otros rezaban mirando al cielo con los brazos abiertos. Otros corrían a socorrer a las víctimas. Anoche no había trascendido el número de civiles fallecidos en la ofensiva.
La cifra de víctimas mortales fue creciendo a lo largo del día de ayer a medida que los vecinos trasladaban los cadáveres al hospital. Hasta 80 de los cuerpos llegaron a los servicios de emergencia "en trozos", según explicaron fuentes médicas a la agencia de noticias palestina Maan. Anoche, funcionarios del Ministerio de Sanidad seguían buscando cuerpos entre los escombros. "Estamos atendiendo a la gente en el suelo, en los pasillos. No tenemos más espacio. No sabemos quién está aquí ni cuáles son los pacientes más urgentes", se lamentaba un médico del hospital Shifa a la agencia Associated Press.
Fayez Sacca, diputado del oficialista Fatah en Cisjordania informó a este diario del bombardeo de centros de detención en los que se encontraban presos miembros de Fatah, el partido del presidente palestino, Mahmud Abbas, hostigado por las fuerzas de Hamás. "No sabemos cuántos han muerto ni cuántos están heridos. La situación es caótica", relató en conversación telefónica. El presidente Abbas, enzarzado en el último año en las negociaciones de paz con los israelíes, tildó la campaña aérea de "criminal", pidió a los israelíes que paren los ataques y pidió auxilio a la comunidad internacional. Los líderes israelíes apenas salieron ayer a la palestra. La ministra de Exteriores israelí, Tzipi Livni, candidata a las elecciones del próximo febrero se limitó a declarar que el ataque suponía una medida necesaria para proteger a sus civiles y estimó que la única opción que Israel dispone contra Hamás es la militar. Los tres principales partidos políticos que se disputarán el Gobierno de Israel en febrero anunciaron ayer la suspensión de la campaña electoral tras el comienzo de los bombardeos.
Las nuevas amenazas en boca de líderes palestinos e israelíes hacen temer una escalada de violencia en los próximos días, que podría extenderse también a Cisjordania donde ayer ya se sucedieron las protestas de solidaridad con los palestinos de Gaza. En la ciudad vieja de Jerusalén los comercios echaron el cierre y en Belén, se apagó la iluminación navideña en señal de duelo. Ramala y Hebrón fueron escenario de manifestaciones, algunas de las cuales acabaron en altercados con el Ejército israelí, que lanzó gases lacrimógenos.
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