Antonieta Cadiz
AméricaEconomía
Los proyectos planetarios de Rusia asignan un importante rol a la región. Comercio de armas y petróleo figuran entre los temas en agenda de Putin y Medvédev, que apuntan a fortalecer lazos con Cuba, Venezuela y Brasil.
"Rusia está construyendo una asociación estratégica con Brasil. Este país es una de las prioridades en la región, ya que es visto como un jugador global relevante. El primer ministro Putin apoya la incorporación de Brasil al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y está desarrollando fuertes diálogos con ellos en el contexto de BRIC (Brasil, Rusia, India y China)". La fuente de la embajada rusa en Washington pide reserva de su nombre, pero no de sus dichos. En estos días turbulentos entre el oso blanco y Occidente en crisis económica, tal deseo carece de inocencia.
Son tiempos en que Moscú comienza a vengarse de la cascada de humillaciones que sufre desde los 90. Luego de la reciente invasión de Georgia (en respuesta a la torpeza abismal del gobierno de Tiblisi), la declaración de su presidente, Dmitry Medvédev resuena a viejo orgullo imperial: "No tenemos miedo a nada, ni siquiera a la perspectiva de una guerra fría, aunque no la queremos". Analistas de todo el mundo indican que ello es parte del manifiesto interés ruso en renacer como una superpotencia global.
¿Qué papel jugará América Latina en este resurgimiento? Hay dos respuestas inmediatas: comercio de armas y petróleo. Según Francisco González, profesor especialista en América Latina de la Universidad Johns Hopkins, aunque en general las economías de Rusia y Latinoamérica compiten mucho más de lo que se complementan, hay mercados donde existe una gran potencialidad. "El área militar es preponderante, sobre todo en los casos en que Estados Unidos deja de vender armas". Como sucedió con Venezuela en 2006, cuando Washington argumentó que Caracas no estaba cooperando en la lucha antiterrorista y prohibió toda venta de material militar. También está la seguridad", dice González. "Las compañías de guardaespaldas han sido un boom en América Latina. Las clases pudientes tienen guardaespaldas en países como México, Colombia y Brasil". En ese marco "hay muchos ex agentes de seguridad rusos en estos países, como parte de compañías privadas que operan en la región", puntualiza. No es lo único. El académico también ve cooperación en ingeniería, sobre todo petrolera. "Existen varias compañías rusas en el Orinoco, en el área del crudo más pesado. Y Rusia quiere seguir cooperando en la parte tecnológica con Venezuela".
"América Latina es vista como un área con buenas perspectivas económicas; el gobierno ruso está tratando de expandir la cooperación en áreas en que el país es competitivo, tales como energía, inversión en minería e infraestructura", confirma un funcionario ruso. "Con Brasil, por ejemplo, hay fuertes relaciones en tecnología, proyectos industriales, alianzas entre Petrobras y corporaciones de energía rusa. Y la idea es expandir este tipo de cooperación con el Mercosur".
Analistas como Riordan Roett, director del programa de estudios en América Latina de SAIS, en Washington, no creen que el amor tenga que ver sólo con negocios. La respuesta está en el ámbito político, afirma: "El nuevo interés de Rusia en América Latina es probablemente una reacción directa al sistema de defensa antimisiles que se instalará en Polonia; podemos esperar más movimientos simbólicos por parte de Rusia para tratar de oponerse a los intereses estadounidenses". Y "es posible que la mayoría de estos gestos se den en América Latina".
De hecho, si se miran las cifras del intercambio, aún son muy bajas cuando se contrastan con las palabras. Rusia no figura entre los países que lideran la inversión extranjera directa en América Latina. Y el intercambio comercial con varios países de la región aún no es significativo.
Pero, hecho nada menor, la excepción a esta regla es Brasil, país que tuvo un intercambio comercial con Rusia cercano a US$ 3.000 millones durante 2005 y que, según declaraciones de ambos gobiernos, se espera que se incremente a US$ 10.000 millones para 2010. Ejemplo de esta relación creciente, son las plantas que empresas brasileñas como Sadia y Metalfrio establecieron recientemente en Kaliningrado.
Donde fuego hubo. También está Cuba. Por primera vez, luego del colapso de la relación en 1990, Rusia ha comenzado a hablar de la importancia de fortalecer las relaciones con la isla y su gobierno. Pero, a pesar de las palabras de cercanía y las buenas intenciones, la realidad en La Habana parece ser otra. "Muchos de los acuerdos que Cuba firma con otros países suelen estar basados en aspiraciones. Actualmente la isla tiene tres principales socios comerciales: Venezuela, China y la Unión Europea", por ello "Rusia no es un socio comercial relevante para Cuba en este momento, aunque es posible que incremente su comercio en el futuro, en las áreas en que la isla ya está colaborando con otros países", explica Daniel Erikson, director de programas enfocados en el Caribe del think tank Diálogo Interamericano.
Según fuentes cercanas a la embajada, la faceta que quiere iniciar el gobierno de Putin -quien como primer ministro no ha perdido influencia- con Cuba tiene una visión pragmática y no ideológica. "Hay una línea de crédito para la isla de más de US$ 300 millones, que se abrió hace cerca de dos años, pero está diseñada para proyectos específicos en infraestructura e industria", explican los rusos en Washington.
Esta postura se contrapone con las versiones que hablarían de un regreso a la colaboración militar de los viejos tiempos y que incluiría la intención de Rusia de usar la isla como una estación de abastecimiento de combustible para sus bombarderos, así como la reapertura de la legendaria base Lourdes, todas publicadas en la prensa internacional y que fueron negadas a AméricaEconomía por fuentes rusas.
Hay que ver, no obstante, cuál es la disposición que Raúl Castro tendrá hacia el gobierno de Putin. "Una variable que lo puede hacer inclinarse a colaborar más con los rusos es que los conoce bien, porque Rusia fue por décadas el aliado más cercano. Pero esto también es un obstáculo, porque ha pasado mucha agua bajo el río", dice Erikson. "Veo a Raúl Castro conservando relaciones profesionales y diplomáticas con Rusia, con un fortalecimiento de su relación comercial, pero no es probable que se repita la gran alianza que tuvieron durante la guerra fría".
Brazos abiertos. El presidente Hugo Chávez, por otra parte, no tiene dudas sobre el tipo de alianzas que quiere lograr con Rusia y ha sido enfático al ofrecer terreno venezolano para instalar una base militar del país europeo. Esto se une al anuncio que hizo junto a Medvéded en su reciente visita a Moscú, en la que se comprometió a comprar US$ 30.000 millones en material militar durante los próximos seis años. Pese al carácter oficial de este y otros acuerdos entre ambos países y a las enfáticas declaraciones del presidente venezolano, muchos analistas vacilan sobre la real cercanía entre ambos países.
Importa aclarar que, a diferencia del siglo XX, el gobierno ruso actúa en su política exterior movido por el pragmatismo máximo. Hay que ver entonces "cuánto" le sirve la región al gigante y viceversa. Una oportunidad para comprobarlo está cerca: fuentes cercanas a la embajada de Rusia en Washington confirmaron que es probable que el presidente ruso, Dmitry Medvédev, aproveche su visita a la cumbre APEC, en noviembre de este año, para ir a otros países de la región. Ahí se verá cómo aprieta su abrazo.
2 comentários:
Fixe!
Hola mi nombre es Carolina Campos. Me parece sumamente interesante este artículo, especialmente porque estoy realizando mi tesina sobre las relaciones exteriores entre Rusia y América Latina y cómo Rusia puede utilizar esto como una cuota de poder a su favor. Me encantaría poder entrevistar al creador del blog así como a la autora del artículo. Por favor no duden en contactarme: carocampsol@gmail.com
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