sexta-feira, 9 de janeiro de 2009

Kanouté: Tarjeta amarilla por solidarizar con Palestina

Jaime Rodríguez
El Mundo

Recogió el balón perdido en el área pequeña del Deportivo y lo empujó con su eficaz desdén, con la calma que Frederik Kanouté gasta ante la portería. Cero nervios, pero más ansia que nunca por marcar gol. Lo buscaba desde el pasado domingo, cuando se quedó de vacío ante el Osasuna. Entonces ya vistió bajo la zamarra blanca del Sevilla una camiseta en apoyo a Palestina.

En la Copa, aprovechó la oportunidad para dar más ventaja a su equipo en la eliminatoria copera y demostrar su solidaridad con los territorios árabes, en pleno conflicto bélico con Israel. Tras sonreír y recibir los primeros abrazos, enseñó el mensaje que guardaba sobre el pecho. Fondo negro con letras blancas y el nombre de Palestina en varios idiomas.

Rápidamente, el colegiado del encuentro, Mateu Lahoz, le mostró la tarjeta amarilla. Él asintió asumiendo el castigo, porque conocía "y no le importaba" la ilegalidad de su acción. Está prohibido por la FIFA y por el reglamento de la Federación española quitarse la camiseta en las celebraciones o lucir cualquier tipo de mensaje. Lo refleja el artículo 120.bis: "El futbolista que exhiba cualquier clase de publicidad, lema o leyenda, siglas, anagramas o dibujos, sean los que fueren sus contenidos o la finalidad de la acción, será sancionado como autor de una falta grave".

Junto a la amonestación recibirá una multa económica a determinar. En 2005, tres jugadores del Valladolid fueron sancionados con 500 euros por incumplir esta norma, pese a que la camiseta reflejaba simplemente un mensaje de apoyo a un compañero hospitalizado tras un accidente.

Kanouté, 30 años, nacido en Francia pero con pasaporte malí y de religión islámica, siempre que marca un gol señala al cielo para dar las gracias a Alá, según ha explicado en numerosas ocasiones. Fichado por el Sevilla en 2005, durante un tiempo se negó a lucir la publicidad de la marca de apuestas deportivas que patrocina al club andaluz, argumentando que el Corán prohíbe despilfarrar dinero en juegos de azar. De hecho, en la final de la Supercopa de Europa de 2006, frente al Barcelona, tapó con esparadrapo el 888.com.

Descubrió el islam a los 20 años, aunque siempre se ha desmarcado de los extremistas. "Empecé a creer en la unidad de Dios, y en la igualdad de los hombres ante Dios. Estuve buscando la razón de la vida. Por qué estamos en este mundo, para hacer qué. El islam contestaba a todas mis preguntas", reconoció al Magazine de El Mundo en 2007, cuando el dominical acompañó al delantero hasta su país natal, donde es toda una celebridad.

Aunque jugó con los juveniles de Francia, decidió apostar por la selección de Malí por motivos sentimentales. Dice que la experiencia de jugar en África es impagable, habla de la pasión y el apoyo a su gente. Él gana cerca de un millón de euros al año, por los poco más de 40 euros que recibe una enfermera o profesora de su país. "En Sierra Leona, en Liberia, hay mucha hostilidad. En Liberia la gente zarandeaba el microbús. ¡Y eso que perdimos 1-0! Lo que más me extrañó es que sólo había jóvenes. Era como si todos los adultos hubieran muerto en la guerra", recordaba. También reconoce que le hace gracia cómo su club o el Madrid, donde juega su compatriota Diarra, siempre se enfrentan con la Federación malí para que regresen a España de las concentraciones lo antes posible. "Se peleaban para que volviéramos... Y yo pensaba en los inmigrantes de Malí a los que echan de España".

El gesto de Kanouté con Palestina vincula el fútbol con los acontecimientos sociales, relación muchas veces bloqueada por las exigencias de los calendarios o de los organismos que gestionan el espectáculo. La reivindicación más famosa de la historia del deporte se produjo en los Juegos Olímpicos de 1968 en México, cuando los atletas estadounidenses Tommie Smith y John Carlos levantaron su puño, enfundado en un guante negro, en favor de los derechos civiles de la minoría afroamericana.

Cuando jugaba en el Tottenham, Kanouté creó una fundación solidaria, Development Trust, con la que está levantando un lugar de ayuda a la infancia en su país. Cerca de Bamako, la capital de Malí, el futbolista desarrolla 'La ciudad de los niños'. Una oportunidad para los chicos de la zona, donde podrán estudiar, jugar al fútbol, al baloncesto o aprender agricultura. También ha proyectado una mezquita de dos plantas y una clínica abierta a los habitantes de la comarca. Para el centro recibe el apoyo del Fondo Andaluz de Municipios para la Solidaridad Internacional.

En Sevilla aportó medio millón de euros para adquirir la mezquita de Ad Dawa, situada en la céntrica plaza de Ponce de León, lugar de reunión religiosa y social de la comunidad musulmana de la capital andaluza.

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