El Ciudadano
"La tendencia debería ser que de no aparecer nuevas acusaciones graves contra el actual presidente, el actual gobierno se va a mantener, incluso a pesar de todas las turbulencias que existen y que probablemente seguirán existiendo en su travesía", sostiene el académico Fernando de la Cuadra.
El pasado martes la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara de Diputados de Brasil comenzó el proceso de análisis de la denuncia de “corrupción pasiva” presentada por la Fiscalía brasileña en contra del presidente Michel Temer, lo que tiene en las cuerdas al mandatario.
La denuncia se enmarca en la serie de actos de corrupción que se han develado en el último año, y que van desde el financiamiento de las campañas electorales de todos los sectores políticos hasta los sobornos a parlamentarios para la legislación en diferentes temas.
De aprobarse la denuncia en el Parlamento, el mandato de Temer queda en manos del Tribunal Supremo de Justicia brasileño, lo que daría pie a un nuevo “carrusel político” en el país.
En este contexto, ya es larga la lista de políticos que han caído. La primera fue la ex presidenta Dilma Rousseff, quien fue destituida a través de un impeachment por los vínculos con el esquema de corrupción de Petrobras e irregularidades en el manejo de las arcas fiscales. Tras la caída de Rousseff, vino la serie de parlamentarios que han tenido que dejar sus cargos para asumir sus responsabilidad frente a la Justicia.
Ante esta inestabilidad, la investigación sobre posibles actos de corrupción protagonizados por el presidente Temer, tiene al sistema político brasileño al borde de la cornisa, lo que se ve alimentado por el período electoral en el que se encuentra el país, que finaliza el próximo año con las elecciones presidenciales.
Al respecto, El Ciudadano conversó con el analista internacional y académico Fernando de la Cuadra, el que sostiene que la crisis es tan grande que “entre los ciudadanos se ha instalado la sensación de que el país no consigue salir del pantano, pero tampoco se vislumbran alternativas viables para salir de la crisis o que surja algún nuevo liderazgo o bloque político que sea capaz de congregar a la mayoría hacia un proyecto que permita alejar la crisis del horizonte de los brasileños”.
¿Cuáles son las implicancias de la denuncia de la Fiscalía a Temer?
La denuncia de corrupción pasiva contra el Presidente Temer, que ha sido instaurada por el Procurador General de la República, es muy grave, suficiente para apartarlo de su mandato de forma automática. Si Brasil tuviera un sistema de gobierno parlamentario es casi seguro que ya hubiera sido alejado del poder. Pero como este país es presidencialista es necesario que se sigan otros caminos para conseguir su destitución. Primeramente, la apertura del proceso de ser aprobada por la Cámara de Diputados y son necesarios 342 votos favorables a la apertura de proceso de un total de 513 diputados. Por ahora, el proceso se tramita en la Comisión de Constitución y Justicia (CCJ) en la cual la defensa del presidente tiene 10 sesiones para presentar sus descargos. En seguida, deben existir 5 sesiones para que se realice la presentación del relator. Inclusive si la CCJ votará contra el informe, este debe ser conducido al Plenario de la Cámara donde se requiere una votación aprobación de los dos tercios para continuar con la acusación. La tendencia hasta ahora es que no se conseguirán los votos suficientes para continuar con el proceso y éste sea encerrado hasta que aparezcan nuevas denuncias.
¿Con esto queda a un paso del Impeachment?
No parece factible en la actual coyuntura Temer sea objeto del impeachment, pero uno nunca sabe y nuevas denuncias podrían venir a ocurrir. En ese caso, se abrirá otro proceso y así sucesivamente. Por ahora, la base de apoyo del gobierno parece haberse consolidado en torno a un apoyo al presidente y si ese apoyo continúa dando frutos, podemos llegar a 2018 en este impasse y el próximo año ya son las elecciones. Es decir, las prioridades van a ser otras y lo más probable es que los partidos vuelquen sus energías a organizar sus respectivas campañas y a construir las alianzas requeridas en función de la futura contienda electoral.
La inestabilidad política es evidente. ¿Es la salida de Temer la solución?
Pienso que sí, pero en este momento parece que la presión para la salida de Temer ha disminuido. Y las manifestaciones a favor de la salida de Temer no han tenido el impacto esperado sobre la clase política. Aunque insisto, el escenario brasileño es impredecible a mediano plazo y nuevos hechos podrán venir a cambiar la actual correlación de fuerzas.
¿Queda la sensación de que se vuelve al punto de inicio a casi un año de la salida de Dilma?
En efecto, entre los ciudadanos se ha instalado la sensación de que el país no consigue salir del pantano, pero tampoco se vislumbran alternativas viables para salir de la crisis o que surja algún nuevo liderazgo o bloque político que sea capaz de congregar a la mayoría hacia un proyecto que permita alejar la crisis del horizonte de los brasileños. La corrupción sigue campeando y el propio Poder Judicial está siendo cuestionado por sus últimos fallos a favor de la libertad de condenados en primera instancia, como por ejemplo, el ex asesor y estrecho colaborador del presidente, el ex diputado Rodrigo Rocha Loures.
¿Qué proyección de escenarios se puede realizar? ¿Cabe la opción de adelantar las elecciones?
Para adelantar las elecciones se requiere aprobar una Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC) ya presentada por el diputado Miro Teixeira, pero considerando que falta relativamente poco más de una año para las próximas elecciones, el 2 de octubre de 2018, pienso que los partidos de oposición no van a conseguir el apoyo de los conglomerados y partidos que se encuentran indecisos en torno a esta cuestión. La tendencia debería ser que de no aparecer nuevas acusaciones graves contra el actual presidente, el actual gobierno se va a mantener incluso a pesar de todas las turbulencias que existen y que probablemente seguirán existiendo en su travesía. Ello para desgracia del conjunto de la nación brasileña.
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