Un llamado a la calma formuló el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, tras el sorpresivo retorno a Tegucigalpa del Presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, que se encuentra en la Embajada de Brasil, confirmó el líder de la OEA, pese a que la permanencia del Mandatario legítimo en la capital hondureña había sido negada en primera instancia por el gobernante de facto Roberto Micheletti.
En su declaración, Insulza transmitió “un llamado a la calma a los actores involucrados en este proceso, y señalar a las autoridades del gobierno de facto que deben hacerse responsables de la seguridad del presidente Zelaya y de la Embajada de Brasil.”
El llamado de Insulza se produce luego que Micheletti insistió en que si Zelaya ingresa al país será capturado y llevado a los tribunales de justicia para que responda por varios juicios de corrupción y abuso de poder.
A la amenaza de Micheletti, se suma otro elemento que podría crispar el clima en Honduras: la movilización de los seguidores de Zelaya en las calles. De hecho, en sus primeras declaraciones, el depuesto Presidente hondureño exhortó a sus seguidores acudir hasta la legación diplomática para protegerlo. Y desde que se conoció que el gobernante se encuentra en la sede de la Embajada de Brasil, y no en la ONU como se dijo al inicio, miles de personas recorrieron el kilómetro que separa a ambos edificios para saludar al retornado gobernante.
Organizaciones sociales, además, anunciaron que se reunirán en San Pedro Sula para marchar hacia Tegucigalpa, donde prevén llegar el miércoles, dijo la dirigenta Onelia Ramírez, con “un millón de personas". "Estamos movilizándonos, hemos tenidos una asamblea con los ocho departamentos noroccidentales del país, todos nos movilizaremos para movernos juntos y evitar que nos repriman en la carretera, camino a Tegucigalpa”, dijo Ramírez.
Zelaya logró volver a su país, luego de dos intentos frustrados, y a 86 días de su expulsión. En la primera, el 5 de julio, intentó aterrizar en Tegucigalpa en un avión del Gobierno venezolano procedente de Washington, pero se lo impidieron los militares, que obstaculizaron la pista de aterrizaje en medio de una gran manifestación en favor de Zelaya.
En la segunda, el 24 de julio, por tierra desde Nicaragua a través del puesto fronterizo de Las Manos, tras permanecer dos horas en la zona neutral, regresó ante la presencia de contingentes militares en el lado hondureño con la orden de detenerle. "Yo vengo a cumplir el mandato para el cual el pueblo me escogió", dijo Zelaya en sus primeras declaraciones.
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