terça-feira, 24 de setembro de 2024

La degradación de la política y el retroceso civilizatorio


Fernando de la Cuadra
Socialismo y Democracia

En cualquier curso introductorio de Ciencia Política se enseña que el concepto de Política proviene del griego Politeía que se refiere a las actividades que realizan los ciudadanos para decidir los destinos de su ciudad o Polis. En el espacio de la ciudad-Estado griega se realizaba la ecclesía o asamblea en la cual por medio del uso de la retórica los participantes en ella exponían sus ideas para convencer al conjunto de los ciudadanos de que sus propuestas eran las mejores opciones para decidir sobre el destino de la comunidad o la colectividad.

Lo anterior por cierto se ha definido como el aspecto normativo de la Política, pues lo que se advierte ya desde época de los griegos y posteriormente descrito magistralmente por Nicolás Maquiavelo en El Príncipe, es que la verità effettuale de la política consiste en un sinnúmero de trampas, traiciones, simulacros e intrigas que permiten a los actores políticos conquistar, asumir y sustentarse como protectores de los habitantes de la ciudad-Estado. Siendo así, para Maquiavelo la verdadera virtú que deben desplegar los condottieri que inspiraron la obra del Florentino, residiría en la capacidad de lectura de la realidad de los gobernantes para mantenerse en el poder.

Con todo, siempre ha existido en el debate académico la noción de que la Política es un espacio para debatir ideas diferentes a partir de las cuales se pueden construir acuerdos en que cada parte renuncié a la integridad de sus propuestas en pos de un acuerdo común que permita establecer las condiciones para el pleno ejercicio de un gobierno, la llamada gobernabilidad.

Intentando reivindicar la dimensión altiva de la Política, el pensador sardo Antonio Gramsci hacia la distinción entre la Política con mayúscula y la pequeña política, siendo que la primera se encontraría asociada a la reflexión, el estudio, la ponderación y la seriedad necesaria para la construcción de un proyecto colectivo, base de la dimensión estratégica orientada a la fundación y mantención del Estado. Ya la pequeña política se ve asociada a la vida cotidiana de complots y confabulaciones que se realizan en los pasillos del Congreso o de los Palacios de gobierno, de los arreglos y pactos efectuados en las bambalinas del poder con la finalidad de obtener beneficios materiales y políticos, sean individuales o de camarillas.

Tristemente, en la mayoría de los debates que se han venido produciendo con motivo de las próximas elecciones municipales a realizarse el primer domingo de octubre, lo que se puede apreciar por parte de los electores que asisten las transmisiones, es la presencia abrumadora de la pequeña política, en la cual los candidatos dedican más tiempo a la exposición de mentiras y acusaciones mutuas que a la presentación de sus respectivos programas para las alcaldías. El episodio más extremo y vergonzoso de esta secuencia decadente de la política, fue el sillazo (cadeirada) dado por un representante de la derecha (José Luiz Datena/PSDB) al ex coach y delincuente condenado por la Justicia, que se perfila como una carta de la extrema derecha para las elecciones presidenciales de 2026 (Pablo Marçal/PRTB).

Este gesto extremo en un debate de propuestas de gobierno para administrar la mayor ciudad de América Latina (São Paulo), es un claro reflejo del bajo nivel en que se encuentra la política brasileña, expresando a simple vista que en el último periodo se viene produciendo una simbiosis perversa entre sujetos que se auto declaran como outsiders y enemigos de la clase política y un electorado cada vez más alienado de sus verdaderos problemas colectivos. Dichos ciudadanos son bombardeados e influenciados sistemáticamente por la profusión de fake news que se vehiculan a través de las redes sociales. Hace más de tres años advertimos sobre este lamentable fenómeno en nuestro artículo La mentira como forma de acción política.

Es sabido que en la base de este proceso se encuentra el descredito en la dimensión política como espacio de debate y deliberación necesaria para organizar la vida colectiva, la cual es descartada sin más como una gran aberración al servicio de unos pocos privilegiados que solo buscan el beneficio personal a expensas de la población indefensa. Ciertamente se pueden encontrar en el país muy buenas y valiosas experiencias de gestión municipal, como los presupuestos participativos, los agentes comunitarios de salud, las escuelas integrales, proyectos de saneamiento básico o programas exitosos de inclusión social. Sin embargo, los medios que se alimentan de las tragedias y construyen la sociedad del espectáculo, difunden en profusión los casos de corrupción, obras abandonadas, malversación de fondos y proyectos fantasmas que fortalecen la percepción de la ciudadanía de que la política y los políticos expresan lo peor de la humanidad.

De lo anterior se nutren los que se dicen outsiders para denigrar aún más la actividad que ellos mismos encarnan, presentándose como figuras antisistema cuando en realidad son la más evidente expresión de la degradación de ese mismo sistema. Ellos se valen de las reglas y los códigos de convivencia creadas por la democracia para trasgredir y mancillar la misma democracia cuando consideran que esta no les conviene para alcanzar sus objetivos.

Por su parte, las mismas sociedades han estado retrocediendo a una situación en que la violencia y el conflicto divide a la población entre amigos y enemigos, permeando el conjunto de relaciones que establecen las personas desde la escuela, pasando por las iglesias, el trabajo, las distintas organizaciones y culminando en el odio diseminado cotidianamente en las redes. No es inusitado que un porcentaje significativo de electores espera encontrar en los debates de los candidatos aquella dosis de salvajería y adrenalina necesaria para animar sus vidas. Ellos son convocados por cavernícolas como Marçal que azuza a los televidentes y seguidores con anuncios del tipo “va a correr sangre esta noche”.

Lo anterior nos plantea una grave crisis civilizatoria de respeto a las etiquetas y normas de convivencia social. Esta perspectiva fue introducida teóricamente por el sociólogo alemán Norbert Elias en su libro La sociedad cortesana, en la cual se expone con meridiana claridad la importancia de la etiqueta y el ceremonial como elementos centrales en la formación de un tipo específico de racionalidad que permite el control de las pulsiones más viscerales y la neutralización de las reacciones afectivas más atávicas.

Tales controles de las emociones y los contrapesos a la libre expresión de la irracionalidad permitirían la emergencia del proceso civilizatorio constitutivo de etiquetas sociales de convivencia distintivas en las sociedades modernas. Estas relaciones se manifestarían en los espacios de negociación, dialogo y pluralismo existente en el plano político. Precisamente, el rompimiento de estos lazos de convivencia y de aceptación de la divergencia característicos de la dicotomía amigo versus enemigo expone el rebrote de un mundo incivilizado movido por los deseos y las pulsiones más elementales de los individuos.

Desde una perspectiva psicoanalítica, Sigmund Freud en su notable ensayo El malestar en la cultura, nos traza el choque que se produce precisamente entre la pulsión humana que aspira a la búsqueda del placer y su restricción derivada de los límites impuestos por la cultura. La pulsión de muerte (Thanatos) lleva a las personas a desear la destrucción del ser humano impelida por su tendencia innata de un retorno a lo inorgánico. Allí radicarían los cimientos del espíritu de devastación, de la violencia, de la pretensión de superioridad y prepotencia de los seres humanos.

Preferencialmente, la extrema derecha ha sabido explotar estos deseos de destrucción de los otros, de los diferentes, sumando en esta cruzada ruinosa a batallones de individuos frustrados y hastiados con el sistema, los insta a unirse en sus filas sin ningún objetivo más perceptible que derrocar al sistema. Personajes siniestros y astutos como Trump, Erdogan, Meloni, Orban, Bukele, Bolsonaro, Milei, Kast o el propio Marçal se nutren de la impotencia y la vulnerabilidad de millones de personas que no encuentran un lugar digno en la vida contemporánea. Son los marginalizados y precarizados que mundo del trabajo, pero también los excluidos de una convivencia social sana y fraterna, que incuban un odio desmedido y creciente hacia las minorías y los “privilegiados” del sistema, especialmente la clase política que no es capaz de solucionar sus problemas y ansiedades.

Todos ellos en su insanidad de sociópatas simbolizan el universo incivilizado que nos acomete y nos aqueja. En escala global representan un serio riesgo para el futuro de la democracia. La falla de los sistemas políticos que cada vez se encuentran más ensimismados y de espaldas a la ciudanía estimula el surgimiento de estas figuras neofascistas. Quizás si resida en la propia política la solución de este reto actual que supere su degradación y deslegitimación. Por lo mismo, esta debería regresar a la vida cotidiana de las personas, vincularse con las necesidades concretas de la gente, asumir el protagonismo urgente para que la población vislumbre la política como una parte fundamental del quehacer colectivo de la humanidad que le permitan crear las posibilidades para mejorar su calidad de vida.

segunda-feira, 23 de setembro de 2024

Fallece Fredric R. Jameson, destacado filósofo y crítico cultural (1934–2024)

Dialektika

Fue uno de los pensadores más influyentes de nuestro tiempo, conocido por su análisis crítico del post-modernismo y por la firme adhesión al marxismo. Su influencia perdurará, alimentando nuevas generaciones de críticos, pensadores y activistas que buscan desenmascarar las estructuras de poder en nuestra cultura contemporánea.

El 22 de septiembre de 2024 falleció a los 90 años Fredric R. Jameson, uno de los pensadores más influyentes de nuestra era, reconocido por su análisis crítico del posmodernismo y su férrea adhesión al marxismo. Jameson, cuyas ideas reconfiguraron profundamente la teoría cultural contemporánea, dejó un legado que seguirá resonando entre filósofos, críticos culturales y académicos comprometidos con la comprensión de la cultura en el marco del capitalismo tardío.

Vida y Obra

Fredric Jameson nació en Cleveland, Ohio, en 1934, y comenzó su carrera intelectual con la publicación de Marxism and Form en 1971, un libro que introdujo una renovada perspectiva marxista en el estudio de la literatura y la crítica cultural. Posteriormente, en The Prison-House of Language (1972), Jameson se embarcó en un detallado estudio del estructuralismo y el formalismo ruso, examinando la relación entre el lenguaje, la historia y la ideología. Su obra más famosa, Postmodernism, or, The Cultural Logic of Late Capitalism (1991), introdujo el concepto de posmodernismo como una fase histórica ligada al capitalismo tardío, argumentando que la fragmentación y la superficialidad de la cultura contemporánea son síntomas de las transformaciones económicas y políticas del mundo globalizado.

A lo largo de su carrera, Jameson exploró las conexiones entre economía, política y cultura, publicando más de una docena de libros clave, entre ellos The Political Unconscious (1981), Signatures of the Visible (1992) y The Antinomies of Realism (2013). Además, como profesor distinguido en la Universidad de Duke, Jameson formó a generaciones de académicos que siguen ampliando el alcance de su visión crítica.

Conceptos Clave

Entre los conceptos más importantes de Fredric Jameson destaca su célebre mandato: «¡Siempre historicizar!» (Always historicize!), que encapsula su insistencia en contextualizar todo fenómeno cultural y social dentro de una perspectiva histórica materialista. Para Jameson, el análisis cultural debe desvelar las contradicciones del capitalismo, mostrando cómo las formas culturales reflejan y participan en las dinámicas históricas del poder económico y político.

En Postmodernism, or, The Cultural Logic of Late Capitalism, Jameson desarrolló una de sus ideas más influyentes: el posmodernismo como un estado cultural estrechamente vinculado al capitalismo avanzado. En su visión, el posmodernismo no solo es una estética, sino un régimen cultural que fragmenta la historia, la identidad y la representación, eliminando las grandes narrativas y reemplazándolas con la repetición vacía y la superficialidad.

Como ha escrito Perry Anderson, «la captura de lo posmoderno por Jameson ha establecido los términos del debate posterior»: «El relato de Jameson sobre el posmodernismo … desarrolla por primera vez una teoría de la ‘lógica cultural’ del capital que ofrece simultáneamente un retrato de las transformaciones de esta forma social en su conjunto … Aquí, en el paso de lo sectorial a lo general, la vocación del marxismo occidental ha alcanzado su consumación más completa.»

Otro de sus conceptos clave es el «inconsciente político» (The Political Unconscious), que propone que toda obra cultural, incluso la aparentemente apolítica, contiene rastros de la lucha de clases y los conflictos sociales latentes en la estructura del capitalismo.

En esa misma obra diría: «… la historia no es un texto, una narración, maestra o de otra especie, sino que, como causa ausente, nos es inaccesible salvo en forma textual (…) nuestro abordamiento de ella y de lo Real mismo pasa necesariamente por su previa textualización, su narrativización en el inconsciente político.»

Legado

El legado de Fredric Jameson es innegable. Su capacidad para integrar la teoría marxista con el análisis cultural le permitió abordar fenómenos complejos con un rigor sin igual. Al examinar las manifestaciones culturales desde una perspectiva dialéctica, Jameson no solo contribuyó a repensar la relación entre ideología y arte, sino que revitalizó el pensamiento crítico marxista en el ámbito académico occidental. Su trabajo no se limitó al diagnóstico del presente, sino que siempre estuvo orientado hacia el futuro, hacia la posibilidad utópica de una transformación social y cultural.

Jameson será recordado como un pensador que, lejos de caer en el dogmatismo, supo mantener un equilibrio entre el rigor teórico y una visión estética comprometida. Su fallecimiento marca el fin de una era en la crítica cultural, pero su influencia seguirá viva, alimentando nuevas generaciones de críticos, pensadores y activistas que buscan, como él, desenmascarar las estructuras de poder en nuestra cultura contemporánea​.

sexta-feira, 20 de setembro de 2024

Política, baixaria e cadeiradas

Mauro Luis Iasi
Blog da Boitempo

Nesta briga, eu torço para a cadeira. O país arde em chamas, mas as barricadas estão vazias. As ruas estão tomadas por carros e engarrafamentos, as bandeiras estão guardadas e as bocas caladas. A política morreu e o que vemos são os festejos comemorativos daqueles que a mataram.

“Um idiota nunca aproveita a oportunidade.
Na verdade, muitas vezes, o idiota é a oportunidade que os outros aproveitam.”
Millôr Fernandes

Existia, até pouco tempo, um mito segundo o qual a sociedade iria se aperfeiçoando graças à sociedade de mercado e ao Estado democrático. Fukuyama, de forma mais caricatural, mas outros pensadores sofisticados como Hannah Arendt, Habermas ou Bobbio, também cultivaram esse mito.

No entanto, a democracia avançada tem produzido rufiões e malandros muito mais que estadistas. Podemos aqui, sem a pretensão de uma lista exaustiva, lembrar de Berlusconi, Trump, Bolsonaro e o pateta do Milei, só para citar alguns. É sempre uma saída fácil atribuir a tais personagens um caráter excepcional, alguém que não seria da chamada “classe política” como se essa anomalia sociológica não fosse composta, em sua maioria, por um tanto de desclassificados, demagogos e despreparados para qualquer forma de exercício de poder salvo em seu próprio interesse e daqueles que os financiam e comandam.

O que os patetas mais explícitos revelam em seu exagero, como na caricatura, nada mais é que traços daquilo em que se transformou a figura do político. Alguns disfarçam na linguagem rebuscada, no terno impecável, no maneirismo treinado, a malandragem inata e os interesses escusos. Neste sentido, o bufão parece ao senso comum mais autêntico.

A genial criação de Dias Gomes, o famoso Odorico Paraguaçu, saiu das telas para assumir uma forma mais contemporânea de picareta. Interessante que víamos o personagem da novela como uma reminiscência de uma época passada de oligarcas e coronéis, mas o atual fanfarrão assume a forma de youtubers, tiktokers, blogueiros e afins, jovens, irresponsáveis, bocudos, irreverentes, desafiadores, falsamente antissistema, que ganham o centro do picadeiro da política.

É compreensível que uma geração anterior de malandros, que construíram seus personagens na televisão, como Datena e Luciano Huck, por exemplo, sintam um certo ciúme dos moleques que ganham notoriedade nas redes sociais e se lançam como aventureiros na política.

É divertido ver os porta-vozes da ordem tentando levar a sério a crise de legitimidade da política, conclamando pela seriedade e responsabilidade, o zelo pelo interesse público, o respeito às instituições sagradas, tentando vestir desesperadamente o rei nu e bêbado que envergonha o distinto público. O caráter burlesco e violento que vai assumindo a cena política, a meu ver, não pode ser compreendido a golpes de discursos moralizantes, pois eles acabam assumindo a feição que completa perfeitamente o circo, como o mestre de cerimônia do picadeiro com seu fraque e cartola no meio a malabaristas de colã e palhaços coloridos, ou um pastor pregando moralidade em um bordel.

O caráter burlesco da política é a expressão da crise da democracia burguesa e suas formalidades institucionais. Faz muito tempo que ninguém leva a sério tal atividade, principalmente aqueles que vivem dela, direta ou indiretamente, salvo alguns abnegados e seus princípios, como Glauber Braga que não por acaso está sendo ameaçado de cassação como se tentasse fazer um monólogo shakespeariano no programa dos Trapalhões. Faz muito tempo que ninguém discute a sério o país, seus problemas e as raízes profundas de nossas mazelas, muito menos propostas reais. Há um verdadeiro divórcio entre o que se diz nas eleições e as ações dos candidatos uma vez eleitos.

Os chamados “debates” converteram-se em arena de trivialidades, mentiras deslavadas, atuação e factoides para bombar nas redes e repercutir nos programas de televisão. Os assim chamados “programas de candidatos”, tornaram-se uma formalidade que não precisa guardar nenhuma coerência com partidos e suas convicções, muito menos com aquilo que de fato se pretende fazer.

Decisões são tomadas orientadas por institutos de pesquisa como qualquer mercadoria, agora potencializada pela mágica dos algoritmos, na velha arte de falar o que acredita-se que as pessoas querem ouvir. É só afirmar a importância da educação, da saúde e da segurança, mostrar uma cara séria, andar de capacete numa obra, em mangas de camisa como se fosse um trabalhador incansável e acenar para as câmeras. Ocorre que, desta maneira, acabaram ficando todos iguais e aí entra o palhaço.

Ele é tosco, fala mal, xinga, esbraveja impropérios, provoca e ameaça. Não apresenta proposta nenhuma e ridiculariza a si mesmo e o espaço que tenta se apresentar sério. Desta forma, destaca-se porque é diferente. São filhotes de Enéias, de Levy e seu aerotrem, Eymael e sua musiquinha, e lá no fundo, herdeiros do Rinoceronte Cacareco e do Macaco Tião.

A diferença é que, no contexto atual, às vezes o palhaço malandro pode se eleger e aí temos a tragédia de Bolsonaro ou Milei e as coisas ficam muito menos engraçadas, como o sargento Pincel comandando uma operação de guerra de verdade. Mas qual seria a razão desta outsiderização da política, no termo de nosso colega argentino Alberto Bonnet?

Estou convencido de que vivemos na esfera política algo que Marx e Engels descreveram em sua crítica da ideologia, isto é, no momento de crise, quando as forças produtivas avançadas encontram sua contradição com as relações sociais de produção, as ideias e valores que representavam esta ordem, através das quais os interesses particulares apresentavam-se como universais, perdem sua correspondência e se tornam inautênticas. Como precisam continuar a ser afirmadas e defendidas, eles assumem a forma de uma ilusão consciente, uma hipocrisia proposital.

O mesmo ocorre com as formas políticas que deveriam expressar a livre concorrência, a sociedade de indivíduos livres e iguais perante a lei, a sociedade que permitiria o desenvolvimento das aptidões de cada um, levando-o ao sucesso ou ao fracasso e, finalmente, ao mito supremo: um governo do povo, pelo povo e para o povo.

Não é que faltam propostas para enfrentar este problema, mas as verdadeiras alternativas foram barradas e expulsas do espaço daquilo que se considera política. As jornadas de julho de 2013 que, entre outras coisas, expressaram uma crítica direta e pertinente contra a chamada democracia representativa, foi reprimida e totalmente desconsiderada, deixando o espaço do ressentimento ser capturado pela extrema direita.

No lugar da ação política, isto é, a ação das classes em defesa de seus interesses, entra um exército de assalariados precários agitando bandeiras em semáforos, adesivos nos vidros traseiros dos carros, jingles de gosto duvidoso e fotos retocadas. Esta operação, após retirar qualquer substância daquilo que um dia foi uma prática política, apresenta o cadáver mumificado e sem sangue, exigindo que o circo aventureiro seja o único e exclusivo reino da política. Movimentos sociais não podem ser políticos, universidades e escolas tem que ser “sem partido”, o Estado, veja só, não pode agir politicamente e tomar um lado da luta de classes. Quando acabam as eleições, acaba a política.

No tempo de likes, engajamento, monetarização da bobagem, rebaixamento de conteúdo, fake news, preconceito e discurso de ódio, a personificação da política só podia ser de canalhas desqualificados, homofóbicos e machistas, palhaços malandros, aspirantes a fascistas e anticomunistas convictos. Os rufiões, entretanto, prestam um serviço rasgando o véu de respeitabilidade com que a ordem podre do capital tenta encobrir o cadáver de sua civilização moribunda.

Em poucas palavras: nesta briga, eu torço para a cadeira. O país arde em chamas, mas as barricadas estão vazias. As ruas estão tomadas por carros e engarrafamentos, as bandeiras estão guardadas e as bocas caladas. A política morreu e o que vemos são os festejos comemorativos daqueles que a mataram.

quinta-feira, 19 de setembro de 2024

Como Amílcar Cabral inspirou a pedagogia de Paulo Freire


Curry Malott
Liberation School

A influência de Frantz Fanon no pensamento de Paulo Freire é bem conhecida, mas o patrono da educação brasileira também se inspirou muito em Amílcar Cabral, o intelectual revolucionário de Guiné-Bissau.

Amílcar Cabral nasceu em 12 de setembro de 1924 em Bafatá, Guiné-Bissau, uma das colônias africanas de Portugal. Foi morto em 20 de janeiro de 1973 por assassinos fascistas portugueses poucos meses antes de o movimento de libertação nacional, no qual desempenhou um papel central, conquistar a independência da Guiné-Bissau.

Cabral e os demais líderes do movimento entenderam que estavam travando uma luta anticolonial mais ampla e numa guerra de classes global e, como tal, seus inimigos imediatos não eram apenas os governos coloniais de determinados países, mas o colonialismo português em geral. Durante 500 anos, o colonialismo português foi construído a partir do tráfico de escravos e da pilhagem sistemática das suas colônias africanas: Moçambique, Guiné Bissau, São Tomé e Príncipe, Angola e Cabo Verde.

Apesar do enfoque mundial na luta do Vietnã, o dinamismo inspirador da campanha travada na Guiné-Bissau – juntamente com a figura de Cabral – chamou a atenção internacional. Na introdução a uma das primeiras coletâneas de escritos e discursos de Cabral, Basil Davidson descreveu ele como alguém que expressou um genuíno “interesse duradouro por todos e tudo que veio em seu caminho”.

Como resultado de seu papel como líder do movimento de libertação nacional por cerca de 15 anos, Cabral tornou-se um teórico amplamente influente da descolonização e da reafricanização não determinística e criativa. O educador de renome mundial Paulo Freire, numa apresentação em 1985 sobre as suas experiências na libertação da Guiné-Bissau como uma espécie de consultor militante, conclui que Cabral, juntamente com Che Guevara, representam “duas das maiores expressões do século XX”. Freire descreve Cabral como “um marxista muito bom, que fez uma leitura africana de Marx”. Cabral, para Freire, “viveu plenamente a subjetividade da luta. Por essa razão, ele teorizou” enquanto liderava.

Embora não seja totalmente reconhecida no campo da educação, a teoria e prática anticolonial de Cabral também aguçou e influenciou a trajetória do pensamento de Freire. Através do processo revolucionário liderado por Cabral, a Guiné-Bissau tornou-se líder mundial no que agora se poderia denominar como formas descoloniais de educação, o que comoveu Freire profundamente. Cabral sabia que o povo não deve apenas compreender abstratamente a interação das forças por trás do desenvolvimento da sociedade, mas deve forjar uma prática anticolonial que concreta, coletiva e criativamente, se veja como uma dessas forças.

Cabral sabia que para derrotar o colonialismo português na Guiné-Bissau, a luta de libertação não poderia apenas reproduzir as táticas de lutas de outros contextos, como o de Cuba. Em vez disso, cada luta particular deve basear suas táticas em uma análise das especificidades de seu próprio contexto. Por exemplo, embora reconhecendo o valor dos princípios gerais que Che Guevara delineou em sua Guerra de Guerrilha, Cabral comentou que “ninguém comete o erro, em geral, de aplicar cegamente a experiência alheia ao seu próprio país.

Para determinar as táticas de luta em nosso país, tivemos que levar em consideração as condições geográficas, históricas, econômicas e sociais de nosso próprio país.” Cabral se concentrou nos desenvolvimentos políticos necessários para a construção de um movimento unido pela libertação nacional. Em suas formulações, ele argumentou que a luta armada estava intimamente ligada à luta política, ambas parte de uma luta cultural mais ampla.

A resistência, para Cabral, também é uma expressão cultural. O que isto significa é que “enquanto parte dessa gente pode ter uma vida cultural, a dominação estrangeira não pode ter a certeza da sua perpetuação”. Nessa situação, então, “em um dado momento, dependendo de fatores internos e externos … a resistência cultural … pode assumir novas formas (políticas, econômicas e armadas), a fim de … contestar a dominação estrangeira”. Na prática, as culturas indígenas ainda vivas que conduziram séculos de resistência anticolonial iriam se fundir organicamente com, e emergir de dentro, da libertação política e nacional dos movimentos socialistas.

Na prática, Cabral promoveu o desenvolvimento da vida cultural do povo. Cabral encorajou não apenas um esforço militar mais intensificado contra os portugueses, mas um esforço educacional mais intensificado nas áreas libertadas da Guiné-Bissau. Mais uma vez, embora o movimento anticolonial e o processo educacional de descolonização do conhecimento sejam muitas vezes falsamente apresentados como distintos ou mesmo antagônicos, Cabral os conceituou como dialeticamente inter-relacionados:

“Criar escolas e difundir a educação em todas as áreas libertadas. Selecionar jovens entre 14 e 20 anos, aqueles que tenham completado pelo menos o quarto ano, para continuar sua formação. Opor sem violência todos os costumes preconceituosos, os aspectos negativos das crenças e tradições de nosso povo. Obrigue cada membro responsável e educado de nosso partido a trabalhar diariamente para o aprimoramento de sua formação cultural. ”

Uma parte central do desenvolvimento dessa consciência revolucionária foi o processo de re-africanização. Não se tratava de um apelo ao passado, mas sim de uma forma de recuperar a autodeterminação e construir um novo futuro no país.

“Opor-se entre os jovens, principalmente os maiores de 20 anos, a mania de deixar o país para estudar em outro lugar, a ambição cega de se formar, o complexo de inferioridade e a ideia equivocada que leva a crer que quem estuda ou faz os cursos se tornarão, assim, privilegiados em nosso país amanhã.”

Cabral incentivou uma pedagogia de paciência e compreensão como a abordagem correta para conquistar e fortalecer o movimento. Por isso Paulo Freire descreve Cabral como um daqueles “líderes que está sempre com o povo, ensinando e aprendendo mutuamente na luta de libertação”. Como pedagogo da revolução, para Freire, a “preocupação constante” de Cabral era a “paciente impaciência com que invariavelmente se entregava à formação política e ideológica dos militantes”.

Este compromisso com o desenvolvimento cultural do povo como parte de uma luta mais ampla pela libertação influenciou seu trabalho educacional nas zonas libertadas. Paulo Freire escreve que também informava “a ternura que demonstrava quando, antes de ir para a batalha, visitava as crianças nas escolinhas, compartilhando suas brincadeiras e sempre tendo a palavra certa para lhes dizer. Ele as chamava de ‘flores da nossa revolução’”.

Como pedagogo da revolução, Davidson se refere a Cabral como “um educador supremo no sentido mais amplo da palavra”. A importância da educação foi elevada a novos patamares por Cabral a cada oportunidade. Portanto, fazia sentido para a Comissão de Educação da Guiné-Bissau recém-libertada convidar o maior especialista do mundo em abordagens descoloniais da educação, como Paulo Freire, para participar do desenvolvimento de seu sistema de educação.

Paulo Freire fazia parte de uma equipe do Instituto de Ação Cultural do Departamento de Educação do Conselho Mundial de Igrejas. Sua tarefa era ajudar a erradicar o resíduo colonial que restou como consequência de gerações de educação colonial destinadas a desafricanizar o povo. Assim como o modelo capitalista de educação terá que ser substituído ou severamente refeito, o modelo colonial de educação teve que ser desmontado e reconstruído novamente.

“A educação colonial herdada tinha como um dos seus principais objetivos a desafricanização dos nacionais. Foi discriminatório, medíocre e baseado no verbalismo. Não poderia contribuir em nada para a reconstrução nacional porque não foi constituída para este fim”.

O modelo colonial de educação foi projetado para fomentar um sentimento de inferioridade na juventude. A educação colonial com resultados predeterminados busca dominar os alunos tratando-os como se fossem objetos passivos. Parte desse processo foi negar a história, cultura e línguas do povo. Da forma mais cínica e perversa, a escola colonial transmitia a mensagem de que a história dos colonizados realmente só começava “com a presença civilizadora dos colonizadores”.

Na preparação para a visita, Freire e sua equipe estudaram as obras de Cabral e aprenderam o máximo possível sobre o contexto. Refletindo sobre um pouco do que aprendeu com Cabral, apesar de nunca o ter conhecido, Freire diz o seguinte:

“Com Cabral, aprendi muitas coisas… Mas aprendi uma coisa que é necessária para o educador progressista e para o educador revolucionário. Eu faço uma distinção entre os dois: para mim, um educador progressista é aquele que trabalha na sociedade de classes burguesas como a nossa, cujo sonho vai além de apenas melhorar as escolas e o que precisa ser feito. E vai além porque o que [eles] sonham é a transformação radical de uma sociedade burguesa de classes em uma sociedade socialista. Para mim, este é um educador progressista. Considerando que um educador revolucionário, a meu ver, é aquele que já se encontra situado em um nível muito mais avançado, tanto social quanto historicamente, dentro de uma sociedade em processo ”.

Para Freire, Cabral foi certamente um educador revolucionário avançado. Rejeitando a predeterminação e o dogmatismo, a equipe de Freire não construiu planos de aula ou programas antes de ir para a Guiné-Bissau para serem impostos ao povo.

Ao chegar no país, Freire e seus colegas continuaram a ouvir e discutir o que aprenderam com as pessoas. Somente aprendendo sobre o trabalho educacional do governo revolucionário eles poderiam avaliá-lo e fazer recomendações. A orientação, isto é, não pode ser oferecida fora da realidade concreta do povo e de sua luta. Esse conhecimento não pode ser conhecido ou construído sem a participação ativa dos alunos como um coletivo.

Freire tinha consciência de que a educação que estava sendo criada não poderia ser feita “mecanicamente” e deveria ser formulada pelo “projeto da sociedade a ser criada”. Embora Cabral tenha sido assassinado, seus escritos e sua liderança ajudaram na criação de uma força com a clareza política necessária para conter a resistência emergente daqueles que ainda carregavam a velha ideologia.

Por meio deste processo, os líderes revolucionários encontrariam professores “capturados” pela velha ideologia que trabalhavam conscientemente para minar a nova prática descolonial. Outros, no entanto, também conscientes de que são capturados pela velha ideologia, ainda assim se esforçavam para se libertar dela. O trabalho de Cabral sobre a necessidade da classe média, incluindo os professores, cometer suicídio de classe, foi instrutivo. A classe média tinha duas opções: trair a revolução ou cometer suicídio de classe.

O trabalho para construir um sistema de educação reconstituído já estava em andamento durante a guerra nas zonas libertadas. O desafio pós-independência era melhorar tudo o que havia sido realizado em áreas que foram liberadas antes do fim da guerra. Nessas áreas libertadas, concluiu Freire, os trabalhadores, organizados através do partido, “tomaram nas mãos a questão da educação” e criaram “uma escola de trabalho, intimamente ligada à produção e dedicada à formação política dos educandos”.

Ao descrever a educação nas zonas libertadas, Freire afirma que ela “não só expressou o clima de solidariedade induzido pela própria luta, mas também o aprofundou. Encarnando a presença dramática da guerra, buscou o passado autêntico do povo e se ofereceu para o seu presente”.

Depois da guerra, o governo revolucionário decidiu não fechar as escolas coloniais restantes enquanto um novo sistema estava sendo criado. Em vez disso, eles “introduziram algumas reformas fundamentais capazes de acelerar as transformações radicais”. Por exemplo, os currículos que estavam saturados de ideologia colonialista foram substituídos. Os alunos, portanto, não aprenderiam mais a história da perspectiva dos colonizadores. A história da luta de libertação contada pelos ex-colonizados foi um acréscimo fundamental.

No entanto, uma educação revolucionária não se contenta em simplesmente substituir o conteúdo a ser consumido passivamente. Em vez disso, os alunos devem ter a oportunidade de refletir criticamente sobre seu próprio processo de pensamento em relação às novas ideias. Para Freire, esse é o caminho pelo qual os sujeitos passivos da doutrinação colonial começam a se tornar sujeitos mais ativos.

Freire e sua equipe procuraram “ver o que realmente estava acontecendo nas limitadas condições materiais que sabíamos que existiam”. O objetivo claro era, portanto, “descobrir o que poderia ser feito de melhor nessas condições e, se isso não fosse possível, pensar em formas de melhorar as próprias condições”.

O que Freire e sua equipe concluíram foi que “os alunos e trabalhadores estavam engajados em um esforço preponderantemente criativo”, apesar dos muitos desafios e poucos recursos materiais. Ao mesmo tempo, caracterizaram “os erros mais evidentes” que observaram como resultado da “impaciência de alguns dos professores que os levou a criar as palavras em vez de desafiar os alunos a fazê-lo por si próprios”.

O trabalho e a prática de Freire inspiraram o que se tornou um movimento pedagógico crítico mundial. Cabral é uma influência centralmente importante, embora em grande parte não reconhecida, desse movimento. No último livro escrito antes de sua morte, intitulado Cartas a quem ousa ensinar, a influência de Cabral sobre Freire parece ter permanecido central, pois ele insistiu que o livro era “importante para lutar contra as tradições coloniais que trazemos conosco”.

terça-feira, 10 de setembro de 2024

Último discurso de Salvador Allende


Último discurso de Salvador Allende

Compatriotas, ésta será seguramente la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, también se ha autodenominado Director General de Carabineros.

Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.

Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.

Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas a los que hace días estuvieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos. Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria. El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que por lo menos será una lección moral que castigará la cobardía, la felonía y la traición.

sexta-feira, 6 de setembro de 2024

Pedagogia do caos climático


Isabela Callegari
Outras Palavras

Em quanto é preciso reduzir as emissões de CO2. Por que a saída não é tecnologia e mercados – mas redistribuição de riquezas e desalienação. Como Economia e Ecologia podem andar juntas nesta trilha, se descartarem a Crematística

É comum que a comparação da economia nacional com uma economia doméstica seja utilizada para justificar as políticas de austeridade, nos mais diferentes meios de comunicação. Tal argumentação ignora o fato de que o governo nacional não tem limitação de emissão da sua própria moeda, e que o crescimento econômico, o nível de tributos e a taxa de juros são variáveis dependentes das ações do governo, o que não é uma situação análoga à de uma família. Assim, como muitas vezes já contra-argumentado, a comparação está equivocada no que concerne ao sistema monetário e às variáveis macroeconômicas.

Longe da simples equivalência ou transposição de uma “pequena casa à grande casa”, no entanto, a etimologia da palavra Economia nos mostra que ela de fato significa “Administração da casa” ou “Regras da casa” (do grego, Oikos que é casa, moradia; e Nomos, que é administração, organização, distribuição). Ou seja, em um sentido amplo, estamos falando da administração dessa grande casa comum, considerando suas características específicas – que também se diferenciam daquelas de uma unidade familiar.

Assim, a palavra Economia está intimamente ligada ao conhecimento da nossa “casa”, pertinente à Ecologia, bem como, o exercício da Economia suporia o compromisso com a gestão equilibrada da atividade produtiva, dos elementos naturais usados como recursos, da reprodução social e da distribuição dos bens e serviços, tendo consciência do funcionamento da biosfera e dos impactos da ação antrópica.

Isso nos remonta ao fato de que Aristóteles estabeleceu uma diferença crucial entre a Economia e a Crematística, onde a última seria o movimento feito em prol da acumulação do dinheiro por si mesmo. Assim, a Economia trataria da necessária troca monetária, derivada do uso do dinheiro como meio, enquanto a Crematística envolveria as ações e estratégias destinadas ao mero acúmulo financeiro. Fica evidente, portanto, que o que se exerce majoritariamente sob o nome de Economia é na verdade a chamada Crematística, para a satisfação dos objetivos capitalistas, ao passo em que é imprescindível e urgente aderirmos ao verdadeiro significado de Economia, indissociável da Ecologia, inclusive para a nossa sobrevivência e bem-estar.

Atualmente, estamos presenciando uma guinada – tanto alardeada quanto tardia – de discursos oficiais, políticas e financiamento para o enfrentamento das mudanças climáticas, frente à escalada de eventos ambientais extremos vividos pelas populações. No entanto, tais ações seguem ainda balizadas pela crematística, e à revelia das evidências ecológicas. Primeiramente, apenas no que concerne à questão climática, temos que o Holoceno (iniciado cerca de 11,65 mil anos atrás) é a Era geológica caracterizada por uma inédita estabilidade, que possibilitou a agricultura, o sedentarismo e o surgimento de sociedades complexas.

Assim, os efeitos que estamos tentando conter envolvem secas sem precedentes, extinções em massa, derretimento das calotas polares e aumento do nível do mar, dentre outros decorrentes desses, e outros ainda não totalmente previsíveis. Colocado de outra forma, buscamos evitar que os seres humanos vivam em um cenário climático que nunca vivenciamos enquanto espécie.

Sá Barreto nos traz alguns dados de extrema relevância para dimensionarmos o crescimento da concentração de gases de efeito estufa na atmosfera, que se dá nos últimos 250 anos. Durante a maior parte do Holoceno, tal concentração esteve em torno de 280 ppm (partes por milhão). Em 2012 atingiu-se o patamar de 439,9 ppm, o valor mais alto em 800 mil anos. Já em 2020, a concentração de CO2 apenas atingiu a marca de 409,9 ppm, algo sem precedentes para os últimos 3 milhões de anos. Além da óbvia coincidência desse aumento exponencial com a forma de produção desencadeada pela Revolução Industrial, a parcela de emissões derivada da atividade humana (emissões antropogênicas) também é verificável por meio da mensuração de diferentes isótopos de carbono.

Desde 2017 emitimos mais de 50 bilhões de toneladas de CO2 equivalente anualmente. Enquanto isso, estima-se que a vegetação do planeta absorva aproximadamente 5 bilhões de toneladas de CO2 equivalente por ano, de modo que cerca de 3 a 4 ppm se acumulam na atmosfera anualmente. Mesmo na pandemia, onde a atividade econômica diminuiu drasticamente e as emissões tiveram um recuo inédito, a concentração de gases na atmosfera seguiu em ascensão, pois nosso nível de emissões é muito superior do que a vegetação consegue capturar.

Um problema adicional é que a relação entre a concentração de gases e a elevação da temperatura não é algo estável, como se imaginava anos atrás, uma vez que há pontos críticos e de não-retorno, devido à multiplicidade e complexidade dos fatores biogeofísicos envolvidos. Com isso, a realidade é que a temperatura da Terra já está 1,7 graus acima da média pré-industrial, e a meta mais leniente que temos, estabelecida no Acordo de Paris (2015), de manter essa diferença em no máximo 2 graus Celsius até 2100, será provavelmente descumprida já em 2030. Outras metas, como as de manter a concentração de gases de efeito estufa entre 350 ppm e 550 ppm, ou então, de chegar em 2030 com um nível de emissões anuais de 23,3 bilhões de toneladas de CO2 equivalente, e 2050, com emissões nulas, também são diametralmente opostas à trajetória que estamos seguindo.

Ainda, o clima é apenas um dos 9 limites planetários que estabelecem um espaço seguro para a nossa vida e a de outras espécies, 6 dos quais já foram ultrapassados: (i) mudanças climáticas; (ii) integridade da biosfera; (iii) mudanças no uso da terra (conversão da vegetação natural em outras paisagens); (iv) uso de recursos hídricos; (v) ciclos biogeoquímicos entre seres vivos, atmosfera, solo e água; e (vi) a liberação de novos produtos sintéticos no ambiente (microplásticos, resíduos nucleares, inseticidas). 

No entanto, todas as soluções apresentadas globalmente estão orientadas para o mesmo caminho, apostando na garantia de grandes somas de dinheiro voltadas ao desenvolvimento e implementação de novas tecnologias. O aumento da eficiência está no cerne da hipótese de descolamento (decoupling em inglês), que embasa a agenda da Economia Verde ou crescimento verde. Advoga-se que é possível seguir crescendo e mantendo o modo de consumo atual, ao mesmo tempo em que se diminui o impacto ambiental por meio da maior eficiência tecnológica.

Tal argumento guarda semelhança com a ideia de gotejamento (trickle-down economics, em inglês), de que os trabalhadores eventualmente se beneficiariam da acumulação capitalista, apesar da concentração de renda. As duas ideias se assemelham tanto por legitimarem o estado das coisas, na instância ecológica e social, respectivamente, como por serem dependentes uma da outra nesse momento histórico. Não apenas o padrão de consumo dos capitalistas é completamente desproporcional em termos de impacto ambiental, como é do seu interesse de classe que o mundo busque mimetizar o seu modo de vida, e que o consumo de massa seja impulsionado.

Além disso, necessitam manter estratégias de obsolescência programada, de flexibilização ambiental e de expansão territorial, de modo que são convenientes as decisões políticas baseadas na hipótese de que a maior eficiência tecnológica basta. Por sua vez, a população, mesmo sofrendo o caos ambiental e social, acredita que o acúmulo infinito a beneficia, pelo gotejamento, e que, por isso, o único caminho é de fato o descolamento, e não uma reestruturação social profunda.

Parrique compilou evidências de que o foco exclusivo em melhorias técnicas é absolutamente insuficiente para a necessária diminuição na pressão ambiental, o que está relacionado a sete motivos chave. (I) Primeiramente, independente do grau de eficiência, quanto mais os elementos naturais são extraídos, proporcionalmente mais energia e recursos são usados por unidade extraída. (II) Em segundo lugar, a maior eficiência diminui o custo, de forma que o excedente monetário se reverte em aumento de consumo do mesmo bem ou de outros, o que é chamado de efeito rebote. (III) Em terceiro lugar, as melhorias técnicas em uma área tendem a acarretar novos problemas em outra. Como exemplo atual, temos que os produtos menos emissores de gases de efeito estufa utilizam uma quantidade extremamente superior de minerais. (IV) Em nome da hipótese do descolamento, muito se fala na migração para uma economia baseada em serviços. Porém, desconsidera-se que todos os serviços têm um lastro material e uma cadeia produtiva envolvida no seu provimento. (V) O potencial da reciclagem é limitado pela intensidade energética do processo, pela necessidade de adição de materiais novos, e pela menor capacidade de materiais reciclados atenderem às demandas sociais. (VI) Há um direcionamento falho do progresso técnico em si, muitas vezes incompatível com as necessidades ecológicas reais. (VII) E, por fim, muitas das evidências apresentadas em favor da hipótese de descolamento desconsideram que o impacto ambiental não foi diminuído, mas apenas migrou para outro país ou região.

Assim, observa-se que a necessidade de acumulação não apenas impulsiona politicamente a ideia de descolamento para o seu próprio objetivo, como condiciona as respostas ecológicas ao lucro, resultando em novos nichos de mercado igualmente expansivos e ambientalmente danosos, como o de painéis solares, e impedindo o desenvolvimento tecnológico e a viabilidade de outras ações ecologicamente necessárias, porém pouco rentáveis, como a reciclagem de certos materiais e a reestruturação das cidades.

A produção de carros elétricos individuais é impulsionada como uma grande solução, mas há ausência de planejamento que diminua em larga escala a necessidade de carros individuais, por exemplo. Nesse sentido, embora o desenvolvimento técnico visando a eficiência seja sempre bem-vindo, a hipótese do descolamento serve para evitar o debate acerca da suficiência.

Mesmo dentro de um paradigma reformista, o Estado deve exercer o papel de desafiar a acumulação se quisermos de fato lidar com a crise climática. Vultuosos investimentos seguem sendo necessários, mas muitos serão incompatíveis com o lucro ou ainda, podem influenciar negativamente o lucro de ramos estabelecidos. Determinados produtos e setores teriam que ser descontinuados e deve haver planejamento para a realocação de trabalhadores, bem como um forte sistema de proteção social prévio.

O planejamento estatal deve também guiar a reorientação produtiva e possíveis reconversões industriais, bem como as empresas devem estar sujeitas a regras mais rigorosas de logística reversa de seus produtos. Por fim, em termos de cooperação internacional, é urgente que sejam banidas estratégias voltadas à obsolescência programada, e que os países periféricos tenham suas dívidas externas perdoadas e processos de dolarização revertidos, uma vez que a necessidade de atrair capital externo tende a impulsionar o extrativismo e a flexibilização ecológica.

Esses são apenas alguns exemplos de medidas voltadas à suficiência e à diminuição do uso de recursos de forma absoluta, que não dependem de grandes avanços tecnológicos, mas sim, requerem embates políticos que contrariam grandes interesses, e no limite, a própria lógica capitalista. E se por um lado, tais ações parecem politicamente irreais ou utópicas, por outro, são apenas consequências da análise concreta e das evidências. A urgência da suficiência deriva da realidade ecológica da nossa casa comum e não deveria haver nada de ambicioso em estabelecer regras para a nossa própria sobrevivência. Se isso nos parece impossível, não resta alternativa que não seja tornar possível o impossível.