quarta-feira, 15 de junho de 2011

Regreso al futuro



Arturo Martínez
Socialismo y Democracia


No os engañéis, no voy a hablar del retorno a las estrellas, sino de otro futuro mucho más cercano, de un pasado muy reciente y de un presente rabiosamente actual: Los indignados.

Ya no me puedo aguantar más tiempo. Puede que a alguien le moleste mi opinión, pero, como decía una de las pancartas de la Puerta del Sol de Madrid, “Si molestamos, Nos quedamos”. Y ese es uno de los aspectos que me han gustado de la pomposamente autodenominada “Spanish Revolution”: ¿Qué sentido tendría una protesta que no molestara a nadie?

Después de años pensando que a nuestra juventud estaba alienada, que solo le interesaba el botellón, el twenti o el facebook, descubrimos que nos tenían engañados. La madurez, reflexión y profundos principios democráticos que está demostrando el movimiento 15M me ha sobrepasado ampliamente.

Cuando gritan “Que no, que no, que no nos representan” dirigiéndose a nuestra corrupta y endogámica clase política, yo digo “que sí, que sí, que sí me representan”, pero pensando en ellos. En los punkies, okupas, parados y currantes de todas las edades, estudiantes, “ni nis”, roqueros, inmigrantes con o sin papeles, nostálgicos del 68, jubilados, e incluso ¡por qué no! en los tan denostados “perroflautas”.

Pasado ya el riesgo de su fagotización por los partidos políticos tradicionales, el movimiento ha triunfado. Acampadas en 200 ciudades españolas, actos de solidaridad desde México DF hasta Buenos Aires, desde Nueva York hasta Moscú, desde Melbourne hasta Estambul, demuestran que lo que comenzó el 15 de mayo como un episodio aislado de unos cuantos idealistas se ha convertido en un movimiento global, consolidado, respondiendo a un sentimiento colectivo latente que por fin ha explotado.

Me acosté el 15 de Mayo con la noticia de las manifestaciones. Cuando me desperté, como diría Monterroso, los acampados seguían allí. No había sido un sueño, sino lo que no me atrevía a soñar.

El sábado pasado estaba paseando por Madrid y ¿casualmente? me encontré con una de sus movidas. Una cadena humana rodeando la Plaza de Cibeles, frente a la nueva sede del Ayuntamiento de Madrid. Fue verla, ver que faltaba gente para cerrar la circunferencia, y en un impulso irrefrenable, unirme a ellos.

Me encontré con un ambiente relajado, con un elevado grado de civismo, organización espontánea y solidaridad impresionante. Las rotaciones entre las zonas de sol y las escasas de sombra, el reparto continuo de agua y crema solar, los cámaras sobre monopatín que recogían la acción, demostraban que una multitud de 1.000 personas puede autoorganizarse sin líderes profesionales ni estructuras de poder. Quizás la organización no fuese muy eficiente, pero para la mayoría de las personas allí concentradas, me temo que el tiempo era una de las pocas cosas que no les faltaba.

Curiosamente, las mayores muestras de indignación, violencia y conducta incívica no las daban los concentrados, sino una pequeña parte del público. Insultos durísimos a los que se respondía con una sonrisa o con ese gesto de puños cruzados en alto con el que expresan “rechazo total”. Intentos de algunos conductores de pasar a la brava, reclamando su derecho a circular por donde les diera la gana, y olvidando que si la concentración se celebraba en Cibeles porque la policía les había impedido contundentemente reunirse en la Plaza de la Villa.

Cuando mis compañeros de cadena, con un respetuoso trato de usted, me preguntaron:

- Jefe, ¿Por qué no dice nada? ¿Por qué no grita con nosotros?, les contesté:
- Por que si abro la boca me pongo a llorar. Y los hombres no lloran.

Los indignados nos han demostrado que el futuro existe, y ha empezado ya.

Um comentário:

Pedrinho disse...

Caro Fernandino.
Muy buena idea la de colgar el artículo de mi amigo Arturo Martínez en "Socialismo y Democracia". Realmente resulta refrescante su enfoque.
Abraços desde Murcia