quarta-feira, 23 de julho de 2008

EEUU perpetúa las matanzas masivas en Iraq



Peter Phillips
Rebelión

El holocausto perpetrado por EEUU contra la población civil de Iraq se está convirtiendo en un “pecado original permanente en el alma de la nación” estadounidense. “En nuestro nombre se cometen asesinatos y crímenes de guerra, hemos permitido que continúe la guerra/ocupación en Iraq y los dos principales candidatos presidenciales nos ofrecen escasas opciones de un cese inmediato de las matanzas masivas”.

Estados Unidos es el responsable directo de más de un millón de muertes de ciudadanos iraquíes en cinco años y medio de invasión. Una investigación de la encuestadora británica Opinion Research Business (ORB) reportó en enero 2008 que "los resultados del estudio confirman nuestra estimación anterior acerca de más de 1.000.000 de ciudadanos iraquíes muertos como resultado del conflicto que comenzó en 2003. Ahora estimamos que el peaje de la muerte entre marzo de 2003 y agosto de 2007 alcanzó probablemente al orden de 1.033.000 víctimas. Si se considera el margen de error asociado a los datos resultantes de una investigación de esta naturaleza, entonces el rango estimado oscila entre 946.000 y 1.120.000 muertes".

El informe de ORB llega en los talones de dos estudios realizados antes por la Universidad Johns Hopkins, y publicados por el diario médico británico The Lancet, que confirman las cifras de continuas muertes masivas en Iraq. Un estudio del Dr. Les Roberts estableció que entre el 1º de enero de 2002 y el 18 de marzo de 2003 en Iraq murieron sobre 100.000 civiles. Un segundo estudio publicado por The Lancet en octubre de 2006 documentó más de 650.000 muertes de civiles producidas en Iraq desde el comienzo de la invasión de EEUU. El estudio de 2006 confirmó que el bombardeo aéreo de EEUU sobre la población civil causó sobre una tercera parte de estas muertes y que más de la mitad de tales muertes son atribuibles directamente a las fuerzas de EEUU.

Un nuevo estimado de 1,2 millones de muertes, fechado en julio de 2008, incluye niños, padres, abuelos, bisabuelos, taxistas, clérigos, maestros, obreros industriales, policías, poetas, personal de la salud, proveedores de alimentación diaria, operarios de la construcción, niñeras, músicos, panaderos, trabajadores gastronómicos y muchos más. Toda una variedad de gente común y corriente que ha tenido que morir porque EEUU decidió invadir su país. Todas estas muertes exceden la tasa normal de mortalidad civil durante el gobierno anterior.

La magnitud de estas muertes es innegable. La continuación de la presencia de las fuerzas de ocupación de EEUU garantiza una tasa de mortandad masiva que excede en 10.000 personas por mes la estadística normal, con mitad de esa cifra muriendo a manos de las fuerzas de EEUU, una carnicería concentrada y de gran envergadura como para compararla con las matanzas masivas más atroces acaecidas en la historia del mundo. Este hecho no ha pasado inadvertido.

Recientemente, el representante demócrata de Ohio Dennis Kucinich introdujo una acusación de un solo artículo reclamando la destitución, o “impeachment”, de George W. Bush por mentir al Congreso y al pueblo estadounidense sobre las razones para invadir Iraq. El 15 de julio, la cámara baja reexpidió la resolución al Comité Judicial con 238 votos. Que Bush mintió sobre las armas de destrucción total y la amenaza de Iraq a EEUU, hoy está más allá de toda duda. La ex fiscal federal Elizabeth De La Vega documentó a fondo tales mentiras en su libro “EEE vs Bush”, y numeroso otros investigadores han verificado las afirmaciones falsas de Bush.

El pueblo estadounidense enfrenta un serio dilema moral. En nuestro nombre se cometen asesinatos y crímenes de guerra. Hemos permitido que continúe la guerra/ocupación en Iraq y los dos principales candidatos presidenciales nos ofrecen escasas opciones de un cese inmediato de las matanzas masivas. McCain aceptaría sin dudarlo las muertes de otro millón de civiles iraquíes para “sacar la cara por América”, y el plazo de dieciocho meses de Obama para el retiro probablemente daría lugar a otras 250.000 muertes de civiles más.

Nos debemos a nosotros mismos, y a nuestros niños, un futuro sin la vergüenza del asesinato masivo en nuestra conciencia colectiva. La única resolución de este dilema es el retiro inmediato de todas las tropas de EEUU en Iraq y el procesamiento y encarcelamiento de los responsables. Cualquier cosa menor crea un pecado original permanente en el alma de la nación por el que sufriremos por siempre.

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