terça-feira, 27 de agosto de 2013

Los 'esclavos' cubanos ponen nerviosos a los médicos brasileños

Fernando Ravsberg
Público

Este fin de semana llegaron a Brasil los primeros 400 médicos cubanos de un contingente de 4.000 que contrató para dar cobertura sanitaria a las regiones rurales más pobres. El colegio médico brasileño se opone a la medida pero el gobierno de Dilma lo considera un asunto de interés público y social de primer orden.

Sectores de la oposición acusan a Brasilia y La Habana de someter a los médicos a "trabajo esclavo" porque el gobierno cubano recibe una parte del pago. De todas formas, algunos voluntarios aseguraron a Público que los salarios serán mayores que en otras misiones, se dice que rondarán los 1.600 dólares mensuales, lo cual es mucho dinero en un país en el que la canasta básica familiar está calculada en 100 dólares.

Realmente será difícil probar la acusación de "esclavismo" cuando la operación está avalada por la Organización Panamericana de la Salud de la ONU y teniendo en cuenta que Cuba, desde enero de este año, permite a los médicos viajar al extranjero, emigrar con sus familias y trabajar en la clínica que más les convenga.

El Consejo Federal de Medicina de Brasil denuncia que la llegada de los brigadistas de la isla "expone la salud de la población a situaciones de riesgo". Sin embargo, sólo un millar de galenos brasileños aceptaron ir a trabajar a algunos de los cientos de municipios rurales en los que nunca ha habido un médico. Parece un absurdo decir que para los enfermos de esas regiones es mejor vivir sin cuidados sanitarios que atendidos por los galenos cubanos.

El colegio brasileño aduce que la formación de sus colegas de la isla es deficiente. Sin embargo, se trata de médicos "todoterreno", dispuestos a radicarse en las zonas más inhóspitas, capaces de trabajar con mínimos recursos, preparados para organizar campañas preventivas de salud y muy experimentados en el diagnóstico clínico, imprescindible en lugares donde no se cuenta con equipos ni laboratorios.

El enfrentamiento de los colegios médicos de América Latina comenzó apenas Cuba afectó sus intereses corporativos con el envío de las primeras brigadas de salud a diferentes países de la región. Se agudizó después con la creación de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), institución que forma gratuitamente miles de jóvenes y los devuelve convertidos en médicos a sus comunidades. O la Operación Milagro, que restituyó la vista a cientos de miles de personas en la región sin cobrar un centavo, afectando los bolsillos de los oftalmólogos que cobraban 2.000 dólares por una operación quirúrgica de 15 minutos.

En muchos países de la región los colegios médicos ponen trabas para convalidar los títulos de las facultades de medicina cubanas pero poco a poco han tenido que ceder terreno. En su visita a Cuba, el presidente uruguayo, Pepe Mujica, nos comentó que ya en su país se reconocen la mayor parte de los títulos. Sólo se mantiene la resistencia en algunas especialidades, que son las que dan más dinero a los médicos y las que cuestan más caras a los pacientes, dijo con cierta amargura.

Sesgo ideológico

El colegio médico y la oposición brasileña acusan a Dilma de contratar cooperantes cubanos por razones ideológicas pero el Ministerio de Salud les responde que la gran mayoría de los galenos de la isla irá a zonas del norte y noreste del país, justamente a aquellos a lugares que no fueron elegidos ni por los brasileños ni por los extranjeros que calificaron para el programa, a pesar de que se ofertan salarios mensuales de 13.500 dólares.

En realidad, más allá de las simpatías políticas, el gobierno brasileño no tenía opción, su plan para extender la cobertura sanitaria a todo el país requiere 54.000 médicos. Esta semana se incorporan 244 profesionales de Portugal, España, Argentina y Uruguay pero optando por trabajar sólo en las ciudades. Cuba es la única nación capaz de enviar, en un tiempo muy breve, un contingente de miles de galenos a las zonas más necesitadas. Un lujo que puede permitirse porque cuenta con casi 80.000 graduados en medicina, uno por cada 150 habitantes, la mejor tasa del mundo.

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