quinta-feira, 13 de outubro de 2011

El día que vivimos en peligro



Fernando Cibeira
Página 12


El ex presidente uruguayo reveló que analizó con sus jefes militares en 2006 la posibilidad de un conflicto bélico con Argentina. Y que acudió a Bush para que declarara que Estados Unidos era amigo de Uruguay.

En una declaración con ribetes insólitos, el ex presidente de Uruguay Tabaré Vázquez reveló que, en 2006, llegó a analizar con sus jefes militares la posibilidad de entrar en un enfrentamiento bélico con la Argentina por el conflicto con las pasteras. Lejos de acudir a organismos regionales como la Unasur, Vázquez contó que llevó el tema al entonces presidente norteamericano George Bush, y que recién cuando el jefe de la Casa Blanca sostuvo públicamente que Uruguay era “socio y amigo” de su país “se aplacaron” los embates argentinos. Las afirmaciones de Vázquez, dichas el martes ante un grupo de alumnos de un colegio pero repetidas y aumentadas ayer en entrevistas periodísticas, generaron asombro y rechazo tanto en Buenos Aires como en Montevideo, en momentos en que los gobiernos de Cristina Kirchner y José Mujica se esfuerzan por mostrar que las relaciones están definitivamente encaminadas. La esposa de Mujica, la senadora Lucía Topolansky, calificó la salida del ex presidente como “absurda” y pidió que se la recuerde como “anécdota escolar”.

Tabaré hizo su revelación en una charla ante un reducido grupo de estudiantes del colegio Monte VI pero el video, de tipo amateur, fue difundido a la noche por un noticiero de la televisión uruguaya, generando inmediatas repercusiones. “Tuvimos un conflicto muy serio con la Argentina, y un presidente tiene la obligación de analizar todos los escenarios posibles”, explicó Vázquez, en un repaso de sus años de gestión.

Una de esas hipótesis fue la de un conflicto bélico, que motivó una rocambolesca reunión con los comandantes de las tres fuerzas. Ante el planteo de una posible guerra con Argentina, los jefes militares le dijeron allí a Tabaré que podrían responder con “una lucha de guerrillas”. El jefe de la Fuerza Aérea le dijo que contaban con cinco aviones y con reservas de combustible para 24 horas, por lo que si salían en combate no podrían volver. Las confesiones provocaron las risas de los alumnos que escuchaban a Vázquez sorprendidos. “Es la realidad, a veces la gente no sabe”, reflexionó.

Ante este panorama, Tabaré decidió llevar la cuestión a la secretaria de Estado Condoleezza Rice. Quería que la canciller norteamericana declarara que Uruguay era su “socio y amigo” y le pidió si el presidente Bush podría decir lo mismo. “Y así fue que dijeron ‘Uruguay es amigo y socio de Estados Unidos’. Y aplacaron todo eso”, aseguró.

Artillería pesada

Aunque las cancillerías guardaron ayer un prudente silencio, la dirigencias políticas argentina y uruguaya se manifestaron –casi unánime– contrarias a las declaraciones de Vázquez y la hipótesis de un conflicto bélico. Pero la reacción no llevó al ex presidente uruguayo a volver sobre sus pasos. Ayer, consultado por el diario El Observador, insistió: “Ahora todos se sorprenden y se rasgan las vestiduras, y parece que todos se olvidan de que por el conflicto por Botnia sacamos el ejército a la calle”.

En realidad, Vázquez hace referencia al episodio de diciembre de 2006 cuando colocó a unos 60 soldados custodiando el cerco perimetral de Botnia en atención a las movilizaciones que habría en Gualeguaychú.

El ex presidente enumeró las causas que veía como potenciales motivos de una guerra. Por ejemplo, “que los piqueteros dijeron que vendrían a manifestar a Uruguay, que hubo quien dijo que iba a venir con dinamita, amenazaron con ocupar la planta de Botnia, los militantes de Greenpeace manifestaron en el río y tiraron al agua a un oficial de Prefectura, entre otros hechos”.

Obviamente, le dedicó un párrafo a Néstor Kirchner, con quien terminó llevándose pésimo. Recordó que el ex presidente argentino había declarado el rechazo a las papeleras como “una causa nacional” y “se abrazó con los piqueteros”. “Todos los presidentes de la región manejaban esa hipótesis de conflicto, otra cosa es que se admitiera. Y ante esa situación, ¿qué se pretendía que hiciera el presidente de un país pequeño que está amenazado? Pensar desde lo mejor a lo peor y pedir apoyo. Un apoyo que era en lo político y en lo diplomático, pero que partía de la base de la peor hipótesis. Si no lo hubiera hecho y llegaba a pasar algo se iban a preguntar: ‘¿Y el presidente qué hizo?’”, sostuvo.

En la trinchera

En Buenos Aires y Montevideo estaban repartidas las opiniones acerca de la aparición fuera de registro de Vázquez. Si se trató de un descuido en una charla en un ámbito informal o, por el contrario, fue una estrategia para reposicionarse en el escenario político. Cuando era presidente, el conflicto con Argentina le sirvió en más de una ocasión para aumentar su popularidad a nivel interno. Ahora se comenta que Vázquez podría intentar volver a la presidencia en 2014 y que las encuestas le otorgarían buenas posibilidades de conseguirlo.

Con todo, la confesión de su pedido de apoyo a Bush –pasando por alto cualquier instancia regional– parecería no dejarlo bien parado y hasta tuvo el rechazo de la derecha uruguaya. “No recuerdo que Bush haya participado del conflicto, ni recuerdo que haya habido alguna expresión de su parte. Todo esto suena a que estábamos viendo dos películas distintas”, reflexionó ayer Alberto Fernández, quien en aquel momento era jefe de Gabinete de Kirchner y buscaba abrir un canal de diálogo con el secretario de la Presidencia uruguaya, su amigo Gonzalo Fernández.

Hubo dos reuniones de Tabaré Vázquez con Bush, una en mayo de 2006 en Washington y otra en marzo de 2007 en la Estancia Anchorena, en Colonia. En la primera, Vázquez comentó que había conversado con el norteamericano del conflicto por las papeleras. “Pude detectar que estaba informado”, dijo sobre la reacción de Bush. En el segundo, se subrayó, la cuestión ni se tocó. En ningún caso hubo una declaración de la Casa Blanca apoyando la posición uruguaya y si Bush habló del “mucho campo” que había con Uruguay para ser socios y amigos fue en relación con el posible Tratado de Libre Comercio bilateral con el que el gobierno de Tabaré coqueteó pero finalmente no accedió porque significaba su salida del Mercosur.

Los gobiernos optaron oficialmente por el mutis. En la Casa Rosada preferían recordar el giro en la relación que había significado el cambio de Mujica por Vázquez, evidenciado en el último acto que el presidente uruguayo compartió con Cristina Kirchner, mes y medio atrás, cuando reanudaron el servicio de trenes que une ambos países después de 36 años.

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