quinta-feira, 30 de setembro de 2010

Una sola víctima nos conmueve más que miles



Vicente Verdú
El País

El drama de los mineros de Chile genera una empatía ausente en tragedias como las lluvias de Pakistán o una bomba en Irak. Lo individual gana frente a lo colectivo.

¿Cuántos héroes caben en un guión de cine? No muchos, acaso uno o dos. Pero también, ¿cuántos casos personales altamente desdichados o campeones caben en el corazón de los lectores? Acaso dos o tres. Cinco ya sería demasiado.

Los 33 mineros chilenos que se encuentran sepultados a 700 metros de profundidad son, en consecuencia, una multitud inabarcable. Podría morir la mitad, las dos terceras partes de ellos y todavía serían muchos para la producción de una noticia con punta. El sensacionalismo requiere concentración, récord, primicia, contundencia y simplificación. Un espectador, un lector, un radioyente no tiene tiempo para estar recibiendo día a día noticias y más noticias del mismo suceso. Llegados a un punto se aburren o se desinteresan. Se trata del "punto muerto" y es lo que ocurre con las decenas de cadáveres que provocan a diario los terroristas suicidas en Irak o Afganistán o, el pasado agosto, las lluvias en Pakistán. La sensibilidad se embota. Y todo medio que aspire a comunicar lo sabe.

El medio sabe: a) que la noticia ha de ser "bomba", b) que la noticia no debe hacerse larga, c) que la noticia debe impactar.

Los impactos, tan asociados a la publicidad, son inseparables de cualquier media que pretenda ser eficaz. Es decir, que intente explotar la materia prima de la información y obtener el beneficio más sustancioso al publicarla.

Un campeón, un héroe o una heroína, un asesino en serie o una madre de quintillizos se convierten en oro informativo si con el scoop, el medio se corona y no sigue insistiendo en la ceremonia una y otra vez. Este recurso a lo despacioso y repetitivo, característico de los programas del corazón, es la antítesis del periodismo y, en efecto, ni su género ni sus participantes son aceptados como colegas en el mundo profesional. El antiperiodismo no es lo contrario a la Historia pero sí, en buena medida, al proceso.

Los hechos de la prensa saltan y mueren sin necesidad de continuidad. No siempre es así pero para que la información circule es oportuno que una noticia reemplace a otra, un héroe sustituya al anterior, un nuevo campeón o un cataclismo deje arrumbado al que ya se conocía.

Poco a poco, de las tres funciones que en las escuelas atribuían al oficio del periodismo (informar, formar y entretener) la segunda ha caído en el abismo, la primera flota entre ahogos o escollos y la tercera -siguiendo el aire de los tiempos- ha subido hasta el primer lugar. ¿Cómo actuar por tanto para lograr entretener al receptor? No repetir, primero, innovar, siempre y focalizar, después.

El terremoto del Índico en 2004, conocido por la comunidad científica como el terremoto de Sumatra-Andamás, formó parte de este fenómeno tanto por su magnitud extraordinaria como por los casi 300.000 muertos y 50.000 desaparecidos con el tsunami. El desastre fue denominado en algunos medios internacionales -en Australia, en Canadá, en Nueva Zelanda y en el Reino Unido, entre otros- como el boxing Tsunami porque ocurrió el mismo día del boxing day, un 26 de diciembre, festivo en estos países a la manera del segundo día de Navidad español.

El día del tsunami asiático ocurrió exactamente un año después del terremoto de 2003 que devastó la ciudad iraní de Bam y dos años antes del terremoto de Hengchun, en 2006. De estos dos sísmos, anterior y posterior, apenas queda ningún recuerdo. Sería de un lado pedir demasiado a la memoria entretenida pero, además, solo uno, como en los guiones de cine merece el galardón de ser calificado como histórico, glorioso, dantesco o devastador.

Esta regla de la información sensacionalista -toda la información hoy- es la misma que operó muy bien con el Katrina, tanto por su magnitud como por el insólito lugar del desastre. Y casi lo mismo puede decirse de la fuga del pozo petrolífero en el golfo de México donde se implican tanto Gran Bretaña como Estados Unidos, dos grandes figuras protagonistas que sólo acepta el cine cuando son efectivamente extraordinarias a la manera de Paul Newman y Robert Redford en El Golpe.

Fuera de estos dos excepcionales componentes con golpe, la información referida a muchos seres humanos tiene grandes probabilidades de zozobrar una vez que ha consternado. Grandes probabilidades de marchitarse si el protagonista es solo la masa. La enorme destrucción que causó el terremoto en Haití, por ejemplo, el país más pobre del continente americano y donde perdieron la vida 200.000 personas y quedó sin hogar a más de la quinta parte de su población, se ha olvidado relativamente pronto. "Y no te olvides de Haití", escribe Forges todos los días ante la evidencia de que esa noticia ya se encuentre amortizada. Amortizada en las redacciones y amortizada en el corazón del público.

Ante una desgracia o una proeza particular, se trate de la lapidación de una mujer iraní o el cambio de cara de un quemado, la emoción personal se dispara enseguida y se alarga en los comentarios de meses después. Frente a la tragedia colectiva, las decenas o centenares de muertos, la compasión dura menos. En el primer supuesto el caso individual crea empatía entre los individuos y su asunción cala pero frente al siniestro colectivo, numeroso hasta ser incontable, inmenso pero inmensurable, la capacidad de solidaridad se apaga en días. Una gran afluencia de ayudas llega al principio y de pronto la caridad decae y se agota.

Esta es la paradoja de la información. Más protagonistas del suceso no aumentan la escala de la noticia. Es el grado de intensidad la que multiplica su escala. De ahí que si unos cuantos en torno a Terry Jones prepararon la quema del Corán su grado de intensa provocación diera la vuelta al mundo.

El lector, el espectador, el público en general ama la gran tragedia pero entre las víctimas de cualquier adversidad importante solo tiene dispuesto el corazón para recrearse con uno o dos damnificados. O con cada uno entre 10 si se presentan uno a uno, tal como se hace en los reportajes sobre los miles de jóvenes parados o con los mineros chilenos contando su situación, cuento a cuento.

La muerte de la muchedumbre debía sobrecoger duraderamente pero sobrecoge efímeramente. En La muerte en occidente, Philipe Ariès expone cómo, debido a la frecuencia de guerras y epidemias fatales, la muerte se hallaba colectivizada hasta el siglo XII. Se moría como un acto comunal. Desde entonces, sin embargo, la muerte ha venido a privatizarse cada vez más y a privatizarse tanto que si, por ejemplo, en el siglo XIX era el sexo y no la muerte el tabú, ahora el tabú es la muerte y el sexo es un explícito recreo.

En el XIX se moría rodeado de familiares y amigos, el pueblo entero participaba en los llantos y responsos del funeral. Por el contrario, el sexo que durante los siglos XVII y XVIII fue descarado y gozoso, en el XIX se sometió a disciplina y vigilancia estrictas. El sexo se encerraba oscuramente en la alcoba y la alcoba se abría de par en par en la agonía.

Actualmente y siguiendo la evolución del siglo XX el sexo ha ido perdiendo celajes mientras la muerte fue ocultándose tras las mamparas del habla y los hospitales.

Publicar la muerte de una figura, contar su existencia extraordinaria atrae poderosamente la atención. Poco importa que ese sujeto ejemplar y representativo deba su fama a la política o al arte. O que, en el caso de las grandes sevicias, sea el representante de una colectividad que muere de hambre, de enfermedad o de frío. Ese representante queda investido de la historia colectiva que en él se condensa como una apretada traducción que entiende la gente, el sensacionalismo y nosotros los consumidores de su sabor.

De esta manera, ya sea la erupción del Nevado del Ruiz, ya sea el hundimiento del Titanic, ya sea el desembarco de Normandía, el periodismo o el cine lo resumen en la estampa de una niña agonizante, una pareja de jóvenes amantes o una patrulla que busca al soldado Ryan.

Lo individual gana a lo colectivo no ya en señal de que el podrido individualismo gana al colectivismo y cosas así sino que la Historia desde siempre y hasta hace poco se valía de Atila, Carlos V, Lenin o Franco para explicar todo lo que había que entender.

Otras escuelas de historia aparecidas en el último medio siglo cambiaron este punto de vista tradicionalmente concentrado en los líderes pero al periodismo no le caben los discursos de la historiografía y lo que le encaja mejor es la cara y la peripecia de uno o pocos más. Esta es la razón, la crítica de la razón práctica, que hace a la noticia ser lo que es. Esta es la práctica que con el tiempo, en plena era de la información, nos vuelve a todos tan emocionales como olvidadizos, tan prêt-à-porter como intelectuales y amantes efímeros.

Las letras de la lucha final


Javier Rodríguez
Público

El sábado pasado, durante el Festival Hay de Segovia, el cineasta y escritor David Trueba, premio de la Crítica 2009 con la novela Saber perder (Anagrama), repasó durante una hora varios fragmentos de sus películas favoritas. Entre ellas estaba Los compañeros (1963), de Mario Monicelli. En la secuencia elegida por Trueba, un intelectual (Marcello Mastroianni) interviene en una asamblea de obreros para apoyar la huelga. Después del discurso del intelectual -americana, gafas, barba- los trabajadores corren exaltados hacia la calle. Mastroianni se queda solo y ve en una mesa el bocadillo que alguien se ha dejado olvidado. Cuando, con ojos lujuriosos, se dispone a morderlo es sorprendido por el dueño del bocadillo, que ha vuelto a buscarlo. Recuperándose de la mezcla de sorpresa y frustración que le asalta, el intelectual devuelve su comida al obrero. Toda una metáfora sobre la relación entre el poder de la mente y el del estómago, el pan y las palabras. La historia de la literatura también tiene su particular capítulo de asambleas, piquetes y paros.

El mundo va a la huelga

Libro de huelgas, revueltas y revoluciones (451 Editores) es el título del volumen que hace unos meses publicó el editor y crítico Constantino Bértolo. Se trata de una antología de textos e imágenes en torno a la lucha contra la injusticia que va desde el levantamiento de los esclavos de Roma (el Espartaco de Howard Fast inmortalizado en el cine por Stanley Kubrick) hasta el movimiento antiglobalización (de la mano del colectivo Wu Ming) pasando por las revoluciones francesa, mexicana y soviética, las huelgas de Asturias en 1934 (José Díaz Fernández, Octubre rojo en Asturias) y las de París en 1968 (Olivier Rolin, Tigre de papel), sin olvidar la lucha antifranquista (Isaac Rosa, El vano ayer).

Bértolo, además, analiza el espacio marginal al que, "a despecho de su alta calidad literaria", han sido relegados títulos como Martin Eden, de Jack London, Los de abajo, de Mariano Azuela, o La madre, de Maxim Gorki. Publicada en 1907, la cruda historia de la toma de conciencia de Pelagia, la madre del título, a partir del compromiso político y sindical de su hijo, es uno de los grandes clásicos de un género de difícil canonización: el realismo social.

Conflictos en lengua española

Después de conseguir su propio espacio durante la larga posguerra franquista, los representantes españoles de ese realismo social pasaron al purgatorio desplazados por el experimentalismo de los años setenta, primero, y, luego, por la nueva narrativa de los ochenta. Franco murió en la cama y la reforma sacó de las estanterías a la revolución llevándose de paso por delante todos los matices de la justicia social. También de su versión menos ruidosa: el Estado de bienestar. Con todo, títulos como Central eléctrica, de Jesús López Pacheco, o La mina, de Armando López Salinas, merecen una lectura que vaya más allá de su consideración como mero testimonio de un tiempo pasado que el presente volvió peor. Y que el futuro puede volver actualidad pura.

Entre tanto, el testigo de una novela crítica con una sociedad en la que cada vez es más frágil la frontera entre trabajo digno y trabajo a secas, corre a cargo en la actualidad de narradores como el propio Isaac Rosa, Rafael Chirbes o Belén Gopegui. La actividad como guionista de cine de esta última también se ha ocupado en ocasiones del mundo laboral. Ahí están películas como La suerte dormida (2003), dirigida por Ángeles González-Sinde, actual ministra de Cultura, o El principio de Arquímedes (2004), dirigida por Gerardo Herrero.

Una de mineros chilenos. Una muestra de las idas y venidas del pasado es, por cierto, El arte de la resurrección, último premio Alfaguara. En su novela, Hernán Rivera Letelier relata las peripecias de un iluminado que se cree Jesucristo en el contexto de una huelga minera en el norte de Chile. El libro transcurre en los años cuarenta del siglo XX, pero el accidente que tiene atrapados a 33 obreros en el pozo San José demostró que a veces la novela "histórica" tiene un pasillo que lleva hasta el telediario.

Malos tiempos para la lírica

En Pero el viajero que huye (Visor), Manuel Vázquez Montalbán se preguntaba cuánta gente tendría que morir víctima de la injusticia para que "nos saliera social la poesía", pero lo cierto es que entre los poetas españoles actuales no faltan las voces críticas después de que algunos de sus colegas de la posguerra conocieran un ostracismo similar al de sus coetáneos novelistas (Una pista: Poesía social española contemporánea. 1939-1968, la histórica antología de Leopoldo de Luis, reeditada por Biblioteca Nueva). "La belleza de la huelga general" se titula por ejemplo uno de los poemas de Conversaciones entre alquimistas (Tusquets), de Jorge Riechmann, uno de los más destacados exponentes de una poesía social que, con la lección de Brecht bien asimilada, tiene entre sus mejores representantes a autores de distintas generaciones como Jesús Munárriz, Fernando Beltrán, Antonio Méndez Rubio, Enrique Falcón o Isabel Pérez Montalbán. (Otra pista y otra antología: Feroces, de Isla Correyero, en DVD Ediciones).

Sin olvidar la dimensión crítica que ha tenido siempre el poeta más representativo de las últimas décadas, Luis García Montero. A su libro más celebrado, Habitaciones separadas (publicado por Visor en 1994 y recogido luego en su poesía reunida, editada por Tusquets) pertenece el poema Compañero: "Yo sé dónde acabaron nuestras revoluciones, / ¿pero dónde empezaban nuestros sueños? / Si empezaron por culpa del dolor, / hay motivos recientes para seguir soñando. / Si empezaron por culpa de nuestra envenenada estupidez, / puedes seguir soñando, / pues también hay motivos".

terça-feira, 28 de setembro de 2010

Los sindicatos auguran el éxito de la huelga



Agencias

En el último acto previo al inicio de la primera huelga general que los sindicatos convocan contra el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, los secretarios generales de UGT y CC OO , Cándido Méndez y Ignacio Fernández Toxo, exigieron al presidente una rectificación de su política económica al tiempo que auguraron un éxito rotundo de la jornada de paro.

Toxo y Méndez eligieron la Puerta del Sol para celebrar el último gran acto de llamamiento a la huelga. Arropados por la plana mayor de Izquierda Unida (Cayo Lara, Gaspar LLamazares e Inés Sabanes, entre otros), los líderes sindicales se mostraron seguros del éxito del paro y dijeron que esta huelga se ha convocado contra las decisiones politicas del Gobierno. En este contexto, criticaron al Gobierno por haberse rendido ante los mercados financieros y no haber tenido en cuenta las peticiones de los trabajadores. Cándido subrayó la importancia de la jornada del 29-S al asegurar que se trata de "un envite democrático que nos jugamos todos". Toxo, por su parte, recordó que el día de la huelga en España formaba parte de las movilizaciones que se van a celebrar en toda Europa contra la polítca economica dictadas por Bruselas y el FMI. Ambos líderes dijeron que el Ejecutivo estaba a tiempo para rectificar. Toxo lo expresó muy gráficamente: "Una ley se cambia con otra ley".

Al término del acto intervino por sorpresa el presidente de la confederación de sindicatos mundial, el alemán Michael Sammer, quien abundó en los mensajes de Candido y Toxo y subrayó que el mensaje que los sindicatos querían trasmitir este 29 de septiembre es que la crisis proviene de los mercados financieros y los bancos. Y se preguntó en voz alta: ¿Y quién va a pagar esto? Los trabajadores. Pero los trabajadores no pagamos la cuenta. "Teníamos muchas esperanzas en el Gobierno de Zapatero, pero nos ha decepcionado. Hay que ayudar a Zapatero a encontrar la rectitud política", dijo.

Giro a la izquierda

Horas antes, Méndez y Toxo exigieron al presidente un giro a la izquierda y un abandono de sus políticas "neoliberales en un acto en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, Toxo reclamó a Zapatero que mire "a la izquierda de la Cámara" y no piense sólo en "los nacionalistas que son, primero que nada, nacionalistas".

Tanto Méndez como Toxo cerraron la puerta a cualquier acercamiento a Zapatero después de la huelga si antes no rectifica su política económica "en clave de recortes".

El presidente ha anunciado a los miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE que tiene la intención de pactar con los sindicatos los reglamentos que desarrollan la reforma laboral, pero UGT y CCOO niegan de momento cualquier posibilidad de aproximación. "Después de imponer la reforma laboral, romper el convenio colectivo de los funcionarios y poner al borde del precipicio el Pacto de Toledo, el presidente, si no rectifica, no tiene credibilidad cuando usa la palabra diálogo", argumentó Méndez, que terminó su intervención con tono irónico: "Si este presidente es experto en algo, es en rectificar".

En esta línea, Toxo proclamó: "El 29- S no es el final ni una estación de término. Una ley se cambia con otra. Esta es la reforma laboral más lesiva de la historia de la democracia. Llega a extremos que nadie imaginó ni en nuestras peores pesadillas". No faltaron tampoco en sus discursos un vistazo a la historia y al efecto político de otras huelgas. "Zapatero y su gente tratan de desactivar el paro de una forma más sibilina que los empresarios, pero que se miren en el espejo de sus predecesores", exclamó Toxo, en referencia a Felipe González y José María Aznar. "¿Qué pasó con el plan de empleo de 1988? Quedó en el cajón y, además, le cambiamos la cara a las protecciones sociales de este país. Y en 2002 también trataron de desanimarnos y le dimos la vuelta a casi toda la reforma laboral. Aznar tuvo que cambiar al ministro de Trabajo". Los líderes sindicales quisieron dejar claro que la huelga no va contra el Gobierno ni pretende derribarlo, sino contra sus políticas.

segunda-feira, 27 de setembro de 2010

El asesinato de Letelier y Moffitt



Saul Landau
Progreso Semanal

Era el 21 de septiembre de 1976, a las 9:45 a.m. El teléfono de casa sonó. Mi esposa dijo: “Acabo de ver el peor accidente. Está saliendo humo del auto, por todas partes, hay metal y quizás partes de un cuerpo y los policías están corriendo como locos por Sheridan Circle”. Había llegado allí camino de su trabajo cerca de la Avenida Massachusetts.

Minutos más tarde llamó la recepcionista del Instituto para Estudios de Política (IPS). En medio de lamentos y gritos me informó: “Orlando está muerto, Ronni en el hospital. Venga para el Instituto”. El taxista sabía cómo evitar Sheridan Circle, cerrado por la policía. El FBI ya había llevado una gigantesca aspiradora al área para acopiar “evidencia”.

En el IPS el personal lloraba o tenía la mirada perdida mientras surgían los sangrientos detalles. Una bomba había hecho explosión debajo del auto de Orlando Letelier a tres cuadras del IPS, en Connecticut y Calle Q. Las piernas de Letelier quedaron separadas del torso. Ronni Moffit, que iba en el asiento del pasajero, también había muerto, aparentemente cuando una pieza metálica le cortó una arteria. Michael Moffit, esposo de Ronni, que iba sentado en el asiento trasero, salió despedido por la puerta y sufrió heridas leves.

Dos años más tarde, el FBI identificó a los miembros principales del complot: el coronel Manuel Contreras, jefe de la DINA, la policía secreta de Chile; otros dos oficiales y su asesino designado Michael Townley. El FBI arrestó a Townley en Chile y por medio de un arreglo –una condena leve--, él les dijo cómo había recibido las órdenes de sus superiores y luego había reclutado a cinco exiliados derechistas cubanos para realizar el atentado en sí.

Los principales agentes del FBI y un fiscal nombraron públicamente a Pinochet como el que ordenó el asesinato. Su nombre nunca apareció en una acusación. Los demás se enfrentaron a algún tipo de juicio en Estados Unidos o en Chile. Mientras el FBI acopiaba testimonios y detalles, imaginé como en un sueño el auto de Orlando mientras iba por la Avenida Massachusetts, escuchando el silbido que oyó Michael Moffit, viendo el estallido del detonador primario y oliendo el olor acre mientras el auto llegaba a Sheridan Circle y estallaba. Virgilio Paz pulsó los botones del detonador por control remoto sabiendo que Ronni y Michael estaban en el auto. Oigan, tenía que regresar a su empleo vendiendo autos usados en Nueva Jersey.

En 1991, después de que el programa “America’s Most Wanted” hizo una reconstrucción del papel de Paz en el atentado a Letelier-Moffit, alguien telefoneó a un agente de Aduanas, el cual avisó al FBI. Paz fue arrestado, se declaró culpable, fue condenado a 12 años y cumplió siete antes de salir en libertad condicional. Vive en un condominio en la Florida. Guillermo Novo, un mandamás de la pandilla exiliada cubana, fue declarado culpable de conspiración para asesinar a un ex funcionario extranjero y condenado a cadena perpetua. Un tribunal de apelaciones revocó la sentencia. En un segundo juicio, el jurado lo declaró inocente de la acusación de conspiración. Salió en libertad.

En 1999, la policía panameña arrestó a Novo junto con Luis Posada Carriles y otros dos, cuyo auto de alquiler contenía explosivos. Los cuatro planeaban asesinar a Fidel Castro, quien debía dar un discurso allí. Unos días antes de terminar su mandato, la presidenta panameña Mireya Moscoso los indultó. Coincidentemente, varios millones de dólares habían sido depositados en su cuenta bancaria en el extranjero.

Ronni Moffitt tendría ahora 59 años, y Letelier 79. Me pregunto cuántas cosas interesantes y útiles hubieran hecho en estos 34 años. Tres semanas antes de explotar la bomba, Letelier, un economista y líder político del Partido Socialista chileno, había escrito una devastadora crítica de la “milagrosa” economía de mercado de Milton Friedman (“Los Chicago Boys en Chile”, The Nation, 28 de agosto de 1976). Recientemente él había sido nombrado director del Instituto Transnacional en Ámsterdam, el centro de investigaciones homólogo del IPS, el cual planeaba expandir su influencia.

En marzo de 1976, Letelier había informado a los representantes a la Cámara Tom Harkin (demócrata por Indiana), George Miller (demócrata por California) y Toby Moffett (demócrata por Connecticut). Los tres viajaron a Chile, fueron testigos de la brutal represión y regresaron para lograr que se aprobara la Enmienda Harkin, que eliminaba la ayuda de EE.UU. a Chile. Orlando ayudó a aislar al régimen del general Augusto Pinochet, el hombre que dirigió el sangriento golpe que derrocó al presidente electo de Chile, Salvador Allende. Pinochet había llevado a Letelier a un campo de concentración cerca del Polo Sur antes de exiliarlo a Venezuela un año después.

Ronni me contaba de la hermosa música que hacía la gente pobre que tomaba prestados instrumentos en su tienda de “música para llevar”. Ella había sido maestra y tenía infinitos planes para mejorar el mundo. Michael y Ronni llevaban solo cuatro meses de casados. Ella hoy hubiera tenido 59 años.

Después de 34 años, los sucesos del 21 de septiembre de 1976 regresan en mis pensamientos y sueños. Llegué a la conclusión de que la gente malvada, los asesinos, justificaron sus inclinaciones homicidas con balbuceos anticomunistas y anticastristas. Pero el asesinato de mis amigos y colegas no tenía nada que ver con el comunismo ni con Castro. Los asesinos asesinan. Disfrutan practicar su vocación. No han leído las palabras de John Donne: “La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy implicado en la humanidad”. Las Campanas Doblan por Orlando y Ronni.

domingo, 26 de setembro de 2010

Democracia, ¿en todas partes, en ninguna parte?



Immanuel Wallerstein
La Jornada

La palabra democracia es muy popular en estos días. Hoy, practicamente no existe país en el mundo cuyo gobierno no reivindique ser el gobierno de una democracia. Pero al mismo tiempo, virtualmente no hay país del mundo del que otros –dentro del país y en otros países– no denuncien al gobierno por ser antidemocrático.

Parece haber muy poco acuerdo acerca de lo que queremos decir cuando decimos que un país es democrático. El problema es muy claro en la misma etimología del término. Democracia viene de dos raíces griegas –demos, o pueblo, y kratia, dominio, la autoridad para decidir. Pero ¿qué queremos decir con dominio? ¿Y qué queremos decir con pueblo?

Lucien Febvre nos mostró que siempre es importante mirar la historia de una palabra. La palabra democracia no fue siempre tan popular universalmente. La palabra arribó a su uso común político moderno durante la primera mitad del siglo 19, sobre todo en Europa occidental. En ese entonces, tenía las tonalidades que hoy tiene el terrorismo.

La idea de que el “pueblo” pudiera de hecho “mandar” era considerada por las personas respetables como una pesadilla política, soñada por radicales irresponsables. De hecho, el objetivo principal de las personas respetables era asegurarse de que no sería la mayoría de la gente quien tuviera la autoridad de decidir. La autoridad tenía que dejarse en manos de personas que tenían intereses en conservar el mundo como era, o como debería ser. Éstas eran personas con propiedades y sabiduría, que eran consideradas competentes para tomar las decisiones.

Tras las revoluciones de 1848, en la cual el “pueblo” se levantó en revoluciones sociales y nacionales, los hombres con propiedades y competencia se fueron atemorizando. Respondieron primero con la represión, y luego con concesiones calculadas. Las concesiones eran admitir a gente, lentamente y paso a paso, a que votaran. Pensaron que el voto podría satisfacer las demandas del “pueblo” y en efecto lo cooptaría a que mantuviera el sistema existente.

Durante los siguientes 150 años, esta concesión (y otras) funcionaron hasta cierto punto. El radicalismo fue acallado. Y después de 1945, la propia palabra, democracia, fue cooptada. Ahora todos alegan estar a favor de la democracia, que es adónde estamos hoy.

El problema, sin embargo, es que no todo el mundo está convencido de que todos vivimos en países verdaderamente democráticos, en los cuales la gente –todo el pueblo– sean quienes en verdad mandan, es decir, toman las decisiones.

Una vez que se escoge a los representantes, con mucha frecuencia no cumplen las demandas de la mayoría, u oprimen a importantes minorías. La gente reacciona con frecuencia, protestando, con huelgas, con levantamientos violentos. ¿Es democrático que se ignoren las manifestaciones? ¿O lo democrático es que el gobierno se pliegue y se someta a la voluntad del “pueblo”?

¿Y quiénes son el pueblo? ¿Son la mayoría numérica? ¿O hay grupos principales cuyos derechos deben garantizarse? ¿Deben grupos importantes contar con una autonomía relativa? ¿Y qué clase de compromisos entre la “mayoría” y las “minorías” importantes constituyen resultados “democráticos”?

Finalmente, no debemos olvidar los modos en que la retórica en torno a la democracia se utiliza como instrumento geopolítico. Regularmente, denunciar a otro país de antidemocrático se usa como justificación para entrometerse en países políticamente más débiles. Tales intromisiones no necesariamente tienen por resultado que lleguen al poder gobiernos más democráticos; son sólo diferentes o tal vez con política exteriores diferentes.

Quizá debamos pensar que la democracia es una reivindicación y una aspiración que no se ha concretado aún. Algunos países parecen ser más antidemocráticos que otros. Pero, ¿acaso hay países que puedan demostrar ser más democráticos que otros?

sexta-feira, 24 de setembro de 2010

La última trampa del Banco Mundial



Raúl Zibechi

La Jornada

La difusión del reciente informe del Banco Mundial, Los recursos naturales en América Latina y el Caribe: ¿más allá de bonanzas y crisis?, podría contribuir al necesario y urgente debate sobre las estrategias más adecuadas para salir de la pobreza y la dependencia, afrontar los problemas sociales y ambientales que genera el extractivismo, y aprovechar una coyuntura favorable para conducir al continente hacia una ruptura con el neoliberalismo. No es que el informe del BM no aporte nada interesante, más bien parece una broma de mal gusto. Sin embargo, muchos gobiernos de la región, incluyendo a los llamados progresistas, parecen coincidir con algunas de sus conclusiones más nefastas.

La vicepresidenta para América Latina y el Caribe del BM, Pamela Cox, prologa el informe diciendo que los países de la región llegaron a ser de los más prósperos del mundo gracias a la producción de metales preciosos, azúcar, caucho, granos, café, cobre y petróleo. Rechaza que la explotación de los recursos naturales haya sido una maldición para la región y cree que las perspectivas a corto plazo sonhalagadoras por los altos precios del mercado. El propio informe asegura quelas exportaciones de bienes primarios siempre han activado las economías de la región, llenando las arcas de los gobiernos, y que América Latina puede derivar beneficios significativos por ser la mina y el granero de las economías centrales. Por supuesto, no considera que los principales beneficiarios han sido las grandes multinacionales y los países del norte, nunca los exportadores de materias primas.

El enfoque monetarista del BM lo lleva a proponer que las ganancias extraordinarias que se obtienen por las exportaciones de minerales, hidrocarburos y productos agrícolas, cuyos precios se mantienen muy altos en los mercados globales, sean usadas para realizar ahorros que podrían luego utilizarse para estabilizar el gasto en los tiempos de crisis de esos bienes, como sostiene el informe firmado entre otros por Augusto de la Torre, economista en jefe del banco para América Latina y el Caribe. Censura las nacionalizaciones de las empresas que explotan recursos naturales y dedica parte sustancial de sus conclusiones a indicar los caminos más adecuados para evitar o minimizar los impactos sociales y los conflictos asociados con las industrias de extracción.

De este modo, el principal think tank neoliberal evalúa que es precisamente el alto precio internacional de las commodities lo que permite que la región esté atravesando exitosamente la crisis mundial, y no su creciente distanciamiento de las recetas del propio BM y del FMI. La fuerte dependencia de las exportaciones de materias primas, que suponen 24 por ciento de los ingresos fiscales promedio en la región, con casos que alcanzan hasta 49 por ciento, es causa de honda preocupación. Ya no se discute sobre el deterioro de los términos de intercambio, ni sobre la diversificación de las exportaciones, la industrialización y la soberanía alimentaria, cuestiones estratégicas que están siendo tapadas por la oleada de exportaciones de productos primarios que sobrexplotan los bienes comunes como el agua.

No es la primera vez que el BM hace pronósticos falsos y luego se desentiende cuando llegan resultados desastrosos. A mediados de la década de 1990 el BM promovía la privatización de las pensiones con el argumento de que el envejecimiento de la población llevaría al sistema público a la quiebra. Un reciente informe del diario El País asegura que el Círculo de Empresarios de España, con base en los análisis del BM, aseguraba en 1996 que el sistema público de pensiones tendría un déficit de 10 por ciento del PIB para el año 2000, cuando en realidad acumula ahorros equivalentes a 6 por ciento del PIB; en tanto, las pensiones privadas están al borde del colapso. En efecto, en Estados Unidos hay 31 estados que pueden quedarse sin dinero para pagar las pensiones privadas, mientras en el Reino Unido perdieron 37 por ciento de su valor.

En América Latina las voces que promueven un debate en profundidad sobre la intensificación de la explotación de la naturaleza siguen siendo minoritarias y, lo que es peor, no suelen ser escuchadas en las esferas oficiales. Ni siquiera en los gobiernos que se proclaman opuestos al capitalismo. En la campaña electoral venezolana, donde el domingo 26 se renueva la Asamblea Nacional, la derecha consiguió polarizar el debate instalando la cuestión de la seguridad ciudadana. Sin embargo, las diversas izquierdas no consiguen poner en cuestión un modelo de desarrollo que sigue siendo dependiente de la exportación de petróleo. Algo que no se modificó desde que en 1999 Hugo Chávez asumió la presidencia.

Es en este punto donde la inercia acerca los hechos concretos a las posiciones tramposas del BM. Mientras el capital mundial elabora propuestas para profundizar el modelo, las propuestas alternativas siguen sin ser escuchadas. Abarcan, empero, un amplio abanico: desde un neodesarrollismo hasta el sumak kawsay o buen vivir estampado en las constituciones de Ecuador y Bolivia. El economista Jorge Katz, inscrito en la primera tendencia, acaba de denunciar en el congreso anual de la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina que el decil más rico en su país tiene un ingreso per cápita mayor que ese mismo sector en los países anglosajones, en tanto la población con menores ingresos es 20 veces más pobre que los estratos más bajos de los países desarrollados.

La fase actual del modelo neoliberal, aunque algunos prefieren hablar de "posneoliberalismo" cuando se trata de gobiernos progresistas, no puede sino generar polarización económica y social. En este caso, el progresismo interpone políticas sociales que no pueden modificar la distribución de la renta, pero son funcionales a la explotación de la naturaleza. No será sencillo salir del extractivismo. Pero nunca se conseguirá sin un profundo debate que anticipe la imprescindible confrontación con un modelo depredador.

quinta-feira, 23 de setembro de 2010

Fidel Castro: el otoño del chocheo



Alexander Cockburn
Counterpunch

Algunos dirigentes políticos maduran en el ocaso: el octogenario Jimmy Carter es a menudo más sensato ahora de lo que lo fue hace cuarenta años. Otros ahorran al mundo sus cábalas nocturnas, no siempre voluntariamente: Ronald Reagan sucumbió al Alzheimer; Ariel Sharon sigue con vida vegetativa, pero está muerto para el mundo. Desgraciadamente, Fidel Castro se rompió un brazo y una rótula cuando trastabilló en aquel malhadado escalón de cemento hace seis años. Ojalá que también se hubiera partido la lengua, ahorrándoles a sus antiguos admiradores, entre los que me cuento, el espectáculo de ver precipitarse en el disparatario a quien fue un gran revolucionario.

Si el presidente Raúl Castro quiere defender los méritos de Cuba en materia de derechos humanos, no tiene sino que recurrir al hecho de que su hermano no ha sido destituido de su cargo como Primer Secretario del Partido Comunista y arrojado en una celda aislada de la Casa de Dementes, el hospital psiquiátrico de La Habana. Lejos de eso, Fidel tiene acceso irrestricto a la radio estatal y al periódico oficial Granma. Desde esos dos medios, Castro, con 84 años, ha venido soltando un chorro continuo de disparates.

Memorable entre sus incursiones en el delirio fue su brote de conspiracionismo en el sexto aniversario de los ataques al Trade Center neoyorquino y al Pentágono, sin que se le escatimara desde la televisión cubana la lectura entera de la descabellada pieza por parte de un locutor de plantilla.

Castro sostuvo que el Pentágono fue alcanzado por un misil, no por un avión, porque no se halló traza de los pasajeros. "Sólo un proyectil pudo haber creado el orificio circular ocasionado por el pretendido avión", según Fidel. "Fuimos engañados, igual que el resto de los habitantes del planeta". Un sinsentido, huelga decirlo. Se encontraron restos de los pasajeros del avión que impactó en el Pentágono: dientes y otras partes, con el ADN correspondiente. Centenares de personas vieron el avión, personas que conocían la diferencia entre un avión y un misil de crucero. La chatarra del avión se desescombró del lugar.

Es natural que dirigentes máximos como Castro sean conspiracionistas por disposición. Puesto que son obsesos del control, lo azariento y lo accidental les resulta ajeno a su marco de referencia. Si ocurrió, ocurrió por algo. Y si lo ocurrido fue malo, lo más probable es que se trate de una conspiración.

Más recientemente, a principios de agosto del presente año, Castro comunicó a su audiencia en Cuba y en el mundo entero su simpatía por uno necio típico, cual es la creencia de que el mundo está dominado por el Club Bilderberg.

El octogenario ex-presidente cubano publicó un artículo el pasado 18 de agosto, difundido a través de tres de la ocho páginas del órgano del Partido Comunista, Granma, citando in extenso el libro del escritor de origen lituano Daniel Estulin, Los secretos del Club Bilderberg (2006), según el cual los Bilderbergs controlan todo, lo que significa que deben de tener un cargadísimo orden del día en la única actividad que desarrollan públicamente: una sesión de tres días una vez al año. Claro está que también se hablan mucho por Skype y se devanan los sesos conspirando y planeando maldades desde sus teléfonos móviles.

Los seguidores del programa radiofónico de Alex Jones, un santuario del conspiracionismo, recordarán sin duda la declaración de Estulin en 2007, según la cual habría "recibido información de fuentes internas a la comunidad estadounidense de inteligencia que sugieren que el gobierno norteamericano está estudiando un atentado para asesinar al congresista Ron Paul, porque se sienten amenazados por su creciente popularidad". Los fragmentos del libro de Estulin reverencialmente citados por Castro –que califica a Estulin como un hombre honrado y bien informado— reciclan algunas de las doctrinas de Lyndon LaRouche, uno de los conspiracionistas más alucinantes de la historia política. (Aún guardo en la memoria la afirmación de LaRouche, en un anuncio pagado en la cadena CBS en 1984, de que el ex-vicepresidente Walter Mondale, que concurría contra Ronald Reagan para las presidenciales, era un "agente de influencia" de los servicios de inteligencia soviéticos. Era la época en que LaRouche estaba en estrecho contacto con la Casa Blanca de Reagan).

A juzgar por las citas que ofrece de Estulin, Castro parece ganado por la idea, según la cual miembros de la marxista Escuela de Francfort como Theodor Adorno o Max Horkheimer, que llegaron a EEUU huyendo de los nazis antes de la II Guerra Mundial, habrían sido reclutados por los Rockefeller para popularizar la música rock a fin de "controlar a las masas" y apartarlas de la lucha por los derechos civiles y la justicia social [en los 60]. De acuerdo con Estulin, reverencialmente citado por Castro, "el hombre encargado de asegurar que a los norteamericanos les gustaran los Beatles fue el propio Walter Lippman".

De modo, pues, que Castro cree que los Beatles fueron inventados por los Rockefeller y que Walter Lippman, el famosos columnista que, ya talludito, escribió el borrador de los 14 Puntos del presidente Wilson en 1918, pudo llegar a coronar su carrera político-literaria 50 años más tarde, en 1968, enviando a los Beatles el texto lírico de Revolution, con su desmovilizador mensaje: "Dices querer una revolución / Bien, ya sabes / Todos queremos cambiar el mundo /… Pero cuando hablas de destrucción / Ya sabes que no puedes contar conmigo". (Yo creo recordar que Lennon escribió realmente la canción como respuesta a mis amigos Tariq Ali y Robin Blackburn, quienes en su calidad de miembros de la New Left Review y de la IV Internacional habían sugerido a Lennon que los Beatles arrimaran el hombro para financiar la causa revolucionaria).

Y ahora el último brote de imbecilidad política de Castro ha sido conceder una entrevista a Jeffrey Goldberg, del Atlantic, permitiendo al hombre que el propio Castro describe como "un gran periodista" citar a Castro diciendo que el modelo económico cubano ha sido un desastre.

Goldberg es un periodista atroz, cuyo más notable logro ha sido colocar en el semanario The New Yorker una larga pieza en favor del ataque a Irak en 2003, uno de los ejercicios de desinformación más efectivos destinados a orientar al Congreso y a la opinión pública a favor de la guerra. La pieza se anunciaba como reveladora "de los posibles vínculos entre Saddam Hussein y al Qaeda".

Era el momento en que el FBI y la CIA acababan de destruir la afirmación del partido de la guerra, según la cual había habido un encuentro entre Mohammed Atta y un agente de la inteligencia iraquí en Praga antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Goldberg vino a salvar los muebles de la pandilla de Bush. En el corazón de ese falsario artículo de 16.000 palabras se hallaba una entrevista en la ciudad iraquí de Sulaimaniya –controlada por los kurdos— con Mohammed Mansour Shahab, quien ofreció al ávido Goldberg todo lujo de detalles sobre sus actividades como enlace entre Osama bin Laden y los iraquís, pasando armas y otros materiales y equipos.

La pieza fue recibida con alborozo por la administración Bush, como una prueba del vínculo. El golpe de gracia a la credibilidad de Goldberg llegó el 9 de febrero de 2003, en el London Observer, y lo dio Jason Burke, el reportero en jefe de la publicación londinense. Burke visitó la misma prisión en Sulaimaniya, habló con Shabab y dejó establecido fuera de toda duda que la gran fuente de Goldberg es un mentiroso particularmente torpe, que ni siquiera conocía la apariencia física de Kandahar, con quien decía haber viajado para negociar con bin Laden. Fantaseó falsariamente con la esperanza de ver reducida su condena. Huelga decir que la demolición de Burke no fue noticia para la prensa estadounidense. Y se calla por sabido que el New Yorker jamás se disculpó por haber publicado el cuento de Goldberg, desde luego tan dañino como cualquiera de los artículos publicados por Judith Miller en el New York Times.

Puesto que Castro ha andado últimamente pregonando alarmas sobre un posible ataque a Irán, resulta estupefaciente verlo ahora elevar a Goldberg, un antiguo miembro de la Fuerza de Defensa de Israel, al panteón periodístico y esforzándose por pintar a su compañero de armas conspiracionistas en el 11-S, el presidente iraní Ahmadinejad, como a un antisemita.

Una parte de la izquierda ha querido ver en las displicentes observaciones de Castro sobre el modelo económico cubano una maniobra táctica para ayudar a su hermano a poner por obra las "reformas" que harán perder su puesto de trabajo a entre medio millón y un millón de cubanos. Yo lo veo como una loca falta de juicio de Castro, que primero dijo a Goldberg que "el modelo cubano no funciona ya más, ni siquiera para nosotros", para luego decir que había sido malinterpretado y que lo que quería decir era exactamente lo contrario. Obviamente, un sinsentido.

Luego, Castro –entre varias otras cosas de mal gusto— llevó a Goldberg a una exhibición de delfines. Y yo me dije: encierren al viejo loco, liberen a los delfines y conviertan la exhibición en un parque temático de todos los intentos de la CIA para matar a Castro, incluidas trampas en un arrecife coralífero. Ironías de la historia: la CIA falló, y hete aquí que Castro se pone a la tarea, asesinando semana tras semana, metódicamente, su reputación.

quarta-feira, 22 de setembro de 2010

Zygmunt Bauman: Legisladores e interpretes

Qual o papel dos intelectuais no desenvolvimento cultural de seu tempo? A pergunta que intrigou e ainda intriga tantos pensadores é respondida por Bauman. Partindo da natureza da cultura nos períodos que se convencionou chamar de modernidade e pós-modernidade, ele examina a formação da categoria de intelectual e sua progressiva passagem da função de legislador à de intérprete.

Na modernidade, o intelectual tinha a tarefa de formar os homens. Sua função de legislador era legitimada pelo conhecimento superior sobre as coisas do mundo e decisiva para o aperfeiçoamento da ordem social. Na pós-modernidade, o intelectual é caracterizado pelo trabalho de intérprete - procura facilitar a comunicação entre indivíduos, atuando como uma espécie de negociador em tempos de globalização e de afirmação de diversidades. A obra ainda traz um prefácio do autor explicando como criou o conceito de Modernidade Líquida a partir da crítica da noção de pós-modernidade.

terça-feira, 21 de setembro de 2010

La maldición de los commodities



Javier Lewkowicz
Página 12

El prestigioso economista Jorge Katz resaltó en el congreso de AEDA que América latina está registrando un proceso de re-primarización de los aparatos productivos. Propone estimular un proceso de diversificación industrial impulsado por el Estado.

El crecimiento económico que vienen experimentando buena parte de los países de América latina encierra, según el destacado teórico del estructuralismo latinoamericano Jorge Katz, un preocupante panorama de desigualdad social y de exclusión del mercado de trabajo. En el cierre de la primera jornada del congreso anual de la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina (AEDA), Katz describió que el decil más rico de la Argentina tiene un ingreso per cápita más alto que esa fracción de la sociedad de los países anglosajones, mientras que la población con menores ingresos a nivel local es, a su vez, veinte veces más pobre que los estratos más bajos de los países desarrollados. Modificar esta situación requiere, según Katz, estimular un proceso de diversificación industrial impulsado por el Estado en coordinación con el sector privado.

El prestigioso economista heterodoxo pertenece a la escuela del estructuralismo latinoamericano, que albergó en sus distintas fases a economistas como Raúl Prebisch, Celso Furtado o Fernando Henrique Cardoso, este último en una faceta académica previa a su paso por la presidencia de Brasil. Esta corriente se ocupó de justificar teóricamente la necesidad de promover la industrialización en los países periféricos, y en algunos casos también la mejora en la distribución del ingreso, como modo de salir de su situación de atraso relativo.

Katz resaltó como eje central de su visión sobre la economía de América latina un proceso de re-primarización de los aparatos productivos. En el caso argentino, ese avance estuvo liderado por la soja. Sin embargo, el creciente peso del sector primario tendría un carácter muy diferente del que ofrecía en la primera parte del siglo pasado, cuando el país era catalogado como el “granero del mundo”. “En el plano de la institucionalidad, pasamos del INTA a Monsanto. El diseño actual cuenta con la tecnología y la relación entre multinacionales y subcontratistas como principales variables”, describió. “La idea del farmer o del chacarero es errónea, porque esa figura no existe más”, agregó.

En el plano de la teoría económica, Katz expuso que este proceso de modificación del aparato productivo es visto por la ortodoxia como un nuevo estado de equilibrio del sistema, luego de un shock temporal y exógeno, que sería la experiencia intervencionista del Estado. En cambio, el especialista adscribe a la visión de la “destrucción creativa”, postulando que existió una transformación estructural con “muerte” y “nacimiento” de empresas.

Este proceso de “selección natural” en el plano empresarial habría generado, según Katz, una importante brecha productiva, con sectores cercanos a la frontera internacional de competitividad, como podría ser el cultivo de soja, la producción de maquinaria agrícola, la industria automotriz o la química y otros que están lejos de ese nivel o que directamente han desaparecido y no pudieron volver a emerger. Esta situación se refleja en la distribución del ingreso, donde la parte de la sociedad más rica tiene niveles de ingreso promedio superiores a sus pares de los países desarrollados, mientras que los sectores más pobres viven 20 o hasta 30 veces peor que esas fracciones de los países ricos.

“En el caso de Chile, el modelo económico de Pinochet inició un camino de crecimiento del PIB per cápita que a su vez llevó a que el país sea uno de los más inequitativos del mundo”, explicó Katz. Tanto para el caso chileno como para el argentino, se pregunta “cómo se cierra la brecha y se absorbe la enorme exclusión social, que dejó afuera del mercado de trabajo a vastos sectores de la población, al tiempo de lograr mejoras en la productividad”. La respuesta esbozada está en mejorar la intervención estatal, estimulando la diversidad productiva y mejorando las exportaciones per cápita de carácter industrial.

También hubo lugar para abordar el tema de la minería y el desarrollo basado en la explotación de recursos no renovables. “En la América latina ‘re-primaria’, hay que discutir la sustentabilidad de los modelos, generando activos colectivos a través de las regalías para no destruir el bien común”, manifestó Katz.

segunda-feira, 20 de setembro de 2010

Michael Hudson: “Modelo econômico dos EUA está falido”



Maurício Thuswohl
Carta Maior

Segundo o economista norte-americano, os EUA impulsionaram um modelo econômico que está falido e, com o advento da mais recente crise econômica global, cabe agora aos países que compõem o Bric (Brasil, Rússia, Índia e China) usar sua força conjunta para colocar em marcha um modelo alternativo: “Quando o EUA diz que os países do Bric ainda têm espaço para aumentar suas dívidas, o que quer dizer é que estes países ainda têm minas que podem ser vendidas e ainda têm florestas que podem ser cortadas. Nos próximos anos, o Norte vai fazer o máximo possível para pegar os seus recursos”, disse Hudson, durante sua participação em um seminário internacional promovido pelo Conselho de Desenvolvimento Econômico e Social (CDES) em Brasília.

Hudson afirmou que o governo norte-americano passou 50 anos obrigando os países em desenvolvimento a contrair empréstimos que, na verdade, tinham como objetivo principal a criação de uma infra-estrutura que facilitasse a exportação de grãos, minério e outras matérias-primas para os EUA: “Mais tarde, em sua fase neoliberal, o governo dos EUA perguntou: por quê vocês, para pagar as dívidas que contraíram conosco, não vendem as estradas e portos que construíram com o dinheiro que emprestamos?”, concluiu.

Instituições como o FMI e o Banco Mundial, na visão de Hudson, foram criadas com o objetivo de fazer com que os países em desenvolvimento dependessem dos EUA. Segundo o economista, a adoção do dólar como moeda de parâmetro para a economia mundial foi, ao lado do que qualificou como “dependência militar”, o principal fator de fortalecimento para a hegemonia norte-americana: “Por isso, os Brics podem criar novas estruturas econômicas que não sejam baseadas no poder militar dos EUA”, disse.

Hudson citou o exemplo da China, “a quem os EUA só deixam gastar sua riqueza para comprar bônus do Tesouro americano”, para afirmar que o Brasil, fortalecido pela travessia sem grandes traumas da crise econômica global, pode seguir outro caminho: “O Brasil pode criar os seus próprios créditos, e vocês não precisam de moeda estrangeira para fazer a economia funcionar”.

Novo sistema financeiro

Além de Michael Hudson, outros palestrantes estrangeiros analisaram a conjuntura econômica mundial. Também norte-americano e pesquisador da Universidade do Missouri, Larry Randall Wray pregou a necessidade de criação de um novo sistema financeiro internacional: “Esse sistema deve ter um mecanismo de pagamento sólido e seguro, promover empréstimos menos longos, adotar um mecanismo de financiamento imobiliário sólido e um ativo de capitais a longo termo”, disse Wray, acrescentando que “esses ajustes não precisam ser feitos necessariamente pelo setor privado”.

Diretor do Observatório Francês de Conjunturas Econômicas (OFCE), Xavier Timbeau defendeu a adoção de programas de renda-mínima pelos países em desenvolvimento: “Precisamos adotar novos indicadores de riqueza que não sejam meramente econômicos. Não digam que para reduzir a pobreza basta aumentar o crescimento da economia” disse o economista francês.

O economista mexicano Julio Boltvinick também sugeriu “uma abordagem crítica sobre o paradigma dominante que reduz o bem-estar humano ao bem-estar econômico” e defendeu a adoção de novos conceitos de bem-estar: “Riqueza por si só gera poder, mas não gera necessariamente bem-estar”. Boltvinick defendeu ainda a criação de um índice de progresso social e a adoção de um indicador de tempo livre como formas de medir a desigualdade social em cada país: “Uma sociedade justa tem um tempo livre igualitário”.

Brasil: La sorprendente caída de José Serra

Soledad Gallego-Díaz
El País

Competir contra Dilma Rousseff, heredera de Lula, es tarea difícil, pero los errores en que ha incurrido José Serra durante su campaña como candidato del PSDB (Partido Socialdemócrata de Brasil) son tantos que la duda no es ya si perderá las elecciones del 3 de octubre, sino si sufrirá una derrota tan humillante que haga innecesaria una segunda vuelta.

Si así fuera, Lula, Dilma y el Partido del Trabajo (PT) acumularían una enorme porción de poder, lo que preocupa a muchos dirigentes de la oposición brasileña. "Sin una oposición fuerte", ha denunciado reiteradamente el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, "Brasil corre el riesgo de convertirse en una democracia popular y Lula, de adquirir el perfil de un caudillo".

Serra, de 68 años, el exitoso gobernador de São Paulo que lleva toda su vida preparándose para ese día y ese cargo, puede enfrentarse ahora no sólo a un fracaso electoral, sino al fin de toda su carrera política. Se le reprocha no sólo su escasa capacidad para transmitir optimismo, a tono con el formidable estado de ánimo de Brasil, y como derrochan Rousseff y, sobre todo, Lula, sino también haber puesto en marcha una campaña "suave", totalmente errada.

Las críticas llegan desde varios sectores de su propio partido que no entienden por qué se negó a utilizar la figura política del ex presidente Henrique Cardoso, del mismo partido, y coqueteó, por el contrario, con la idea de presentarse como el verdadero heredero de Lula. La gran equivocación de Serra fue pensar que lanzarse en tromba contra el presidente más popular de la historia podría provocar una reacción contraria. Pero una cosa es proponer un lema neutro, como "Brasil puede más" (que acaba de ser reemplazado por "Es hora del cambio"), y otra, utilizar la figura de Lula en sus propios espacios publicitarios en televisión. Los brasileños vieron con asombro, y en muchos casos con regocijo, cómo la imagen de Lula aparecía también junto a Serra, e interpretaron correctamente la gran señal de debilidad que suponía.

En Brasil no existen casi las vallas electorales. En las calles de la gigantesca São Paulo, por ejemplo, no se ve la agobiante publicidad política que inunda otras ciudades latinoamericanas y europeas y eso pese a que el día 3 se elige no sólo al presidente, sino también a 27 gobernadores, 513 diputados, dos tercios de los 81 miembros del Senado y más de mil cargos locales.

Unos pocos caballetes portátiles, algún pequeño cartel, y poco más, testimonian que está en marcha una importante campaña electoral. La verdadera batalla se desarrolla en mítines, en los espacios gratuitos de las cadenas de televisión y en los debates entre candidatos presidenciales. En esta ocasión, los candidatos, conocedores de que 31 millones de brasileños son miembros de redes sociales, aceptaron incluso un debate exclusivo en Internet. Es en la calle donde José Serra ha perdido las elecciones frente a un presidente, Lula, que no es candidato, pero que actúa realmente como si lo fuera, y en televisión, donde Dilma ha demostrado que es algo más que la candidata de Lula.

Las cosas han llegado a un punto en el que algunos dirigentes del PSDB admiten que están más interesados por lo que ocurra en Minas Gerais y São Paulo (los Estados más poblados de Brasil) que en la propia elección presidencial. En São Paulo, se trata de ver si Geraldo Alckrim, del sector más derechista del PSDB, consigue una victoria que le permita reclamar más protagonismo en el partido. Alckrim, de 58 años, médico, ya perdió en 2006 contra Lula, y pocos confían en él para relanzar el partido. Más probabilidades tendría el ex gobernador de Minas Gerais Aécio Neves, de 50 años, nieto de Tancredo Neves, el primer y muy querido presidente democrático de Brasil tras la dictadura militar, que no pudo tomar posesión porque murió días después de ganar los comicios.

Neves es considerado como uno de los grandes valores del PSDB, aunque perdió la interna frente a Serra, y opta ahora a ser senador. Para incrementar su poder con vistas a las presidenciales de 2014 necesita que la persona que ha elegido para sucederle en Minas Gerais consiga una clara victoria. No lo tiene fácil porque Lula, con un olfato imbatible para detectar contrincantes, ha planteado una dura batalla, apoyando a un ex ministro.

El porvenir de Serra pende de un hilo. En los 15 días que quedan, su equipo está intentado dar un vuelco completo. Se trata de sacar rendimiento al escándalo de corrupción que ha hecho dimitir a Erenice Guerra, ministra jefe de la Casa Civil (jefa de Gabinete) y la mano derecha de Rousseff durante muchos años. Los sondeos siguen siendo, pese a todo, demoledores. Según el último, realizado por Ibope para Globo, 51% para Dilma, 25% para Serra y 11% para la ex ministra de Medio Ambiente Marina Silva (Partido Verde), que parece estar recogiendo mejor que el propio Serra las repercusiones del escándalo.

sábado, 18 de setembro de 2010

Moulian: “Tiene que haber una Izquierda autónoma de la Concertación”



Ricardo Maldonado
Punto Final

Académico y ensayista, Tomás Moulian Emparanza (71) es uno de los más destacados intelectuales chilenos. Ha publicado obras de orientación sociológica y política, como “Chile actual, anatomía de un mito”, “El consumo me consume” y “Socialismo del siglo XXI: la quinta vía” (editadas por LOM) que desnudan la sociedad chilena, proyectando caminos de salida al actual orden de cosas. Moulian es optimista y mira con simpatía crítica las experiencias democratizadoras que bajo la conducción de la Izquierda ocurren en Venezuela y Bolivia.

¿Cuál es su balance del siglo XX?

“Partamos hablando de un siglo XX marcado por la irrupción del socialismo en el mundo en 1917, año de la Revolución Rusa, y su fracaso en 1990, año de la caída de la Unión Soviética. Era la esperanza de un tipo distinto de sociedad que intentaba sustituir al capitalismo y que se decía que generaría la extinción del Estado. Este socialismo estalló en la URSS y la periferia europea y con ello, se desvaneció la esperanza de reemplazar el capitalismo por una democracia de trabajadores. Aunque persisten algunos regímenes socialistas en Asia y en Cuba, no se puede hablar de la extinción del Estado, aunque sí de una mayor igualdad”.

¿Cuáles son los factores determinantes de ese fracaso?

“En vez de una democracia de trabajadores, se constituyó una dictadura de partido. Era la elite gobernante la que tomaba las decisiones. En algunos países, como la ex Yugoslavia, se hicieron intentos de avanzar hacia formas de autogestión, pero aquella experiencia también se frustró como consecuencia de la lucha de nacionalidades que terminó desintegrando el Estado”.

¿Cómo influye el carácter globalizado del capitalismo en esta debacle?

“El hecho que el capitalismo estuviera globalizado y no el socialismo ya es un síntoma; y por supuesto que, al ocurrir aquello, se limitan las posibilidades de que el socialismo avance. Los países en los que sobrevive están sometidos a fuertes presiones y a la estrechez de los espacios en que deben moverse. Porque el socialismo, como el capitalismo, está pensado para ser globalizado. Aquello no ocurrió, y por eso tenemos un siglo XX trágico o dramático, por lo menos”.

¿Por qué será recordado este Bicentenario en Chile?

“Por tres cuestiones significativas. El fortalecimiento de una democracia representativa a partir de 1938; el intento de convertir esa democracia representativa en una democracia participativa a través de la Unidad Popular, desde 1970; y el golpe de Estado de 1973, que abrió 17 años de dictadura que dieron forma a un sistema económico neoliberal”.

Los pobres no tienen mucho que celebrar

¿Y los pobres cómo lo viven?

“Voy a citar a Luis Emilio Recabarren, que en su texto Ricos y pobres dice, a propósito del Centenario: ‘No hay mucho que celebrar para los pobres’. Yo diría que esa frase puede usarse también para definir la actualidad. Todas las sociedades capitalistas generan desigualdades. El capitalismo neoliberal acentúa la desigualdad y es muy difícil avanzar en la profundización de una democracia en el marco de ese tipo de capitalismo, instalado en el mundo a partir de 1973. Chile fue precursor. Recordemos que en abril de 1975, en dictadura, se instauraron las políticas neoliberales y consiguieron perpetuarse con una Concertación que terminó profundizándolas”.

¿Cómo influyen los cambios culturales en la realidad que vivimos?

“Tenemos hoy una sociedad de consumo, en la que el dinero se ha convertido en el principal deseo de las personas y donde el trabajo enajenado asedia la vida cotidiana de los ciudadanos. Los espacios temporales para la participación disminuyen, y es más difícil generar una democracia de ciudadanos. Hoy día podemos decir más bien que tenemos una democracia de consumidores”.

Tradicionalmente fueron los partidos el canal de expresión de los movimientos sociales, conflictos y reivindicaciones. Hoy están muy disminuidos, discutidos en su rol, debilitados.

“Si uno recuerda la historia política de Chile, podrá comprobar que hace tiempo que los partidos han sido criticados. Pensemos que Arturo Alessandri Palma se alzó contra los partidos en la década del 20; que Carlos Ibáñez del Campo hizo lo mismo entre 1952 y 1958. Pero los partidos siguen existiendo y los eché de menos durante el período de dictadura. Hoy tienen funciones más modestas, pero son una constante en nuestra historia contemporánea y debemos hacer grandes esfuerzos porque sean mejores y contribuyan a perfeccionar nuestra democracia.

Tiene que haber formas de expresión de lo social y formas de expresión política, y los partidos son la forma mejor de organizarse para hacer política. Pero también hay que buscar que las organizaciones sociales sean más representativas. Existen organizaciones, como la CUT, que en estos momentos tienen expresión menor porque los medios de comunicación consideran solamente a los partidos. Los militantes tienen que mirar hacia los movimientos sociales, dejando que estos funcionen y se fortalezcan. Sin organizaciones sociales potentes, la democracia no saldrá adelante.

Los partidos son necesarios y las críticas a estos tienen un fondo reaccionario, porque son una crítica a la política en sí misma. La política es una expresión de las diferencias que existen en nuestra sociedad y de la lucha de los diferentes sujetos colectivos por alcanzar poder. Pero, el poder no sólo hay que buscarlo en el Estado, como hacen los partidos; sino más allá de él, como debieran hacerlo las organizaciones sociales”.

Un grupo se atribuye haber forzado la decisión del presidente Piñera de desechar la instalación de la central termoeléctrica en Punta de Choros.

“Las nuevas tecnologías de la comunicación e información son cada vez más influyentes. Este tipo de movimientos incide sobre todo en las elites y creo que el presidente Piñera los tuvo en mente cuando tomó las decisiones. Fue una determinación que buscó impedir movilizaciones sociales en torno a este asunto transversal. Pero los movimientos sociales no deben existir solamente en la red virtual. Deben tener expresión en la calle. Hemos perdido la movilización callejera. Tenemos que hacer un esfuerzo para recuperar la calle”.

Los chilenos, incluyendo a la Izquierda, tenemos una actitud ambivalente ante el Estado.

“La Izquierda criticaba al Estado, pero al mismo tiempo acudía a él. Leíamos El Estado y la revolución (Lenin), que era la expresión teórica de ese postulado. De ese antiestatismo se pasaba a la búsqueda del Estado para que interviniera y generara los procesos de industrialización que marcan el siglo XX chileno, intensificados a partir de 1938. Los Frentes Populares realizaron una modernización capitalista, que después fue continuada por el reformismo del gobierno del presidente Frei Montalva (1964-70). Desde 1973 en adelante, el apoyo a la industrialización capitalista fue continuado por las políticas neoliberales, que, sin embargo, terminan con la sustitución de importaciones que había sido la gran bandera de lucha de los gobiernos desde los años 30 en adelante”.

Una Izquierda autónoma de la Concertación

Ahora tenemos un gobierno de derecha. ¿Esto significa un cambio trascendental?

“Es un cambio importante; sin embargo, no le daría carácter de trascendental, puesto que Piñera va a generar políticas de continuidad respecto a la Concertación; con otras invocaciones ideológicas, pero con prácticas muy semejantes. Ello es así, porque la Concertación siguió perfeccionando la sociedad neoliberal. Con Piñera no habrá una modificación de las políticas económicas ni de las políticas sociales”.

Los intelectuales fueron importantes en el impulso de nuevas tendencias, proyectos políticos y soluciones. Ahora aparecen muy disminuidos.

“Pensemos en el Centenario. Teníamos a Nicolás Palacios, a Julio Valdés Canje, a Luis Emilio Recabarren. Hoy los intelectuales están en la sombras. Muchos pasaron de ser críticos, a apoyar esta sociedad neoliberal. El pensamiento crítico ha sufrido un deterioro en la sociedad chilena, que obliga a los intelectuales ligados a los partidos a esforzarse por volver a influir y reconstruir un pensamiento crítico a lo existente, que influya en la sociedad”.

¿Cúal es el rol de la Izquierda en el siglo que se inicia?

“Tiene que haber una Izquierda autónoma y diferente de la Concertación, que trate de ir más allá de lo existente. Me parece que los intentos del Partido Comunista por aproximarse demasiado a la Concertación no van en una buena dirección. Hoy día la Izquierda no existe, como consecuencia del acercamiento del PC hacia la Concertación en su esfuerzo por estar representado en el Congreso. Eso sin duda es importante, pero no es lo esencial. No basta, hay que ir más allá. Tiene que existir una Izquierda independiente de la Concertación y con capacidad crítica; que se preocupe de cuestionar esta sociedad neoliberal, aunque sea participando del sistema”.

Hay un movimiento por el cambio de la actual Constitución como un paso decisivo para lograr transformaciones.

“En Chile las Constituciones han tenido un papel importante. El cambio constitucional tiene que ser pensado no solamente como un cambio de las leyes o instituciones, sino como un cambio en las relaciones que rigen la sociedad. Hay que luchar por el cambio de la Constitución, pero llamando a un cambio en la sociedad, que en el caso chileno ha sido gradual y progresivo. Debemos hacerlo invocando una mayor participación y nuevas políticas económicas.

Al principio estas políticas van a ser de reformas. No podrán prescindir del capitalismo existente, pero tendrán que moverse en la dirección del socialismo. El socialismo debe tener su centro en la participación del conjunto de los ciudadanos, especialmente de los trabajadores, en la gestión de la sociedad”.

Nos acercamos a los 500 años de la llegada de los españoles a Chile y el conflicto entre huincas y mapuches se mantiene.

“Esa es una lacra en la sociedad chilena. La república ‘pacificó’ La Araucanía y esa ‘pacificación’ significó arrebatar a los mapuches tierras que les pertenecían. En la actualidad, la reivindicación mapuche ha emergido con fuerza y es uno de los pocos movimientos sociales que existen en la sociedad chilena, pese a que la prensa ha tendido un manto de silencio. La Concertación no fue capaz de generar avances en la solución del tema mapuche y la derecha tampoco va a generar avances sustanciales. La Izquierda tiene que reflexionar sobre la causa indígena y el carácter de la nación chilena. Hasta ahora no lo hemos hecho”.

Recuperar el optimismo histórico

Los problemas ambientales tienen creciente importancia. En esos temas poco se ve a la Izquierda.

“Tenemos un vacío. La Izquierda tiene que pensar en los problemas derivados de la contaminación del medioambiente. Yo mismo soy una perfecta muestra de la ignorancia que la Izquierda tiene sobre los temas ambientales. Hay una tarea de los intelectuales políticos y una tarea de los partidos, que implica dejar de lado una visión que ponía el centro sólo en la llamada ciencia única del capitalismo. No se trata de dejar al marxismo de lado, sino de incrementar su visión de futuro agregando los problemas derivados de la contaminación, sobre los que Marx no pudo pensar en su época y que hoy son ineludibles”.

Un grillete que coarta la libertad de acción de las personas es el endeudamiento.

“No soy negativo respecto al consumo. Es bueno que las personas tengan acceso a bienes, que forman parte esencial del desarrollo contemporáneo. Hay que tener ante ellos una actitud que dé cuenta de la crítica al consumo como consumismo, pero también considerar que el acceso a bienes permite abrir nuevas posibilidades para la inteligencia. Pensemos en la computación e Internet, que están abriendo nuevas miradas sobre la sociedad”.

¿Qué le diría a quienes piensan que es imposible cambiar la situación existente?

“Hay elementos traumáticos en la sociedad chilena. La derrota de la Unidad Popular se transmite de generación en generación. La actual, es una sociedad que mira con cuidado las opciones de cambio. Por este motivo, la lucha de la gente de Izquierda debe centrarse en la recuperación del optimismo histórico. Del deseo de generar cambios, para que éstos puedan realizarse en el futuro. Sin ese deseo y voluntad de cambio, estamos en cero, y hoy estamos cerca de cero. Sin embargo, hay avances, como la acción que está realizando el pueblo mapuche. La Izquierda por sí sola no es capaz de generar un gran bloque por los cambios. Tiene que ir más allá de sus fronteras y trabajar por un gran movimiento que impulse una mayor democratización de la sociedad. Hoy nos encontramos con una Concertación que no sabe qué dirección tomar y la Izquierda debe procurar que esa dirección se oriente hacia una crítica a fondo de la sociedad actual”.

quinta-feira, 16 de setembro de 2010

Mujeres de maíz



Esther Vivas

Público

En los países del Sur, las mujeres son las principales productoras de comida, las encargadas de trabajar la tierra, mantener las semillas, recolectar los frutos, conseguir agua… Entre un 60 y un 80% de la producción de alimentos en estos países recae en las mujeres, un 50% a nivel mundial. Éstas son las principales productoras de cultivos básicos como el arroz, el trigo y el maíz, que alimentan a las poblaciones más empobrecidas del Sur global. Pero a pesar de su papel clave en la agricultura y en la alimentación, ellas son, junto a los niños y niñas, las más afectadas por el hambre.

Las mujeres campesinas se han responsabilizado, durante siglos, de las tareas domésticas, del cuidado de las personas, de la alimentación de sus familias, del cultivo para el auto-consumo y la comercialización de algunos excedentes de sus huertas, cargando con el trabajo reproductivo, productivo y comunitario, y ocupando una esfera privada e invisible. En cambio, las principales transacciones económicas agrícolas han estado, tradicionalmente, llevadas a cabo por los hombres, en las ferias, con la compra y venta de animales, la comercialización de grandes cantidades de cereales... ocupando la esfera pública campesina.

Esta división de roles asigna a las mujeres el cuidado de la casa, de la salud, de la educación y de sus familias y otorga a los hombres el manejo de la tierra y de la maquinaria, en definitiva de la "técnica", y mantiene intactos los papeles asignados como masculinos y femeninos, y que durante siglos, y aún hoy, perduran en nuestras sociedades.

Sin embargo, en muchas regiones del Sur global, en América Latina, África subsahariana y sur de Asia, existe una notable "feminización" del trabajo agrícola asalariado. Entre 1994 y 2000, las mujeres ocuparon un 83% de los nuevos empleos en el sector de la exportación agrícola no tradicional. Pero esta dinámica va acompañada de una marcada división de género: en las plantaciones las mujeres realizan las tareas no cualificadas, como la recogida y el empaquetado, mientras que los hombres llevan a cabo la cosecha y la plantación.

Esta incorporación de la mujer al ámbito laboral remunerado implica una doble carga de trabajo para las mujeres, quienes siguen llevando a cabo el cuidado de sus familiares a la vez que trabajan para obtener ingresos, mayoritariamente, en empleos precarios. Éstas cuentan con unas condiciones laborales peores que las de sus compañeros recibiendo una remuneración económica inferior por las mismas tareas y teniendo que trabajar más tiempo para percibir los mismos ingresos.

Otra dificultad es el acceso a la tierra. En varios países del Sur, las leyes les prohíben este derecho y en aquellos donde legalmente lo tienen las tradiciones y las prácticas les impiden disponer de ellas. Pero esta problemática no sólo se da en el Sur global. En Europa, muchas campesinas no tienen reconocidos sus derechos, ya que a pesar de trabajar en las explotaciones, igual que sus compañeros, la titularidad de la finca, el pago de la seguridad social, etc. lo tienen, habitualmente, los hombres. En consecuencia, las mujeres, llegada la hora de la jubilación, no cuentan con pensión alguna, no tienen derechos a ayudas, cuotas, etc.

El hundimiento del campo en los países del Sur y la intensificación de la migración hacia las ciudades ha provocado un proceso de "descampesinización". Las mujeres son un componente esencial de estos flujos migratorios, nacionales e internacionales, que provocan la desarticulación y el abandono de las familias, de la tierra y de los procesos de producción, a la vez que aumentan la carga familiar y comunitaria de las mujeres que se quedan. En Europa, Estados Unidos, Canadá... las mujeres migrantes, acaban asumiendo trabajos que años atrás realizaban las mujeres autóctonas, reproduciendo una espiral de opresión, carga e invisibilización de los cuidados y externalizando sus costes sociales y económicos a las comunidades de origen de las mujeres migrantes.

La incapacidad para resolver la actual crisis de los cuidados en los países occidentales, fruto de la incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral, el envejecimiento de la población y la nula respuesta por parte del Estado a estas necesidades, conlleva la importación masiva de mano de obra femenina de los países del Sur global, destinada al trabajo doméstico y de cuidado remunerado.

Frente a este modelo agrícola neoliberal, intensivo e insostenible, que se ha demostrado totalmente incapaz de satisfacer las necesidades alimentarias de las personas y el respeto a la naturaleza, y que es especialmente virulento con las mujeres, se plantea el paradigma alternativo de la soberanía alimentaria. Se trata de recuperar nuestro derecho a decidir sobre qué, cómo y dónde se produce aquello que comemos; que la tierra, el agua, las semillas estén en manos de las y los campesinos; de combatir el monopolio a lo largo de la cadena agroalimentaria.

Y es necesario que esta soberanía alimentaria sea profundamente feminista e internacionalista, ya que su consecución sólo será posible a partir de la plena igualdad entre hombres y mujeres y el libre acceso a los medios de producción, distribución y consumo de alimentos, así como a partir de la solidaridad entre los pueblos, lejos de las proclamas chovinistas de "primero lo nuestro".

Hay que reivindicar el papel de las campesinas en la producción agrícola y alimentaria y reconocer el papel de las "mujeres de maíz", aquellas que trabajan la tierra. Hacer visible, lo invisible. Y promover alianzas entre mujeres rurales y urbanas, del Norte y del Sur. Globalizar las resistencias... en femenino.

quarta-feira, 15 de setembro de 2010

México: La patria del desacuerdo



Marco Rascón
La Jornada

Y llegó septiembre, identificado en México por ser el mes de la patria, el de la aspiración a ser una nación independiente, en medio de los imperios globales que lo rodean, tanto los de ultramar como el del norte brutal que se alimenta desde siempre, de nuestros enfrentamientos y debilidades. Hoy anexados de la peor manera, perdimos la noción de la Independencia y la hemos sustituido por un elemental separatismo.

Septiembre (vendimiario), en particular el 22, fue marcado por la Convención Nacional Francesa en 1792 como la fecha del nacimiento de una nueva era en la humanidad, bajo la libertad, igualdad y fraternidad, pues el día del equinoccio de otoño representaba la igualdad entre el día y la noche y, por tanto, la aspiración que debía lograr la humanidad. El nuevo calendario de la revolución se hizo ciencia política con el 18 brumario escrito por Carlos Marx o el concepto del termidor, como sinónimo de golpe o retroceso.

El movimiento de independencia en México, forma parte de las corrientes de pensamiento y acción surgidas de la revolución francesa. La distancia entre la Bastilla y Dolores, Guanajuato, son escasos 21 años y el grito ¡Viva Fernando VII!, de Miguel Hidalgo, tiene que ver con la guerra de Independencia de España contra Napoleón.

De ahí, en gran medida los valores que enarbolaron los independentistas mexicanos en la construcción de un Estado y una nación con destino propio. En lo interno, los Sentimientos de la nación con la vocación originaria de ser república, contra lo que se impuso al consumarse la Independencia y se definió como imperio mexicano.

De ahí en adelante, han sido 200 años de desencuentros a través de nuestras constituciones. Desde la lucha entre república o imperio; entre república centralista o federada; las luchas por la integridad territorial y la noción de soberanía. La nula relación entre la hacienda pública y la representación política, es decir, la inexistencia histórica de una hacienda pública, equitativa fiscalmente, de crédito público y de fomento para favorecer la producción interna. La disputa entre un Estado laico o el dominado por la jerarquía religiosa. Divididos entre la disyuntiva de América Latina o aceptar los principios de la Doctrina Monroe y entregarnos al destino de Norteamérica.

Bajo nuestro desacuerdo histórico, perdimos gran parte del territorio en 1848. Luego en 1864, el imperio francés y el austrohúngaro, en su decadencia, nos hicieron el punto donde se dirimió la hegemonía estadunidense en el continente frente a las potencias europeas en proceso de salida en toda Latinoamérica. La globalización de la época nos hizo presas de sus conflictos y la lucha de los mercados, como ahora, donde nuestra violencia y nuestros muertos son el pago para fijar el precio de las drogas de consumo ilegal en el mundo, así como el trabajo de los inmigrantes, a los cuales no se les reconoce ningún derecho y sirve para mantener los precios en las economías centrales.

Al llegar a septiembre en un país de simbolismos, visiones cíclicas, agoreros, mesiánicos, restauradores cínicos y vividores de las catástrofes, la llegada de 2010 era un punto en el trazo de 1810 y 1910, lo cual no da lugar a una simple conmemoración, sino la espera del cumplimiento de sus fantasías.

Hace 100 años, en las fiestas del centenario de la Independencia, en México no se conocía la palabra crisis económica. Ya los ánimos políticos habían madurado con el progreso y el régimen porfirista mostraba rasgos de decadencia por resistencia al cambio.

En el México actual, la paradoja es que estamos a 10 años de distancia de que el viejo régimen priísta fue sustituido en la Presidencia de la República, pero no su cultura política. Vivimos un priísmo sin PRI en la Presidencia. Hoy, México cuenta con las más grandes reservas monetarias de su historia; se dice que vivimos en democracia, pero el país tiene una sociedad económicamente polarizada, con niveles de pobreza cada vez mayores; falta de empleos, instituciones públicas y de bienestar desprestigiadas; descomposición, desencanto social; miles de homicidios y homicidas; epidemias; una cuarta parte del país bajo el agua, inundada; desastres naturales y una clase política que va, de la oposición formal a la gobernante, incapaz de crear un mínimo de certeza.

Como este septiembre de 2010, muchos esperan que llegue 2012 para que se cumplan sus fantasías, como si las fechas por sí solas pudieran hacer lo que no se prepara con visión. Para 2012, como ahora en este 2010, puede suceder todo y no puede suceder nada, pues la actitud de origen viene de un desacuerdo muy profundo, no superado, que creyendo que al hacerlo historia nos uniría, pero que hoy, todos los viejos fantasmas de nuestras divisiones están presentes, para acrecentar las divergencias y de nuevo ponernos a merced de las rapiñas de un mundo que observa cómo nos destruimos.

terça-feira, 14 de setembro de 2010

Bachelet, Lula y las malas profecías



Fernando de la Cuadra
ALAI

En las últimas elecciones chilenas, muchos analistas políticos pronosticaron que la alta aprobación que tenía Michelle Bachelet (84%) le seria traspasada casi que espontáneamente al candidato ungido para ser su sucesor dentro del conglomerado oficialista, el ex Presidente Eduardo Frei hijo. Sin embargo, estas predicciones sufrieron un rotundo fracaso y, como sabemos, el apoyo brindado por la mandataria al final de la campaña presidencial no fue suficiente para revertir la “anunciada” derrota de la Concertación después de 20 años gobernando el país.

Esta verdadera paradoja de una presidenta con alta popularidad que no conseguía transferir su crédito político a un postulante del mismo pacto, llevó a muchos analistas y politólogos brasileños a vaticinar que lo mismo podía suceder con la también alta popularidad del Presidente Lula, la cual no necesariamente sería transferida para la candidata escogida para sucederlo en el Palácio do Planalto.

Ambos pronósticos fallaron, pues a escasos días de las elecciones en Brasil, las encuestas de intención de voto dan como segura ganadora a la candidata Dilma Rousseff, inclusive ya en el primer turno, en que su votación alcanzaría el 50 por ciento.[1] Es decir, de no ocurrir ningún desastre o imprevisto hasta el próximo 3 de octubre, Dilma Rousseff se vislumbra notoriamente como la primera mujer que va a asumir la presidencia de Brasil.

Entonces, porqué Frei no consiguió heredar el amplio apoyo a la gestión de Bachelet y, en cambio, Dilma Rousseff si consiguió arrastrar para su candidatura la popularidad del presidente Lula? Una primera respuesta obvia a este dilema es que la popularidad y el carisma que presentan Bachelet y Lula, explican sólo una parte de las adhesiones recibidas por los aspirantes para suceder a ambos mandatarios. En el caso de Frei, jugaron en su contra el hecho de ya haber sido presidente de Chile (1994-2000), con un desempeño irregular, crisis económica al final de su periodo y decisiones equivocadas en materia de derechos humanos, como por ejemplo, el retorno desde Londres del ex-General Pinochet -sin llegar a concretarse el juicio en una Corte Penal Internacional- y su posterior inmunidad en Chile por “razones humanitarias”.

Aunque en sus declaraciones Eduardo Frei insistía en presentarse como “más Bachelet” pero con distinto envase, en los hechos él personificaba la continuidad desabrida (más de lo mismo) que nunca consiguió encantar a sus potenciales electores. A pesar de todo el esfuerzo desplegado por sus asesores de campaña, Frei siguió siendo una figura poco atractiva para la mayoría de la población, inclusive para los miembros de su propio partido, la Democracia Cristiana. Como apuntamos en otro artículo[2], a ello se sumó la evidencia de que la Concertación se encontraba muy desgastada, con una dramática perdida de su capacidad movilizadora como mito social y político, que la re-legitimase como representante del mundo popular con un proyecto democratizador y de progresismo social para la sociedad chilena.

Y no sólo quedó esa deuda. Durante el presente año se han conocido los resultados de la Encuesta de Caracterización Socio-Económica (CASEN) realizada durante la última etapa de la administración Bachelet. Los datos revelaron que el porcentaje de chilenos que vive en condiciones de pobreza aumento a un 15,1%. En la anterior medición este porcentaje llegaba al 13,7%. En cifras absolutas, ello significa que más de 350 mil chilenos se sumaron a la población en situación de pobreza, que suma 2,5 millones de personas. Es decir, la propaganda oficial respecto al aumento significativo del gasto social durante el gobierno Bachelet vino a mostrar que o el gasto fue muy mal asignado o que los números difundidos por el gobierno no eran del todo confiables. La imagen que viene proyectando Chile hace un par de décadas es la de un país prospero y moderno en que casi todos sus habitantes tienen acceso en abundancia a bienes y servicios. Lo que no dicen es que este consumismo desenfrenado se ha hecho en base a un endeudamiento totalmente insustentable.

Por eso no resulta tan sorprendente conocer las conclusiones de un estudio que mide el nivel de endeudamiento de los chilenos.[3] En ese estudio se advierte que la mitad de los trabajadores del país debe más de nueve veces su salario. La mayoría de las deudas responden a créditos de consumo contraídos por los trabajadores con bancos y casas comerciales, y afectan sobre todo a aquel segmento de la fuerza laboral con ingresos inferiores a los US$ 800 mensuales.

Por eso es que aparte del carisma, la simpatía y el estilo “cariñoso” mostrado por la ex-Presidenta, lo que los chilenos experimentaron durante su gobierno fue una combinación esquizoide entre, por un lado, vivir en el paraíso del consumidor y por el otro, tener una permanente sensación de incertidumbre laboral, acompañada por depresión post-endeudamiento y miedo ante el futuro. Es un estado de angustia y a veces neurosis grave que afecta a una fracción significativa de los ciudadanos. En parte por ello, la consigna de Piñera de que él encarnaba el cambio, fue finalmente seguida por la mayoría de los votantes.

Ya en el caso de Brasil, la popularidad de Lula no expresa solamente la adhesión a un líder de innegable cercanía y apelo popular, sino más bien a que su gobierno efectivamente ha logrado importantes avances en el ámbito social y económico. Concretamente, hoy los brasileños son menos pobres que hace 8 años atrás y aumentaron su poder de compra a través de diversos mecanismos y transferencias de renta desde el Estado. Un informe del centro de estudios británico The Oxford Poverty and Human Development Iniciative (OPHI) divulgado recientemente, concluye que según los datos arrojados por el Índice de Pobreza Multidimensional (MPI), las familias en situación de pobreza en Brasil han disminuido en los últimos años, tomando como base para el análisis la información recolectada en 2003.

Por ejemplo, en las zonas rurales más pobres de Brasil, el programa Territorios de la Ciudadanía ha incentivado la integración de un conjunto de acciones de ayuda y promoción de gran envergadura, como el Programa “Fome Zero” y el Bolsa Familia, generando un acceso masivo de la población a la alimentación, educación, habitación (Minha casa, minha vida), Electrificación (Luz para Todos); Saneamiento Básico, etc. Un programa creado específicamente para el semi-árido nordestino, pretende construir en el plazo de 5 años un millón de cisternas (una cisterna por casa) para las familias de esa región seca, en que se calcula viven más de 18 millones de personas. Hasta ahora el programa ya instaló miles de cisternas que acumulan agua de lluvia, asegurando el abasteciendo de este vital elemento a los sufridos habitantes de esa región.

El gobierno Lula -y la alianza de partidos liderada por el PT- viene administrando la política económica con un pragmatismo inusual, que le ha posibilitado usufructuar de la bonanza de estos últimos años, aplicando una fracción significativa del PIB en programas de transferencia directa de renta, en una extensión y volumen “nunca antes conocido en la historia de Brasil”. Ante esta realidad, los más importantes medios de comunicación, políticos, sociólogos y entidades gremiales de clase media, han denunciado el sesgo asistencial, clientelar y electoral de la mayoría de estos programas, pero en los hechos -e independiente del necesario debate sobre su carácter asistencialista- dichas políticas aumentaron los ingresos y el poder adquisitivo de las familias más pobres, facilitando la compra de electrodomésticos (cocinas, refrigeradores o ventiladores) y otros bienes que han provocado avances sustanciales en la calidad de vida de las familias más carentes.

Estas mejorías concretas en la vida de la gente, permitieron que una candidata casi desconocida se proyecte con inusitada fuerza para la próxima contienda electoral. En síntesis, Dilma Rousseff que surgió desde las bambalinas de la política y fue nominada directamente por el Presidente Lula, representa al final de cuentas los profundos anhelos de una enorme masa de postergados que ven en esta elección, quizás si una última oportunidad para que sus hijos puedan tener una vida más digna en un país que hasta ahora continua cargando el fardo de la desigualdad y la exclusión.
NOTAS
[1] De acuerdo a las última encuesta de Datafolha (11/09/2010), la candida del PT se mantiene con el 50 por ciento de las preferencias del electorado, mientras que José Serra (PSDB) muestra una tendencia descendente, llegando a sólo un 27 por ciento del total de escrutinios. Marina Silva del Partido Verde aumentó a 11 por ciento su intención de voto.
[2] Incógnita marca las próximas elecciones, en: http://www.alainet.org/active/34612
[3] El estudio fue realizado por la Consultora Origina, ligada al grupo Payrrol.