domingo, 11 de outubro de 2009

Berlusconi acorralado por la justicia


Libio Pérez
La Nación

Silvio Berlusconi vive su momento más difícil. Está virtualmente cercado por la justicia, luego que el Tribunal Constitucional italiano arrebatara la inmunidad al Primer Ministro y abriera la posibilidad de llevarlo a juicio. Alguien más débil habría caído arrastrando a su gobierno y a las fuerzas políticas que le acompañan. Pero no es el caso de “Il Cavaliere”, quien aún retiene el 50 por ciento de adhesión ciudadana y tiene al frente a una oposición casi inexistente.

Por eso Berlusconi, a sus 73 años, todavía se muestra desafiante: “Verán de qué pasta estoy hecho”, espetó. El Primer Ministro no piensa renunciar pese a que el fallo de la Corte Constitucional activó de inmediato al menos dos de cuatro juicios por corrupción que estaban paralizados. “El fallo me importa un pepino”, dijo al conocer la resolución de los quince jueces que sesionaron tres veces esta semana y adoptaron el acuerdo -por nueve votos contra seis- de derogar la llamada Ley Alfano, una norma hecha a la medida de Berlusconi, según la cual los cuatro cargos más altos del Estado gozaban de inmunidad mientras duraban sus mandatos. Promulgada en julio del 2008, seis semanas después de que Berlusconi asumiera por tercera vez el poder, la Ley Alfano congelaba todos los juicios en curso contra el Primer Ministro, el Presidente de la República y los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado.

El duro revés fue resentido por Berlusconi, quien no dudó en pasar al ataque: “Con once jueces de izquierda era imposible” que la Corte confirmara la constitucionalidad de la Ley Alfano, dijo el Primer Ministro, para enseguida asegurar que “tenemos una mayoría de magistrados ‘rojos’ muy bien organizados, que usan la justicia como forma de lucha política”. Por cierto, “Il Cavaliere” piensa que los juicios que se le vienen encima “son auténticas farsas”, pese a la contundente evidencia en su contra.

El fallo constitucional tuvo un efecto inmediato: el viernes se realizó la primera audiencia por el caso del abogado británico David Mills, acusado de haber declarado en falso previo pago de 600 mil dólares de soborno por parte del propio Berlusconi. Mills, un abogado experto en crear sociedades de papel en los paraísos fiscales europeos, trabajaba para Berlusconi creando empresas ficticias para los negocios del magnate.

Berlusconi está convencido de que es el blanco de una conspiración que busca arrebatarle el poder. “El 72 por ciento de la prensa es de izquierda, todos los programas de debate e investigación de la televisión pública, pagada con el dinero de todos, son de izquierda. El Jefe del Estado ustedes saben de qué parte está”, dijo con la cara descompuesta por la rabia en una de las tantas entrevistas que dio a los canales de televisión de Italia, la mayoría de los cuales son de su propiedad. Berlusconi también es dueño de la mayor fortuna personal de Italia, que asciende -según la revista Forbes- a 6 mil 500 millones de dólares.

El Primer Ministro, acostumbrado a los escándalos y que ya ha enfrentado otras diez causas judiciales antes del 2008, la mayoría prescritas, tiene razones para estar furioso. No ha sido un buen año para él.

En junio pasado su ex esposa lo acusó de frecuentar a menores de edad y tramitó el divorcio; luego fueron divulgadas fotos y detalles de sus fiestas con prostitutas y, para rematar, la semana anterior a perder su inmunidad, un tribunal de Milán condenó a la firma Fininvest, de su propiedad, a pagar una millonaria indemnización de 750 millones de euros por la compra ilegal de Mondadori, que controla un tercio del mercado editorial de Italia.

En el juicio por Mondadori, Berlusconi fue acusado de ser “corresponsable en la corrupción” de magistrados para obtener una sentencia favorable para adjudicarse la mayor empresa editorial del país. El juez que favoreció a Berlusconi para tomar el control de la editorial en los años 90 recibió dos millones de dólares desde una cuenta suiza de la firma Fininvest, que en ese momento presidía el ahora afligido Primer Ministro italiano.

Acorralado pero desafiante, Berlusconi a ratos parece tener dudas de su capacidad para hacer frente a las dificultades que le caerán encima. El lunes pasado, antes de conocerse el fallo que le quitó su coraza legal, asomó su dilema: “Me dan ganas de irme de Italia, y lo haría si no fuera eso lo que desean mis enemigos”, dijo, lo que fue interpretado como una señal sobre su posible dimisión, lo que obligaría a elecciones anticipadas.

Pero sus partidarios cerraron filas, mientras la oposición está debilitada y sin escaños para imponer ninguna decisión. Por eso Berlusconi aún tiene fuerzas para proclamar que “iremos adelante más fuertes que antes, me defenderé en los tribunales, en la televisión, los italianos verán de qué pasta estoy hecho”.

Los casos

- Caso Mills: Berlusconi pagó 410.000 euros (unos 600 mil dólares) a su abogado inglés David Mills para que testificara a su favor y mintiera en un juicio sobre el papel de Berlusconi en una empresa de papel creada para él por el abogado “para actividades ilegales y operaciones reservadas de Fininvest”. Mills ya fue condenado, aunque se declara inocente.

- Caso Mediaset: Dos sociedades offshore creadas por Mills compraron y vendieron entre 1994 y 1999 derechos de televisión y cine por 470 millones de euros. Las sociedades revendían los derechos a sucesivas empresas gemelas de Berlusconi, subiendo el precio de los derechos en cada pasada. La operación desvió a cuentas en el extranjero cerca de 280 millones de euros y se eludió al fisco el equivalente a unos 170 millones de euros. Berlusconi tiene pendiente una acusación por fraude fiscal y otra por balance falso.

- Caso Mediatrade: La Fiscalía sospecha que Berlusconi era el socio oculto del egipcio estadounidense Frank Agrama, que compraba derechos a empresas americanas y luego los revendía a Fininvest y a Mediaset aumentando los precios. Berlusconi es acusado de apropiación indebida y fraude fiscal.

- Caso de los senadores: La Fiscalía de Roma tiene escuchas telefónicas que permitieron saber que cuando Berlusconi era jefe de la oposición, además de recomendar a modelos y actrices al jefe de la RAI Ficción (canal público), conspiraba con dos senadores de centroizquierda a quienes pagó para que hicieran caer al gobierno de Romano Prodi. Berlusconi es acusado de instigar a la corrupción.

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