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Comercio de armas, tecnología y petróleo sobresalen en el tablero de prioridades que el presidente ruso Dmitry Medvédev trajo a América Latina. El mandatario aprovechó la cumbre de Apec, en Lima, para desplegar una nutrida agenda de visitas oficiales a varios países, entre los que figuran Perú, Brasil, Ecuador, Venezuela y Cuba. La gira del presidente ruso no sólo apunta a estrechar lazos comerciales y firmar acuerdos. También es un movimiento simbólico frente a Estados Unidos, en plena transición hacia el nuevo gobierno de Barack Obama, y una reafirmación del interés ruso por renacer como una potencial global.
Con pragmatismo máximo, los acuerdos en materia comercial, energética y militar que Medvédev está concretando esta semana cristalizan una nueva visión en las relaciones de ese país con el mundo, condicionado también por la coyuntura económica. “El mundo unipolar ya dio señales de agotamiento”, dice Rodrigo Álvarez, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). “Los rusos entendieron que entramos a un período post hegemonía de Estados Unidos”.
Para el analista, el importante rol que los proyectos rusos le asignan a la región debe enfocarse desde una óptica global, multipolar y descentralizada. Eso explica que los países se reagrupen de manera estratégica y luego se cohesionen. “Un ejemplo de ello es que los problemas globales son tratados de manera grupal (G-20, Ronda de Doha, BRIC)”, dice.
La defensa de Brasil. El paso del presidente ruso por tierras brasileñas busca cerrar acuerdos en temas comerciales, pero especialmente lograr una asociación estratégica en materia de defensa. “Espero que en los próximos años el intercambio alcance los US$ 10.000 millones”, dijo Medvedev en un almuerzo con empresarios rusos y brasileños en Río de Janeiro. “La principal tarea es hacer que incluya sectores de alta tecnología, grandes compañías, y el sector de energía. Tenemos tal potencial”, agregó. Ejemplo de esta relación creciente, son las plantas que empresas brasileñas como Sadia y Metalfrio establecieron recientemente en Kaliningrado.
Moscú espera vender helicópteros y vehículos blindados al gobierno del presidente Lula Da Silva, su socio en el bloque BRIC, quien planea una fuerte reestructuración de los mecanismos de defensa del país, con inversiones multimillonarias, para resguardar las reservas de petróleo recientemente descubiertas. El deseo de Brasil es apuntar a una colaboración más estrecha en la tecnología aeroespacial y de propulsión nuclear.
Perú es otro foco relevante para Rusia. De hecho, Medvédev firmó convenios de cooperación con su colega peruano, Alan García. “Vamos a suscribir algunos acuerdos que son el primer paso de este relanzamiento, un documento que nos convierte en socios económicos, culturales y políticos, un documento para la cooperación tecnológica militar”, dijo García. Gran parte del armamento que Perú tiene es de origen ruso y debe ser renovado, recordó. Las exportaciones peruanas a Rusia sumaron el añopasado US$ 13,6 millones, mientras que el total de los envíos al exterior del país sudamericano superaron los US$ 27.000 millones, de acuerdo a cifras oficiales.
Similar es el interés en Ecuador. Ambos gobiernos acordaron iniciar negociaciones bilaterales con miras a un convenio comercial. “Este es un intento por aumentar el intercambio y la cooperación entre ambas naciones”, dijo el martes la cancillería ecuatoriana, agregando que la cooperación también se extenderá al ámbito técnico- militar.
Venezuela, en tanto, es un cliente clave en el tema armamentista, y principal aliado de Rusia en la región. Moscú prometió ayudar a Chávez a construir un reactor nuclear y ha creado un fondo de inversiones por US$ 4.000 millones. A cambio, Venezuela le ha dado acceso a gas y reservas auríferas. “Comparados con Rusia, somos territorialmente un país pequeño, pero comparando nuestras reservas de petróleo y gas somos dos gigantes unidos”, dijo Chávez en un viaje a Rusia este año. La visita del mandatario coincide con ejercicios navales en el Caribe, que comenzaron este martes, los primeros de Rusia en América desde el envío de misiles y naves a Cuba durante la Guerra Fría.
Los ejercicios militares fueron interpretados por algunos analistas como un desafío a Estados Unidos. Pero el gobierno ruso lo ha negado enfáticamente, aclarando que la visita de Medvédev apunta a estrechar las relaciones comerciales y de cooperación con los países de la región. Se estima que los intercambios comerciales entre América Latina y Rusia alcanzarán los US$ 15.000 millones a fines de este año.
El caso cubano. Para Álvarez, de Flacso, la visita a Cuba será una instancia para evaluar la relación existente entre ambos países, teniendo en cuenta la gran cantidad de dinero que Rusia envía a la isla. “Si la relación continúa como ahora, Rusia tenderá a permanecer como un actor con una zona de influencia en la región”, anticipa el experto. La presencia de Medvédev es considerada también como un renacer de las relaciones entre ambos países, ahora con Raúl Castro al frente de la isla, que entre otras cosas prevé inversiones en petróleo y venta de maquinaria, que reforzarían un intercambio comercial de US$ 360 millones en 2007.
La apertura de Rusia al mundo no es un fenómeno nuevo, se viene dando desde los inicios del año 2000. “La actual política exterior de Rusia liderada por Medvédev es una continuación de las políticas llevadas a cabo por Vladimir Putin”, dice Olga Ulianova, directora de Estudios Americanos de la Universidad de Santiago de Chile.
Para Ulianova, la entrada de Rusia en la región, en particular tras los contactos con el gobierno de Venezuela y sus aliados, no debe confundirse con una vuelta al socialismo, sino que puntualmente “se trata de tener afinidad con países que tengan una política anti-estadounidense”, concluye Ulianova.
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