AméricaEconomía
Un ambiguo plan de estímulo económico anunciado por China, que podría ayudar a sostener el precio de las materias primas, inyectó optimismo en los mercados latinoamericanos. Pero también sembró dudas.
Con Estados Unidos caminando hacia una recesión profunda, y mientras los países del G-20 discuten una nueva arquitectura financiera global que permita evitar la mayor depresión desde los años 30, un ambiguo paquete de estímulo económico anunciado por el Gobierno de China logró inyectar moderado optimismo a los mercados de América Latina.
Un ambiguo plan de estímulo económico anunciado por China, que podría ayudar a sostener el precio de las materias primas, inyectó optimismo en los mercados latinoamericanos. Pero también sembró dudas.
Con Estados Unidos caminando hacia una recesión profunda, y mientras los países del G-20 discuten una nueva arquitectura financiera global que permita evitar la mayor depresión desde los años 30, un ambiguo paquete de estímulo económico anunciado por el Gobierno de China logró inyectar moderado optimismo a los mercados de América Latina.
Es que, si el paquete económico por cerca de US$ 600.000 millones anunciado el domingo por el gigante asiático tiene éxito y logra mantener la expansión de su economía en los niveles actuales, podría amortiguar la caída de los precios de las materias primas. La noticia, como era de esperar, generó grandes expectativas en el mercado de commodities latinoamericano, alerta por la cada vez más probable entrada en recesión de las grandes economías mundiales. Sin embargo, la falta de precisiones sobre el alcance y los plazos del anuncio de Pekín sembró dudas entre los economistas.
China dijo que estudia destinar los fondos a la construcción de aeropuertos, vías férreas y carreteras en todo el país hasta 2010. “Una parte de la señal es clara: se quiere mantener la demanda externa por commodities. Eso beneficia a nuestra región, exportadora en buena parte de materias primas, como metales y productos alimenticios. La otra parte de la señal, aquella que tiene que ver con la intensidad del plan, no es tan clara”, señaló Rodrigo Díaz, director de AméricaEconomía Intelligence.
Dudas sobre el paquete. Hasta el cierre de esta edición no había detalles sobre cuánto del dinero anunciado es nuevo, adicional a los presupuestos que ya se conocen. Algunos economistas, como Ken Peng del Citigroup en Shanghai, dijeron que, en realidad, podría tratarse de una combinación de partidas presupuestarias ya anunciadas previamente, como la reconstrucción de zonas devastadas por un terremoto en Sichuan, a principios de este año. Otros, como Yu Song, de Goldman Sachs, señalaron que la medida simplemente apuntaba a acelerar la ejecución de fondos presupuestados para el año próximo.
Un interrogante adicional es acerca del volumen del estímulo. Al anunciar el plan, el Gobierno chino lo calificó como un gasto adicional que representaría alrededor del 15% del Producto Interno Bruto (PIB) estimado para este año. Pero como el dinero se gastará hasta fines del 2010, el efecto del paquete se distribuirá a lo largo de nueve trimestres en lugar de aplicarse de una sola vez, lo que reduciría el estímulo a alrededor de un 6% del PIB por año. “Si los casi US$ 600.000 millones se diluyen en varios años, entonces, el programa de apoyo va a ser menos fuerte de lo estimado inicialmente”, consideró Díaz, de AméricaEconomía Intelligence.
El impacto se sintió igual. A pesar de las dudas entre los analistas, en general el plan de estímulo de China impulsó a las bolsas mundiales. Las acciones chinas subieron más de 7% mientras que la Bolsa de Tokio cerró con un alza de un 6%. La excepción fue Wall Street, en donde el promedio industrial Dow Jones cerró con una pérdida de un 0,82%, en una sesión donde llegó a perder incluso más de un 2%.
Las bolsas de América Latina operaron con ligeras alzas. El índice de acciones latinoamericanas MSCI trepó un 0,3%. El alza se produjo básicamente por la expectativa de que la región se verá beneficiada por la inyección de recursos del gigante asiático.
“Los sectores primarios debieran ser los más favorecidos por el anuncio chino: pesca, agrícola, forestal y minero, esto a través de los precios de los metales, madera, celulosa, carne, lácteos, frutas y granos”, señaló Díaz, de AméricaEconomía Intelligence, quien explica que todos los países de la región esperan que la demanda china se sostenga en el largo plazo. “Pero no hay que olvidar que no es bueno poner todos los huevos en la misma canasta y para las exportaciones, la regla de oro también es diversificar”, aclara.
La bolsa de México terminó la sesión con un incremento del 0,78%, pero la moneda local cayó. El índice brasileño Bovespa cerró con un alza del 0,19%, mientras que el IPSA de Chile ganó un 1,4%. La bolsa peruana cerró con un alza de 2,78%.
Reunión del G-20 y el rol de los emergentes. El plan de estímulo chino se conoce en la antesala de una cumbre en Washington que reunirá a los integrantes del G-20, en búsqueda de una solución a la crisis y de una nueva arquitectura que establezca mayores regulaciones a los mercados y controles sobre la especulación financiera.
“Lo más esperable es un principio de acuerdo sobre sistemas unificados de mecanismo de control financiero y mayores exigencias sobre auditorías y clasificaciones de riesgo”, afirmó Díaz. “Asimismo, es posible que se restrinja el uso de los vehículos estructurados de inversión y la securitización de activos”, adelantó el director del departamento de estudios de AméricaEconomía.
En las deliberaciones se espera que las economías emergentes de la región, como Brasil y México, hagan escuchar su voz. “Son economías fuertes y grandes, actores que siempre tienen algo que decir en el contexto latinoamericano”, dijo Díaz. “Ahora, como miembros del G-20, ellos serán nuestros representantes. Las economías latinoamericanas están más robustas que las economías avanzadas, y quizá, por primera vez, nuestras economías tengan algo que enseñarle a los del G-7”, concluyó.
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