AméricaEconomía
El colpaso de las negociaciones de la Ronda de Doha, anunciado este martes tras nueve días de maratónicas sesiones en Ginebra, puso fin a la esperanza de lograr una mayor liberalización económica, recortar subsidios agrícolas y fortalecer el sistema de comercio global. Y su impacto ya comienza a sentirse en las principales economías de la región, que esperaban beneficios concretos para su comercio internacional.
El fracaso, originado en un desacuerdo entre Estados Unidos, India y China sobre un mecanismo para proteger a los agricultores de los países en desarrollo, también echó por la borda un principio de acuerdo entre 11 países de América Latina y la Unión Europea para reducir el arancel europeo a la importación de banano. Los representantes de la región, encabezados por Ecuador, principal exportador mundial de esta fruta, se niegan a bajar los brazos y aseguran que el convenio bilateral tiene validez.
El final de las negociaciones se comenzó a escribir con el establecimiento de un mecanismo de salvaguardias especiales (SSM por su sigla en inglés) que elevaría los derechos de aduana, cuando las importaciones de productos agrícolas superaran cierto nivel y causaran perjuicio a los campesinos de las naciones pobres. Estados Unidos se opuso, pero China e India lo reclamaban como una defensa de la seguridad alimentaria y el desarrollo de los campesinos de los países en desarrollo.
El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, dijo que de una lista de 20 tópicos en discusión ya se habían alcanzado posiciones convergentes en 18. Pero la brecha no pudo cerrarse en el tema 19, precisó. Frente a este escenario, ministros de distintos países expresaron incredulidad de que las conversaciones se hayan desplomado en su noveno día por una medida técnica para restringir las importaciones.
"Alguien venido de otro planeta no creería que después de los avances alcanzados, no hayamos podido ser capaces de concluir", dijo el ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Celso Amorim.
Según analistas, el colapso de las negociaciones afectará la confianza empresarial, incluso si no tiene un impacto inmediato en el comercio, y podría fortalecer el ambiente proteccionista, estimular más pactos comerciales bilaterales y cuestionar cómo el mundo enfrentará asuntos complejos como el cambio climático y la crisis alimentaria. El débil liderazgo de Estados Unidos, el poder creciente de algunos países en desarrollo, como India y China y el rol de la OMC en el sistema de comercio global son algunas de las lecciones que deja el naufragio.
Pacto bananero. Los representantes de la UE resolvieron dejar sin efecto un acuerdo con los países de América Latina para recortar el arancel a las importaciones de la fruta, porque lo relacionan con un compromiso general sobre las tratativas comerciales de la Ronda de Doha. Sin embargo, los países de la región consideran que el compromiso con el que dieron por cerrada la "guerra del banano" está vigente y es jurídicamente independiente del resultado de las discusiones.
Para estos países de Latinoamérica, el compromiso sobre el banano era el "único logro palpable" de la reunión que acaba de fracasar. El acuerdo suponía bajar el arancel actual que aplica la UE a la importación de banano de América Latina (unos US$ 274 por tonelada), a partir de 2009, hasta situarlo en US$ 177 por tonelada en 2016. "Mientras se estuvo negociando el régimen de banano con la UE quedó establecido que esa negociación era independiente a Doha, eso quedó reconocido por las partes", dijo el viceministro de Comercio Exterior ecuatoriano, Eduardo Egas.
"La primera reacción es exigir el cumplimiento de lo acordado. Todos queríamos llegar a un arreglo final (...) Ecuador tiene que tratar por todos los lados negociar y no nos vamos a cerrar," agregó Egas, quien dejó abierta la posibilidad de que el país andino retome las demandas que mantiene ante la OMC de no alcanzarse un acuerdo con la UE. "La UE tendrá que reducir el arancel o de lo contrario, es como si incumpliera un contrato", declaró a su turno el embajador de Costa Rica ante la OMC, Ronald Saborío, quien también subrayó que el pacto implicaba que la solución era independiente de la Ronda de Doha.
Además de Ecuador y Costa Rica, Colombia, Panamá, Honduras, Guatemala, Perú, Brasil, México, Nicaragua y Venezuela también mantenían un diferendo con la Unión Europea. "Yo llevé a cabo una mediación entre ellos, hay una sugerencia sobre la mesa y deben decidir si aceptan la propuesta o la modifican de común acuerdo", subrayó sobre este punto el director general de la OMC.
"Brasil queda aislado". Para el director de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil (AEB), José Augusto de Castro, las fallidas negociaciones en la OMC dejan a Brasil "prácticamente aislado", a falta de otros acuerdos bilaterales con sus principales socios, informó el diario El Nacional. Brasil, una potencia exportadora agrícola mundial, necesita del acuerdo de liberalización comercial porque "no tiene acuerdos bilaterales firmados con sus principales socios comerciales internacionales", explicó de Castro.
Por su parte, la subsecretaria de Economía de México, Beatriz Leycegui, evaluó que el fracaso de Doha es una pérdida para todo el mundo, porque arriba en medio de una crisis económica muy fuerte, donde hay proteccionismo y falta credibilidad en el sistema multilateral. "En esas condiciones, urgía obtener un resultado", señaló.
Chile se mostró optimista en que las negociaciones mundiales de comercio seguirán después del colapso del acuerdo y que algunas economías de tamaño mediado podrían formar un nuevo frente de negociación. "Ciertamente, nos dimos cuenta en Ginebra de que hay una gran convergencia entre ciertos países, Australia es uno de los más importantes, y Nueva Zelanda, Canadá, Corea del Sur, Singapur, Chile, México, Brasil, Costa Rica," dijo el canciller de Chile, Alejandro Foxley, durante una visita a Australia.
"Dice mucho que un grupo de países como estos siga adelante intentando buscar un resultado, ciertamente mejor que el que no se consiguió en Ginebra," sostuvo Foxley. "Ahora, creo que algunos de nuestros países deberían tomar la iniciativa, una iniciativa cierta que llene el vacío," afirmó.
El ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Jorge Taiana, sostuvo en tanto que lo ocurrido con Doha es un fracaso de un intento de los países industrializados de dar poco y pedir mucho. "Y eso no fue aceptado en líneas generales por los países en desarrollo", dijo el funcionario, que consideró que la situación significa un golpe para las naciones en desarrollo (ver Argentina: El fracaso es un golpe para los países emergentes).
Argentina es uno de los principales exportadores de alimentos del mundo y es el mayor proveedor de derivados de la soja a nivel global. El fracaso de las conversaciones perjudicó a la mayoría de los agricultores de la región, en especial a los de países emergentes como Paraguay y Uruguay, quienes esperaban poder llegar a nuevos mercados con sus productos.
Futuro incierto. Aún se desconoce si las conversaciones se retomarán o no, como también lo es el cuándo ocurriría. El brasileño Amorim señaló que retomar el diálogo tardaría entre tres y cuatro años, mientras que el comisario de Comercio de la Unión Europea, Peter Mandelson, sostuvo que no ve posibilidades reales de resolver los temas principales en un futuro previsible.
El cambio de presidente el próximo año en Estados Unidos y de administración en la Comisión de la UE podría mantener a un lado las negociaciones, e incluso generar un cambio en las prioridades. Además, incluso pese a que los ministros reafirmaran su compromiso con la OMC y el libre comercio, existen temores de que el revés del martes pueda avivar la sensación proteccionista.
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